diumenge, 9 de setembre del 2012

YO NO SOY FUNCIONARIO


No soy funcionario. Me pareció que hacer otras cosas era más interesante.
Además, eso de encerrarme durante meses para estudiar y conseguir plaza en un ayuntamiento o en el cuerpo de bomberos era demasiado. Nunca he entendido cómo alguien estudia y se esfuerza para terminar jugándose la vida vigilando la ciudad o en otro país. Miren como se lo pasan nuestros militares destacados en Afganistán. No sé, nunca lo tuve claro. Por ejemplo, estudiar medicina para terminar en un hospital del Estado y no en una clínica privada ganando dinero a sacos me pareció un atraso.
En la administración pública no se hace nadie millonario salvo los que roban. Y me temo que los funcionarios no lo hacen. Ya sé, ya sé. También son funcionarios algunos de los que roban. Pero estoy hablando de la gran masa trabajadora que forma este colectivo. De los pocos que han encontrado una mina en la que expoliar a diario, hoy, no hablaré. Sencillamente, me aburre.
No soy funcionario. No lo soy. Soy un tipo normal y corriente. Un tipo que se toma un café en horas de trabajo para despejar la mente, un tipo que si tiene la posibilidad de tomarse un día libre (porque tengo derecho a ello) lo hago sin pestañear. No soy funcionario y cada mañana salgo a la calle sabiendo que no habrá basura acumulada junto a los árboles, que los cacos estarán en prisión vigilados por guardias civiles, policías y funcionarios de prisiones. De camino al trabajo (lo hago andando) veo entrar a cientos de niños en un colegio público del barrio. Lo hacen contentos porque allí les cuidan y aprenden y hacen lo que un niño debe hacer. Los encargados de algo tan fundamental sí son funcionarios. Yo no lo soy.
Empieza a ser preocupante que las cosas se vean de diferente manera. Es muy injusto criminalizar a padres y madres de familia que acuden a su puesto de trabajo con normalidad. No son los malos. No. Son personas normales y corrientes que se ganan la vida como cualquiera que no sea funcionario. Sí hay una diferencia, le guste o no le guste a la gente: trabajan al servicio de toda la sociedad. Piensen, por ejemplo, en la cantidad de personas se han quedado sin dormir esta noche para que todo funcione bien. Piensen (ya sé que es un engorro y las gestiones son pesadas) en cómo sería el mundo si no hubiera trabajadores en los centros oficiales ordenando el mundo. No son delincuentes. Eligieron un camino lleno de grandes esfuerzos para llegar al final. Esa es la diferencia. Muchas horas de estudio para acceder a un puesto de trabajo.
¿No serán los cargos políticos los que convierten todo esto en un desastre? Llegan con los que mandan cada cuatro años, con un sueldo estupendo, hacen lo que hacen y se van. Si es verdad que hay un problema de distribución del trabajo en la administración pública deben ser esos cargos los que lo resuelvan. No lo hacen, y los funcionarios obedecen mientras órdenes estúpidas que no tienen ni pies ni cabeza, cambian sus puestos de trabajo porque a no sé quién se le ocurre que el edifico de enfrente es más bonito o lo que se les pase por la cabeza (siempre pensando en disparates, claro, porque hablamos de políticos y no de funcionarios). Si alguien cree (de esos que ponen a mandar en las administraciones) que la cosa no funciona que lo cambien; si existe un exceso de personal que no se convoquen oposiciones. Los funcionarios no tienen la culpa de todo esto. Sin embargo, llegan los nuevos y colocan a un montón de interinos, de personas señaladas con el dedo. Eso es lo que hacen. Gastar y gastar de mala manera lo que no es suyo. Es decir, robar.
Ser funcionario no debe convertirse en un estigma. Desayunar con los compañeros es algo que hacemos todos, hablar de fútbol lo mismo. Todos somos lo mismo. No entiendo por qué cuando hablamos de funcionarios nos la agarramos con papel de fumar. De verdad que no. Cada trabajador tiene un puesto en la sociedad y la sirve de un modo u otro.
Como sé que la frase estrella cuando se habla de esto es “sí, pero a ellos les pagamos entre todos” les pido que (si han pensado en formular la preguntita dichosa) piensen en esta respuesta: Todos estamos mejor gracias al esfuerzo que hacen y ellos, todos, trabajan por nosotros. Los demás tenemos intereses más particulares y por esa razón el sueldo llega de otro lugar.
No soy funcionario. Pero me parece angustioso e injusto lo que les están haciendo con este colectivo. Criminalizar su labor y, acto seguido, robarles sus derechos.
Este gobierno ha elegido la vía sencilla. Subir los impuestos, favorecer a la banca, esquilmar a los empleados públicos y aprovechar para (el colapso del miedo lo tapa todo) arrasar con todo. Parece que piensan: devolved lo que os dimos, desgraciados; que os estáis poniendo muy chulitos.
Es verdad que cada sector se ha llevado lo suyo en forma de recorte, abusos y demolición. No hay más que ver el número de parados y la vida a diario en la empresa privada. Es verdad que todos hemos ido calientes a la cama. Pero a mí no me insultan por trabajar. Y a los funcionarios tampoco, pero casi. A eso no hay derecho.
No cometamos más injusticias con este colectivo. Piensen que es fundamental para que las cosas funcionen. Son como usted y como yo.


Gabriel Ramírez.
 www.lavidadelreves.es

dissabte, 8 de setembre del 2012

I NATROS, QUÈ HI GUANYAREM?




No sé si anit vareu veure “Riu avall”, el reportatge que va emetre el Canal 33 sobre 2/4 d’11 de la nit. Cap al minut 20, aproximadament, surt Manolo Tomàs, segurament el líder més carismàtic de la Plataforma en Defensa de l’Ebre (PDE) i diu: L’Ebre és vida perquè l’activitat econòmica va allà on hi ha l’aigua... I l’activitat econòmica va on acaba la tuberia (sic) que es al Camp de Tarragona i aquí, d’alguna manera s’ha produït un estancament econòmic i demogràfic prou important.
Ni que hagués estat preparat. Pel matí, Arturo anunciava una gran inversió a Catalunya (concretament al Camp de Tarragona, al costat de Port Aventura, en uns terrenys que pertanyen a CaixaBanc (la Caixa) en contrapartida a l’Eurovegas de Sheldon Adelson, que, evidentment, sense acabar-ho de dir, donaven per perdut a favor de les rodalies de Madrid.
L’estratègia que ha fet servir Convergència és la de sempre, avançar-se per minimitzar el fracàs i amagar-ho tot darrera d’una cortina de fum. El primer secretari del PSC ho ha dit clar: El govern de la Generalitat ‘ha fet el ridícul’ perquè no ha aconseguit atraure la inversió d’Eurovegas i per rescabalar-se’n, ‘s’ha tret del barret de copa’ un projecte alternatiu ‘fent veure’ que l’altra iniciativa en realitat no li interessava. Demano més serietat al govern a l’hora de plantejar projectes per a Catalunya.
No és la primera vegada que passa. Ja li va passar a Jordi Pujol, el gran mentor de l’actual president quan es parlava de l’aterratge d’Eurodisney i que recordem-ho, finalment se’n va anar a parís, on la climatologia no és tan benigna, però, en canvi, l’atractiu turístic de la capital francesa és inqüestionable. A manca de l'original ens hem de resignar amb el succedani.
El cop d’efecte que ha generat l’anunci és evident. Arturo ha aconseguit que la gent del carrer en parli, ja que, de moment, les perspectives són enormes. Es parla de la creació de 40.000 llocs de treball entre directes i indirectes. Després caldrà veure el cóm i de quina manera. Encara que per als desocupats, això sigui el de menys.
Aquest matí, a la fruiteria de baix de cada dues dones n’estaven parlant. I tots els llocs de treball seran per als d’aquí –deia una d’elles-. Després, quan s’han acomiadat, l’altra m’ha reconegut que lla no havia escoltar res sobre aquest particular. Seran els empresaris els que decidiran els treballadors que volen segons les seves necessitats –li he dit jo-.
En una primera fase, quan comencin els moviments de terres i la posterior construcció de les edificacions, possiblement passarà com els anys precedents de l’Olimpíada de Barcelona i moltes empreses constructores de les nostres comarques hi trobaran feina per una bona temporada. I després què? Us en adoneu què tornem a parlar de totxo? És que no hi ha més solucions que la construcció i el turisme?
I si de totxo parlem, cal dir les coses pel seu nom. Qui és i d’on ve el rei Mides que s’ha tret Arturo del barret? Enrique Bañuelos és un empresari valencià que va créixer a l’ombra de l’Eduaro Zaplana (aquell que va pactar el transvasament amb Pujol en una trobada a Tortosa per a inaugurar el museu del tresor de la catedral –o al menys això es diu-) L’única virtut que té Bañuelos és que sap on i quan pot fer negoci i marxar quan ha arribar l’hora. Quan va veure que la bombolla immobiliària estava a punt d’esclatar, se’n va anar a Brasil i, d’allí, sembla ser, que se’n va anar abans de que el fessin fora de males maneres. Llavors es va instal·lar a la City (Londres)
Sobre el nom que sé li vol donar, Barcelona World, estic d’acord amb Ballesteros, l’alcalde de Tarragona, simplement ho trobo desencertat. És evident que la marca Barcelona és la més coneguda arreu del món, segurament que primer que Catalunya a Catalonia, però volar-la posar a un complex que es fa al costat de Tarragona, em sembla, com a mínim, una voluntat de colonialisme per part de Barcelona i el govern de Catalunya.    
I torno al principi. Quanta aigua de l’Ebre farà falta per a cobrir les necessitats que tindran les 6 zones temàtiques? Si s’han de construir 6 hotels de 5 estrelles que tindran entre tots 12.000 habitacions, més piscines, més jardins, més tot tipus de treballadors, més d’altres necessitats que segur que hi haurà... Ens ho compensaran d’alguna manera? Natros, hi guanyarem alguna cosa?
Em temo que, com sempre, el tren del progrés no s’aturarà a l’abaixador anomenat Terres de l’Ebre...  
       

EL NOSTRE TERRITORI. ELS ULLALS DE BALTASAR I











Elsa López, “Las víctimas propiciatorias” (Artículo de Elsa López en el Magazine Cultural de La Palma "El Alisio")


Es la costumbre. El poder, cuando se enferma, busca culpables para su enfermedad y habla de epidemias causadas por los otros. Jamás se verá a sí mismo como responsable. Por eso, en esta ocasión, ha encontrado la víctima propiciatoria a la que poder achacar los males que padece nuestro país: los funcionarios de la administración pública. Ellos son los culpables. Ellos deben ser ofrecidos en sacrificio a los dioses para calmar su ira. A ellos hay que castigar con más horas de trabajo y menos sueldo. Las pérdidas económicas no son causadas por los ladrones y sinvergüenzas del gobierno de turno, sino por el mal rendimiento de los funcionarios y es a ellos a quien hay que darles un castigo público ejemplar.
¿Por qué, precisamente, a los funcionarios? Preguntan los dioses. Y yo les respondo: porque ellos son los que vigilan y controlan el poder y el poder siempre teme a quienes paga por derecho, no por placer. Jueces, médicos, profesores, administrativos, empleados de la sanidad, de la educación o del bienestar general, están al servicio de aquello para lo que fueron preparados y para lo que en su día consiguieron a base de esfuerzo y méritos profesionales, no por decisión política o marca gloriosa del peor de los nepotismos. Ellos vigilan el buen funcionamiento de los distintos organismos del estado que los emplea y deben ser independientes, venga quien venga, gobierne quien gobierne. Y eso, creo, es lo que más irrita al poder: no tener la fidelidad asegurada de quienes le rodean en su mandato. La fidelidad del funcionario es a la ley. A nadie más deben obediencia. Están ahí por razones objetivas y no son empleados a dedo ni por influencias ajenas a sus méritos, al menos así consta y así ha sido hasta que el poder intenta comprarlos, extorsionarlos o convertirlos en validos a la antigua usanza, o sea, a beneficio de los intereses privados del que gobierna. Los reyes y príncipes, gobernantes y dirigentes de lo público creen que son ellos los que están por encima de la ley y no gustan de interferencias en sus asuntos por lo que suelen aborrecer al funcionario de turno apegado a las leyes y al funcionamiento de las mismas. ¿Solución? Desprestigiarlo y señalarlo como a un mal trabajador. Son víctimas seleccionadas y expuestas al linchamiento público. La multitud, que ha sido entrenada para pensar que la culpa de sus males la tiene el funcionario que la atiende no el que ha dispuesto la ley o el agravio, se alegra ante sacrificio tan cruento. Los que disponen las leyes aplauden los linchamientos mientras se lavan las manos, asustados y esquivos, como si fueran los nuevos Pilatos a las órdenes de Roma.