dissabte, 23 de juliol del 2011

LA PRIMERA TRINCHERA


Es un día de finales de septiembre. Los primeros rayos de sol todavía no llegan alumbrar a los soldados del  ejército de la República que controlan, desde hace unos dos meses, el paraje de las inmediaciones del pueblo de la Fatarella. Diariamente se tienen que rechazar las embestidas de los nacionales.  Pero ese día todo parece diferente. Los nacionales avanzan sin que los republicados peguen un solo disparo. Los soldados de la avanzadilla prácticamente tocan con la mano a los republicanos de la primera trinchera. La confusión es total… Hasta el punto que llegan a pensar en una traición por parte de los mandos. De repente, desde las filas republicanas, se da la orden de abrir fuego. El silbido de las balas y los gritos de dolor preceden a la enorme sangría. Al final de la batalla, de entre los heridos, sale una voz que exclama: “¡Rojos, ayudadnos! Los hijos de puta de fascistas nos han abandonado”.