Nota del sindicat FSP-UGT
Los responsables de RR.HH. nos han proporcionado con dos meses de retraso los listados de productividad de los Servicios Centrales de la AEAT del mes de julio. ¡Ahora entendemos el interés de estos “responsables” por hacer descarrilar la negociación colectiva, dinamitar el acuerdo de carrera e imponer un sistema arbitrario de reparto de dividendos!
Estos señores y señoras han repartido graciosamente del orden de 30 millones de euros para combatir la lucha contra el fraude fiscal (cantidad estimada porque es desconocido el volumen de estos fondos reservados), y como era de esperar en un sistema de reparto de dividendos “el que parte y reparte se lleva la mejor parte”… migajas para la mayoría y cantidades indecentes para unos pocos.
¿Es de recibo que haya subdirectores adjuntos del área de recursos humanos (entre 3.000 y 5.000 €) o asesores y vocales de la dirección (por encima de 5.000 €) que se hayan llevado de estos fondos, destinados a la intensificación de la lucha contra el fraude fiscal, cantidades superiores a lo que cobran la mayoría de inspectores de hacienda de la unidad central de grandes contribuyentes, de la ONIF o de la mayoría de delegaciones del país? ¿Cuánto se habrán llevado los jefes y jefas de estos compañeros y compañeras? Eso no lo sabemos porque es secreto de estado. ¿Son merecedores de pagos de miles de euros los responsables de la cacicada sucedida con los procesos selectivos de la OEP de 2014 en la que han quedado sin cubrir cientos de plazas destinadas a la lucha contra el fraude fiscal (Agentes y Técnicos)? ¿Existe alguna explicación, salvo que estamos en manos de presuntos corruptos y tramposos compulsivos, que justifique las diferencias en el reparto de fondos entre los distintos cuerpos y la exclusión del personal laboral?...
Alguien podría pensar que más que retribuir la lucha contra el fraude, con estos fondos se están pagando fidelidades inquebrantables a los afines al poder. Estamos en manos de gente acostumbrada a vivir en el límite del marco legal, bordeando la prevaricación y el abuso de poder en la gestión de sus negociados.
La corrupción tiene muchas caras, y los corruptos nombres y apellidos. El 24 de agosto se publicaba en el diario El País un artículo titulado “En Hacienda, la realidad discrepa de los resultados” denunciando la “cocina de los resultados anuales de la lucha contra el fraude”. ¿Quién se beneficia de esa cocina? ¿alguien cree que los cocineros trabajan gratis?...
Los responsables de RR.HH. nos han proporcionado con dos meses de retraso los listados de productividad de los Servicios Centrales de la AEAT del mes de julio. ¡Ahora entendemos el interés de estos “responsables” por hacer descarrilar la negociación colectiva, dinamitar el acuerdo de carrera e imponer un sistema arbitrario de reparto de dividendos!
Estos señores y señoras han repartido graciosamente del orden de 30 millones de euros para combatir la lucha contra el fraude fiscal (cantidad estimada porque es desconocido el volumen de estos fondos reservados), y como era de esperar en un sistema de reparto de dividendos “el que parte y reparte se lleva la mejor parte”… migajas para la mayoría y cantidades indecentes para unos pocos.
¿Es de recibo que haya subdirectores adjuntos del área de recursos humanos (entre 3.000 y 5.000 €) o asesores y vocales de la dirección (por encima de 5.000 €) que se hayan llevado de estos fondos, destinados a la intensificación de la lucha contra el fraude fiscal, cantidades superiores a lo que cobran la mayoría de inspectores de hacienda de la unidad central de grandes contribuyentes, de la ONIF o de la mayoría de delegaciones del país? ¿Cuánto se habrán llevado los jefes y jefas de estos compañeros y compañeras? Eso no lo sabemos porque es secreto de estado. ¿Son merecedores de pagos de miles de euros los responsables de la cacicada sucedida con los procesos selectivos de la OEP de 2014 en la que han quedado sin cubrir cientos de plazas destinadas a la lucha contra el fraude fiscal (Agentes y Técnicos)? ¿Existe alguna explicación, salvo que estamos en manos de presuntos corruptos y tramposos compulsivos, que justifique las diferencias en el reparto de fondos entre los distintos cuerpos y la exclusión del personal laboral?...
Alguien podría pensar que más que retribuir la lucha contra el fraude, con estos fondos se están pagando fidelidades inquebrantables a los afines al poder. Estamos en manos de gente acostumbrada a vivir en el límite del marco legal, bordeando la prevaricación y el abuso de poder en la gestión de sus negociados.
La corrupción tiene muchas caras, y los corruptos nombres y apellidos. El 24 de agosto se publicaba en el diario El País un artículo titulado “En Hacienda, la realidad discrepa de los resultados” denunciando la “cocina de los resultados anuales de la lucha contra el fraude”. ¿Quién se beneficia de esa cocina? ¿alguien cree que los cocineros trabajan gratis?...