David Bollero
En Reino Unido, compañías como McDonald’s contratan hasta al 90% de
sus trabajadores bajo esta modalidad laboral, que permite al empleador
no estipular cuántas horas trabaja su plantilla, exigiendo
disponibilidad en función de la carga laboral.
"Las semanas que más trabajo puedo llegar a hacer más de 70 horas, y
las que menos, ocho o nueve". Así relata Aaron, de 45 años, su situación
laboral como cuidador de personas mayores en una empresa que depende
directamente de la Administración en un barrio del sur de Londres. Este
cuidador se siente atrapado en un contrato sin horas, esto es, uno en el
que
el empleador no estipula cuántas horas semanales trabaja su plantilla, exigiéndole disponibilidad en función de la carga de trabajo.
Una
modalidad de contratación bastante
similar a la que la CEOE quiere implantar en nuestro país.
La Confederación Española de Organizaciones Empresariales ha propuesto
al Ejecutivo que los empresarios puedan "imponer" a los trabajadores la
conversión de su contrato a tiempo completo en uno a tiempo parcial cuando
existan causas que lo justifiquen, con la finalidad de evitar despidos.
Sin embargo, estas propuestas ya han recibido el rechazo frontal de los
principales sindicatos y del PSOE, que temen que estas medidas
únicamente sirvan para aumentar la precariedad laboral, tal y como
ocurre en Reino Unido.
El caso de Aaron es uno más, la punta de un iceberg de
más de 300.000 personas que se encuentran en esta misma situación,
según datos de la Oficina Nacional de Estadística. Nada comparado con
el último informe del experto en recursos humanos CIPD (Chartered
Institute of Personnel and Development) que aumenta la cifra hasta casi
cuatro veces más,
superando el millón de empleados en esta situación tan precaria. El CIPD afirma que mientras que el sector privado acapara el 17% de estos contratos,
el público absorbe el 24%, incluyendo al Servicio Nacional de Salud (NHS).
"El nivel de estrés que soportamos", explica Aaron, "es increíble porque
nunca sabemos si llegaremos a fin de mes.
Las semanas que trabajas 60 horas sabes que podrás pagar las facturas
pero no tienes tiempo ni para comer; mientras que en las que trabajas
menos de diez horas, tienes tiempo de sobra pero nada que llevarte a la
boca porque no tienes ni un penique".
En este contexto y gracias a la presión de un grupo de diputados laboristas, el Gobierno conservador de David
Cameron ha anunciado que revisará de manera "informal" este tipo de contratos,
para evitar abusos y violaciones de los derechos de los trabajadores,
publicando sus conclusiones a la vuelta del verano. El secretario de
Estado de Comercio e Industria, Vince Cable, sostiene que "aunque es
importante que nuestros trabajadores gocen de flexibilidad, resulta
igualmente importante que reciban un trato justo".
Y es que, entre los inconvenientes de este tipo de contrato, además de la
incertidumbre de cuánto se trabajará
(e ingresará) al cabo del mes, se encuentra también la
pérdida de muchos beneficios
respecto a un empleado normal, tales como seguros de vida o médicos,
vacaciones pagadas o días por enfermedad, pagas de beneficios o preaviso
del despido, que en estos casos puede ser de un día para otro.
La excusa de la crisis
Las cifras oficiales, muy alejadas del millón del CIPD, ilustran el crecimiento de este tipo de contratos
desde 2005, cuando apenas existían 50.000; un año
después ya había 134.000 y a finales del año pasado más de 250.000. En
esta tendencia, 2010 supuso un punto de inflexión, con la entrada en
vigor de una directiva europea en virtud de la cual todos los empleados
que hubieran sido contratados a través de una agencia de colocación
disfrutarían del mismo estatus que cualquier otro empleadocumplidas las
12 semanas de trabajo. Entonces, fueron muchas las compañías que
recurrieron a los contratos sin horas para sortear la directiva y evitar
pagar todos los beneficios a sus trabajadores.
En
este sentido, las asociaciones empresariales no han tardado en dar la
voz de alarma ante la posibilidad de que el Gobierno elimine este tipo
de relación laboral. Es el caso de Alexander Ehmann, director de
Política Regulatoria del
Institute of Directors (IoD), una agrupación que reúne a más de 38.000 directores generales de
compañías, incluidos diversos altos directivos de empresas del FTSE 100
(los 100 principales valores de la Bolsa de Londres). Convencido de que
"estos contratos pueden jugar un papel crucial en nuestra recuperación
económica", Ehmann afirma que
"eliminarlos podría conducir al mercado laboral británico a rigideces como las de Francia o España".
El representante del IoD asegura que "una de las razones por las que
nuestra economía no ha seguido el mismo camino que el sur de Europa es
porque los empleadores han sido capaces de adaptarse rápidamente a la
demanda cambiante".
Por su parte, otro portavoz de IoD, que
prefiere denominar a estos contratos como "de horas no garantizadas",
afirma que "creemos que son éticos, porque no sólo proporcionan a los
empleados la flexibilidad para cumplir con sus otros compromisos (como
estudiar, criar a sus hijos), sino que también se la da a una industria
como la hostelería, en la que resulta tan complicado predecir qué
plantilla se necesitará".
Tanto es así que la propia sede del IoD en Londres, donde su
máximo directivo gana 300.000 libras anuales, (unos 347.000 euros) cuenta en su departamento de hostelería con
16 empleados temporales con contratos sin horas.
Estas mismas fuentes no sólo consideran que "sin este tipo de contratos
el desempleo en Reino Unido sería mucho mayor" sino que, además,
señalan que "el Gobierno tiene que reconocer que cualquier acción que
limite el uso de esta modalidad contractual es más que probable que
perjudicará a la creación de empleo".
Elevado subempleo
Una
de las principales denuncias por parte de los diputados del Partido
Laborista hace referencia al subempleo, puesto que según datos del
thinktank Resolution Foundation, en muchas ocasiones
el empleado gana menos de la mitad del salario medio
para ese mismo puesto de trabajo, apenas superando en una libra el
salario mínimo. Una situación que afecta especialmente a los jóvenes
entre 16 y 24 años (37%), así como a los mayores de 55 años.
A esta situación tan precaria se suman, además, los
errores fiscales en el cálculo de las retenciones debido a las fluctuaciones de horas que
pueden llevar al trabajador a deber sumas importantes de dinero a
Hacienda. Alison McGovern, una de las laboristas que promueven la
campaña para regular estos contratos, demanda "la necesidad de poner
freno a este tipo de prácticas, porque lo que para algunos es
flexibilidad laboral, para otros muchos trabajadores no es más que
precariedad y falta de estabilidad". McGovern llama la atención sobre el
incremento de explotación al amparo de estos contratos y reclama una
acción urgente por parte del Gobierno, al que la situación le afecta
directamente pues, en palabras de la propia diputada, "cerca de 3.000
empleados públicos padecen estos contratos".
McDonald's, en el punto de mira
A
pesar de que desde el IoD subrayan que son las pymes las grandes
beneficiadas de los contratos sin horas, esta semana ha saltado la
polémica después de que el diario
The Guardian revelara que compañías como
McDonald's emplean con esta modalidad de contrato hasta al
90% de su plantilla en Reino Unido, lo que supone un total de
82.200 personas.
Curiosamente,
la cadena de comida rápida que sólo en este país cuenta con 1.200
empleados y sirve a diario a 2,5 millones de clientes, fue certificada
este mismo año por la consultora holandesa de recursos humanos CRF
Institute como uno de los mejores empleadores, no sólo en Reino Unido,
sino de toda Europa. Entonces, su vicepresidente en Gran Bretaña, Jez
Langhorn, presumía de que "nuestros empleados son personas ambiciosas y
con talento y nos hemos esforzado por poner en marcha iniciativas que
les apoyen y motiven en su trabajo y en su desarrollo profesional".
McDonald's no es ni mucho menos una excepción, sumándose a la lista marcas muy conocidas como
Sports Direct,
que con 20.000 empleados sin horas también ronda la contratación del
90% de su plantilla con este modelo. De manera similar operan
Boots o Subway, que se sacude la polémica sobre sus franquicias, haciéndolas responsables de todo cuanto tenga que ver con sus empleados.
Andy,
que con 18 años trabaja para una cadena de comida rápida en Londres,
explica que "no es nada raro que el gerente llegue a media mañana y, si
vienen pocos clientes, te mande para casa,
sin importarle si vienes de lejos o cuánto te has gastado en transporte".
A ello se suma, además, lo que pueden llegar a afectar los
enfrentamientos personales con el encargado, que "a veces te puede
llegar a quitar prácticamente todas las horas durante semanas, saturando
a algún compañero con 50 o 60 horas semanales".
En un comunicado
de prensa, McDonald's asegura que "nuestros empleados están contentos
con esta flexibilidad que les brinda la oportunidad de tener tiempo
libre para las vacaciones escolares de sus hijos, preparar exámenes,
etc.". La compañía niega que este tipo de trabajadores tenga menos
beneficios que el resto y afirma que no se les exige plena
disponibilidad cuando son llamados. Fuentes de la compañía consultadas
por
Público.es rechazaron entrar a valorar si estos contratos son o no éticos
y señalaron que "nuestros empleados se mueven en una franja de edad que
va desde el final del colegio a los años previos a la jubilación".