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dimecres, 23 de març del 2016

COSAS QUE HAY QUE DECIR ANTES DE QUE HAYAMOS MUERTO

VÍCTOR DONAMARÍA

La globalización, la externización, el ir de un lado para otros, sin fronteras, dentro del espacio de la UE, tan pronto a desaparecer, nos ha hecho, que veamos cosas, y hechos que jamás hubiésemos creído de no verlos con estos ojitos que se los ha de comer la tierra. O sea en vivo y en directo.
Afortunadamente o desgraciadamente, he visto mucho mundo allende, nuestras fronteras, conozco muchas naciones y países, pero no había llegado a conocer los comportamientos de ciudadanos, que cuando yo estaba en sus países, me parecían ejemplares, y educados, y mi admiración hacia esos ciudadanos era angelical, YO QUERIA IMITARLOS Y LO HACIA, CON VERDADERA FRUICION. Un compañero ingles de la multinacional, británica en la que desarrollaba mi trabajo, me dijo un día que yo era más ingles que él. No me ofendió, al contrario me llenó de orgullo.
A veces en las oficinas del Staff Financiero de esta multinacional del automóvil, situadas en 179 Marylebone Road Street. London, la misma calle pero 100 números más alejados, que el museo celebre de Madame Toussau, algún compañero inglés, me pedía que interpretase, o le explicase, algún que otro capítulo del "Finance Manuel" que él no veía muy claro.(que era la Biblia por la que debíamos regirnos en nuestro trabajos, los financieros). Lo preguntaba a un "currito" español, que el inglés, sabía que yo manejaba el susodicho Finance Manual, mejor que muchos del Staff. Imagínense a donde llegaba mi aceptación del europeísmo, y lo consciente que siempre he sido, de que el "english" o lo europeo en general era el camino que debíamos seguir.
YO trabajé en UK con el IVA antes de implantarse en España (TVA) se decía en ingles, (Tax, Value added).
Cuando en España se implantó el IVA, ya había regresado a España, y desempeñaba mi trabajo en una empresa del Patrimonio del Estado,(Contratado, con otros ejecutivos no éramos funcionarios) que depende, del Ministerio de Hacienda y Solchaga era mi Jefe, funcional. Mis informes de esta empresa del Patrimonio terminaban en la mesa de Solchaga.
Cuando la Hacienda Pública española, decidió publicar un librito explicando como debía funcionar este nuevo impuestos, con sus derivaciones de IVA soportado e IVA repercutido, me pidieron in formes que lógicamente di, se publicó el librito, y apareció como autor un tal Peter Drake, que era un funcionario de Hacienda del despacho del Secretario de Estado de Economía, al cual le envié todo lo que yo sabía del IVA. Mi nombre no apareció en ningún sitio como co-autor del librito del IVA, para cabreo de mi ex y amigos que sabían este hecho.
¿A que viene esta digresión que diría un amigo escritor? Como comprenderán, no es por vanidad, ni por "postureo", un servidor esta ya de "vuelta" de casi todo. Mis oropeles son una simple puesta de sol, un buen concierto de Mozart, o una buena película, con eso me doy por satisfecho y pagado.
Esta digresión viene a cuento, para explicar la terrible decepción que ya a la edad de mi "descontento" cuando el Otoño de mi vida, se acerca como las huestes de York de entre la niebla a llevar a cabo su triste misión, de acabar con Ricardo III. El del caballo y su reino.
La terrible decepción, EUROPA, EL EGOISMO europeo, la falta de sensibilidad, de amor al prójimo, ya Europa no es la patria del saber, la democracia, la defensora de los Derechos Humanos, ya Europa es una especia de Leviatán ingobernable y lo que es peor, un leviatán sin corazón. El Euro, que es el marco alemán disfrazado de llanto dolor y penas, de pesetas, liras y dracmas, el sacrosanto EURO, acaba con la ciudadanía, mientras nosotros asistimos sorprendidos, a este genocidio en nuestras puertas.
Siria, civilizada pour la France, Iraq, invento de United Kigdom, incluido Kwait, Líbano la Suiza de Oriente, mi amado Norte de África donde antaño los bereberes y rifeños corrían con sus corceles, donde los fenicios y cartagineses se las tuvieron tiesas con romanos, ahora es una especia de campo de concentración, vallado, para que los MOROS, NO ENTREN en nuestro sacrosanto terreno europeo.
Los niños mueren a las orillas, de los mares de la Odisea, científicos y arquitectos sirios, cambian un bote de sardinas caducadas, por un trozo de pan. Los herederos de Al Chifer,Al Gebair de Ibn Haldoun, Abicenas, los inventores del numero 0 y por tanto del sistema métrico decimal, se arrojan a los pies de un guardia alemán,(!Heil !) suplicando un mendrugo de pan.
Europa no está, se ha ido, it is missing, al parecer no se la espera, ha caído en lo m as bajo de su existencia.
Acabo de leer, (este articulo lo empecé ayer y lo retomo esta mañana de bombas y atentados de genocidios varios), que amparados en la oscuridad culpable, se considera alevosía la nocturnidad, varias embarcaciones europeas cargadas de "masa" humana, de masa morisca, ha sido "trasladada" a tierras del Otomano, al que le pagamos los "diezmos" necesarios para acallar nuestras conciencias, y haga lo que a nosotros no nos "apetece" ¿Cuantos volverán a sus calles de Damasco, o Alepo u Homs?
!Que importa! si seguimos cabalgando.
La globalización, maldita globalización, nos facilita los traslados a los "civilizados" europeos dentro de nuestro impermeable espacio "Sengen", nuestros equipos de futbol juegan competiciones entre si, para dilucidar quien es The Best, (¿Los Juegos del Hambre en llamas?)
La globalización !maldita sea una vez más! nos facilita los "contactos" entre los pueblos europeos.
Nosotros los europeos, si no tuviésemos bastante con la canallada y el genocidio que estamos llevando a cabo, en las costas griegas, o en las alambradas de la fenicia Rusadir (Melilla), nos buscamos otras canalladas y un servidor, otrora admirador de todo lo que viniese allende Los Pirineos, empiezo a sentirme asqueado de todo lo que huela a Europa.
Habrá tenido conocimiento, del comportamiento, execrable, de unos ciudadanos holandeses, en los pasados días, en la Plaza Mayor de Madrid. Estos holandeses, otrora la civilizada Holanda, (No se olviden que uno de los pelotazos más grande de la historia en materia de Crisis se dio en la civilizada Holanda, ya que llevaron a inventar la forma de especular con las bellísimas amapolas), creo que el Duque de Alba, no iba desencaminado.
Pues bien, estos ciudadanos holandeses, que se habían desplazado a Madrid, a presenciar uno de los Juegos del Hambre, y estando esperando el comienzo de la contienda, y "jartos" de alcohol, según tienen por costumbre, ante la presencia de unas mendigas rumanas de raza "romaní" que les pedían limosna, se dedicaron con total empeño y éxito a humillar a estas desgraciadas mujeres, arrojándoles las monedas, para que las cogieran al vuelo, o prometiéndoles otras monedas si hacían unos determinados ejercicios gimnásticos, delante de su borrachera. Daba rubor y vergüenza ajena, vez a aquellas mujeres arrastrarse por el suelo, para coger las dádivas de los civilizados y borrachos holandeses.
¿Quien lo iba a decir, en España, la atrasada España, la que les mantuvo, bajo su dominio no sé, la de años o centurias, estos civilizados Norte Europeos, humillaban de forma cruel a unas desgraciadas mendigas, que ya de tanto sufrir habían perdido la dignidad, si es que le quedaba alguna, y se arrastraban por el suelo en busca de las monedas que mezcladas con alcohol, y escupitajos se guardaban apresuradas en la "faltriquera!
Solo una persona, un hombre, ya caneando las sienes, ya de edad lo suficientemente alta, como para haber tenido alguna vez vergüenza, les recrimino, a todos los incivilizados, le dio unas monedas a las mendigas y a los violentos y ofensivos holandeses, les espetó en el más recio castellano.
!HIJOS DE PUTA!
Dicha esta verdad, se marchó con la dignidad, que se hubiese marchado, embozándose la capa y bajando el ala de su sombrero el mismísimo Capitán Alatriste.
Hora después, el Destino hizo de las suyas, y después de una prorroga y no sé cuantos penaltys, los ofensores, y borrachos holandeses, salían derrotados, de penalty en el último minuto, vale, se trataba del Atlético y ese era su sino.
Madrid, 22 Marzo 

dissabte, 2 de gener del 2016

MUERTE EN EL METRO (Segona part) En relat de Víctor Donamaría

... Continua -llegir la primera part

Varias estaciones más adelante, no sé si Alonso Martínez o Nuevos Ministerios, aparece otro espécimen de la fauna urbana. El  que pide limosna diciendo que acaba de salir de Carabanchel, (todavía no se ha enterado que la terrorífica cárcel ya no existe, pero mola mas decir Carabanchel que el Goloso, ¡qué quieren que les diga!), y que podría atracarnos (así en condicional), pero como le ha prometido a la Virgen no volver a robar, y que le esperan cuatro chinorris en la keli, pues eso, que le demos algo. Pasa delante de todo el vagón exhibiendo un aspecto, que nos hace pensar a toda la basca, que si no está todavía en el trullo será por otro error judicial, y claro, el personal con el amenazante aspecto del titi, se acojona y suelta la pasta.

Al no contribuir con mi óbolo a paliar sus desgracias, o al consumo de alienantes, me atiza con la lata del dinero en mi ya dolorida cabeza, por mor de mi cercana muerte.

Y yo con menos vida a cada instante.

El convoy acaba su recorrido en Fuencarral pueblo, el final de la línea. El conductor  comprueba que no hay nadie, y se coloca en el vagón último para conducir, y este último se convierte en el primero del nuevo convoy -hago esta digresión,- para  llamar la atención del avezado lector o lectora, (hay que hilar muy fino con lo políticamente correcto) que forzosamente tuvo que verme allí sentado desde la mañana, seguramente pensaría que era otro jubilado que debido al frío que hacía, pasaba todo el día en el suburbano, con su abono mensual a precio de ganga.

Y yo muriéndome cada vez más. Es para descojonarse si la situación no fuese tan chunga.

Así transcurrió todo el puto día, desde la cabecera de línea, Puerta del Sur, hasta el final, Fuencarral, y vuelta a empezar. A cada persona que trataba de llamar su atención moviendo los párpados o haciendo extraños guiños, si era un hombre me llamaba maricón, no homosexual o gay, no, maricón, como suena. Si era mujer o bien me atizaba en la cabeza con el bolso o con lo que fuese o se cambiaba de lugar, mirándome despreciativamente.

Hubo una excepción, hubo una mujer que quiso hacer algo por mí. Una pilingui se sentó junto a mí y me susurró al oído “Treinta euros y te hago el francés”, al no recibir contestación adecuada de mí, rebajó su caché y se ofreció a dejármelo en veinte, al seguir sin contestación adecuada a su, en otras circunstancias aceptable oferta, me mandó a tomar por culo, y se dedicó a otros posibles clientes más asequibles. Cuando el mendigo de la amenaza volvía a encontrarme dos o tres horas después, sin más explicaciones, me atizaba otro latazo.

Mi cabeza no aguantaba más, cada vez mas muerta.

A toda esta fauna urbana, hay que añadir el presunto sordomudo. (Lo de presunto es por seguir hilando fino, pues hay coleguis, que se la lían con un papel de fumar) Éste va entregando una sobada cartulina con una serie de dibujos, que deberían servir para traducir el lenguaje de signos, pero la verdad hay que echarle imaginación ¡Ya las habrán visto! Me ofreció una, al no alargar la mano, la dejó depositada sobre mi rodilla con un gesto de desgana ¡Como si yo tuviese la culpa de estar muriéndome! Después al recoger las cartulinas y las escasas limosnas, no pude alargar la mía, y él, como teóricamente era sordomudo, no podía aludir a mi santa madre, así es que me atizó con nulo disimulo una patada en la espinilla la cual no me hizo mucho efecto, pues el dolor de mi cabeza era inmensamente superior. ¡Pero lo hizo a mala leche!

Al final del día en la estación ultima, también para mi vida a la que ya no le quedaba ni un hálito, el conductor que iba revisando todos los vagones antes de cerrarlos, me advirtió que debía bajarme, me zarandeó y caí al suelo del vagón en la misma postura que tenía cuando me senté  a los 10 am. Hay una canción popular sobre un tipo que murió sentado en una silla y no lo podían enterrar, pero ya no estoy para muchos rollos.

Me consuela algo, no mucho la verdad, haberme muerto el mismo día que el Woytila;, por mi hermana lo digo, pues la pobre es de misa diaria y tiene confesor propio ¡Imagínense que ilusión! Como va a disfrutar contándolo en el mercado.

Si lo sé no me muero.

diumenge, 27 de desembre del 2015

MUERTE EN EL METRO (Primera part) Un relat de Víctor Donamaría

Si llego a saber, que iba a morir de esta forma tan cutre, seguro que no hubiese ido alardeando ante todo el mundo, que no tenía miedo a la muerte y que solo me aterraba el sufrimiento físico que conlleva esta consecuencia de la vida.

Pero ¡joder¡ morir de una manera tan anodina como voy hacerlo, eso ya es otra cosa. Sobre todo sin darme tiempo siquiera, a formular una frase ingeniosa, por la cual se me recordase In eternum.

Les cuento:

Iba camino del metro y noté un dolorcillo en la nuca, pese a mi hipocondría irredenta, no le di mucha importancia. Empecé a mosquearme más que un pavo en Navidad, cuando bajaba la escalera mecánica, y el dolorcillo, se iba convirtiendo en dolor, pero dolor  fetén. Cada vez más aturdido, alcancé a sentarme en el último vagón del tren que arribó a la estación de Vilumbrales, que coincidía con el fin de la maldita escalera mecánica.

Fue el último movimiento que hice en mi ya, escasa vida, pues una vez sentado-es un decir- como un ángulo de 45º con los brazos y manos apoyados en mis rodillas, perdí todas mis facultades físicas, solo me quedó el oído, la vista y el movimiento de los párpados.

Iba en el vagón acompañado en los asientos de enfrente, de dos tipejos con aspecto moruno o sudaca, no estoy seguro, y la verdad es que me importa un carajo.

Imagínense, como para acertar las nacionalidades de los pájaros estaba yo. Empecé a alarmarme. Intenté introducir la mano en el bolsillo de la cazadora, donde habitualmente suelo llevar un comprimido, el cual, según los médicos me lo debería tomar en caso de urgencia,  y me recuperaría el tiempo necesario para llegar al hospital más cercano.

Iba a morirme de un jamacuco en medio del metro, ¡menudo marichalazo!

No tuve tiempo de comprobar la eficacia del producto, pues no podía mover mis manos. En la siguiente estación (Cuatro Vientos) entraron tres muchachitas con aspecto e infraestructura estudiantil, y tuve la desdichada idea de llamar sus atenciones, mediante guiños para  no sé como, llegar a mi bolsillo y  conseguir alcanzar el comprimido. Ignoro que entendieron, pero me miraron con cara de desprecio, y oí a una de ellas algo así como jodido viejo verde, y se fueron al vagón contiguo.

El tren seguía su marcha por la línea 10, que creo es la mas larga de Madrid. Entraban unos y salían otros. En la siguiente parada entró el músico de rigor, que se dedica a destrozar cuantas interpretaciones realiza. ¡Y encima, tiene la desfachatez de pedir dineros por sus asesinatos musicales! Hizo tintinear su cajita de plástico bajo mis narices para llamar mi atención. (Yo seguía mas serio que Búster Keaton) Como le respondí de la única forma que podía, o sea moviendo los párpados, me lanzó un ríete de tu puta madre. Creo que fue injusto, después de todo yo me estaba muriendo, y además mi madre no tenía vela en este entierro-y nunca mejor dicho-.

(Continuarà...)