El viejo patriarca catalán, Jordi Pujol i Soley, ha vuelto, de hecho,
a tomar las riendas de CiU, en defensa de la independencia de Cataluña
y, a su vez, en defensa de su propio honor, el de su familia y, en
general, el de los dirigentes nacionalistas. Pero ahora ya nada se
asemeja a aquel larguísimo pasado de victorias electorales, de gloria,
de vino y de rosas. Todo aquello se acabó el año 2003.
El dedo de Pujol se equivocó elevando a los altares nacionalistas a Artur Mas, amigo de los hijos del todopoderoso presidente catalán y también de Lluis Prenafeta ¡cuidado con éste! Mas se parece a El rigor de las desdichas, zarzuela en tres actos, escrita por Ángel Rubio y estrenada en 1865.
Perdió en los escaños
Ganó Mas en las urnas y perdió en los escaños. Le pasó que el tripartito, tanto el de Pasqual Maragall como el de José Montilla, le cerraron la puerta del poder político. Consiguió su objetivo de presidir el Gobierno de Cataluña gracias a la crisis que castigó a la mayoría de jefes de Gobierno de toda Europa. Resistió sólo dos años, y gracias al PPC -manda huevos-, después de haber hecho el ridículo de ir a un notario para proclamar que él nunca pactaría con los populares.
Un rehén
En las elecciones del 25 de noviembre del anterior año se le vino abajo bruscamente su ensueño de ser el Mesías del pueblo catalán. Se quedó solo y en pelotas, aunque, eso sí, con la corbata impoluta. Se constituyó, de facto, en rehén de Oriol Junquera, líder actual de ERC.
La burguesía catalana
Sin ERC no podía gobernar y, menos aún, emanciparse de España. Ni el PSC, ni Iniciativa-Verds/Esquerra Unida, sobre todo, le han plantado. Tampoco la mayoría de la burguesía catalana y, muy explícitamente, las grandes empresas que, lógicamente, no quieren perder en absoluto su presencia en el resto de España.
Castillo de naipes soberanista
Ahí está, pues, el molt honorable Jordi Pujol, viendo con horror cómo se puede dinamitar con cierta facilidad el castillo de naipes soberanista, construido por él mismo, jugando a la puta y la Ramoneta, y medio ocultando dos cartas a la vez, desde que en 1980 venció por los pelos y pudo gobernar con el apoyo de una ERC muy frágil entonces. Y, en paralelo, con el respaldo de la UCD española en versión catalana.
Tentáculos mediáticos
Pujol sabe que pronto no será nadie, que pronto puede ser arroyado por los tentáculos mediáticos que disparan sin piedad, pero probablemente con verdad, contra el patriarca, su mujer y sus hijos. Es patética su frase en Antena 3 acusando que en la actualidad quieren desde el Gobierno “destruir una familia que representa algo en Cataluña”.
Métodos caciquiles
Olvida Pujol, no obstante, que el escándalo de Banca Catalana ocurrió hace ya de demasiados años. Su abogado, el que le salvó de ser procesado con métodos caciquiles, Juan Piqué Vidal, fue condenado por el caso Estivill -otro que tal baila- y estuvo en la cárcel varios años. Aquel montaje patriótico en torno a las peripecias de Banca Catalana no se repetiría ahora.
Que no sirva de precedente
Mucha mierda está saliendo últimamente en el ámbito de CiU. El editorial de ayer sábado en El Mundo es impecable e implacable. Le felicitamos desde ELPLURAL.COM, aunque no sirva de precedente. Veamos: “Tampoco parecen preocuparle [a Pujol] las evidencias que denunció Maragall (…), el embargo de la sede de CiU, el caso Palau y otros episodios judiciales, los testimonios de empresarios que confiesan haber sido extorsionados y los problemas con la Justicia de colaboradores tan cercanos como Prenafeta y Alavedra”. ¡Menuda tropa!
Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM
El dedo de Pujol se equivocó elevando a los altares nacionalistas a Artur Mas, amigo de los hijos del todopoderoso presidente catalán y también de Lluis Prenafeta ¡cuidado con éste! Mas se parece a El rigor de las desdichas, zarzuela en tres actos, escrita por Ángel Rubio y estrenada en 1865.
Perdió en los escaños
Ganó Mas en las urnas y perdió en los escaños. Le pasó que el tripartito, tanto el de Pasqual Maragall como el de José Montilla, le cerraron la puerta del poder político. Consiguió su objetivo de presidir el Gobierno de Cataluña gracias a la crisis que castigó a la mayoría de jefes de Gobierno de toda Europa. Resistió sólo dos años, y gracias al PPC -manda huevos-, después de haber hecho el ridículo de ir a un notario para proclamar que él nunca pactaría con los populares.
Un rehén
En las elecciones del 25 de noviembre del anterior año se le vino abajo bruscamente su ensueño de ser el Mesías del pueblo catalán. Se quedó solo y en pelotas, aunque, eso sí, con la corbata impoluta. Se constituyó, de facto, en rehén de Oriol Junquera, líder actual de ERC.
La burguesía catalana
Sin ERC no podía gobernar y, menos aún, emanciparse de España. Ni el PSC, ni Iniciativa-Verds/Esquerra Unida, sobre todo, le han plantado. Tampoco la mayoría de la burguesía catalana y, muy explícitamente, las grandes empresas que, lógicamente, no quieren perder en absoluto su presencia en el resto de España.
Castillo de naipes soberanista
Ahí está, pues, el molt honorable Jordi Pujol, viendo con horror cómo se puede dinamitar con cierta facilidad el castillo de naipes soberanista, construido por él mismo, jugando a la puta y la Ramoneta, y medio ocultando dos cartas a la vez, desde que en 1980 venció por los pelos y pudo gobernar con el apoyo de una ERC muy frágil entonces. Y, en paralelo, con el respaldo de la UCD española en versión catalana.
Tentáculos mediáticos
Pujol sabe que pronto no será nadie, que pronto puede ser arroyado por los tentáculos mediáticos que disparan sin piedad, pero probablemente con verdad, contra el patriarca, su mujer y sus hijos. Es patética su frase en Antena 3 acusando que en la actualidad quieren desde el Gobierno “destruir una familia que representa algo en Cataluña”.
Métodos caciquiles
Olvida Pujol, no obstante, que el escándalo de Banca Catalana ocurrió hace ya de demasiados años. Su abogado, el que le salvó de ser procesado con métodos caciquiles, Juan Piqué Vidal, fue condenado por el caso Estivill -otro que tal baila- y estuvo en la cárcel varios años. Aquel montaje patriótico en torno a las peripecias de Banca Catalana no se repetiría ahora.
Que no sirva de precedente
Mucha mierda está saliendo últimamente en el ámbito de CiU. El editorial de ayer sábado en El Mundo es impecable e implacable. Le felicitamos desde ELPLURAL.COM, aunque no sirva de precedente. Veamos: “Tampoco parecen preocuparle [a Pujol] las evidencias que denunció Maragall (…), el embargo de la sede de CiU, el caso Palau y otros episodios judiciales, los testimonios de empresarios que confiesan haber sido extorsionados y los problemas con la Justicia de colaboradores tan cercanos como Prenafeta y Alavedra”. ¡Menuda tropa!
Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM