diumenge, 2 de febrer del 2014

Sus brotes verdes, son nuestra precariedad y nuestro exilio

Carlos Martínez Núñez (@Carlosmarnu) — Coordinador del Área federal de Juventud de Izquierda Unida.

El Partido Popular ha salido rápidamente enarbolando los datos de la última encuesta de la EPA para empezar a justificar un discurso basado en que hay brotes verdes y en que se está saliendo de la crisis. Se dice que el paro disminuye, lo que no se dice es porqué y para eso toca hablar de los datos con profundidad y no utilizar unos y obviar los que no gustan. Y si nos fijamos en los datos del mercado laboral uno de los principales sectores con peor realidad somos las personas jóvenes.
Si analizamos los datos desde una perspectiva juvenil con un poco de profundidad, podemos ver que en tan sólo un año, desde el cuarto trimestre de 2012 al cuarto trimestre de 2013, la población activa ha disminuido en casi 400.000 personas en la franja de edad de menores de 35 años. Se podría pensar que la gran mayoría de estas personas han pasado a ser inactivas (es decir, a estar desalentadas en la búsqueda de empleo por ponerse a estudiar o por otro motivo), pero al contrario, la población inactiva también ha disminuido entorno a unas 70.000 personas en la franja de edad de menores de 35 años. El resultado es que la Población en edad de trabajar disminuye en casi medio millón de personas en esta franja de edad y sólo en un año, más allá del efecto de tener una pirámide poblacional envejecida que reduce poco a poco esta cifra, es evidente que uno de los factores que han contribuido a ello con fuerza han sido las personas que han abandonado el País y que desaparecen de las estadísticas.
Se podría también argumentar que estos datos reflejan las tasas de retorno de la población migrante que debido a la situación económica regresa a sus países de origen. Pero esto también es falso, de las 400.000 personas menores de 35 años que abandonaron la población activa, 250.000 son de nacionalidad española y 150.000 extranjeras.
Una de las últimas investigaciones sobre emigración que realizó una investigadora del CSIC cifraba en 700.000 el número de personas que se han marchado al extranjero desde que comenzó la crisis, en su mayoría jóvenes. Curioso, que los organismos públicos controlados por el Gobierno no estén elaborando casi datos que pongan luz sobre un fenómeno que cada vez está más en nuestro día a día. Al mismo tiempo, el Gobierno platea suprimir el único organismo autónomo que agrupa a la juventud asociada, como es el Consejo de la juventud de España, porque quiere mantener el control sobre quien analiza la realidad de la juventud y canaliza sus demandas.
Lo que intenta esconder el PP es la estrategia de utilizar la emigración como una salida a las altas tasas de desempleo juvenil. Se viene tiempo asumiendo que las cifras de un 55% de paro juvenil según la EPA o el 57,7% según Eurostat con las que cerramos el año nos convierten en el País de Europa con mayor desempleo generando un problema dramático que desembocará en un estallido social. Para el Gobierno el exilio económico al que se ven obligados y obligadas miles de jóvenes es algo deseable, porque supone una válvula de escape para controlar mejor la situación sin resolverla y porque conlleva unos resultados estadísticos que son utilizados para argumentar que comenzamos a ver brotes verdes. Su estrategia es clara, utilizar el exilio económico de miles de jóvenes como la principal política activa contra el desempleo juvenil.
Al final, no se puede obviar que aunque por mucho que se resalten unos datos y no se digan otros, la dinámica con la que acabamos 2013 es la misma con la que acabamos el año pasado y en la que llevamos insertos e insertas desde que comenzó la crisis, donde de los 3,2 millones de empleos destruidos desde 2009, el 91% son de personas con menos de 35 años. Pero no sólo se nos excluye a través del desempleo, también por las condiciones de trabajo, con datos de temporalidad del 60% de los empleos de jóvenes menores de 25 años o con un 19% de subempleo en trabajos de jóvenes menores de 30 años. Y esta situación no es nueva, incluso en los años de la supuesta bonanza económica la situación estructural de la mayoría de jóvenes estaba marcada por la precariedad y la temporalidad que afectaba por ejemplo a la emancipación y el acceso a una vivienda.
Por eso, existe claramente (haya crisis o no) una ruptura generacional que es consecuencia, entre otras cosas, de la fragmentación de la clase trabajadora por parte del capitalismo español a través del desempleo, la precariedad o la temporalidad. Y no es casual que quienes encabezan los principales movimientos ciudadanos de resistencia sean personas jóvenes. Jóvenes que nunca hemos estado dentro de los derechos que supuestamente se garantizan en este sistema tal y como establece nuestra Constitución y por eso impugnamos sus acuerdos y reclamamos el fin del Régimen del 78. Jóvenes que cuestionamos que ningún Régimen es democrático sino no hay democracia económica y capacidad para decidir en qué condiciones se establece el trabajo, se reparte y se distribuye la riqueza y por tanto, por eso gritamos “lo llaman democracia y no lo es”. Jóvenes que hacemos política desde otras formas de participación y de organización y que hemos cambiado el imaginario colectivo con movimientos como el 15M. Jóvenes que llamamos a la emigración exilio porque no nos vamos, sino que nos echan como forma de reducir las cifras del paro.
Nos cansamos de repetir que tenemos las generaciones de jóvenes más preparadas de nuestra historia y a la vez, obligamos a estas generaciones a que hagan sus proyectos de vida totalmente excluidas de unas condiciones dignas para vivir. Sin duda, nos están robando el futuro, nos están robando nuestro país, porque la casta política al servicio de la Banca y la Patronal, tiene muy claro que sus beneficios multimillonarios están por encima de nuestras vidas o que el pago de una deuda ilegítima es a costa de nosotras y nosotros. No nos queda otro camino, seguiremos tomando las calles, seguiremos organizando más Gamonales y seguiremos resistiendo hasta transformar este país de abajo a arriba.