Carlos Martínez Núñez (@Carlosmarnu) —
Coordinador del Área federal de Juventud de Izquierda Unida.
El Partido Popular ha salido rápidamente enarbolando los datos de la
última encuesta de la EPA para empezar a justificar un discurso basado
en que hay brotes verdes y en que se está saliendo de la crisis. Se dice
que el paro disminuye, lo que no se dice es porqué y para eso toca
hablar de los datos con profundidad y no utilizar unos y obviar los que
no gustan. Y si nos fijamos en los datos del mercado laboral uno de los
principales sectores con peor realidad somos las personas jóvenes.
Si analizamos los datos desde una perspectiva juvenil con un poco de
profundidad, podemos ver que en tan sólo un año, desde el cuarto
trimestre de 2012 al cuarto trimestre de 2013, la población activa ha
disminuido en casi 400.000 personas en la franja de edad de menores de
35 años. Se podría pensar que la gran mayoría de estas personas han
pasado a ser inactivas (es decir, a estar desalentadas en la búsqueda de
empleo por ponerse a estudiar o por otro motivo), pero al contrario, la
población inactiva también ha disminuido entorno a unas 70.000 personas
en la franja de edad de menores de 35 años. El resultado es que la
Población en edad de trabajar disminuye en casi medio millón de personas
en esta franja de edad y sólo en un año, más allá del efecto de tener
una pirámide poblacional envejecida que reduce poco a poco esta cifra,
es evidente que uno de los factores que han contribuido a ello con
fuerza han sido las personas que han abandonado el País y que
desaparecen de las estadísticas.
Se podría también argumentar que estos datos reflejan las tasas de
retorno de la población migrante que debido a la situación económica
regresa a sus países de origen. Pero esto también es falso, de las
400.000 personas menores de 35 años que abandonaron la población activa,
250.000 son de nacionalidad española y 150.000 extranjeras.
Una de las últimas investigaciones sobre emigración que realizó una
investigadora del CSIC cifraba en 700.000 el número de personas que se
han marchado al extranjero desde que comenzó la crisis, en su mayoría
jóvenes. Curioso, que los organismos públicos controlados por el
Gobierno no estén elaborando casi datos que pongan luz sobre un fenómeno
que cada vez está más en nuestro día a día. Al mismo tiempo, el
Gobierno platea suprimir el único organismo autónomo que agrupa a la
juventud asociada, como es el Consejo de la juventud de España, porque
quiere mantener el control sobre quien analiza la realidad de la
juventud y canaliza sus demandas.
Lo que intenta esconder el PP es la estrategia de utilizar la
emigración como una salida a las altas tasas de desempleo juvenil. Se
viene tiempo asumiendo que las cifras de un 55% de paro juvenil según la
EPA o el 57,7% según Eurostat con las que cerramos el año nos
convierten en el País de Europa con mayor desempleo generando un
problema dramático que desembocará en un estallido social. Para el
Gobierno el exilio económico al que se ven obligados y obligadas miles
de jóvenes es algo deseable, porque supone una válvula de escape para
controlar mejor la situación sin resolverla y porque conlleva unos
resultados estadísticos que son utilizados para argumentar que
comenzamos a ver brotes verdes. Su estrategia es clara, utilizar el
exilio económico de miles de jóvenes como la principal política activa
contra el desempleo juvenil.
Al final, no se puede obviar que aunque por mucho que se resalten
unos datos y no se digan otros, la dinámica con la que acabamos 2013 es
la misma con la que acabamos el año pasado y en la que llevamos insertos
e insertas desde que comenzó la crisis, donde de los 3,2 millones de
empleos destruidos desde 2009, el 91% son de personas con menos de 35
años. Pero no sólo se nos excluye a través del desempleo, también por
las condiciones de trabajo, con datos de temporalidad del 60% de los
empleos de jóvenes menores de 25 años o con un 19% de subempleo en
trabajos de jóvenes menores de 30 años. Y esta situación no es nueva,
incluso en los años de la supuesta bonanza económica la situación
estructural de la mayoría de jóvenes estaba marcada por la precariedad y
la temporalidad que afectaba por ejemplo a la emancipación y el acceso a
una vivienda.
Por eso, existe claramente (haya crisis o no) una ruptura
generacional que es consecuencia, entre otras cosas, de la fragmentación
de la clase trabajadora por parte del capitalismo español a través del
desempleo, la precariedad o la temporalidad. Y no es casual que quienes
encabezan los principales movimientos ciudadanos de resistencia sean
personas jóvenes. Jóvenes que nunca hemos estado dentro de los derechos
que supuestamente se garantizan en este sistema tal y como establece
nuestra Constitución y por eso impugnamos sus acuerdos y reclamamos el
fin del Régimen del 78. Jóvenes que cuestionamos que ningún Régimen es
democrático sino no hay democracia económica y capacidad para decidir en
qué condiciones se establece el trabajo, se reparte y se distribuye la
riqueza y por tanto, por eso gritamos “lo llaman democracia y no lo es”.
Jóvenes que hacemos política desde otras formas de participación y de
organización y que hemos cambiado el imaginario colectivo con
movimientos como el 15M. Jóvenes que llamamos a la emigración exilio
porque no nos vamos, sino que nos echan como forma de reducir las cifras
del paro.
Nos cansamos de repetir que tenemos las generaciones de jóvenes más
preparadas de nuestra historia y a la vez, obligamos a estas
generaciones a que hagan sus proyectos de vida totalmente excluidas de
unas condiciones dignas para vivir. Sin duda, nos están robando el
futuro, nos están robando nuestro país, porque la casta política al
servicio de la Banca y la Patronal, tiene muy claro que sus beneficios
multimillonarios están por encima de nuestras vidas o que el pago de una
deuda ilegítima es a costa de nosotras y nosotros. No nos queda otro
camino, seguiremos tomando las calles, seguiremos organizando más
Gamonales y seguiremos resistiendo hasta transformar este país de abajo a
arriba.