David Torres
No se entiende muy bien la reticencia de Mariano a presentarse ante el congreso de los diputados. Tantas ganas de gobernar, dos oposiciones fallidas a presidente de la nación y cuando al fin consigue el puesto, rara es la vez que va a currar. Es como si acabara de cumplir cinco años y su madre lo zarandeara en la cama para ir al colegio:
-Yo no voy, mamá. Que hay algunos que no me quieren. Y lo que es peor, no me aplauden.
-Pero, Marianín, cariño. Eres el presidente de España. Tienes que ir.
-Que no, mamá, que no voy. Que voy y encima me piden que dé explicaciones.
-Pero qué más dan las explicaciones, tontuelo. Si te sabes la lección de pe a pa. Y además en el hemiciclo tienes un montón de amiguitos que te van a apoyar.
-¿Y si me hacen una pregunta que no me he estudiado? Que una vez me hice una chuleta y luego no entendía mi propia letra.
-Pero, corazón, si tus amiguitos ya te han escrito todas las explicaciones con dibujos y mayúsculas y palotes, para que no te líes.
-No, mamá, mejor no voy, que luego se ríen de mí a mis espaldas. Mejor me presento en videoconferencia, que para algo saqué un notable en trabajos manuales.
-Venga, cariño, que ya te he puesto el bocadillo en la cartera.
-Que no, mamá. Que antes me esperaba Bárcenas a la salida y ahora me espera Pedro Jota. Que ya no se junta conmigo.
Tampoco se entiende demasiado la insistencia de Rubalcaba en que Mariano dé explicaciones, cuando una explicación de Mariano es como un sudoku gramatical. Pero a Rubalcaba no se le da la inactividad tan bien como al presidente y ve que en ese feroz duelo de maniquíes ya se le está pasando el arroz. Rubalcaba es que no sabe estarse quieto. Año y medio de hibernación y empieza a ponerse nervioso.
-Que me conozco, eh, que me conozco. Que yo tengo paciencia, pero no tanta. Éste no sabe con quién se juega los cuartos.
-Alfredito, hijo, termínate el postre.
-No, mamá. Ya verás la banda que estoy juntando. Van a venir los de IU y los de CiU. Menuda paliza le vamos a dar.
-No te quiero desilusionar, hijo, pero los de IU son cuatro gatos y los de CiU creo que bastante tienen con lo suyo.
-Y verás cómo convenza a Toni Cantó para que lo ponga a parir en un tuit. Pues menudo es Toni Cantó. Un crack de las redes sociales.
-Alfredito, mira lo que pasa cuando has apoyado a un candidato. ¿Te acuerdas de José Luis?
-José Luis hizo trampas, mamá.
-Hijo, ¿tú sabes sumar?
-No, mamá. Yo sé restar.
Rubalcaba sigue contando con los dedos para juntar su banda y ve con estupor que le sobran manos. La aritmética nunca se le ha dado muy bien. Lo suyo es la química, aunque nadie lo diría. Pretende ponerse una loción de censura, a ver si le crece el pelo.
No se entiende muy bien la reticencia de Mariano a presentarse ante el congreso de los diputados. Tantas ganas de gobernar, dos oposiciones fallidas a presidente de la nación y cuando al fin consigue el puesto, rara es la vez que va a currar. Es como si acabara de cumplir cinco años y su madre lo zarandeara en la cama para ir al colegio:
-Yo no voy, mamá. Que hay algunos que no me quieren. Y lo que es peor, no me aplauden.
-Pero, Marianín, cariño. Eres el presidente de España. Tienes que ir.
-Que no, mamá, que no voy. Que voy y encima me piden que dé explicaciones.
-Pero qué más dan las explicaciones, tontuelo. Si te sabes la lección de pe a pa. Y además en el hemiciclo tienes un montón de amiguitos que te van a apoyar.
-¿Y si me hacen una pregunta que no me he estudiado? Que una vez me hice una chuleta y luego no entendía mi propia letra.
-Pero, corazón, si tus amiguitos ya te han escrito todas las explicaciones con dibujos y mayúsculas y palotes, para que no te líes.
-No, mamá, mejor no voy, que luego se ríen de mí a mis espaldas. Mejor me presento en videoconferencia, que para algo saqué un notable en trabajos manuales.
-Venga, cariño, que ya te he puesto el bocadillo en la cartera.
-Que no, mamá. Que antes me esperaba Bárcenas a la salida y ahora me espera Pedro Jota. Que ya no se junta conmigo.
Tampoco se entiende demasiado la insistencia de Rubalcaba en que Mariano dé explicaciones, cuando una explicación de Mariano es como un sudoku gramatical. Pero a Rubalcaba no se le da la inactividad tan bien como al presidente y ve que en ese feroz duelo de maniquíes ya se le está pasando el arroz. Rubalcaba es que no sabe estarse quieto. Año y medio de hibernación y empieza a ponerse nervioso.
-Que me conozco, eh, que me conozco. Que yo tengo paciencia, pero no tanta. Éste no sabe con quién se juega los cuartos.
-Alfredito, hijo, termínate el postre.
-No, mamá. Ya verás la banda que estoy juntando. Van a venir los de IU y los de CiU. Menuda paliza le vamos a dar.
-No te quiero desilusionar, hijo, pero los de IU son cuatro gatos y los de CiU creo que bastante tienen con lo suyo.
-Y verás cómo convenza a Toni Cantó para que lo ponga a parir en un tuit. Pues menudo es Toni Cantó. Un crack de las redes sociales.
-Alfredito, mira lo que pasa cuando has apoyado a un candidato. ¿Te acuerdas de José Luis?
-José Luis hizo trampas, mamá.
-Hijo, ¿tú sabes sumar?
-No, mamá. Yo sé restar.
Rubalcaba sigue contando con los dedos para juntar su banda y ve con estupor que le sobran manos. La aritmética nunca se le ha dado muy bien. Lo suyo es la química, aunque nadie lo diría. Pretende ponerse una loción de censura, a ver si le crece el pelo.