dimecres, 9 de juny del 2010

DE CAMERON A ZAPATERO


Lo que va de Cameron a Zapatero. O, lo que es lo mismo, de cómo empezar la limpieza por casa, o hacerlo por la casa de pensionistas, funcionarios y otras sufridas especies de la fauna social. De las muchas diferencias que la ciencia comparada permite entre los dos líderes, la más estridente es, sin duda, que uno presenta un programa definido y parece saber lo que quiere, y el otro improvisa, experimenta, rectifica y parece no tener ni idea de qué hacer con el gobierno.

Será que, como decía Felipe González en sus tiempos de lengua suelta, Zapatero necesitó sudar tinta para sacarse Derecho, y David Cameron, en cambio, es el decimonoveno primer ministro que proviene de la exigente escuela Eton. Lo cual da la medida, por cierto, de lo mucho que los británicos valoran la preparación académica de sus políticos, y lo poco que la valoramos nosotros. Aquí, incluso no haber estudiado es un mérito. Un diputado me decía no hace mucho: "Escondo que tengo un máster por Iese, porque queda pijo". Y luego pasa lo que pasa. Pero más allá de la preparación, lo cierto es que Cameron acaba de dar una brutal lección al Ejecutivo español, y los motivos no derivan de las diferencias entre ambos paquetes de medidas, sino en el acento pedagógico de unas y otras.

De entrada, Cameron acaba de ahorrar 1.337 millones de euros en asesorías y viajes y ha reducido los vehículos oficiales drásticamente. También ha negado el privilegio de la primera clase y el taxi a muchos cargos públicos que gozaban de estos privilegios. Si contamos que sólo el Ejecutivo de Zapatero posee 431 coches oficiales, y a ello hay que añadir los centenares de coches oficiales de autonomías, diputaciones, ayuntamientos…, nos hacemos una idea del ahorro que significaría tamaño dispendio. Añadiendo, además, que muchos cargos usan los coches oficiales para todo tipo de actividades privadas.

Otra novedad no menos simbólica ha sido la reducción de ministerios y direcciones generales y la supervisión del Tesoro de aquellos salarios que superen el del primer ministro. En España, si ello ocurriera, temblarían alcaldes y presidentes autonómicos. Es decir y resumiendo, el Gobierno británico ha hecho un plan de austeridad, empezando por pasar la tijera por la propia administración, borracha de cargos, prevendas, privilegios y todo tipo de abusos.

En España este viaje al corazón de la austeridad se ha obviado, y el resultado es un programa de recortes que sólo recortan derechos ciudadanos. Ni un solo ministerio, ni una sola conselleria, ni un solo coche oficial, ni un solo viajecito para conocer el canto de la rana ugandesa, ni un solo nada. Lo de la paja y la viga, en versión cósmica. "Nadie puede sospechar cuántas idioteces políticas se han evitado gracias a la falta de dinero", dijo el político francés Charles Maurice de Talleyrand. El problema es que, incluso sin dinero, las hacen.


Pilar Rahola
La Vanguardia. Barcelona.
27/05/2010