No deja de ser, como mínimo, un escándalo judicial que la destrucción de los discos duros de Bárcenas no sea considerada un delito.
La Fiscalía Anticorrupción depende del Fiscal General del Estado y éste
a su vez depende del Gobierno. Pues bien, la mencionada Fiscalía ya
pidió recientemente el sobreseimiento de tan tenebroso asunto. Ello
supone un paso adelante en favor -se mire como se mire- de Mariano
Rajoy, cuya inocencia no es respaldada, como es sabido, por buena parte
de la opinión pública.
Una telaraña maldita
La Justicia, en demasiadas ocasiones, sorprende a la ciudadanía de a pie con decisiones difícilmente soportables. Ésta es, sin duda, una de ellas. Y es que la Justicia se convierte con frecuencia en un laberinto sólo para iniciados. Es en ese laberinto judicial donde la mayoría de transeúntes acaba perdiéndose tras tratar, sin éxito, de eludir una telaraña maldita.
El laberinto
El juez Ruz y las acusaciones sí vieron un posible encubrimiento cuando fueron destruidos los discos duros de Bárcenas. Pero preguntémonos: Cui prodest? ¿A quién beneficia? Está claro que el laberinto judicial, una vez abiertas las puertas, permite beneficiar al presidente popular y presidente del Gobierno, don Mariano Rajoy. En el PP vuelve estos días a haber una euforia contenida. La juez/a de instrucción número 32 de Madrid, María Esperanza Collazos, ha archivado, aunque no definitivamente, la investigación pedida por Ruz.
La sombra de Naseiro
La sombra del caso Naseiro da la impresión de que, en efecto, retorna. La derecha -no lo olvidemos- maneja con gran habilidad y extraordinario cinismo el territorio judicial. Quienes niegan esta evidencia ignoran cómo fue fulminado el juez más famoso de España y de medio mundo, Baltasar Garzón, instructor que era del caso Gürtel hasta que se lo quitaron brutalmente de sus manos. Garzón era un peligro para chorizos, bandoleros y dirigentes del PP, acogidos presuntamente a la corrupción política. Por eso se lo cargaron.
Mentiras cotidianas
Si vence de nuevo el naseiromismo – lo que puede suceder en cualquier momento procesal- la democracia correrá el riesgo de ser vilmente acosada y destrozada. Y, desde luego, la marca España quedará por tierra, si es que no ha caído ya. Exactamente, casi todo se fue al garete cuando el PP se hizo con un poder omnímodo, gracias a sus promesas transformadas en mentiras cotidianas. ¿Quién se cree que la destrucción de los discos duros de Bárcenas no es un delito para tapar a otros delitos muy graves?
Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM
Una telaraña maldita
La Justicia, en demasiadas ocasiones, sorprende a la ciudadanía de a pie con decisiones difícilmente soportables. Ésta es, sin duda, una de ellas. Y es que la Justicia se convierte con frecuencia en un laberinto sólo para iniciados. Es en ese laberinto judicial donde la mayoría de transeúntes acaba perdiéndose tras tratar, sin éxito, de eludir una telaraña maldita.
El laberinto
El juez Ruz y las acusaciones sí vieron un posible encubrimiento cuando fueron destruidos los discos duros de Bárcenas. Pero preguntémonos: Cui prodest? ¿A quién beneficia? Está claro que el laberinto judicial, una vez abiertas las puertas, permite beneficiar al presidente popular y presidente del Gobierno, don Mariano Rajoy. En el PP vuelve estos días a haber una euforia contenida. La juez/a de instrucción número 32 de Madrid, María Esperanza Collazos, ha archivado, aunque no definitivamente, la investigación pedida por Ruz.
La sombra de Naseiro
La sombra del caso Naseiro da la impresión de que, en efecto, retorna. La derecha -no lo olvidemos- maneja con gran habilidad y extraordinario cinismo el territorio judicial. Quienes niegan esta evidencia ignoran cómo fue fulminado el juez más famoso de España y de medio mundo, Baltasar Garzón, instructor que era del caso Gürtel hasta que se lo quitaron brutalmente de sus manos. Garzón era un peligro para chorizos, bandoleros y dirigentes del PP, acogidos presuntamente a la corrupción política. Por eso se lo cargaron.
Mentiras cotidianas
Si vence de nuevo el naseiromismo – lo que puede suceder en cualquier momento procesal- la democracia correrá el riesgo de ser vilmente acosada y destrozada. Y, desde luego, la marca España quedará por tierra, si es que no ha caído ya. Exactamente, casi todo se fue al garete cuando el PP se hizo con un poder omnímodo, gracias a sus promesas transformadas en mentiras cotidianas. ¿Quién se cree que la destrucción de los discos duros de Bárcenas no es un delito para tapar a otros delitos muy graves?
Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM