dijous, 26 de desembre del 2013

Blesa, Aznar y quizás otros delincuentes

Aníbal Malvar

Yo, de mayor, no quiero ser delincuente. Y eso que ya soy mayor. Cuando era un niño y me preguntaban, quería ser butanero, y lo fui. Y algunas damas me agradecieron años más tarde mi abnegada y musculada vocación. Pero no quería ser delincuente. Delincuente me parecía un oficio mal vestido y de mucho escalar de noche por las ventanas, con todo el peligro que eso conlleva. El antifaz, además, me agranda la nariz, y hay ciencias del estilismo que proclaman, no sin razón, que la nariz grande cubierta por antifaz es tan antiestética que suele desembocar en la llamada del asaltado a la policía, con todas las contrariedades que esa llamada trae consigo. Por eso nunca usé mi antifaz.
Yo no quiero ser un delincuente, como lo son Miguel Blesa y José María Aznar. No por nada, sino porque el antifaz me hace la nariz muy grande. Los abogados de este periódico, si los hubiere, me dirán que llamar delincuentes a José María Aznar y a Miguel Blesa es pelín incorrecto. Pero a mí me parece que no. Porque delito es adjetivar a alguien. Y los correos entre Miguel Blesa y José María Aznar demuestran que son delincuentes sustantivos. No llevan antifaz, es cierto. Y eso quizá sea lo que confunde a nuestros muy doctos jueces para no meterlos en el trullo.
clouseaUn Aznar que le pide a un Blesa que le compre unos cuadros en Caja Madrid (pública) por 50 millones de pavos, cuando luego los cuadros son tasados en seis, es un delincuente. Un Blesa que se justifica para no comprar los cuadros, es otro delincuente. No sé por qué no usamos las palabras adecuadas cuando las palabras adecuadas son adecuadas. Debe de ser que la Academia de la Lengua no entiende de semántica, y llamarle delincuente a un delincuente le puede parecer delito o no caberle en el alejandrino correspondiente a la mentira universal.
A mí, llamar a Aznar y a Blesa delincuentes no es que me parezca semántico, es que me parece informativo. Y al hijo de Aznar, otro delincuente, chantajista para más señas, lo metería en la cárcel por pelota más que por chantajista. Pero está eso de ser políticamente correcto, y al chantajista se le llama joven empresario, al comisionista ventajoso se le tilda de estadista retirado, y al banquero choricero se le adjetiva gestor. Son las reglas del correcto columnista. Pero ayer me las olvidé en la casa de una novia tabernera que me he echado. Así que pongo lo que le dijo el hijo de Aznar a Blesa, por no comprar cuadros sobrevalorados al 1.000 % para su padre comisionista, y lo que contestó Blesa. Esta conversación puede herir la sensibilidad de quien nunca haya tratado con delincuentes:
-Con los pelos que se ha dejado por ti y han sido muchos, me parece impresentable lo que has hecho o no has hecho –dice el chantajista Aznar junior al jefe de Caja Madrid.
-Puede que seas muy joven para entenderlo: algún día no te explicarás haber escrito ese mensaje. Yo nunca me arrepentiré de haber actuado así, la Caja tiene sus procedimientos, no es mi cortijo. A tu padre nunca le ha decepcionado la seriedad y honestidad de un amigo –contesta el chorizo disculpándose por no satisfacer, desde una caja pública, las veleidades del chantajeante.
Como España va muy bien, la gente no se da mucha cuenta de que la actividad de estos citados delincuentes nos puede hacer daño en un futuro a los españoles de a pie, por mucho que hoy vagineemos en la abundancia. Y entre toda esta opulencia, con todos los mileuristas conduciendo BMWs, es normal que aceptemos los correos de Blesa y Aznar como si no fueran delincuencia desorganizada. Al fin y al cabo, ellos son los padres de nuestra incalculable prosperidad. Gracias a ellos, el salario mínimo de los españoles es el más alto de España. Las pensiones españolas son las más altas de España. Y el índice de paro en España es el más bajo de España. Son datos macroeconómicos que alimentan el optimismo.
La delincuencia de Miguel Blesa y José María Aznar, en este contexto, es lógico que pase incluso desapercibida. Entre tanta bonanza y bienestar, el español medio se alegra de que incluso nuestros delincuentes, confesos por sms, disfruten de sus millones de económica placidez. Hacer la revolución o tildar a los delincuentes de delincuentes, en un clima tan plácido, sería hasta una tontería. Yo nunca llamaría delincuentes a Aznar o a Blesa. Si a algún juez le parece que lo he hecho unas líneas arriba, es que no sabe lo que significa un oxímoron (PP y corrupción hacen oxímoron) o una flagrante falta de estilo literario. ¿Cómo, sin usar una intrincada figura literaria, se les podría llamar a Aznar o a Blesa delincuentes?

dimecres, 25 de desembre del 2013

UNA LLEI DE PROHIBICIÓ DE L'AVORTAMENT



Segons la tradició cristiana, avui 25 de desembre es commemora el naixement de Crist, el fill únic de Déu que va néixer de mare verge (com jo!)
Quants ens ho explicaven, ens deien que va ser per “obra i gràcia de l’Esperit Sant2 i ens quedàvem tots tant tranquils... Però ja de més grandets dèiem: l’Esperit Sant en forma de moniato. Era molt més entenedor...  
És difícil que algú pugui néixer de mare verge, de fet, fins que va arribar la inseminació artificial jo diria que impossible. I el que encara és molt més difícil d’entendre és que Sant Josep consentís que li posessin les banyes per molt bona persona que fos. De fet sembla que era un pobre vellet ple de bondat i al que, segurament, ja no sé li aixecava tampoc. Però ja ho sabeu, per a l’Església Catòlica allà on no arriba la raó o fa la fe i jo, com la majoria dels meus lectors, som uns descreguts.
Dic això perquè, tal vegada, si a la Galilea del segle 0 abans de Crist s’hagués pogut avortar, la família Fuster (diuen que els cognoms d’oficis venen dels jueus convertits), tal vegada ho haurien fet i el cristianisme se’n hauria anat en orris abans de començar.
Des d’aquells suposats fets, han passat més de 2.000 anys. Des d’ençà ha plogut molt i, afortunadament la societat ha evolucionat encara més. Encara que els inventors de la democràcia van ser els grecs no va ser fins al segle XX quan va arribar a la majoria dels països d’Europa i algun que altre escampat per Amèrica. I la democràcia, tot i tenir moltes coses negatives (diuen que és el menys imperfecte dels règims) és el règim que equipara més als ciutadans.
Una vegada mort el dictador que va acabar amb el govern democràtic de la II República (on ja es va aprovar una llei que permetia avortar), el restabliment de la democràcia va significar més llibertat, sobre tot per a les dones que, si bé mai han aconseguit una igualtat total amb els homes, s’hi estan apropant, però sobre tot, va comportar que poguessin decidir sobre el seu cos, es a dir, els va permetre avortar.
Va ser amb l’arribada al poder del primer govern socialista encapçalat per Felipe González, que es va tornar a promulgar una llei que permetia avortar en 3 supòsits i només tres: violació, greu risc física o psíquica per la mare i malformació del fetus. Després aquests supòsits es vana anar ampliant i, de facto, l’avortament era lliure, encara que aquest concepte no estigués escrit en lloc.
Ha hagut de ser amb el govern del PP, un govern que sembla que s’hagi saltat una generació sencera i siguin els continuadors del regim franquista en alguns aspectes, el que estigui a punt d’aprovar la llei més retrograda sobre l’avortament que mai ha hagut a Espanya. De fet els més retrògrad seria no tenir-ne. La diferència sobre la llei de 1985 és que elimina el supòsit de malformació del fetus.
Paradoxalment, ara a Espanya està en vigor una de les llei més carques sobre l’avortament i de les més progressives sobre les relacions de dues persones del mateix gènere. Hi ha qui en dóna més?
Tan antiquada és la nova llei (que encara ha de passar la fase parlamentària) que ha estat motiu de crítiques de la majoria de les societats més avançades i, ràpidament contestada, sobre tot, pels col·lectius de dones del país. Jo m’hi sumo!
La influència de l’Església Catòlica ha estat decisiva en un ministre tan catòlic, apostòlic i romà com és Alberto Ruiz-Gallardón Jiménez que tot i que la seva família va ostentar càrrecs durant la dictadura, estava considerada més monàrquica que franquista i potser ell, ara, amb la reforma de la llei de l’avortament ho vol esmenar.
I torno a repetir una frase que fa temps que no dic: JO NO VAIG VOTAR AL PP I TU?       

"Juntos podemos", discurso de Navidad de Pablo Iglesias

Alberto, tío, ¿por qué te has vuelto tan facha?

Antonio Aveldaño

Alberto Ruiz Gallardón nunca conseguirá ser amado por la derecha, pero sí ha conseguido ser odiado por la izquierda. En un país donde siempre hemos tenido una derecha tan derechista y tan pegada a los sables o las sotanas, el exalcalde y expresidente de la Comunidad de Madrid parecía otra cosa. Con él llegamos a pensar que había llegado a España la derecha normal, es decir, la derecha capaz de entender que no está bien convertir las obsesiones particulares en leyes generales ni las creencias religiosas más íntimas en textos legislativos que obligan a todo el mundo.
¿Qué diablos le ha pasado a este hombre? Viendo la ley contra el aborto que acaba de parir el ministro, lo único que se nos ocurre es dirigirnos a él en términos tan vulgares como estos: “Alberto, tío, ¿por qué te has vuelto tan facha?”. Con esta ley el ministro ha sido capaz de sacar no solo lo peor de sí mismo, sino también lo peor de nosotros mismos, y eso no está al alcance de todo el mundo. Gallardón nos ha hecho regresar al pasado, a nuestra juventud perdida, a los insultos familiares con que nos referíamos a la derecha allá por los setenta y los ochenta, cuando el término facha no era un insulto sino una definición. Hasta hace poco utilizábamos la palabra más bien con ánimo de vituperar al aludido, pero antaño había en su uso una voluntad más bien descriptiva. Con Gallardón volvemos al pasado: no le llamamos facha para insultarlo; se lo llamamos para definirlo.
Con un lenguaje más reflexivo, le preguntaríamos esto: Alberto, tío, ¿por qué nos has hecho esto a los llevábamos años hablando bien de ti, aun a costa de enemistarnos con todos aquellos amigos más rojos que nosotros y que siempre nos decían que éramos unos pardos que no nos enterábamos de nada al ilusionarnos con que la derecha española te escogería algún día como líder? Tristemente, la razón por la que gustabas a casi toda la izquierda era la misma por la que disgustabas a casi toda la derecha. Por eso los tuyos nunca te quisieron como capitán: te veían demasiado civilizado, demasiado flexible, demasiado condescendiente con la izquierda. Te veían demasiado bien relacionado con cierta prensa a la que Aznar le hubiera gustado estrangular con sus propias manos.
Gallardón recuerda a esos pecadores que durante largo tiempo han logrado contener sus peores impulsos con la secreta esperanza de obtener algo a cambio de tanto sacrificio, pero cuando al cabo de los años constatan que sus esfuerzos no obtienen recompensa alguna, regresan a su ser primigenio pecando como condenados. Gallardón es como los fumadores que dejan el vicio durante un tiempo y cuando vuelven a sucumbir se fuman todo lo que habían dejado de fumarse durante su abstinencia.
Es como si con su superfacha ley del aborto Alberto Ruiz Gallardón estuviera compensando sus pecados centristas de antaño. Durante largos años se sacrificó encarnando el ala moderada del partido, pero a la vista de que su sacrificio nunca fue recompensado con el liderazgo de la derecha española, ahora parece estar vengándose de sí mismo y decidido a recuperar a toda costa el tiempo perdido en mariconadas. Todo lo que no pecó como centrista en el pasado lo está pecando ahora como facha, al igual que el fumador que intenta con renovada e incontenible ansiedad recuperar la porción de nicotina que dejó de inhalar durante el tiempo en que no fumaba. Pero al menos el fumador regresa al tabaco él solo y él solo se perjudica. Gallardón, el muy facha, ha decidido que fumemos todos. Y todas.