diumenge, 3 de novembre del 2013
Otra Catalunya, otra España
Traducción al castellano de la conferencia del Profesor Navarro
en la asamblea del Procés Consituent en Barcelona, 13 de octubre de 2013
(ver el vídeo en www.vnavarro.org)
Queridos compañeros y compañeras,
Aquí estamos reunidos, venidos de todos los rincones de Catalunya, para celebrar nuestro nacimiento; un momento de gran alegría, que vivimos con gran ilusión. Y llegamos aquí para renovar juntos nuestro compromiso de ponernos al servicio de la gente normal y corriente de nuestro país.
Miremos ahora a nuestro alrededor y veamos qué nos une. Y una cosa que está clara es que lo que motiva nuestro compromiso es nuestro profundo deseo de alcanzar la felicidad -sí, lo tenemos que decir sin ningún rubor, la felicidad-, la libertad y el bienestar de nuestro pueblo, y muy en particular de sus clases populares, es decir, de aquellos ciudadanos que con su trabajo, sea remunerado o no, han construido y están construyendo este país. Nuestro compromiso es con la mayoría de la población, que hoy siente que no tiene la posibilidad de participar en las decisiones de aquellos que los gobiernan. De ahí que sea uno de nuestros objetivos ayudar a que esta población sepa que ellos son los que hacen Catalunya, y que es de ellos de quien deriva el poder del Estado, tanto el central como la Generalitat de Catalunya, es decir, de las instituciones encargadas de la gobernanza del país.
De ahí deriva el segundo punto que nos define, y que es nuestro rechazo, no a España, no a los diferentes pueblos y naciones de la Península Ibérica, que consideramos nuestros hermanos, sino al Estado español, que claramente no nos representa. Este Estado, fruto de una transición inmodélica, dominado por los herederos de la dictadura fascista, es responsable del enorme atraso del Estado del Bienestar español y también es responsable de que este Estado nunca haya aceptado el carácter plurinacional de España, imponiendo su nacionalismo españolista, un nacionalismo que nos asfixia a todos los demás.
Este Estado español no es nuestro Estado. Ni sus símbolos, son nuestros símbolos. No nos encontramos a gusto en este Estado, que no es el nuestro, y ayudaremos a nuestros hermanos y hermanas en España, que ya están en las calles a lo largo de todo el territorio porque tampoco sienten que sea su Estado. Les ayudaremos a que logren su liberación. Hoy saludamos sus movilizaciones, denunciando que este Estado no les representa a ellos tampoco. Les ayudaremos a que logren cambiar tal Estado, consiguiendo uno que les represente.
Nosotros, ahora, nos tenemos que concentrar en conseguir nuestra liberación, en este lado del Ebro. Porque nosotros tampoco nos encontramos cómodos en esta Catalunya oficial, que es escasamente democrática, muy poco justa y muy poco solidaria. No nos gusta una Catalunya en la que un burgués vive diez años más que un trabajador no cualificado en paro crónico. Esta no es nuestra Catalunya.
No nos gusta tampoco esta Catalunya insolidaria. Catalunya no es pobre. Catalunya es rica. Y en cambio, el gasto público para financiar los servicios públicos de sanidad, educación, vivienda, escuelas de infancia, entre otros servicios, es de los más bajos de Europa. Y esto se debe, no solo al déficit fiscal que Catalunya tiene con España – déficit que nos empobrece –, sino primordialmente al enorme poder que las fuerzas conservadoras en Catalunya han tenido sobre el Estado y sobre la Generalitat. Esta es la mayor causa de nuestro subdesarrollo social, donde, a pesar de que Catalunya sea más rica que el promedio de la Unión Europea de los Quince, el grupo de países más ricos de la Unión Europea, los servicios públicos son de los menos financiados y donde casi uno de cada cuatro catalanes es pobre. Esta no es la Catalunya que queremos.
Por este motivo queremos otra Catalunya, una Catalunya en la que democracia no sea solo votar cada tantos años dentro de un sistema electoral poco representativo. Queremos una democracia participativa, y directa, en la que cada ciudadano pueda participar a través de referéndums vinculantes y otras formas participativas de democracia. Democracia no es solo democracia representativa, y todavía menos lo es una democracia como la existente en Catalunya, donde el sistema electoral es poco representativo, donde la política se entiende como el politiqueo entre las élites gobernantes. Esta no es nuestra Catalunya. Queremos una Catalunya auténticamente democrática, auténticamente participativa, en que la gobernanza del país proceda directamente de las decisiones del pueblo de Catalunya, es decir, de todos los que viven y trabajan en Catalunya, sin limitaciones o exclusiones.
Y el derecho a decidir tiene que incluirlo todo. Derecho a decidir por un pueblo soberano significa decidir, no solo sobre si quiere separarse o no del Estado español, sino sobre todo lo demás, es decir, sobre los lugares de trabajo, sobre nuestras escuelas, sobre nuestros centros sanitarios, sobre nuestros barrios, y un largo etcétera. Y no solo mediante una autoridad delegada, sino directamente por la población. Es decir, democracia es la continua y constante participación de las clases populares en la búsqueda de su felicidad y de su bienestar, obtenidos en solidaridad con todos los demás.
Somos conscientes de que se nos dirá – ya se nos ha dicho – que somos utópicos, que estamos soñando, que esto no se puede realizar en Catalunya. Sabemos, sin embargo, que este argumento se ha utilizado constantemente para evitar cambios. Pero tenemos evidencia de que el cambio es posible. Cada uno de los cambios que han mejorado el bienestar de la población en nuestro país se ha logrado a base de movilizaciones populares. Nunca olvidemos que aun cuando Franco, uno de los mayores asesinos que han existido en Europa en el siglo XX, murió en la cama, la dictadura murió en la calle.
También queremos aclarar que no somos ni queremos ser un partido. Somos un movimiento político-social que quiere transformar profundamente Catalunya. Y tenemos plena fe en nuestro pueblo. Y sabemos que cuando la población se mueve, puede mover montañas. Y se han movido montañas. Repito que no somos ni queremos ser un partido político. Lo repito porque algunas élites partidistas tienen el temor de que les hagamos perder votos. No es esta nuestra intención. Queremos que la población participe y se movilice electoralmente. Pero nosotros queremos ir más allá de la vía representativa. Queremos concienciar a la ciudadanía de que ellos son Catalunya, que las personas anónimas que, en su vida cotidiana y con su trabajo, hacen el país, son los que tienen el derecho a decidir y a gobernarlo, transformándolo profundamente. Y para ello se requiere una amplia movilización y grandes alianzas. Con ello construiremos la nueva Catalunya, alrededor del Manifiesto, que es nuestra guía y con el que amplios sectores de la población están ya de acuerdo. Y nosotros invitamos a los partidos progresistas a que se sumen a este proyecto. Cada una de las propuestas que hacemos, sabemos que la mayoría de la población las acepta y las desea. Y damos la bienvenida a sus militantes para que todos juntos, personas de distintas sensibilidades, podamos ayudar a revolucionar este país. Este es nuestro proyecto.
Y es aquí donde nos consideramos herederos de todos aquellos que nos precedieron en esta lucha para lograr la libertad, la felicidad y la solidaridad. Somos herederos de nuestros padres y abuelos, que perdieron una guerra defendiendo la libertad, la democracia, la solidaridad y la justicia social. Somos herederos de aquellos que continuaron luchando contra la dictadura, en los años cuarenta, en los años cincuenta –cuando empezamos las movilizaciones pacíficas en contra de aquel horror-, en los años sesenta y setenta en las magníficas movilizaciones que, bajo el liderazgo del Movimiento Obrero, terminaron con aquella dictadura, y somos herederos de aquellos que continuaron presionando durante la época post-franquista denunciando la falta de representatividad de las instituciones españolas y catalanas mal llamadas representativas, que, en realidad, “no nos representan”, criticando el enorme subdesarrollo social de aquel Estado post franquista y que nunca aceptó que Catalunya fuera una nación. Somos herederos de todos ellos y, como tales, queremos terminar un periodo iniciado en la Transición inmodélica del 1978, y que se ha agotado.
Queremos comenzar un nueva Transición que sea no violenta, pacífica, alegre y radical, radical porque iremos a las raíces de las causas de la escasa felicidad de nuestro pueblo. Seremos gentiles y amables, pero no blandos. Y no cejaremos en nuestro empeño, recurriendo incluso a la desobediencia civil, si así lo exige nuestro compromiso con el bienestar de nuestro pueblo. Esto es lo que somos, y esto es lo que queremos para esta nueva Catalunya, una Catalunya más justa, más social, más solidaria y más participativa y democrática, una Catalunya que pueda ayudar en solidaridad a los otros pueblos y naciones de España a liberarse, facilitando la hermandad entre los pueblos que este Estado español dificulta. Rechazamos toda hostilidad y ofensa a las clases populares de España. Pero sí que rechazamos este Estado español, y lo hacemos sin violencia, con serenidad y con compromiso, y con la misma intensidad con la que queremos cambiar esta Catalunya, para ayudar a sus clases populares a sustituirla por otra Catalunya, que sea democrática, justa y solidaria.
Queridos compañeros y compañeras,
Aquí estamos reunidos, venidos de todos los rincones de Catalunya, para celebrar nuestro nacimiento; un momento de gran alegría, que vivimos con gran ilusión. Y llegamos aquí para renovar juntos nuestro compromiso de ponernos al servicio de la gente normal y corriente de nuestro país.
Miremos ahora a nuestro alrededor y veamos qué nos une. Y una cosa que está clara es que lo que motiva nuestro compromiso es nuestro profundo deseo de alcanzar la felicidad -sí, lo tenemos que decir sin ningún rubor, la felicidad-, la libertad y el bienestar de nuestro pueblo, y muy en particular de sus clases populares, es decir, de aquellos ciudadanos que con su trabajo, sea remunerado o no, han construido y están construyendo este país. Nuestro compromiso es con la mayoría de la población, que hoy siente que no tiene la posibilidad de participar en las decisiones de aquellos que los gobiernan. De ahí que sea uno de nuestros objetivos ayudar a que esta población sepa que ellos son los que hacen Catalunya, y que es de ellos de quien deriva el poder del Estado, tanto el central como la Generalitat de Catalunya, es decir, de las instituciones encargadas de la gobernanza del país.
De ahí deriva el segundo punto que nos define, y que es nuestro rechazo, no a España, no a los diferentes pueblos y naciones de la Península Ibérica, que consideramos nuestros hermanos, sino al Estado español, que claramente no nos representa. Este Estado, fruto de una transición inmodélica, dominado por los herederos de la dictadura fascista, es responsable del enorme atraso del Estado del Bienestar español y también es responsable de que este Estado nunca haya aceptado el carácter plurinacional de España, imponiendo su nacionalismo españolista, un nacionalismo que nos asfixia a todos los demás.
Este Estado español no es nuestro Estado. Ni sus símbolos, son nuestros símbolos. No nos encontramos a gusto en este Estado, que no es el nuestro, y ayudaremos a nuestros hermanos y hermanas en España, que ya están en las calles a lo largo de todo el territorio porque tampoco sienten que sea su Estado. Les ayudaremos a que logren su liberación. Hoy saludamos sus movilizaciones, denunciando que este Estado no les representa a ellos tampoco. Les ayudaremos a que logren cambiar tal Estado, consiguiendo uno que les represente.
Nosotros, ahora, nos tenemos que concentrar en conseguir nuestra liberación, en este lado del Ebro. Porque nosotros tampoco nos encontramos cómodos en esta Catalunya oficial, que es escasamente democrática, muy poco justa y muy poco solidaria. No nos gusta una Catalunya en la que un burgués vive diez años más que un trabajador no cualificado en paro crónico. Esta no es nuestra Catalunya.
No nos gusta tampoco esta Catalunya insolidaria. Catalunya no es pobre. Catalunya es rica. Y en cambio, el gasto público para financiar los servicios públicos de sanidad, educación, vivienda, escuelas de infancia, entre otros servicios, es de los más bajos de Europa. Y esto se debe, no solo al déficit fiscal que Catalunya tiene con España – déficit que nos empobrece –, sino primordialmente al enorme poder que las fuerzas conservadoras en Catalunya han tenido sobre el Estado y sobre la Generalitat. Esta es la mayor causa de nuestro subdesarrollo social, donde, a pesar de que Catalunya sea más rica que el promedio de la Unión Europea de los Quince, el grupo de países más ricos de la Unión Europea, los servicios públicos son de los menos financiados y donde casi uno de cada cuatro catalanes es pobre. Esta no es la Catalunya que queremos.
Por este motivo queremos otra Catalunya, una Catalunya en la que democracia no sea solo votar cada tantos años dentro de un sistema electoral poco representativo. Queremos una democracia participativa, y directa, en la que cada ciudadano pueda participar a través de referéndums vinculantes y otras formas participativas de democracia. Democracia no es solo democracia representativa, y todavía menos lo es una democracia como la existente en Catalunya, donde el sistema electoral es poco representativo, donde la política se entiende como el politiqueo entre las élites gobernantes. Esta no es nuestra Catalunya. Queremos una Catalunya auténticamente democrática, auténticamente participativa, en que la gobernanza del país proceda directamente de las decisiones del pueblo de Catalunya, es decir, de todos los que viven y trabajan en Catalunya, sin limitaciones o exclusiones.
Y el derecho a decidir tiene que incluirlo todo. Derecho a decidir por un pueblo soberano significa decidir, no solo sobre si quiere separarse o no del Estado español, sino sobre todo lo demás, es decir, sobre los lugares de trabajo, sobre nuestras escuelas, sobre nuestros centros sanitarios, sobre nuestros barrios, y un largo etcétera. Y no solo mediante una autoridad delegada, sino directamente por la población. Es decir, democracia es la continua y constante participación de las clases populares en la búsqueda de su felicidad y de su bienestar, obtenidos en solidaridad con todos los demás.
Somos conscientes de que se nos dirá – ya se nos ha dicho – que somos utópicos, que estamos soñando, que esto no se puede realizar en Catalunya. Sabemos, sin embargo, que este argumento se ha utilizado constantemente para evitar cambios. Pero tenemos evidencia de que el cambio es posible. Cada uno de los cambios que han mejorado el bienestar de la población en nuestro país se ha logrado a base de movilizaciones populares. Nunca olvidemos que aun cuando Franco, uno de los mayores asesinos que han existido en Europa en el siglo XX, murió en la cama, la dictadura murió en la calle.
También queremos aclarar que no somos ni queremos ser un partido. Somos un movimiento político-social que quiere transformar profundamente Catalunya. Y tenemos plena fe en nuestro pueblo. Y sabemos que cuando la población se mueve, puede mover montañas. Y se han movido montañas. Repito que no somos ni queremos ser un partido político. Lo repito porque algunas élites partidistas tienen el temor de que les hagamos perder votos. No es esta nuestra intención. Queremos que la población participe y se movilice electoralmente. Pero nosotros queremos ir más allá de la vía representativa. Queremos concienciar a la ciudadanía de que ellos son Catalunya, que las personas anónimas que, en su vida cotidiana y con su trabajo, hacen el país, son los que tienen el derecho a decidir y a gobernarlo, transformándolo profundamente. Y para ello se requiere una amplia movilización y grandes alianzas. Con ello construiremos la nueva Catalunya, alrededor del Manifiesto, que es nuestra guía y con el que amplios sectores de la población están ya de acuerdo. Y nosotros invitamos a los partidos progresistas a que se sumen a este proyecto. Cada una de las propuestas que hacemos, sabemos que la mayoría de la población las acepta y las desea. Y damos la bienvenida a sus militantes para que todos juntos, personas de distintas sensibilidades, podamos ayudar a revolucionar este país. Este es nuestro proyecto.
Y es aquí donde nos consideramos herederos de todos aquellos que nos precedieron en esta lucha para lograr la libertad, la felicidad y la solidaridad. Somos herederos de nuestros padres y abuelos, que perdieron una guerra defendiendo la libertad, la democracia, la solidaridad y la justicia social. Somos herederos de aquellos que continuaron luchando contra la dictadura, en los años cuarenta, en los años cincuenta –cuando empezamos las movilizaciones pacíficas en contra de aquel horror-, en los años sesenta y setenta en las magníficas movilizaciones que, bajo el liderazgo del Movimiento Obrero, terminaron con aquella dictadura, y somos herederos de aquellos que continuaron presionando durante la época post-franquista denunciando la falta de representatividad de las instituciones españolas y catalanas mal llamadas representativas, que, en realidad, “no nos representan”, criticando el enorme subdesarrollo social de aquel Estado post franquista y que nunca aceptó que Catalunya fuera una nación. Somos herederos de todos ellos y, como tales, queremos terminar un periodo iniciado en la Transición inmodélica del 1978, y que se ha agotado.
Queremos comenzar un nueva Transición que sea no violenta, pacífica, alegre y radical, radical porque iremos a las raíces de las causas de la escasa felicidad de nuestro pueblo. Seremos gentiles y amables, pero no blandos. Y no cejaremos en nuestro empeño, recurriendo incluso a la desobediencia civil, si así lo exige nuestro compromiso con el bienestar de nuestro pueblo. Esto es lo que somos, y esto es lo que queremos para esta nueva Catalunya, una Catalunya más justa, más social, más solidaria y más participativa y democrática, una Catalunya que pueda ayudar en solidaridad a los otros pueblos y naciones de España a liberarse, facilitando la hermandad entre los pueblos que este Estado español dificulta. Rechazamos toda hostilidad y ofensa a las clases populares de España. Pero sí que rechazamos este Estado español, y lo hacemos sin violencia, con serenidad y con compromiso, y con la misma intensidad con la que queremos cambiar esta Catalunya, para ayudar a sus clases populares a sustituirla por otra Catalunya, que sea democrática, justa y solidaria.
dissabte, 2 de novembre del 2013
4x1=4; 2x1=2
Hi haurà un moment que la vaca no donarà
per a més... Els nostres governants sembla que s’han capficat que de la
ciris s’ha de sortir només amb el sacrifici de les classes mitjanes que,
fins fa uns anys, era la majoria de la població espanyola, però que en
el transcurs dels anys, aquest segment s’ha anat aprimant poc a poc.
A les classes dominants no els hi tremola
el pols a l’hora d’apujar-se el sou i fins i tot blindar-lo davant de
futurs canvis, mentre que, aquests mateixos, congelen i fins i tot abaixen
el sou de molts de treballadors i creen impostos i taxes per a pagar més
sense que el destí d’aquests ingressos extres estigui del tot clar.
Segurament us sorprendrà el títol d’aquesta
entrada i, mentre llegiu això, encara no heu aconseguit esbrinar el significat
de els multiplicacions. És molt senzill, ja ho veureu.
Els que heu viatjat en tren aquests darrers
dies, potser us he trobat en que els trens no funcionen en normalitat.
Això és degut a que hi ha vaga dels treballadors ferroviaris perquè estan
en desacord de que Adif (el gestor d’infraestructures ferroviàries)
es vulgui reconvertir en 4 empreses i RENFE (Rogamos Empujen Nuestros
Ferrocarriles Españoles -recordeu?-), en 2.
I pregunto: Si una empresa (Adif
per exemple) un consell d’administració amb un president i un director
general executiu (o conseller delegat), si es transforma en 4 empreses,
no caldrà multiplicar-ho per 4? I en el cas de RENFE per 2? I qui
ocuparà aquests càrrecs? Segurament que antics alts càrrecs del govern,
afins als polítics que ens governin en cada moment. Però no per a expresidents
del govern o exministres, ja que en aquests casos se’ls col·loca a Telefònica
(Movistar), ENDESA o empreses similars.
Felipe González arregla el mundo
Juan Carlos Escudier
Lo de ir a arreglar el mundo con Felipe González es comodísimo. Basta sentarse y seguir el curso fluvial de su oratoria, que más que torrencial es amazónica. Ir a verle ayer a la Escuela Julián Besteiro de la UGT tenía su morbo, recién estrenada la fundación que el expresidente ha creado para el estudio de sí mismo y de su organismo. No tardó en explicar la razón de haber erigido esta catedral a la egolatría, en afortunada expresión de David Torres: poner a disposición de los investigadores todo el material que ha acumulado “para que la interpretación de lo que ha pasado en este país no sea la de Pedro Jeta”. Los dioses, por lo visto, tienen un montón de demonios.
A González se le había convocado a las siete de la tarde para que, en compañía de Iñaki Gabilondo, respondiera a esta sencilla pregunta: ¿Cómo salimos de ésta? Y, claro, nos dieron las ocho y las nueve, que diría Sabina. El “cristiano con minusvalías”, como él mismo se definió, tuvo tiempo de sobra para darle el mandoble de rigor al Anticristo, o sea a Aznar, y el pescozón habitual a Zapatero, del que, sin citarle, se cachondeó de su optimismo profesional, él que siempre se pone en lo peor “para tener recorrido”, y de su intento de cambiar por ley el modelo productivo. Por resumir –les ahorro su cita de Gramsci- la cosa tiene arreglo pero falta coraje político. Que se entere “Tontoro”, que es como llama al ministro de Hacienda.
Coronado de plata por las canas, póngase a González una larga barba y un bastón y tendrán al abuelo Cebolleta. No es ya que este hombre aparente saberlo todo, sino que además, al parecer, se lo tiene dicho a todo cristo. A Dilma Russef, por ejemplo, le predijo 20 días antes las movilizaciones sociales de Brasil. Al Papa le conoció cuando sólo era Bergoglio, se tomó con él un café, y le hizo ver que era la única voz autorizada que tenía Argentina. Ahí donde lo ven ha dado doctrina a quienes forman a la dirigencia china, y algo se le ha tenido que olvidar porque viaja a Pekín en unos días. Y así.
La izquierda –la sensata, ya que por la otra sólo siente desprecio – tiene, según dijo, una oportunidad única para sacarnos de este valle de lágrimas, aunque para ello deba atreverse a hacer una revolución de ideas dentro de los límites de la economía social y de mercado. ¿Una idea? Vincular los salarios a la productividad, algo que también propone Joan Rosell, el de la CEOE, que va a resultar que es socialdemócrata. ¿Otra idea? Repartir el tiempo de trabajo sin que se pierda competitividad. Como buen centrocampista sin remate dejó para otra ocasión explicar los detalles.
No es que González se nos haya hecho de derechas, o al menos no del todo. Está muy en contra de que la competitividad se alcance bajando salarios – “para competir con China, ¿adónde hay que llegar?”-, critica que se haya utilizado la crisis para hacer “contrabando ideológico”, arremete contra los recortes en educación y en innovación, defiende la sanidad universal, cuya medalla se cuelga con razón, y da una idea contra las privatizaciones: denunciarlas ante Bruselas, -“la nueva Roma”- como ayudas de Estado encubiertas a empresas privadas. Si no habla de emprendedores es porque él ya lo hacía en los años 90 y ahora el término se ha pervertido.
Obviamente, de la crisis de la UE, que amenaza con convertirnos en un simple “rincón de Eurasia”, ya ha hablado con Delors, con Giscard D’Estaing y con Van Rompuy, quien al parecer le confesó primero que al invento le quedaba media hora y tiempo después que el horizonte se había ampliado a tres años. A Catherine Ashton no le ha dicho nada porque es una “inútil”. Opina que Europa es “un museo” que hay que renovar, que Alemania, cuyos problemas son como los nuestros, no va a permitir ahora la unión bancaria ni que sus entidades se sometan al mismo striptease que las españoles porque suspendería el 80% y que tragedias como nuestros seis millones de parados han de servir para que nadie te tome el pelo en Bruselas.
¿El ejemplo a seguir? Estados Unidos, y su revolución energética, la que le ha hecho despreocuparse de Oriente Medio. Sutilmente, el estadista cedió el micrófono al consejero de Gas Natural, que impartió sin rubor una miniconferencia sobre el desastroso marco eléctrico y el gas de esquisto (el del fracking). “En EEUU producen gas a cuatro dólares el millón de BTU (la unidad de medida) mientras que en España y Europa se paga a 9 dólares. ¿Qué cómo se compite? Por ahí”.
Retornado el estadista, para terminar de arreglar el mundo a González le faltaba lógicamente el repaso a España y su crisis territorial. En su opinión, todos los males arrancan de Aznar por haber dado capacidad normativa a las comunidades autónomas en impuestos básicos (el IRPF, por ejemplo). De la descentralización se pasó a la “centrifugación” y de ahí a los Reinos de Taifas y a la subasta permanente.
Encontrado el culpable y tras reiterar que el derecho a decidir también lo tiene él y el resto de los españoles que verían modificada su nación con la amputación de una de sus partes, faltaba la solución. ¿Qué hacer para resolver el problema de Cataluña? Lo primero, “no estarse quieto” como ese Don Tancredo que es Rajoy. Después dialogar, pero dejando claro los límites: “La independencia es imposible y cabalgar hacia un imposible creará una frustración que se tardará en recomponer 20 años”. Y finalmente, abrir una reflexión pausada sobre una reforma constitucional, sin temor a dar una solución asimétrica a Cataluña siempre que se respeten los derechos básicos de todos los ciudadanos. “La propuesta federal es a la que se terminará por llegar, si antes no rompemos el invento, algo que no se puede descartar tratándose de este país”.
Para que todo esto ocurra Cataluña debe recuperar la “centralidad”. ¿Cómo? Con una “gobernanza sensata” que agrupe al PSC, a Unió y a la parte de Convergència que lamenta “estar trabajando para ERC”. Como puede suponerse cargó contra “la ensoñación nacionalista”, tachó de ridiculez “definir la identidad cerrando una frontera” y destacó que en sus viajes a lo largo y ancho de este mundo nadie se tomaba en serio la independencia catalana. Antes de que la madrugada sorprendiera a los asistentes, Gabilondo dio por concluida la perorata. “Amén”, dijo.
Lo de ir a arreglar el mundo con Felipe González es comodísimo. Basta sentarse y seguir el curso fluvial de su oratoria, que más que torrencial es amazónica. Ir a verle ayer a la Escuela Julián Besteiro de la UGT tenía su morbo, recién estrenada la fundación que el expresidente ha creado para el estudio de sí mismo y de su organismo. No tardó en explicar la razón de haber erigido esta catedral a la egolatría, en afortunada expresión de David Torres: poner a disposición de los investigadores todo el material que ha acumulado “para que la interpretación de lo que ha pasado en este país no sea la de Pedro Jeta”. Los dioses, por lo visto, tienen un montón de demonios.
A González se le había convocado a las siete de la tarde para que, en compañía de Iñaki Gabilondo, respondiera a esta sencilla pregunta: ¿Cómo salimos de ésta? Y, claro, nos dieron las ocho y las nueve, que diría Sabina. El “cristiano con minusvalías”, como él mismo se definió, tuvo tiempo de sobra para darle el mandoble de rigor al Anticristo, o sea a Aznar, y el pescozón habitual a Zapatero, del que, sin citarle, se cachondeó de su optimismo profesional, él que siempre se pone en lo peor “para tener recorrido”, y de su intento de cambiar por ley el modelo productivo. Por resumir –les ahorro su cita de Gramsci- la cosa tiene arreglo pero falta coraje político. Que se entere “Tontoro”, que es como llama al ministro de Hacienda.
Coronado de plata por las canas, póngase a González una larga barba y un bastón y tendrán al abuelo Cebolleta. No es ya que este hombre aparente saberlo todo, sino que además, al parecer, se lo tiene dicho a todo cristo. A Dilma Russef, por ejemplo, le predijo 20 días antes las movilizaciones sociales de Brasil. Al Papa le conoció cuando sólo era Bergoglio, se tomó con él un café, y le hizo ver que era la única voz autorizada que tenía Argentina. Ahí donde lo ven ha dado doctrina a quienes forman a la dirigencia china, y algo se le ha tenido que olvidar porque viaja a Pekín en unos días. Y así.
La izquierda –la sensata, ya que por la otra sólo siente desprecio – tiene, según dijo, una oportunidad única para sacarnos de este valle de lágrimas, aunque para ello deba atreverse a hacer una revolución de ideas dentro de los límites de la economía social y de mercado. ¿Una idea? Vincular los salarios a la productividad, algo que también propone Joan Rosell, el de la CEOE, que va a resultar que es socialdemócrata. ¿Otra idea? Repartir el tiempo de trabajo sin que se pierda competitividad. Como buen centrocampista sin remate dejó para otra ocasión explicar los detalles.
No es que González se nos haya hecho de derechas, o al menos no del todo. Está muy en contra de que la competitividad se alcance bajando salarios – “para competir con China, ¿adónde hay que llegar?”-, critica que se haya utilizado la crisis para hacer “contrabando ideológico”, arremete contra los recortes en educación y en innovación, defiende la sanidad universal, cuya medalla se cuelga con razón, y da una idea contra las privatizaciones: denunciarlas ante Bruselas, -“la nueva Roma”- como ayudas de Estado encubiertas a empresas privadas. Si no habla de emprendedores es porque él ya lo hacía en los años 90 y ahora el término se ha pervertido.
Obviamente, de la crisis de la UE, que amenaza con convertirnos en un simple “rincón de Eurasia”, ya ha hablado con Delors, con Giscard D’Estaing y con Van Rompuy, quien al parecer le confesó primero que al invento le quedaba media hora y tiempo después que el horizonte se había ampliado a tres años. A Catherine Ashton no le ha dicho nada porque es una “inútil”. Opina que Europa es “un museo” que hay que renovar, que Alemania, cuyos problemas son como los nuestros, no va a permitir ahora la unión bancaria ni que sus entidades se sometan al mismo striptease que las españoles porque suspendería el 80% y que tragedias como nuestros seis millones de parados han de servir para que nadie te tome el pelo en Bruselas.
¿El ejemplo a seguir? Estados Unidos, y su revolución energética, la que le ha hecho despreocuparse de Oriente Medio. Sutilmente, el estadista cedió el micrófono al consejero de Gas Natural, que impartió sin rubor una miniconferencia sobre el desastroso marco eléctrico y el gas de esquisto (el del fracking). “En EEUU producen gas a cuatro dólares el millón de BTU (la unidad de medida) mientras que en España y Europa se paga a 9 dólares. ¿Qué cómo se compite? Por ahí”.
Retornado el estadista, para terminar de arreglar el mundo a González le faltaba lógicamente el repaso a España y su crisis territorial. En su opinión, todos los males arrancan de Aznar por haber dado capacidad normativa a las comunidades autónomas en impuestos básicos (el IRPF, por ejemplo). De la descentralización se pasó a la “centrifugación” y de ahí a los Reinos de Taifas y a la subasta permanente.
Encontrado el culpable y tras reiterar que el derecho a decidir también lo tiene él y el resto de los españoles que verían modificada su nación con la amputación de una de sus partes, faltaba la solución. ¿Qué hacer para resolver el problema de Cataluña? Lo primero, “no estarse quieto” como ese Don Tancredo que es Rajoy. Después dialogar, pero dejando claro los límites: “La independencia es imposible y cabalgar hacia un imposible creará una frustración que se tardará en recomponer 20 años”. Y finalmente, abrir una reflexión pausada sobre una reforma constitucional, sin temor a dar una solución asimétrica a Cataluña siempre que se respeten los derechos básicos de todos los ciudadanos. “La propuesta federal es a la que se terminará por llegar, si antes no rompemos el invento, algo que no se puede descartar tratándose de este país”.
Para que todo esto ocurra Cataluña debe recuperar la “centralidad”. ¿Cómo? Con una “gobernanza sensata” que agrupe al PSC, a Unió y a la parte de Convergència que lamenta “estar trabajando para ERC”. Como puede suponerse cargó contra “la ensoñación nacionalista”, tachó de ridiculez “definir la identidad cerrando una frontera” y destacó que en sus viajes a lo largo y ancho de este mundo nadie se tomaba en serio la independencia catalana. Antes de que la madrugada sorprendiera a los asistentes, Gabilondo dio por concluida la perorata. “Amén”, dijo.
divendres, 1 de novembre del 2013
UNA JORNADA DE RODATGE
Del fet caldria matissar: Una llarga jornada de rodatge. ¿Perquè
digueu-me vosaltres si no és llarga quan t’alces a quarts de 8 del matí i no
arribes a casa fins ben tocada la una de la nit?
Però va ser gratificant, una experiència mai
abans viscuda i mira que tinc recorregut...
El passat dissabte 26 d’octubre, sense cap
mena de dubte, el retindré a la memòria durant molt de temps. Aquest dia marca
la data de sortida d’un somni que, finalment, aviat es convertirà en realitat:
la del rodatge del curtmetratge La
Fatarella 1938 basada en el microrrelat El último cigarrillo del
que en sóc l’autor. El último cigarrillo tracta un fet real que va passar a una
trinxera de la Fatarella durant la Batalla de l’Ebre i que em va explicar mon tio Leonardo
Martí, un supervivent de l’anomenada lleva del biberó.
Dissabte 26 d’octubre, per fi, Pau Bertomeu
(Delta Produccions) al capdavant d’un gran equip de rodatge, va començar a
enregistrar les imatges que, dintre de poques setmanes, es convertiran en el
seu primer curt o com es diu amb
l’argot cinematogràfic, amb la seva òpera
prima.
Sobre les 9 del matí, la majoria de l’equip
arribava a la Galera, concretament davant el número 10 del carrer Sant Vicent
(conegut popularment com el paumeral)
per enregistrar dintre del que va ser la casa de la Trini, l’escena 1 del
curt. Una escena que ha de posar en situació a l’espectador sobre el dramatisme
que viurà durant els pocs minuts que durarà la projecció.
Evidentment, Pau Bertomeu, amb alguns membres
de l’equip i jo mateix, ja havíem visitat un parell de vegades l’escenari i el trobàvem ideal per a
gravar el comiat entre el noi que se’n va a la guerra i sa mare, ja que la casa
va ser construïda cap a finals del segle XIX i pràcticament s’ha conservat intacta.
Com anècdota, la Trini era la padrina
del mon tio Leonardo.
L’equip es va posar en marxa. La llum i el so
havien de donar a l’habitació l’ambient adequat, però també l’attrezzo, ja que,
encara que l’alcova contenia els mobles originals, s’havien de col·locar tot un
conjunt d’elements pertanyents a aquella època. Mentre, la perruquera i la
maquilladora pentinaven i caracteritzaven sobre tot, a la mare, ja que el noi
necessitava poc maquillatge i menys perruqueria.
El matí va ser llarg. De vegades pensàvem com
era possible que en un petit poble com la Galera i en un carrer secundari, hi
podien passar tants de vehicles a motor que impossibilitaven un enregistrament
correcte del so ambiental.
Sobre les 4 de la tarda es va donar per acabat
el rodatge de l’escena 1. Llavors
s’havia de dinar per agafar forces per al que ens esperava després. A la
garriga de Pau, prop d’Amposta, sa mare, la Rosa, ens havia preparat una
magnífica paella que varem devorar ràpidament com si es tractés d’una ramat de
bestioles famolenques.
El temps per a dinar va ser molt més curt del
que estava previst, ja que calia marxar ràpidament cap a la Fatarella per a
enregistrar el que serà l’escena final del curt.
Pel camí, Joquim Maria Puyal cantava
el gol de Neymar que avançava el Barça en front al Madrid. Vaig fer sonar el clàxon del meu cotxe, ja que era
l’instrument més sorollós que tenia a l’abast. Quan arribarem a la zona de
trinxeres de la Fatarella que s’havia escollit, ja era pràcticament fosc, però
el partit de futbol continuava. Des de Faió, Miguel Ferragut havia portat les armes originals de la Guerra Civil
que havien de dur els soldats, així com el vestuari i la resta de l’equip com
ara les cantimplores i coberts, aquest cop fidels reproducció dels que es van
usar al front de l’Ebre; però també el paquet de cigarrets que havia de ser un
dels protagonistes d’aquella escena. Ràpidament, els equips de llum, so i vídeo
es posaven a treballar per ambientar un petit espai retocat amb sacs terrers
que serviria d’escenari. Durant la batalla de l’Ebre, en aquest punt la
trinxera es controlava la carretera que va d’Ascó a la Fatarella.
Primer el 2 a 0 i més tard el 2 a 1 que marcava el final de
l’encontre, va donar tranquil·litat als seguidors barcelonistes de l’equip.
Tal com va passar pel matí, la mateixa escena
s’enregistrava diverses vegades des de punts i plànols diferents, per a després
triar-ne els més adequats.
Mentre els actors i els tècnics no paraven de
treballar, alguns espectadors ens ho miraven i acudíem quan se’ns requeria la
nostra ajuda, com per exemple, per aguantar una rama de pi per a que l’espai
tingués la dosi de llum necessària.
Va començar a fer fred. Dels 30 graus que
teníem a la Galera es va passar als 18º, així que alguns van optar per tapar-se
amb una manta que algun previsor coneixedor de la zona, havia portat.
Quan varem marxar cap Amposta, encara s’havia
de gravar una escena més; tot i que al dia següent els esperava un altre cop
una llarga i intensa jornada de rodatge a Santa Coloma de Queralt i Igualada.
Diumenge s’havia de donar per acabat el rodatge, però encara hi mancarà un
petit detall: l’enregistrament del so d’un tret real. I és que Pau és un
perfeccionista de l’escena.
Rajoy es un cobarde, un pusilánime, incapaz de dar la cara
Día 12 de mayo de 2005. Escenario: Congreso de los Diputados. Todos
los partidos parlamentarios -salvo el PP- aprueban el proceso de paz que
el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, intenta poner
en marcha con la esperanza de ir liquidando pacíficamente a ETA.
La oposición mayoritaria
En ese momento le toca el turno de la oratoria al líder Mariano Rajoy, jefe de la oposición mayoritaria. De pronto, el moderado Rajoy ataca a Zapatero con estas palabras en torno al citado proceso de paz: “Vd. traiciona a los muertos y ha revigorizado a una ETA moribunda”. Su intervención -propia de un fascista o de un portavoz de la extrema derecha- conmueve a la ciudadanía y a la opinión pública.
El cazador, cazado
El cazador ha sido ayer cazado. La manifestación de las víctimas del terrorismo -las manifestantes más radicales- se ha vuelto contra el presidente y sus secuaces. Ya no está Zapatero en Moncloa, también ultrajado por la mani. El Palacio pertenece ahora a Rajoy. En la manifestación ha habido oleadas de insultos dirigidos contra la cúpula del PP. O sea, contra Rajoy y sus edecanes o voceros, González Pons, Javier Arenas y Carlos Floriano.
No contra las víctimas
Es evidente que Rajoy Brey no ha tenido, una vez más, cuajo para dar la cara. Que nadie se asombre por ello. Este presidente es sencillamente un cobarde, un pusilánime, incapaz de explicar a los españoles -en un discurso urbi et orbe- por qué hace él determinadas cosas relativas al fin de ETA. Y por qué, en este caso, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha actuado como ha actuado. No precisamente contra las víctimas, sino de acuerdo con el escrupuloso, digno e impecable Tribunal de Estrasburgo.
Falsedad indiscutible
Lo que dijo Rajoy a Zapatero, culpándole de “traidor a los muertos”, era una falsedad indiscutible. El actual presidente del Ejecutivo no pudo exhibir entonces ninguna prueba irreprochable respecto a lo dicho por él. Tendría, pues, que haber dimitido como presidente del Partido Popular. Pero eso es como pedir peras al olmo. Ni dimitió en 2005 ni, como es sabido, ha dimitido de su poltrona presidencial a raíz de la inequívoca presencia de corrupción popular. Hasta los suyos le han puesto a parir por su oportunismo de cambiarse de chaqueta a cualquier precio. Entre Rajoy y Aznar se están cargando el PP. No hay mal que por bien no venga.
Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM
La oposición mayoritaria
En ese momento le toca el turno de la oratoria al líder Mariano Rajoy, jefe de la oposición mayoritaria. De pronto, el moderado Rajoy ataca a Zapatero con estas palabras en torno al citado proceso de paz: “Vd. traiciona a los muertos y ha revigorizado a una ETA moribunda”. Su intervención -propia de un fascista o de un portavoz de la extrema derecha- conmueve a la ciudadanía y a la opinión pública.
El cazador, cazado
El cazador ha sido ayer cazado. La manifestación de las víctimas del terrorismo -las manifestantes más radicales- se ha vuelto contra el presidente y sus secuaces. Ya no está Zapatero en Moncloa, también ultrajado por la mani. El Palacio pertenece ahora a Rajoy. En la manifestación ha habido oleadas de insultos dirigidos contra la cúpula del PP. O sea, contra Rajoy y sus edecanes o voceros, González Pons, Javier Arenas y Carlos Floriano.
No contra las víctimas
Es evidente que Rajoy Brey no ha tenido, una vez más, cuajo para dar la cara. Que nadie se asombre por ello. Este presidente es sencillamente un cobarde, un pusilánime, incapaz de explicar a los españoles -en un discurso urbi et orbe- por qué hace él determinadas cosas relativas al fin de ETA. Y por qué, en este caso, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha actuado como ha actuado. No precisamente contra las víctimas, sino de acuerdo con el escrupuloso, digno e impecable Tribunal de Estrasburgo.
Falsedad indiscutible
Lo que dijo Rajoy a Zapatero, culpándole de “traidor a los muertos”, era una falsedad indiscutible. El actual presidente del Ejecutivo no pudo exhibir entonces ninguna prueba irreprochable respecto a lo dicho por él. Tendría, pues, que haber dimitido como presidente del Partido Popular. Pero eso es como pedir peras al olmo. Ni dimitió en 2005 ni, como es sabido, ha dimitido de su poltrona presidencial a raíz de la inequívoca presencia de corrupción popular. Hasta los suyos le han puesto a parir por su oportunismo de cambiarse de chaqueta a cualquier precio. Entre Rajoy y Aznar se están cargando el PP. No hay mal que por bien no venga.
Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM
dijous, 31 d’octubre del 2013
I SI PERE NAVARRO TINGUÉS RAÓ?
I si Pere Navarro tingués raó?
I si finalment la consulta no es fes
l’any que ve?
I si la consulta es posposés sense
establir-ne una data concreta?
I si finalment Mas arribés a un acord
amb Rajoy a canvi d’un estatus nou per a Catalunya?
Si fos així, la frustració dels catalans
i catalanes seria molt gran. Què dic gran? Immensa!
Gràcies a l’Assemblea Nacional Catalana
(ANC) i Òmnium Cultural, hi ha molta gent que ha tornat a confiar en els
polítics catalans. Segurament no tant en Mas com amb Junqueras (només cal
veure la valoració que tenen ambdós polítics i mentre el primer va a la
baixa, el republicà va a l’alça)
L’altre dia Pere Navarro, primer secretari
dels socialistes catalans (cada cop menys) es va reunir, juntament amb
Javier P. Rubalcaba, el líder dels socialistes espanyols (també cada vegada
menys) amb el president de la Generalitat de Catalunya Arturo Mas al palau
d’aquest. Sembla que la reunió va anar bé, però només ho sembla.
Només ho sembla perquè no havien passat
ni 24 hores quan Navarro va soltar-ne una de bona: Que la consulta no
es faria l’any que ve i que tan Mas com Junqueres ho sabien...
Conec a molta gent d’ERC que només fa
uns anys criticaven obertament Convergència (no tant a Unió) i li retreien,
entre d’altres coses, la manca de suport que va rebre el territori ebrenc
quan l’amenaça del PHN planava sobre el territori. I no només a l’Ebre
(ara estic parlant del territori i no del riu) existia aquesta animadversió
cap els convergents. També a la resta de Catalunya era força generalitzada.
Per això es van signar dos pactes de govern amb els socialistes i els ecosocialistes.
La transformació d’aquests esquerrans
ha estat possible gràcies al convenciment que tenen de que Mas els portarà
a la terra promesa, es a dir, cap a l’estat català propi i independent.
Ara no dubten en donar-los suport incondicional
sabedors que cada vegada que ho fan guanyen punts davant la ciutadania
catalana. Una situació una mica inversemblant, però certa.
Insisteixo, imagineu-vos per un moment
que Navarro té raó i que la consulta no s’acaba fent... Quin serà el
refugi de tants i tants decebuts?
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