El pasado fin de semana las "mentes pensantes" de Podemos (Consejo Ciudadano Estatal) se han reunido para tratar de encontrar las razones que les han hecho perder más de un millón de votos en los últimos comicios.
Cuatro informes de sus distintas áreas principales, consultas a los suscritos a su lista de emails (que alguno se empeña en confundir con el concepto de "afiliado" o "militante") no han dilucidado aún una respuesta clara para entender lo que ha sucedido.
Resulta evidente que Pablo se ha atrincherado en la atalaya, se ha rodeado de sus soldados que le acompañan y le aplauden, le miman y le consienten (los que seguramente le planteen críticas pero siempre bajo la amenaza de la nube gris que asegura tormenta si se le dice al jefe algo que pueda llegar a molestarle seriamente). Es complicado caminar sobre el cable que marca el +limite entre la amistad, la relación de pareja y el sometimiento al líder; al menos es muy difícil cuando los afines están ahí precisamente por eso, por sus relaciones personales que trascienden a procesos democráticos y transparentes.
Solamente llego a una conclusión, salvando la evidente de que al final en todas partes cuecen habas: que en realidad todo esto sea un espejismo; que Podemos sea una estructura con más jefes que indios y mucho bombo y platillo pero poca coherencia (y ya se sabe que donde no hay coherencia es un peligro pretender construir torres altas porque carecen de cimientos sólidos y se derrumbarán).
La saturación es una de las causas, a mi entender, que han ocasionado pérdida de votos a la formación morada. Reconozco que cada vez que cambiaba de canal y me encontraba a uno de "los cuatro magníficos" me venían a la mente los versos de Silvio ("ojalá pase algo.... para no verte tanto, para no verte siempre, en todos los segundos, en todas las visiones...."). Y si esto sucedía en mi entorno, donde seguimos con máximo interés la política, no era difícil imaginar la tortura que tanto bombardeo mediático le estaba suponiendo a un ciudadano que presta atención con cierta distancia.
Que los abrazos eran por puro interés estaba claro, aunque lo negasen. Igual que negaron la defensa de la República o el rechazo a la OTAN. Quizás para esa "militancia difusa" de Podemos estos detalles pudieran pasar casi desapercibidos; pero para la de IU era señal de desprecio absoluto. Tan descarado como decirle a la militancia socialista que la mano morada estaba tendida cuando todo apuntaba más bien a ser una mano lanzada al cuello del PSOE.
Ha llegado la hora para Podemos de hacer política: la de verdad, la que conlleva entender que eres una opción más, no la única ni la verdadera ni la auténtica. Sino una más. Con tus defectos y con tus virtudes. Y que tendrás que trabajar para convencer de tus encantos sin pretender vivir de los fallos de los demás. Tarea complicada cuando ése ha sido el único argumento desde tu nacimiento. Quizás por todo esto las grandes estructuras requieran de paciencia, de buenos materiales y de constancia. Algo que no ha habido en Podemos y que hasta ahora habían conseguido disimular. Por mucho que quieran vender disfraces, ha llegado el momento de decirle al rey que va desnudo.
Iglesias ha pasado a ser parte del problema en su propia organización.
Aunque ha habido algún renglón torcido que intentaba hacer una mínima autocrítica, el gran jefe ha cubierto con una tupida cortina de humo cualquier mención a su propia responsabilidad. Su discurso, que a algunos ya nos recuerda demasiado al de esos líderes que se niegan -no sólo a reconocer sino a aceptar la posibilidad de que quizás vayan desnudos, es muestra clara de que Iglesias ha pasado a ser parte del problema en su propia organización.
Lo curioso es que las bases de la organización sigan tragando prácticamente sin rechistar
Lo sorprendente es que nos sorprendamos, pues ya decía el Secretario General cuando todo empezó que "esto eran sus lentejas" y que quien quisiera comer de ellas, ya sabía lo que tenía que hacer. No debería extrañar a nadie entonces que la asamblea estatal siga posponiéndose sine die. Ni que las caras visibles que dirigen "el chiringuito" tengan todas lazos personales e íntimos con el jefe. Lo curioso es que las bases de la organización sigan tragando prácticamente sin rechistar ("¿Hay alguien ahí fuera?"). Hay algo que no encaja entre esta actitud tan servil y su presunto origen con aquellos indignados, libres y contestones ante las injusticias del sistema. Cuesta creer que sea cierto que la formación morada provenga de revueltas horizontales que no se debían a siglas sino a principios y que dos años de recorrido hayan hecho a sus integrantes funcionar como el más típico aparato y a sus supuestos militantes como palmeros miedosos y estómagos agradecidos. Alguno pensará que la incorporación de Echenique al puesto de mando ha sido precisamente la integración de las voces críticas. Está bien como intento, aunque no hay más que ver la trayectoria del científico para sospechar que quien ha sido capaz de militar con convicción en Ciudadanos dificilmente pueda vendernos hoy las voces de las bases de Podemos (quizás se entienda así el temperamento de quien va a "extirpar las malas hierbas").
Las encuestas preelectorales han resultado ser una broma pesada
Seguramente quien lea estas líneas no estará de acuerdo en considerar quePodemos se viene abajo cuando han obtenido cinco millones de votos. Es cierto: los resultados electorales, objetivamente, han sido muy buenos. La cuestión central es el objetivo marcado y el resultado final, que es lo que genera desazón e incomprensión. Dar por vendida la piel del oso antes de cazarlo suele ser habitual en los procesos electorales; sin embargo hay algunas líneas que deberían haberse planteado antes de ser cruzadas: la excesiva agresividad, la arrogancia y su sobrada confianza en unas encuestas preelectorales -que han resultado más bien ser una broma pesada- han generado una imagen de Podemos que roza ya el empacho.
La falta de coherencia de la formación ha llegado a puntos insultantes
Sumada a la falta de democracia, de autocrítica, a la sobreexposición, está la falta de coherencia que ha llegado a puntos insultantes. Esta brecha resultó imposible de disimular con ese abrazo fagocitador entre Podemos y el Partido Comunista, disfrazado de Izquierda Unida. Forzar nunca es bueno, por muy potente que sea el pegamento del poder. Se vio demasiado claro el cartón piedra del decorado: lo que importaba era asegurar sillones de las estrellas de la poplítica. La pandilla que venía de lejos perpetrando su aterrizaje en el Congreso (Pablo, Tania, Alberto y compañía), valiéndose de las maravillosas tecnologías 2.0 para articular procesos "modernos" en los que la "militancia" quedaba sobrepasada por votos on line de simpatizantes difusos. En definitiva, el gran engaño de los tiempos recientes: eso que llaman "democracia líquida"-"democracia abierta"-"inteligencia social"-"la voz de la gente"-"la conciencia colectiva" y demás conceptos que vienen a camuflar la "engañifa de gigantes dimensiones".
La actitud de Iglesias ha generado un caldo de cultivo nada propicio para asaltar los cielos
En definitiva, caminar a varios metros del suelo arrogándose una representación que está sobredimensionada, hablar en nombre de "la gente" al mismo tiempo que se pasa olímpicamente de las opiniones de todo aquel que no sea amigo-pareja-o lacayo; abrazarse a otros por puro interés sin aportar una mínima autenticidad y compromiso con unos valores; insultar a los adversarios políticos hasta el punto de generar una crispación que se había enterrado cuando Aznar se marchó del Gobierno (valiéndose de cualquier técnica: desde la cal viva hasta los trolls insufribles en redes sociales), disfrazarse de cualquier cosa con el ánimo de resultar "sexy"... han generado un caldo de cultivo nada propicio para asaltar los cielos.
Beatriz Talegón es miembro de Somos Izquierda