dimarts, 1 d’octubre del 2013

ELS PRESSUPOSTOS DE LA RECUPERACIÓ?



Montoro va qualificar els pressupostos de l’Estat per al 2014, com els de la recuperació.
Iñaqui Gabilondo opinava: No sé si seran o no els de la recuperació, però si que sé allò que ja no es recuperarà... Els drets socials que s’han perdut durant aquests anys de crisi i que tan molestaven al capitalisme... Si es recuperen alguna vegada serà com a conseqüència d’anys de lluita...
Pepa Bueno, a SER, afegia que: els pressupostos de la recuperació dels nivells d’inversió de finals dels anys 90.
Finalment, el Periódico de Catalunya titula: La crisi segueix per als aturats, pensionistes i funcionaris.
Com que només miro i escolto canals considerats d’esquerres (i TV3), fins ara, totes les crítiques als pressupostos que he escoltat són negatives i acaben dient que, amb aquestes comptes, no es sortirà de la crisi o el que és el mateix, l’economia no es recuperarà.  
Des de Catalunya també es qualifiquen de dolents. Respecte a les inversions contemplades als pressupostos per aquest 2013, les de l’any vinent es veuran reduïdes en un 25%, tot i ser Catalunya la comunitat que més aporta a les arques comunes de l’Estat. Tampoc contempla la compensació que figura a l’addicional tercera (crec que es diu) de l’Estatut. Tots els partits polítics que han fet valoracions ho veuen així. Tots? Bé, tots no, el PPC els veu positius. És vergonyós el seguidisme que hi ha en aquest país (en general) Poc importa que una mesura perjudiqui a un país sencer si qui l’aplica pertany al seu partit. A d’altres països, veure discrepàncies dintre dels grups polítics és força freqüent. No sempre hi ha disciplina de vot i, els diputats i senadors voten el que més els convé depenent del interès que tingui per al territori que representen. I això hauria de ser sempre així.
Parlant de territoris, sembla ser que les inversions que hi hauran al nostre, serà la construcció d’una doble via fèrria. Des de fa molts d’anys el pas del tren per les comarques del Montsià i dels Baix Ebre és dels pocs on només hi ha una via i això comporta que els trens s’han d’aturar sovint a les estacions i esperar que passi el més ràpid. Ara bé, si és positiu o no per al territori és molt discutible. No tindria aquests dubtes si estiguéssim parlant de continuar la A7 per N i pel S i la construcció del pont sobre l’Ebre. En aquest cas la construcció de la infraestructura seria bàsica per a un futur desenvolupament de les Terres de l’Ebre. Un any més ens tindrem que esperar.
Els pressupostos també contemplen una retallada substancial per al col·lectiu de persones dependents. Moltes d’aquestes persones hauran de tornar amb les seves famílies davant la impossibilitat d’aquestes de pagar-los la residència. No cal ni dir que, en la majoria dels casos, les persones dependents necessiten un cuidador pràcticament les 24 hores del dia i la família (sobre tot els filles) han de multiplicar-se per a poder compaginar treball (en els casos de que en tinguin) amb les tasques de la llar i l’atenció al dependent.
Això sí, s’ha rebaixat l’assignació de la Casa Reial i s’ha congelat el sou del President del Govern. Evidentment, no és el mateix una congelació de sou per aquelles persones que guanyen als voltants de 1.000 euros mensuals que aquells que en guanyen 10.000.
Vosaltres sabeu que podria fer jo amb 10.000 euros mensuals? Entre altres coses podria pagar unes despeses generals (llu, aigua, gas, telèfon...) de 5.000 euros, tal com necessita la dona de Bárcenas. O no?  

LES FOTOS DENÚNCIA DEL DIA 1-09-2013

Per la zona del passeig del riu he vist diverses pintades de simbologia nazi, algunes d'elles repintades sobre d'altres que van ser curosament camuflades. 
Es una vergonya que hi hagi gent que ho pinte, ja sigui per ideologia o bé per pur gamberrisme. 
Però trobo que l'Ajuntament també podria esborrar-les i evitar així la propaganda d'aquest signe.

XIQÜELOS I XIQÜELES DEL DELTA. EL 3d6 D'ALCANAR






















Estado de Bienestar Basura

José Antonio Nieto
Profesor titular de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid
 
Hemos pasado de rozar el Estado de Bienestar (EB) a tener un Estado de Bienestar Basura (EBB). El ciclo se cerrará cuando haya, simplemente, un Estado Basura (EB, también: pero olvidemos las siglas, para evitar equívocos y no darle ideas al Diablo).
Cuando estudiaba prefería los mensajes contundentes: el Estado cumple una doble función de acumulación y legitimación. Aunque también me gustaban las trilogías: el Estado contribuye a mejorar la estabilidad, la asignación de recursos y la redistribución de la renta. Pronto me di cuenta de que las cosas no son tan simples: el Estado ejerce la violencia legal (apropiándose de una parte de nuestros ingresos, privando de libertad a algunas personas, declarando la guerra…), pero lo hace por el bien de todos (mantener el orden, estimular la eficiencia, favorecer la equidad…).
El asunto se complicó cuando constaté que algunos Estados habían compaginado con éxito sus funciones de acumulación y legitimación. Curiosamente, eran los de mayor nivel de desarrollo, además de contar con más legitimidad democrática y ejercer una más amplia regulación sobre sus sistemas económicos y sociales. Por extrapolación, pensé que el tamaño del Estado sí importa. Al menos en términos de bienestar, puesto que en esos casos se había logrado un equilibrio satisfactorio entre eficiencia y equidad.
Luego me entró la inquietud empírica. Comprobé que no sólo en los países desarrollados el Estado es importante. Lo ha sido, y mucho, en los países de Europa, América Latina y Asia que han avanzado desde niveles bajos de desarrollo hasta convertirse en economías emergentes e incluso en potencias mundiales in pectore. Asimismo, comparé los niveles de desarrollo social, no sólo en los países capitalistas, y llegué de nuevo a la conclusión de que el tamaño del Estado sí que importa, cuando se busca favorecer el bienestar económico y social. Y al contrario: los países más pobres carecen, entre otros aspectos, de estructuras fiscales avanzadas.
Pero me choqué contra un muro cuando la crisis actual devaluó el nivel de exigencias y de satisfacciones. Entonces estalló la guerra contra el Estado. La guerra para reducir el tamaño del Estado, sus gastos y sus ingresos, sus políticas y sus acciones, y, de esa forma, aumentar el marco de actuación del sector privado de la economía. Aunque el pensamiento binario no se ajuste fácilmente a una realidad tan compleja, cualquiera lo entiende en términos estáticos: las privatizaciones contribuyen a mejorar las condiciones para la acumulación capitalista, aunque empeoren los niveles de legitimación social. Otra cuestión distinta es formular ese análisis en términos dinámicos, dado que las transferencias de renta entre los agentes económicos tienen efectos multiplicadores muy diversos, y ni el Estado, ni los poderes oligopólicos, ni el entorno internacional permanecen ajenos a esos efectos. Tampoco son neutrales los procesos de desregulación y liberalización que han fagocitado las políticas públicas y se han instalado en epicentro de la economía mundial, de la mano del neoliberalismo.
Por eso ahora, cuando nos dicen que el Estado de bienestar se ha convertido en insostenible, incluso en los países con más amplia tradición, como Holanda, se me caen los argumentos y se me levanta el ánimo de rebelión. Pienso que no es posible hacer las cosas tan mal: en algo nos están engañando y estafando, cuando los impuestos que pagamos no cumplen la función para la que están diseñados. Claro que se puede y se debe mejorar la recaudación fiscal y su uso, pero la sensación actual es que no basta con eso para mantener un nivel digno de políticas públicas. La fórmula que barajan las autoridades holandesas es bien conocida: recortes en las políticas sociales, apagón del Estado, degradación de la ciudadanía, y que la solidaridad o la caridad corran como hilos de agua por donde puedan.
Ante tal panorama, sacar a relucir el caso de España es tan necesario como poco alentador. Nuestro Estado de bienestar no llegó a nacer por completo. Veamos sintéticamente la situación en cada uno de sus ámbitos. Primero, se han logrado niveles muy satisfactorios en sanidad pública, pero la regresión neoliberal quiere apropiarse los beneficios actuales y futuros. Segundo, hemos alcanzado niveles de prestaciones por desempleo dignos, aunque la elevada tasa de paro muestra que ese paliativo es insuficiente. Tercero, ha habido progresos, aunque muy lentos, en educación y formación, pero el deterioro social actual nos hace volver de nuevo la vista al pasado. Cuarto, el sistema de pensiones ha funcionado adecuadamente, hasta que la gestión de esta crisis parece obligar a recortarlo también. Finalmente, el último pilar del bienestar fue un espejismo: la Ley de Dependencia ideada por los socialistas, que entre otros aspectos podría haber contribuido a crear puestos de trabajo, ha desaparecido del mapa.
Por eso insisto en explicar a mis amigos y a mis alumnos que esta Gran Recesión tiene causas muy profundas (véanse para su análisis los trabajos publicados y citados por econoNuestra), pero una de sus consecuencias está clara: “nos encaminamos hacia el Estado basura.”
La crisis puede entenderse como una guerra contra el Estado, porque ha primado con intensidad creciente la función de acumulación, en particular la protagonizada por el sector financiero. Por el contrario, la legitimidad ante los ciudadanos parece no ser prioritaria. ¿Por qué será? ¿Porque los ciudadanos sólo importan para votar y pagar impuestos? ¿Porque hay que definir un nuevo concepto de Estado (descentralizado e internacionalizado)? ¿Porque el futuro que nos espera es de mayores desigualdades y podemos acabar clasificados entre ciudadanos de primera categoría (muy pocos), de segunda (empobrecidos) y de tercera (inmigrantes)? ¿O porque hay que dar un puñetazo en la mesa, cuando antes mejor, para llenar entre todos de contenido el concepto de ciudadanía que tanto echamos de menos?