diumenge, 21 de febrer del 2016

HOMICIDIO INVOLUNTARIO EN BRUNETE

                                             MEMORIA HISTORICA

La Batalla de Brunete en la Guerra Civil, se desarrolló entre los días 6 julio 1937 y 25 del mismo mes y año.

Tenía por objeto según el Estado Mayor Republicano, disminuir la presión que ejercían las fuerzas del llamado Bando Nacional sobre Madrid y al mismo tiempo aliviar la situación en el Frente Norte. Aunque el enfrentamiento principal se produjo en Quijorna, pequeña población en las cercanías de Brunete y donde los Nacionales tenían su Puesto de Mando.

El 17/5/37 cae el Gobierno de Largo Caballero y le sucede NegrÍn. En estas fechas los nacionales están plenamente dedicados al mantenimiento  del llamado Frente Norte. Bilbao había sido tomada el 19/6/37, por lo que los esfuerzos de los Nacionales se dirigen con gran intensidad hacia Cantabria y Asturias.

El Estado Mayor Republicano toma la decisión de desencadenar una ofensiva en la zona centro, que obligaría a los franquistas a detraer fuerzas del Norte y mejorar la situación de Madrid.

Además esta ofensiva tiene un objetivo político de demostrar a los Consejeros rusos que la Republica puede tomar la iniciativa militar y también en caso de éxito fortalecería la imagen  de la Republica ante Francia y contribuiría a la reapertura de la frontera, lo que permitiría el traslado del material almacenado y retenido en la frontera a causa del acuerdo de NO INTERVENCION.
FUERZAS COMBATIENTES DE LA REPUBLICA ESPAÑOLA-

El Comandante en Jefe de las Fuerzas del Gobierno Republicano fue el General José Miaja.

Principales Unidades que combatieron por parte del Bando Republicano:

5º Cuerpo del Ejército al mando de "Modesto"

11ª División milicianos mandada por Lister

46º División milicianos mandada por Valentín González "El Campesino"

35º División Internacional mandada por Karol Swierzewski (General Walter)

17ª Cuerpo de ejército

Las fuerzas de la Republica la componían 80.000 soldados y 105 aviones.

Las bajas sufridas fueron entre 20.000 y 25.000 hombres y se perdieron entre 60 y 100 aviones además de numeroso material de artillería, camiones, etc.
FUERZAS COMBATIENTES DEL EJERCITO GOLPISTA

El Comandante en Jefe del Bando Nacional fué el General José Enrique Varela.

Las fuerzas del Bando golpista fueron 65.000 hombres y 105 aviones.

Las principales unidades del bando llamado Nacional fueron:

Al iniciarse el ataque Republicano se componía de la 71 División al mando de Iruretagoyena, formada principalmente:

1 Compañía de Tiradores de Ifni-Marroquies-

1 Compañía de Regulares Indigenas-Marroquies-

1 Compañía de voluntarios de Falange de Burgos

2 compañías de voluntarios de Falange de Sevilla

Mas tarde y ante el avance republicano se incorporaron a la batalla las siguientes unidades procedentes casi todas ellas del Frente Norte:

13ª División "La Mano negra" mandada por el General Barrón

12ª División llamada Provisional mandada por Asensio Cabanillas.

150ª División mandada por el General Sáenz de Buruaga.

IV División de Navarra mandada por el Coronel Alonso Vega.

V División de Navarra mandada por el coronel Juan Bautista Sánchez.

Las bajas estimadas de los franquistas se cifran entre 13.000 y 17.000 hombres y entre 25 y 30 aviones más gran cantidad de material de diverso tipo

Aunque se llamó Batalla de Brunete, la verdad es que se desarrolló a lo largo de una línea de pueblos como son Villanueva de la Cañada, Villanueva del Pardillo, Brunete, Quijorna, Boadilla del Monte etc. que se puede estimar en unos 15/30 kms.

El Puesto de mando del General Republicano Miaja estaba situado en Torrelodones.

El Puesto de mando del General Varela, franquista, estaba en Villaviciosa De Odón y Quijorna

La batalla a grandes rasgos se produjo a lo ancho de la línea que une estas poblaciones de los alrededores de Madrid, y ante el inicial empuje de las fuerzas republicanas, que estuvieron a punto de coger el Mando de Villaviciosa de Odón y por razones desconocidas o quizás por falta de pericia, no lo hicieron, los del bando Nacional opusieron enorme resistencia y al cabo de cuatro o cinco días de batalla contraatacaron y apoyados por las divisiones traídas del Frente Norte y la Aviación alemana de la División Cóndor, fueron recuperando el terreno perdido, llegándose al día 25 de Julio con las bajas antes mencionadas por ambos bandos y sin resultado importante para ningún bando, ya que a pesar del enorme esfuerzo empleado por la Republica, solo pudieron recuperar 2 km. de frente al Bando Nacional, sufriendo más bajas y perdidas que los franquistas, los que indudablemente eran superiores en pericia militar y profesionalidad. La mayoría de sus fuerzas eran profesionales y gran parte de ellas procedían de las guerras de Marruecos. Los Republicanos, estaban mal equipados, y lo que es peor mal mandado en sus fuerzas del campo de batalla, pues el plan inicial del General Miaja era irreprochable.

En este contexto y por hechos acaecidos en esta batalla, da lugar al relato que a continuación transcribo,  del cual puedo decir es totalmente inventado.

HOMICIDIO INVOLUNTARIO EN BRUNETE 1937.

- Amparo Castañeda, funcionaria de recepción de la Comisaria de la Calle de Leganitos de Madrid, no salía de su sorpresa ante las manifestaciones que el caballero que estaba frente a ella, le había hecho.

- Secundino Muñiz, era el hombre que había entrado en la Comisaria a las nueve en punto, preguntó por recepción, se situó ante Amparo y le dijo:

-Señora, vengo a entregarme, por haber matado a un hombre, hace ya bastantes años y mi conciencia no me deja vivir con esta carga.

- Amparo le miró bajándose las gafas de ver de cerca, y vio a un anciano que aparentaba unos 80 años, de una altura aproximada de 1,75, pero le sorprendió la el porte viril, elegante y la mirada clara, sincera con que le hablaba.

-Un momento Sr. que llamo a un Inspector para que le atienda y le cuente Vd. su historia. Amparo hizo una llamada, habló en voz baja y se dirigió al Sr.Muñiz.

- Por favor, sígame que le llevo a un despacho donde le atenderán.

Le hizo pasar a un despacho, que más se parecía a una sala de interrogatorios, esas salas que tienen un cristal que no permite ver a través de ellos, pero si a los que están fuera. Le pidió a Secundino Muñiz que se sentase y si quería un café o algo para comer.

Muñoz, asintió pero solo el café con leche y se aprestó a esperar al Inspector que le atendería.

Se quedó sorprendido al ver aparecer, por la puerta a una mujer de buen aspecto, alrededor de 35 años, el pelo recogido en la nuca, que se dirigía a él y le decía:

-Soy la Inspectora Margot  Lavender, y le voy a hacer unas preguntas, por favor respóndame lo que recuerde de la manera más fiel y entrégueme su documentación personal.

Así hizo Secundino Muñiz y se disponía acotarle su historia a la bella Inspectora, mientras esta ojeaba atentamente los documentos que el anciano le había entregado.

-Mire Vd. señora, lo que le voy a contar, sucedió hace muchos años, fue en la Batalla de Brunete de la Guerra Civil, yo era Sargento de la 33 Compañía del Batallón V de Infantería de la División de Lister que combatíamos tratando de romper el cerco que rodeaba Madrid, hicimos un rápido  ataque cuando menos lo esperaban los fascistas y los tres o cuatro días primero de nuestro ataque tuvimos éxito y avanzábamos camino de Villaviciosa de Odón con la intención de rodear el puesto de Mando de los fachas, pero estos malditos, opusieron una feroz resistencia, quedando nuestro ataque estancado y se establecieron unas trincheras sin poder avanzar más.

Los fascistas contraatacaron con fuerzas venidas del Norte y con otras que tenían rodeando Madrid, principalmente con moros , legionarios y falangistas. Nos bombardeaban con aviones alemanes, muy superiores a los nuestros que eran unos cazas rusos anticuados, pese a que nuestra aviación era superior en número, la de ellos eran mejores y abatían nuestros aviones y todo lo que se encontraban a su paso.

Lo que en un principio fue un ataque arrollador, que hizo pensar a nuestros mandos que íbamos a echarlos de Madrid, se trocó por una defensa de las posiciones alcanzadas y tratar de no perder más.

No me acuerdo que día, si al quinto o sexto de la iniciación de nuestro ataque, nos encontrábamos en una trinchera aguantando todo el fuego de los aviones alemanes, los cañones de la artillería y los ataque de los moros.

En un feroz intercambio de disparos, cayó herido mi teniente Salvador Munilla, de un tremendo balazo en el vientre haciéndole un boquete por el que manaba sangre a borbotones y sus dolores debían ser horribles, porque el pobre hombre no paraba de dar alaridos, me traspasó  el mando de la Compañía en medio de su dolor. Se hizo la noche. Nosotros dos junto con tres hombres más, nos hallábamos en la trinchera natural que había hecho un bombazo de cañón, pues es muy sabido que cuando cae una bomba es imposible que otra caiga en el mismo sitio. En total silencio con las armas prestas, veíamos en la oscuridad como una patrulla de moros mandados por un oficial español, iban rematando a nuestros heridos, lo moros clavando sus bayonetas a cualquiera que se moviera o dijese algo, el oficial aplicaba su pistola a la sien del herido y le descerrejaba el cerebro de un solo disparo y el pobre hombre dejaba de quejarse. Le dije al Teniente que teníamos que hacernos los muertos y no movernos, pues peligraban nuestras vidas, el teniente asintió pero no dejaba de quejarse y los moros cada vez más cerca.

Cuando los teníamos a diez metros, los quejidos del Teniente Munilla no paraban,yo con mi uniforme totalmente ensangrentado y manando así mismo sangre por una herida en la frente me hacia el muerto, pero miraba a Munilla y no sabía qué hacer, al fin decidí taparle la boca con mi mano enguantada y me acosté a su lado mostrando mis heridas , parecíamos dos muertos de verdad.

La patrulla de moros, paso cerca de nosotros uno de ellos le clavó su machete a uno de los tres hombres que había en el hoyo de la bomba, seguramente debió moverse y el moro lo advirtió. El teniente le pegó otro tiro a los otros dos y pasaron por nuestro lado después de echarnos una rápida ojeada alumbrándonos con sus linternas. El Teniente español de Regulares les llamó y pasaron de largo, al Teniente Munilla ni a mí nos hicieron nada. Yo al menos eso creí, porque al Teniente Munilla lo maté yo, no los fascistas.

Dejé pasar un tiempo que me pareció prudente, pulsé la vena aorta del teniente, al comprobar que había dejado de quejarse y horrorizado comprobé que había muerto, me eché su cadáver al hombre y a rastra y como pude sorteando alambradas y  cadáveres, llegué a nuestras líneas exhausto herido y con el Teniente Munilla fallecido, fui recibido como un héroe,. y no dije nada, se valoró mi decisión de arrastrar su cadáver hasta nuestras líneas, y el Comandante me propuso para una medalla.!Que ironía a mi , que le había matado!.

Casi al final de la guerra, cuando todo estaba perdido emigré a Francia me enrolé en la Legión Extranjera y seguí combatiendo a los facistas alemanes, pero esta parte creo señorita que a Vds. ya no les importa.

La Inspectora  Lavender, asistió asombrada al relato del ex-sargento Muñiz al que se dirigió de la siguiente manera.

-Creo Sr.Muñiz que su teniente falleció de sus heridas, así es que por favor marque en esta cartulina, los lugares en que Vd. recuerde que estaban (le había mostrado una cartulina con diversas figuras de un cuerpo humano).Mientras voy a hacer unas gestiones telefónicas y espéreme aquí, si necesita algo por favor diga a la señorita que le atendió cuando llegó que me llame y pídaselo a ella.

-Gracias Sra. Inspectora. ¿Estoy detenido?

-No, pues en caso de que la muerte del teniente hubiese sido producida por la presión de su mano, hubiese sido un homicidio involuntario y además ya ha prescrito, solo voy a comprobar algunos datos para completar el expediente y podrá Vd. irse libremente.

La Inspectora se dirigió al despacho del Comisario le contó la historia, comprobaron con la Doctora Jefa de la Policía Científica, que los puntos que el Sargento había señalado de las heridas del Teniente, eran mortales ,y decidieron hacer una llamada a la Embajada de Francia, pues la documentación que había estado leyendo, certificaba que el ex-sargento era ciudadano francés, que residía en Dijon, en un Geriátrico para excombatientes.

Una hora más tarde se recibió un extenso fax de la Embajada que la Inspectora llevó al despacho de su jefe y se aprestó a leérselo:

-Contestamos al requerimiento de esa Comisaria, efectivamente Monsieur Muñiz, Secundino es ciudadano francés, y residía en un Geriátrico para ex militares, donde tenía derecho por ser Ex.Comandante de la Legión Extranjera con la medalla al Merito Militar y la Legión de Honor.

M.Muñiz cuando llegó a Argelia en el año 1939, después de estar en un campo de internamiento, se alisto en la Legión, con el grado de Sargento que demostró haber desempeñado en la Guerra Civil española. Se integró en la División Leqlerc donde hizo la guerra contra Alemania defendiendo la bandera francesa, llegó al grado de Capitán, y fue de los primeros franceses que entraron en Paris, blandiendo la bandera francesa y la de la Republica española.

Acabada la guerra, siguió en el ejército y fue enviado Vietnam (ex-Indochina), donde estuvo combatiendo, ascendiendo a Comandante, fue uno de las pocos supervivientes de la matanza de Dien Bien Fu y cuando salimos de ese país, se estableció en Paris, pidió la baja en el ejército y trabajó de periodista para L´Humanité hasta su jubilacion.No se casó ni se le conocen familiares.

Empezó a tener problemas mentales, y fue internado en el geriátrico citado, del cual periódicamente se escapa, pues tiene lagunas de memoria, padece ammesias temporales, siempre le hemos localizado a los pocos días de sus evasiones, pero hasta ahora no había llegado tan lejos.

Les rogamos le retengan, hasta que enviemos un funcionario de la Embajada que se hará cargo del Ex.Comandante Secundino Muñiz para repatriarlo a Francia.

La Inspectora  Margot Lavender , se dirigió con el Fax a la sala de interrogatorios donde había dejado al Sargento-Comandante, para notificar el fax  de la Embajada de Francia, y hacerle compañía, en tanto llegasen los funcionarios franceses-

- Sr. Muñiz en unos momentos vienen unos funcionarios de la Embajada para llevarle con ellos, está totalmente libre de ningún cargo, como le dije las heridas que le habían infringido a su Teniente, eran mortales de necesidad y su decisión de taparle la boca para que no fuese oído por las tropas del otro bando, no tuvo nada que ver, hubiese muerto de todas maneras.

El Sargento no contestó, ni siquiera volvió la cabeza, la inspectora  presagió algo y puso sus dedos en la vena  del Sargento y comprobó que estaba muerto.

No lo parecía, una sonrisa de felicidad quizás  de saber que había cumplido con su deber, debió ser lo último que pasó por su maltratado cerebro.  Margot tenía la certeza que había muerto feliz.

Cuando se presentaron dos funcionarios de la Embajada acompañados por un médico, no pudieron hacer nada más que certificar la muerte del Sargento Secundino Muñiz del4º Batallón de la División Lister, perteneciente al Quinto Regimiento,ex-Comandante de la Legión Extranjera de Francia, Medalla Militar de la Republica Española, Medalla al valor de la Republica Francesa, miembro de la Legión de Honor de dicha Republica.

EPILOGO.-
En el Aeropuerto de Torrejón un avión militar francés, se hallaba con las compuertas traseras abiertas, una Sección del Regimiento de Infantería Inmemorial de Madrid, se hallaba situado en posición de firmes. Dos oficiales españoles y dos franceses portaban un féretro cubierto con la bandera francesa. Junto a la sección de Infantería que hacia honores se hallaba el Comandante Militar agregado en la Embajada de Francia en Madrid, junto a  la Inspectora Lavender con el uniforme del cuerpo nacional de Policía. En un momento la inspectora dijo algo al oído del Comandante francés, este asintió y Margot Lavender, sacó de su cartera una bandera que desplego con los colores de la Republica, se dirigió al féretro y la deposito junto a la bandera francesa. Se volvió a su lugar y sin que nadie lo notase,. pulsó un micrófono de su teléfono móvil  dentro del bolsillo y mientras los cuatro militares depositaban el féretro del Oficial Hispano Francés,  se cuadró y en posición de saludo, oía por el micrófono el Himno de la Republica Española.  El Himno España.


                                                            F  I  N