dilluns, 20 de maig del 2013

Fronteras de la democracia

Pablo Bustinduy
Filósofo
Ilustración Ramón Rodríguez
“Un cuerpo ciudadano inclusivo pero esencialmente pasivo, en el que caben tanto la élite
como la multitud, pero cuya ciudadanía tiene un horizonte limitado”
 Ellen Meiksins Wood, “La democracia contra el capitalismo”

1. En la antigua Grecia, la libertad (eleutheria) quería decir: ser libre de servir. Ciudadano es aquel que no tiene señor y no le debe nada a nadie, quien no debe sudar para que otro le arrebate el fruto de su tiempo y de su esfuerzo. Por debajo, claro, estaba el cuerpo de los esclavos; por detrás el de mujeres y extranjeros. En el centro de la plaza, sin embargo, la presencia del demos era escandalosa: su gobierno no estaba basado en el linaje, la riqueza, la inteligencia o la aptitud, sino en la socialización de las decisiones y de la razón política, en el poder común de la gente libre. Por eso la mayor parte de los cargos políticos se sorteaban al azar, y las principales discusiones se sometían al griterío de la asamblea: porque quien no trabaja para un tirano tampoco se encomienda a él para que decida en su lugar.
2. En las democracias modernas, el “gobierno del pueblo” se convierte en el gobierno de sus representantes, y el pueblo en una ficción por la que la igualdad consiste en que el voto de un oligarca y el de un obrero valgan exactamente lo mismo. Todo lo que los separa -su trabajo, sus ingresos y relaciones, el poder que ejercen o que se ejerce sobre ellos- desaparece por arte de magia de la escena política. En la democracia capitalista, el demos es una superficie lisa, homogénea, fría, donde la vida social no deja marca alguna y todos tienen el mismo derecho a no hacer (casi) nunca (casi) nada. Pero los griegos ya decían que toda ciudad tiene dentro otras dos ciudades, que no todos viven en las mismas condiciones ni tienen las mismas posibilidades. Por eso el pueblo es a la vez el nombre de las clases bajas y de todo el cuerpo social: porque ese cuerpo está quebrado por dentro.
3. En el parlamento, la democracia entra en un lugar cerrado que pretende tener el monopolio de lo legal y lo legítimo (no es casualidad que los parlamentos del Sur de Europa estén blindados: esa es en última instancia la porosidad de la “esfera política”). La ficción representativa despolitiza por principio todo lo que queda fuera de ella. Por eso los escraches son “nazismo puro” y el millón de firmas del referéndum de la sanidad, una “parodia”. Del otro lado de esa frontera, sin embargo, hay cada vez más gente a la que ya no le quedan razones para mantener el pacto social. Es un bloque histórico (en el sentido casi tectónico de placas de ruptura, de un continente que busca darse su propia forma) en crecimiento y más consistente de lo que se deja pensar. La paradoja es que cuanta más presión hace contra el límite, más se acerca a su propia frontera, a sus propios momentos de desborde y definición.
4. En un comentario sobre las lecciones de la revolución, Trotsky dice que en ese tipo de situación suelen surgir dos actitudes que obligan a retroceder en lugar de saltar adelante. El primero no encuentra a su alrededor más que defectos, dificultades e imposibles para el movimiento; el segundo solo ve un obstáculo cuando ya se ha abierto la cabeza contra él. Uno ve montañas por todas partes; el otro está convencido de que el “océano le llega por las rodillas”. Spinoza decía que la esperanza y el miedo son dos versiones simétricas de una misma parálisis, de una misma incapacidad de actuar. Probablemente, encontrar el punto medio entre esos dos extremos sea hoy una premisa para el problema de la organización.
5. La situación se ha vuelto cada vez más impredecible. La unidad del demos, de la que tanto se habla, nunca viene dada de antemano: es un proceso dialéctico, contradictorio, que avanza inutilizando límites, haciendo fuerza contra ellos, volviéndolos inservibles. Gilles Dauvé y Karl Nesic escriben en Más allá de la democracia:
“En Petrogrado, en 1917 y con 90.000 empleados (hombres y mujeres) del textil ya en huelga, uno de los detonantes de la revolución fue una manifestación de mujeres que, el día 23 de febrero, se hartaron de hacer cola delante de las panaderías y decidieron plantarse frente a la sede de la Duma municipal para exigir pan (…) Por el camino detuvieron los tranvías y se pararon frente a las puertas de fábricas y oficinas, incitando generalmente con éxito a parar el trabajo. Es un ejemplo de cómo lograr que se entremezclen las categorías “domésticas” y “obreras”, el lugar de trabajo y el espacio fuera de él, la ocupación de la empresa y de la calle; es crear un umbral a partir del cual todo puede ponerse en discusión. A una escala más modesta, apenas se entreabre una brecha en la realidad puede surgir ese “desorden fraternal” (Babeuf), productor de una comunidad de lucha. En Rouen, en mayo de 1968 y tras haber sido invitados a parar el trabajo, los empleados de una calle comercial se ponen a debatir a pie de calle; se suma todo viandante que lo desea, sin que nadie les pregunte quiénes son ni en nombre de quién hablan. Las fronteras solo rigen mientras rigen las rutinas.”
Los procesos pueden darse a muchos niveles y con distintas lógicas: lo esencial es acumular fuerzas en el instante en que se cruzan las trayectorias, cuando se puede desbordar las fronteras y poner las cosas en discusión.

diumenge, 19 de maig del 2013

ENTREVISTA A JESÚS ÁVILA GRANADOS –escritor-



P.- Amigo Jesús, para empezar, ¿cómo te definirías –como escritor, como periodista o ambas cosas?
R.- Antes de ser escritor fui periodista y mucho antes, con pantalón corto, viajero; actualmente soy las tres cosas al mismo tiempo, porque antes de ponerse a escribir, el escritor debe conocer personalmente los lugares que va a describir; estos conceptos he procurado que estuviesen muy relacionados en los 41 años que voy a cumplir como profesional de la comunicación.
P.- En tu extensa obra tienes todo tipo de publicaciones: libros de viajes, ensayo, novelas y hasta una enciclopedia dedicada exclusivamente al aceite de oliva, ¿de qué obra te sientes más orgulloso?
R.- Han sido muchas las satisfacciones que me ha deparado la vida a lo largo de estas últimas cuatro décadas de intensa actividad. Después de haber escrito miles de artículos periodísticos y cerca de un centenar de libros, puedes imaginarte que la experiencia acumulada resulta sorprendente, en todos los sentidos, porque cada trabajo ha supuesto una experiencia, siendo probablemente la más gratificante el conocer a personas muy interesantes; todas ellas me han aportado una información de lo más valiosa, porque siempre me he interesado por la antropología, y extrayendo del ser humano sus potenciales más nobles. Por ello, es fácil deducir que cada artículo periodístico, en pequeña escala, y cada obra literaria, contienen elementos inolvidables, que han marcado un momento determinado de mi vida, y de los que me siento de lo más orgulloso.

P.- ¿Cuál ha sido tu mayor éxito de ventas?
R.- La mitología templaria, que ya está en su sexta edición, ha sido el libro que más proyección me ha dado, a nivel internacional; destacado como un clásico en el tema, y considerado obra de lectura obligada por encomiendas del Temple de los cinco continentes. Igualmente está sucediendo con La mitología celta, en los países con larga tradición cultura celta.
P.- Tu último libro publicado ha sido la novela “La sombra del cardenal”, ¿podrías decirnos la sinopsis de la obra?
R.- Con “La sombra del cardenal” abandono momentáneamente mi vinculación con el mundo antiguo y medieval, para llevar al lector a algunos de los momentos más sobrecogedores de la Europa del Renacimiento, situando la escena en la Italia de mediados del siglo XVI, dos años después de clausurarse el Concilio de Trento, con una trama que sorprende porque desnudo las debilidades de un complejo mundo lleno de intrigas, pasiones, rebeliones, asesinatos y crudeza, donde la Inquisición adquirió un poder casi absoluto. El libro está escrito en primera persona y el lector me mete de lleno en la trama, convirtiéndose desde la primera línea en protagonista. Es una obra que resulta difícil de dejar el punto de lectura para más tarde. Y esta es una de las cualidades que debe tener un buen libro, especialmente cuando se trata de una novela histórica.
P.- Nos conocimos en diciembre de 2010, cuando presentabas en el Parador de Turismo de Tortosa “Templarios en las Tierras del Ebro”; acto que tuvo el honor de protagonizar tu buen amigo Joan Panisello. Explícanos alguna cosa relevante y poco conocida sobre los caballeros del Temple.

P.- Aquella presentación, protagonizada por mi buen amigo Joan Panisello, uno de los más grandes artistas del arte cerámico a nivel mundial de nuestro tiempo, fue inolvidable, y el escenario sublime. Precisamente la antigua Zuda fue la ciudadela templaria de la ciudad de Tortosa, la gran ciudad de las Tierras del Ebro catalanas, punto de referencia obligada para la historia medieval del antiguo Reino de Aragón y la Casa Condal de Barcelona. Durante siglo y medio, los templarios rigieron la vida de todas las tierras bañadas por el Ebro, en ambas orillas, en su curso más inferior, estableciendo vínculos estrechos de relación con tres núcleos muy concretos: Horta de Sant Joan, a nivel espiritual; Miravet, a nivel militar, y Gandesa, a nivel administrativo y jurídico. En medio, enclaves de fuerza como Ascó, Arnes, Batea, Bot, Corbera d’Ebre, Caseres, etc. y, más al sur, el mágico Matarraña. Todos estos lugares guardan un sincretismo sobrecogedor, en cuyas atmósferas sigue gravitando la energía del Temple.
P.- Eres un gran experto sobre la cultura celta. ¿Podrías revelarnos algún misterio sobre dicha civilización?
R.- Celtas e iberos fueron los grandes pueblos prerromanos que, durante muchos siglos, dominaron la geografía de la península, estableciendo una forma de vida complementaria. Ambos colectivos tenían muy claro su papel en el desarrollo socio-cultural, pero en ningún momento está demostrado que desnudaran sus espadas para luchar entre sí; sí, en cambio, unieron sus efectivos para defenderse de los invasores (cartagineses y romanos). Se da el caso que, aunque las Tierras del Ebro fueran territorios ilercavones, en algunos puntos se han encontrado, junto a poblados iberos, a castros celtas; esto sucede en el municipio de Mazaleón (Matarraña), Barranco de la Valltorta (Tírig) y Siurana (El Priorat). Cada colectivo social tenía sus divinidades, sus ritos y tradiciones, y había un código de respeto intercultural. Todo un ejemplo a seguir.

P.- A la mayoría de los lectores les puede extrañar que el tema del aceite de oliva pueda dar para una enciclopedia. Yo que conozco un poco el tema, sé que es perfectamente posible. Enumera los principales capítulos de la obra.
R.- El olivar es uno de los árboles frutales más emblemáticos de nuestra cultura mediterránea, cuyo cultivo se desarrolla a ambas orillas del Mare Nostrum, y su explotación coincide con los meses invernales. Me propuse llevar a cabo un trabajo de investigación sobre la cultura del olivar, y para ello, además de recorrer las tierras más ricas en olivos y aceite de oliva de la península Ibérica, no dudé en viajar a todos y cada uno de los países del Mediterráneo, tarea que se prolongó durante varias campañas de recolección; al final, el resultado fue un manuscrito impresionante de datos, vivencias, referencias, y el calor humano de sus protagonistas. El libro fue publicado por Planeta, en 2000, y al poco tiempo el Consejo de Europa declaraba la obra como libro de obligada lectura para conocer la cultura del olivar en toda la cuenca mediterránea. Procuré escribir un libro que el tiempo no lo dejara obsoleto, que fuera siempre útil. Además, quiero hacer especial hincapié que los olivos más antiguos de la península Ibérica se encuentran en el valle inferior del Ebro, son vetustos ejemplares de farga, variedad que estaba muy relacionada con los celtas e iberos; mucho antes, por lo tanto, de la llegada de los romanos.
P.- En Turquía te procesan una especial admiración. Puedes explicar a qué se debe.
R.- Turquía es un país muy especial para mí. Lo he recorrido en amplios viajes en quince ocasiones, y, resultado de estos singulares itinerarios, desde el Egeo hasta los míticos confines de Anatolia, y desde el Mar Negro hasta el Mediterráneo, en las cuatro estaciones, han sido innumerables los trabajos periodísticos, y dos libros, que he escrito, resaltando los valores socio-culturales de un país impresionante, en todos los sentidos. Fue, precisamente, estando en Turquía, en la primavera de 1982, cuando descubrí las estrechas analogías entre las estrellas de ocho beatitudes de las iglesias rupestres del Valle del Görëme (Capadocia), con los símbolos más sagrados del Temple. Turquía es un libro abierto de historia, arte y tradiciones, ideal para comenzar en él cualquier trabajo de investigación sobre los pueblos del Mare Nostrum. En 1990 recibí el Premio “Tutav”, máximo galardón que concede el Ministerio de Turismo y Cultura de Turquía a un periodista extranjero, declarándome el periodista no turco que mejor conoce ese país.
P.- Gracias, Jesús, por dedicarnos tu tiempo y te reitero mi invitación para visitar los olivos milenarios de la partida del Arión, en el término de Ulldecona.
R.- Muchas gracias a ti, amigo Joan. Visitaré sin prisas ese lugar del municipio de Ulldecona. Igualmente fue todo un acontecimiento descubrir los olivos del valle de los Ángeles, en el municipio de Sant Mateu (Castellón), que también son de la variedad farga. Un fuerte abrazo. Jesús Ávila Granados (www.jesusavilagranados.es)




ASSAIG DINAR DE LA COLLA XIQÜELOS I XIQÜELES DEL DELTA A LA RÀPITA III (11-05-2013)


















COPES I VAQUES

Sembla ser que la notícia no va ser que el Chelsea guanyés l’Europa League, sinó que la perdés el Benfica.
El motiu és que des de l’any 1962, el Benfica ha perdut les 7 finals que ha jugat. Segurament, el fet, no deixaria de ser una anècdota sinó fos que, precisament l’any 1962, el club lusità va acomiadar al seu entrenador, l’hongarès Béla Guttman, després d’haver guanyar dues copes d’Europa consecutives (1961 i 1962) L’entrenador acomiadat va sentenciar que el Benfica no guanyaria cap final més. Després de 50 anys la sentència sembla que es segueix complint.
...
Fa anys que m’emporto aigua al treball. Ho vaig començar a fer quan en una revisió mèdica obligatòria de l’empresa em van trobar una petita quantitat de sediments a l’orina. Em van recomanar que begués aigua i, com sóc molt ben cregut, la segueixo portant.
La solució ideal és que l’empresa ens hagués dotat de fons d’aigua com tenen algunes empreses i, fins i tot, la Delegació de Tarragona, però malgrat haver-ho demanat de forma reiterada, mai hem aconseguit el nostre objectiu.
Al principi em vaig comprar un termo que, per a transportar-lo millor, el portava dintre d’una bossa de roba. Quan es feia hora de marxar, recollia el termo, el posava dintre de la bossa i el deixava en un lloc visible mentre em posava la jaqueta o passava pel lavabo. Un dia, de sobte, el termo va desaparèixer. El fet no hauria estat més important sinó fos pel temps que perdia mentre el buscava, ja que quan s’acaba la teva jornada laboral, el que vols és marxa ràpidament cap a casa i dinar. No vaig haver de buscar-lo massa temps. A uns metres de mi, un company reia mentre jo el buscava quasi que desesperadament. Vaig intuir que era ell i, al preguntar-li, me’l va donar. Com que, a part de treballar a l’oficina també era propietari d’un ramat de vaques, li vaig sentenciar: Així et sé morin un parell de vaques!
Al cap d’uns dies, vaig ser jo qui li va voler gastar una broma i em va dir:
-No em diguis res...
-¿Què passa? –li vaig preguntar-
-Què dues vaques van emmalaltir i es van acabar morint...
Preneu nota.