dimecres, 12 de setembre del 2012

El desastre del PSOE (un article d'Arturo Gónzalez publicat diumenge passat al diari Público)


El PSOE no recuperará la confianza de los electores con los actuales dirigentes y sin volver a sus posiciones ideológicas. Así de claro. Y ello pese al muy pronunciado desgaste del Partido Popular.
Hoy celebra Comité Federal y no parece que vaya a enmendar ninguna de estas dos cuestiones.
La renovación de los cargos directivos, con el del Secretario General el primero, es evidente que ni les pasa por la cabeza, anclados en todo tipo de justificaciones.
Y el regreso a sus posturas ideológicas tampoco lo aborda, y se limita a manifestar que harán una oposición más dura. Es decir, acuden simplemente a denunciar los defectos del Gobierno, pero no presenta un proyecto nítido, claro, preciso, contundente y breve de actuación que haga volver a los votantes huidos, que preferirán votar a Izquierda Unida o permanecer en la abstención. Ni solventa el gravísimo problema de ofrecer los avales y garantías necesarios que los ciudadanos le exigirían para volver a creer en ellos y en sus promesas.
Ni acepta la petición de referéndum sobre las medidas económicas del Gobierno y la conveniencia o no de solicitar rescate a Europa.
Ni propone soluciones de más calado de reestructuración del Estado, como la reforma de la Constitución en puntos notables, reforma de la Ley Electoral, Ley de Partidos, recuperación de la concordia autonómica, o el fin de los privilegios de la Iglesia Católica. No solo de medidas económicas vive el hombre.
El PSOE permanece así convertido en un viejo vehículo político de motor gripado y conductor acabado. Lo fía todo al fracaso del adversario antes que a sus méritos. Pospone sus planes a retardadísimos Congresos sin tiempo para madurar proposiciones y riesgo de que le pillen a pie cambiado.
Ningún partido que hace lo contrario de lo que quieren sus simpatizantes o no hacen lo que quieren, triunfa. Es una desgracia para España y para quienes añoramos su progreso.
Tiene cegadas las vías de incorporación de nuevos dirigentes con una clamorosa falta de generosidad política, se ha convertido en el sparring del Partido Popular, está abonado a todos los vicios asentados en la democracia española, no tiene fuste ni empuje, es una sorda melodía, no apoya ninguna iniciativa popular, no se reivindica como partido de izquierda, está cerrado a acuerdos con socios naturales si no es por obligación, no hace profesión de fe en la defensa de los débiles sino que juega a las varias barajes del capitalismo rampante y más duro, y llena España de melancolía. Peor, imposible.