dilluns, 15 d’agost del 2016

VIAJE POR EL PAÍS DE LOS CÁTAROS. TOULOUSE (Segunda parte)

(... Continúa de ayer)

Nos enseñó un poco la sede consular que, tal como nos dijo ella, es un típico edificio toulousenc de ladrillo visto. Me llamó la atención un palacete de se veía por una ventana justo al lado del consulado.

-Es la residencia del cónsul –nos aclaró María Llanos-.

Decidió acompañarnos después de terminar su jornada laboral. Buscando un bar donde poder comer a toda prisa, pasamos por delante del monumento a los héroes franceses que, de mayor o menor de menor tamaño, más ostentoso o más sencillo, existe en todos los municipios. Estos monumentos se erigieron originalmente para dar gloria a los combatientes que murieron en la Primera Guerra Mundial (o Gran Guerra como les gusta llamarla a los franceses), aunque luego se aprovechó para otras guerras: Segunda Guerra Mundial, Abisinia y Argelia.


Una vez hubo comido la señora canciller, nos llevó hasta el canal de Midi que tiene un uso recreativo y muy bien aprovechado por cierto, comunicando algunas de las principales ciudades de la región. Luego nos llevó a la magnífica catedral de St-Étienne que, como nos dijo ella parece que convivan dos catedrales juntas, ya que una parte es de estilo románico, mientras que la otra es gótica. Y si esto fuera poco, un incendio la quemó en parte y esta reconstrucción posterior se hace muy evidente.  
La canciller nos quiso enseñar uno de sus lugares favoritos: la iglesia de los Jacobinos con sus columnas en forma de palmera y que conserva los restos de Santo Tomás de Aquino, uno de los doctores de la Iglesia Católica. De camino pasamos por delante de la basílica Dorada que venera a una Virgen negra.
Durante el trayecto íbamos alternando grandes avenidas con estrechas y bulliciosas callejuelas con otras no tan concurridas y menos comerciales.


Las horas iban pasando inexorablemente y aunque quedaba mucho por visitar, nos quedaba muy poco tiempo. Pero el suficiente para poder llegar al río Garona que nace español y ver desde su orilla el puente Nuevo.
Habíamos contado con una guía excepcional. Ahora sólo faltaba acompañarnos hasta la estación de metro del Palacio de Justicia (que era la que nos quedaba más cerca del lugar donde nos encontrábamos.



LA CURIOSIDAD.
En el patio de la entrada una losa en el suelo con una inscripción me llamó la atención. Aquí decapitaron al duque de Montmorency. No es habitual resaltar este tipo de hechos, al menos que el ajusticiado fuese un personaje importante. Por lo visto el duque era enemigo del cardenal Richelier (el que sale en los Mosqueteros), acabando así con todo intento de secesionismo de la zona.