UNA VERDAD QUE A LO MEJOR DUELA A LOS JÓVENES, PERO ES MUY CIERTA...
Durante una
conferencia
sobre las grandes diferencias
entre generaciones, un Presumido
Estudiante se tomó la molestia
de explicarle a un Señor Mayor sentado a la par de él, el por qué le es
imposible a la Vieja Generación
"comprender"
a su Generación:
"Usted creció en un mundo diferente, realmente casi Primitivo", dijo en voz lo suficientemente alta para que lo escucharan alrededor. "Los jóvenes de hoy crecimos con televisión, Internet, teléfonos moviles, aviones jet, viajes al espacio. Nuestras sondas espaciales han visitado Marte. Tenemos naves con energía nuclear, autos eléctricos y de hidrógeno. Computadoras con procesos de velocidad de la luz… y muchas cosas más". Luego de un breve silencio el Señor Mayor respondió diciendo: "Tienes razón, Hijo Mío; nosotros no tuvimos esas cosas cuando éramos Jóvenes... ¡Por eso las Inventamos!!! Ahora, dime Arrogante Pendejo, ¿Qué estás haciendo TÚ para la Próxima Generación? Si te pasas la vida mirando el MOVIL." ¡El Aplauso fue Atronador! |
diumenge, 19 de gener del 2014
HONOR A QUIEN HONOR MERECE...
La candidatura del sentido común
Jorge Moruno Danzi
En uno de mis últimos artículos titulado, Todo lo sagrado se profana, los límites de la izquierda, aludía a esa urgente necesidad política de cambiar la prioridad, esto es, ampliar los límites más allá del lenguaje de la izquierda, de sus códigos, jergas y maneras de aproximarse a la realidad. Un somero análisis de la coyuntura y los cambios que de manera cada vez más acelerada ocurren en nuestra sociedad, ya sea en relación a las tecnologías y la comunicación, o en los cambios que sufre el trabajo, en los cambios culturales y la actual situación política-económica, demuestra que las construcciones ideológicas de la izquierda son insuficientes para abordar la hercúlea batalla por la democracia. La sociedad que lo está pasando muy mal y sufre en sus carnes el empobrecimiento general, o la perdida de decisión popular en la política y el secuestro de la democracia por instituciones antidemocráticas, exigen una manera distinta de pensar, de hacer y de comunicar la política.
Existe una tradición excesivamente moral en la izquierda, que a mi parecer, confunde las necesidades y las características de la sociedad en la que pretenden hacer política, con sus propias aspiraciones ideológicas. Se da una paradoja peligrosa: la búsqueda del consenso entre una supuesta pureza que a veces raya lo religioso y que aspira a entablar una conversación con la ciudadanía, se aleja del consenso con la sociedad a la que en principio apela. Creo que el punto de partida es erróneo cuando se trata de interpretar el estado de las cosas: se hace de ideología para abajo, en lugar de partir de abajo para refrescar las ideologías y oxigenar los análisis. Pensar que es tarea de la población acoplarse a unos postulados construidos a priori sin tener en cuenta la realidad en la que vive esa población, es uno de los eternos muros con los que se golpea la izquierda. Estas décadas de profundas transformaciones han embarrado el escenario de referencia que ubicaba a las viejas posiciones de otra época, cuando las cosas estaban jodidas pero se sabía lo que era cada uno, cuando estaba claro ese conflicto áspero pero aseado, como escribe el sociólogo Marco Revelli. Tantos años de retroceso social nos enseña que la radicalidad no reside en la retórica, ni en apostar por el caballo ganador que nunca corre la carrera y que las palabras son humo cuando no se pueden sostener.Necesitamos contar con todos los elementos, con todas las personas decentes para luchar por la democracia, esa que nos están robando las élites y que nos conducen directos al subdesarrollo. Necesitamos que broten los gamonales, que se desborde toda esa dignidad latente y se convierta en organización social, tal y como ya han hecho grupos como la PAH, o el Campamento Dignidad de Mérida. Necesitamos eso y mucho más, pero también es imprescindible que toda esa dignidad democrática ocupe su lugar en las instituciones, en los parlamentos y ayuntamientos, en las naciones y pueblos de Europa. Para eso urge una candidatura por el sentido común, una candidatura que cuente con todos y todas las que sufren en su pobreza la riqueza de los especuladores y banqueros. Los pequeños comercios, los falsos autónomos y asalariados de todo tipo, los precarios con y sin papeles, las madres de aquí o de allá que cuidan a nuestros niños y ancianos. Todas las personas que se levantan temprano y se acuestan muy tarde, las que lo dieron todo para que sus hijos vivieran mejor que ellos y ahora ven como les roban el futuro. Los jóvenes que están hartos de todo y que no encuentran ninguna alternativa con la que emocionarse.
Una candidatura de y para la gente decente, transversal y compleja que atienda a un nuevo tipo de pueblo y de empobrecidos. Una candidatura que ofrezca visibilidad a toda esa multitud invisible que padece un dolor que los ricos no quieren ni ver. La verdadera ideología que está en juego es la del sentido común, que no es natural aunque lo parezca, que no es neutral aunque así se perciba, pero es ahí donde una candidatura debe incidir. Esperemos contar con la inteligencia suficiente para librar una guerra en la que empezamos perdiendo, pero que podemos llegar a ganar. No les regalemos la derrota, atrevámonos a vencer, hace ya mucho tiempo que lo habíamos olvidado. No podemos errar más, es el momento. Quedan pocos, quizás es el último en mucho tiempo. Volvamos a darles miedo, como en poltergeist.
dissabte, 18 de gener del 2014
PSC: FINAL I PRINCIPI II
Quan el PSC parla de legal, es refereix a
fer-se segons marquen les lleis espanyoles. Demanar el traspàs de la
competència per fer consultes, no s’emmarca fora de la legalitat. El Parlament,
legitimat pels vots que un dia li va donar la ciutadania de Catalunya acorda
demanar al Congrés dels Diputats (que són els que legislen les lleis
espanyoles) que els legitimen per a poder organitzar la consulta des d’aquí.
Però
quan es planteja aquesta qüestió, el PSC ja li ha rendit vassallatge al PSOE i,
conscient o inconscientment, s’ha ficat dintre d’un laberint d’on és molt
difícil sortir.
Tal i
com es va apropant la votació del Parlament del passat dijous, el malestar al
si del grup parlamentari i del propi partit, va en augment. El primer en cedir
és l’Àngel Ros, alcalde de Lleida. Ros renuncia al seu escó de diputat per,
segons ell, no perjudicar més al partit. L’argument que ell es deu als seus
votants és vàlid en política, però, desgraciadament (i ho hem vist massa
sovint) solen imposar-se els propis interessos abans de l’opinió general de la
ciutadania. Amb la renuncia, Ros aconseguia calmar l’ànim ferotge del consell
nacional del PSC per a repetir (segurament) com a candidat de l’alcaldia de
Lleida l’any que ve i, per l’altra, demostrar als seus votants que, per ells,
no renuncia als seu ideari. Igual com quan va declarar que estava a favor del
transvasament de l’Ebre, una mostra més defensa del territori encara que per
això sigui indispensable renunciar a la raó que suposa el greuge que sé li
causaria al riu.
Finalment
van ser tres els valents (1 valent i dos valentes) que, a pesar de les amenaces
dels seus dirigents, van voler ser conseqüents amb les seves idees i van votar
conjuntament amb la majoria de la cambra. Aquests valents tenen un nom: Núria
Ventura, Marina Geli i Joan Ignasi Elena. Segurament d’altres companys com la
Rocío Martínez Sempere, els haurien volgut recolzar, però no es van atrevir o
no la van deixar... De fet sembla que ha abandonat la direcció nacional del
partit.
Deia
Elena dijous per la nit que el que van fer ells és el mateix que molts
d’alcaldes i regidors han fet als seus respectius municipis recolzant les
mocions presentades i que en aquests casos, no se’ls ha amenaçat d’expulsió. D’acord,
però la transcendència, estareu d’acord amb mi, no va ser la mateixa.
Ja a
darrera hora de la nit de dijous un manifest recorria les xarxes socials. Era
un manifest de suport als tres diputats díscols, dels únics que van mostrar-se
ferms a l’hora de defensar el que pensaven. No m’ho vaig pensar gens i vaig
signar el meu suport. Poca cosa més puc fer.
Divendres
es parlava d’un manifest signat per unes 100 persones. Qui deia això,
segurament no l’havia signat. Una de les preguntes que es feia era si el
signant tenia cap problema per a que el seu nom sortís publicat. Personalment
vaig dir que no. No obstant, el meu nom no va aparèixer conjuntament am el de
Joan Majó (exministre), Marc Mur (alcalde de Flix) o José Emilio Bertomeu
(alcalde de Deltebre), entre d’altres. Els noms que sortien publicats (i així
constava) eren els dels primers signants, la punta de l’iceberg del suport dels
militants i simpatitzants del PSC. Ahir ja deien que n’eren uns 600 i imagino
que la xifra va creixent, encara que també hi surten noms com el de Manuel
Bustos, exalcalde de Sabadell i imputat per un cas de corrupció que ja va dir públicament
que ell no s’hi havia adherit. Ni falta que fa.
La fragmentació cada cop és més evident. Tant
evident que es visualitza fins i tot a l’Ebre. L’agrupació de Tortosa per
exemple, personificada amb Joan Sabaté, ja ha mostrat el seu suport a la
direcció nacional.
Bé, ja sabeu allò de qui es belluga no surt a
la foto. No obstant això, n’hi ha a qui no els importa per tal de donar suport
als valors històrics que ha representat el PSC al llarg de quasi 40 anys.
El PSC tal i com l’hem conegut pot desaparèixer,
però segur que un altre PSC amb
sigles diferents naixerà per a que, dintre d’uns anys pugui ser una alternativa
de govern representant un socialisme renovat de gent i d’idees, però sobre tot,
amb l’esperit de Raventós, Obiols, Maragall i d’altres.
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