diumenge, 17 de març del 2013

Dimisiones

¿Cuántas dimisiones se pedirán en España al cabo del año? ¿Cuántas se materializarán? Yo creo que ni un 0,5%. ¿Por qué se piden, por vicio, por dañar al rival, por verdadero sentido de la responsabilidad crítica? Seguramente por las tres razones, de mayor a menor. ¿No se abusa de tanta petición? En la mayoría de los casos, no. ¿Por qué no cristalizan? Por suciedad política. ¿Cuándo deberían ser ineludibles? Si hay un proceso judicial, en mi opinión cuando se señale juicio oral, no cuando se es imputado. Sería una fuente de desmanes, y una concesión prematura al poder judicial. Si no hay proceso judicial, es más complicada la cosa: los jefes de los posibles dimitidos-cesados defienden su propio espacio de vigilancia y actuación. Entre quienes no dimiten hay auténticos artistas de la disculpa. ¿Qué haya tan pocas dimisiones es bueno para la convivencia democrática? No.
Así: ¿Debería dimitir el Jefe del Estado, es decir, el Rey, por su falta de transparencia, sus deslices privados, y su estado de salud?
¿Debería dimitir el presidente del Gobierno, señor Rajoy (creo), por haber incumplido todas sus promesas y por vivir y hacernos vivir en el engaño y la indignidad?
¿Debería dimitir el Jefe de la Oposición, señor Rubalcaba (creo), por haber hundido a su partido?
¿Debería dimitir Cayo Lara por afirmar que la prevaricación no es corrupción?
¿Deberían dimitir varios ministros, tales que Wert, Gallardón, Ana Mato, Fátima Báñez, por su no nula sino perjudicial aportación al bienestar de España?
¿Debería dimitir el señor Montoro por sus juegos dialécticos con datos oficiales secretos que él sibilinamente airea en defensa de su partido y por el contrario no airea los de su partido?
¿Debería dimitir el religioso Ministro del Interior?
¿Deberían dimitir todos los jefes de policía?
¿Debería dimitir quien no sea capaz de explicar la actuación de la señora Corina? ¿Debería dimitir la señora Corina de espía o de lo que sea?
¿Debería dimitir Artur Mas por entregarse, preso de ERC y como toda actividad y justificación políticas, al independentismo más exacerbado?
¿Debería dimitir algún juez, algún diputado, algún cargo autonómico como el Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, señor Lasquety?
¿Deberían dimitir los líderes sindicales y no presentarse a la reelección?
¿Deberían dimitir todos los banqueros y directores de Cajas, especialmente los que instaron un desahucio hipotecario o los que engañaron con participaciones preferentes?
¿Debería dimitir Mourinho?
¿Deberíamos dimitir todos nosotros por falta de vigor democrático?
La dimisión no redime, pero hace justicia. El dimitido, si lo hubiere, no debe ser un apestado.
Diferencia fundamentalísima (a propósito del Secretario de Organización del PSOE, Óscar López, con relación al caso Ponferrada): No es lo mismo ‘poner el cargo a disposición’ que ‘dimitir’ o ‘dimitir irrevocablemente’.
Las contestaciones se las dejo a ustedes, que pueden añadir todas las dimisiones que deseen. Sean benévolos.
Todos los que me vayan a decir ‘el que debería dimitir es usted’, por favor ahórrenselo. No pienso dimitir.

Arturo González 

dissabte, 16 de març del 2013

ELS DUBTES DEL PP

La política actual del PP es crear dubtes sobre d’altres col·lectius (principalment partits polítics) per a intoxicar l’opinió pública, però sense esvair els molts que recauen sobre els seus propis membres.
Quan l’estratègia consisteix en escampar merda (perdoneu l’expressió) sobre els altres, sense haver fet net a casa seva, la credibilitat de qui ho fa queda en alguna cosa menys que en entredit, queda en no res, en zero.  
Normalment l’encarregat de d’aquesta missió és el Ministra d’Hisenda i Administracions Públiques Cristobal Montoro. Va acusar de defraudadors, sense proves, els diputats de l’oposició. Més tard va concretar les seves acusacions i va senyalar al grup socialista.
També es va insinuar això mateix dels artistes després de la gala de lliurament dels premis Goya on es va criticar el govern pel poc suport que dóna a la cultura en general i al cinema en particular.  
El darrer en fer-ho ha estat el Ministre de l’Interior Jorge Fernández Díaz que ha afirmat que té proves sobre hipotètics comptes bancaris en paradisos fiscals de les famílies catalanes Pujol i Mas.
Personalment m’importa un rave (i ho dic així) que es pugui arribar a imputar als Presidents Pujol i Mas. És més, si és que han comés alguna irregularitat al llarg de la seva vida, penso que la Justícia els hi hauria de passar comptes com a tot fill de mare.
Però no per això no he de deixar d’opinar que discrepo totalment de l’estratègia dels populars. Si Montoro i Fernández Díaz tenen proves fefaents del que estan insinuant, ho haurien de fer públic i la policia i els tribunals de justícia haurien d’actuar ràpidament per a demostrar que, davant de la llei tots som iguals.
Al PP sé li ha acumulat molta porqueria sota les catifes de Génova durant aquests darrers anys. Com s’està demostrant, el cas Bárcenas només era la punt de l’iceberg dels nombrosos casos de corrupció política i financera que han esquitxat el partit que avui governa España: Gürtel, Palma Arena, Brugal, EMARSA, etc. Com es pot arribar a ser tan hipòcrita? (O hipòcrites, en plural, per que hi ha molts pocs que es puguen lliurar d’aquest qualificatiu)  
Aquesta situació d’incertesa no beneficia gens la marca España que li està passant el mateix que a la prima de risc, la borsa o la qualificació del nostre sistema financer: està sota mínims. Aixecar-ho no serà fàcil. Caldrà que hi hagi una regeneració política i que passin alguns anys per a guanyar credibilitat.
Què si jo tinc dubtes de que algun dia sortirem d’aquesta situació? Evidentment que tinc dubtes, com la majoria d’espanyols; i això que no em crec la majoria dels que sembra el PP.  

PAISATGES DEL NOSTRE TERRITORI. MUNTANYES I BARRANCS









Los ‘PaPeles’ del PP

¿Tiene un partido derecho a defender su honor cuando ha mancillado el de todos españoles con sus mentiras?

Maldito el día en el que la dirección del diario El País tuvo la genial ocurrencia de publicar su contabilidad B, se dicen entre sí a diario los dirigentes del Partido Popular. Hasta entonces habían obtenido unos jugosos réditos electorales con el uso de sus argumentarios (utilizar frases cortas y directas que, repetidas hasta la saciedad, convierten las mentiras en medias verdades), sus silencios prolongados (dejar que se pudran sus problemas hasta que se diluyan y se olviden con el paso del tiempo), y la utilización de los eufemismos (no llamar a las cosas por su nombre). Pero desde el día 31 de enero todo ha cambiado, y esta fecha dramática, que les ha cogido con el pie cambiado, se ha convertido en la frontera entre un antes y un después y, por no saber, han sido incapaces de dar una respuesta “coherente” a un problema que huele muy mal y está a punto de engullirles en el basurero de la corrupción. Se les han acabo los eufemismos, los silencios les ridiculizan y los argumentarios se han convertido en un discurso inconexo, incoherente, deslavazado, grotesto y hasta irrisorio; eso sí, el papel de bufones lo interpretan con magistral maestría.
Nos prometieron una auditoría externa de sus cuentas, que ahora dicen no han podido encargar, a pesar de que para realizarla se han ofrecido gratuitamente los mismísimos técnicos de Hacienda de Montoro; ni tan siquiera conocemos el contenido de su auditoría interna, que han disfrazado con frases plagadas letras, pero sin números; y las querellas frente a “todos” se han convertido en una demanda en defensa del honor perdido, mal estructurada y peor planteada, que está condenada a ser íntegramente desestimada, si es que algún día llega a ser admitida a trámite.
Reconozco que los dirigentes del PP aún no han perdido del todo el sentido del ridículo, y de ahí que no hayan difundido su contenido; pero leyendo entre líneas lo que han dicho sobre ella, me surgen una serie de preguntas: ¿Tiene un partido derecho a defender su honor cuando ha mancillado el de todos españoles con sus mentiras?, ¿es posible demandar a Luis Bárcenas cuando éste ha negado su autoría?, ¿demandar a Luis el “cabrón” no lleva implícita la admisión de su autoría, que ellos mismos habían negado?, ¿es admisible demandar al autor “desconocido” de los papeles sin estar previamente identificado?, ¿han fijado algún domicilio concreto para que sea emplazado el autor “desconocido”?. Estos, y muchos interrogantes más, sumen al partido del gobierno en dudas sobre su credibilidad y mínima decencia, y convierten a sus dirigentes en incompetentes, ineptos e inútiles para gobernar este país.
Le auguro un corto recorrido a esta demanda, ya que aunque fuese inicialmente admitida su tramitación, como ocurre en las demandas civiles que cumplen los requisitos formales, quedaría suspendida de inmediato hasta tanto se resuelva el procedimiento abierto por el juez Ruz, en el que se relaciona la supuesta contabilidad B con la trama Gürtel, y se dicte resolución definitiva en dicha causa penal, dado que es preciso primero identificar plenamente al autor de los papeles y conocer si es auténtico su contenido. Hasta el leguleyo más básico conoce que esto es así, y deberían saberlo los asesores jurídicos del PP.
Los populares, para ocultar sus obscenidades, siempre han contado con el silencio de quienes las conocen, o con sembrar dudas sobre su veracidad. Pero ahora se encuentran en un escenario distinto, dado que todo aquello de lo que ha dado fe un notario es irrefutable. Y, al margen de la situación laboral de Luis Bárcenas, nos quedan por despejar dos dudas de las que pronto tendremos respuesta: saber si el contenido de la “contabilidad analítica” de Luís Bárcenas, depositada ante Notario, coincide o no con los papeles publicados por El País; y conocer en qué fecha le fueron revocados los poderes otorgados por el PP, lo que siempre tiene lugar, incluso antes del despido, desde el momento en que se pierde la confianza en el apoderado.
Por cierto, de las consecuencias que se deriven del descubrimiento sin género de dudas de la corrupción masiva del PP, que irremediablemente les conducirá a la retirada en bloque de la vida política de todos sus dirigentes, no se salva nadie, ni siquiera los que tienen las manos limpias, ya que sus cerebros no lo están desde el momento en que han conocido, consentido y ocultado los casos de corrupción de sus compañeros de partido. Quien vive en la cueva de Alí Babá no puede alejar desconocimiento de lo que allí sucede, y se convierte de forma automática en cómplice o encubridor de la inmoralidad.
Fernando de Silva es abogado y autor del blog SInLaVeniA