dilluns, 14 de gener del 2013

¿Mea culpa por parte del FMI?

Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University

A primera vista parecería que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha entonado un mea culpa por haber impuesto las políticas de austeridad a los países de la Eurozona (tales como Grecia, Portugal, Irlanda, España e Italia), al haber reconocido que no sólo no han estimulado el crecimiento económico, sino que han deteriorado la economía de aquellos países. Olivier Blanchard, el economista jefe del FMI, ha declarado que “hemos estado equivocados”. Y muchos artículos en rotativos de gran difusión han aplaudido tal declaración, con más de un artículo señalando la validez de tal reconocimiento, poniendo al FMI por las nubes por su supuesta honradez. Sería casi divertido (si no fuera por las terribles consecuencias que tales políticas de austeridad han tenido sobre millones de vidas en los países periféricos de la Eurozona, entre muchos otros) ver que los mismos columnistas y rotativos que hace sólo unos meses estaban exigiendo tales políticas de recortes de gasto público (incluyendo gasto público social) argumentando que eran necesarias (además de ser las únicas posibles) ahora están aplaudiendo el reconocimiento del error de estas políticas promovidas por el FMI. Uno de ellos es, por cierto, The Washington Post que había sido el gran defensor y promotor del FMI y de sus políticas. En España, como era predecible, la lista de rotativos que en sus editoriales o en sus columnas aplauden ahora lo que antes condenaron es larga.
Habiendo sido de los pocos que desde el principio denunció tales políticas de austeridad, no tengo ahora ninguna simpatía por este supuesto mea culpa, pues ha sido excesivamente tímido, tardío e insuficiente. Tímido porque el mea culpa se viste de seda, alegando unos errores meramente metodológicos, indicando que habían calculado erróneamente el impacto multiplicador del déficit fiscal en el crecimiento económico. Por cada euro de gasto recortado, se destruye otro euro y medio, en lugar de sólo medio euro (tal como el FMI había calculado antes). Según el FMI, ahí radicaba su error, reduciendo un problema moral e ideológico a un mero error estadístico. Supónganse que, en un ejercicio militar, una bomba nuclear cayera sobre un centro habitado por millones de personas en lugar de hacerlo en un lugar deshabitado. Y que la explicación que diera el ejército fuera que ello se debió a un error estadístico en el cálculo de donde tenía que haber caído la bomba. Seguro que se armaría un escándalo de primer orden además de exigir responsabilidades con juicios internacionales. Pues esto es lo que ha ocurrido, pues han ido cayendo muchas bombas de destrucción masiva, que han causado muchas muertes sin producir ruido. Y lo que es peor es que era fácil haber detectado que había un error. Era totalmente predecible que caerían en un centro urbano. Varios de nosotros lo predijimos.
En realidad, la evidencia de que tales políticas de  austeridad han estado haciendo un enorme daño es abrumadora. El propio FMI publicó en 2008 un informe sobre el impacto que tales políticas de austeridad habían tenido en 133 casos en varios países durante el periodo 1993-2001. El fracaso de tales políticas quedó ya documentado en aquel informe publicado por la Oficina de Evaluación Independiente del FMI, confirmando la extensa bibliografía existente en la literatura científica que claramente documentaba el error de tales políticas llamadas entonces “programas de ajustamiento” (adjustment programs). Se sabía, además, que tales políticas estaban dañando el bienestar de las clases populares de aquellos países, causándoles un enorme sufrimiento. Uno de los fórums más conocidos en círculos académicos de políticas de salud y bienestar social, el International Journal of Health Services, documentó con evidencia empírica en una serie de artículos en 2011 las consecuencias que dichas políticas tenían para el bienestar y calidad de vida de tales clases sociales, mostrando la muerte, la enfermedad y el desasosiego social que estaban creando. Ello forzó una respuesta del FMI carente de credibilidad. Sólo el dogmatismo neoliberal que predomina en el FMI (impermeable a los datos y a la evidencia científica) explica que la situación haya alcanzado unos niveles tan dramáticos (como estamos viendo en Grecia), que ya era imposible ignorarlo.
Pero la corrección de la postura del FMI, escrita por Blanchard, en su informe Errores en el pronóstico de crecimiento y multiplicadores fiscales, es además de tímida y tardía, dramáticamente insuficiente. En realidad, la lectura de tal corrección por parte de muchos columnistas y editoriales, presentándola como  expresión de mea culpa por parte del FMI es exagerada, pues ni Blanchard ni el FMI han abandonado su apoyo a tales políticas de austeridad, pues continúan subrayando que tales políticas no son indeseables, en contra de toda la evidencia que muestra lo contrario. Su crítica es en la manera como se llevaron a cabo, pero no en su necesidad y urgencia.
Hoy el Fondo Monetario Internacional debería desaparecer. Y muchas voces a nivel internacional lo están exigiendo. Su misión histórica de ayudar a los países con problemas financieros, dejó de existir a partir de la década de los años ochenta, cuando el neoliberalismo pasó a ser su dogma, convirtiéndose en “un instrumento del terrorismo financiero”, defendiendo única y exclusivamente los intereses del capital financiero, tal como Juan Torres y yo hemos documentado en nuestro libro Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero.
El hecho de que dentro de la troika (el FMI, el Banco Central Europeo, BCE, y la Comisión Europea) el FMI se haya convertido en el menos entusiasta en la promoción de las políticas de austeridad en la Eurozona, no quiere decir que haya cambiado de orientación y apoye ahora las políticas expansivas de creación de empleo y pleno empleo que Europa necesita como el aire que respira. El hecho de que el FMI se haya enfriado en su vocación promotora de tales políticas de recortes se debe a la presión internacional, a la cual no están tan expuestas ni la Comisión Europea ni el BCE, que continúan aferrados a su dogma porque sirven los intereses de las élites gobernantes en aquellos países europeos donde tales políticas se están imponiendo a la población. Así de claro.

diumenge, 13 de gener del 2013

AMB L’HORITZÓ DEL 2027



Sovint, Tortosa i Amposta han tingut interessos oposats. 
A principis del passat desembre és va crear a les Terres de l’Ebre un grup d’opinió que es va autoanomenar Col·lectiu 2027 i es fa fixar aquest any com a horitzó per a que es puguin fer efectives les seves propostes.
Es tracta d’un grup heterogeni i format per expolítics, empresaris, intel·lectuals  i ciutadans diversos del nostre territori. Pretenen, amb la seva iniciativa, incidir sobre els polítics de la zona per a que les Terres de l’Ebre deixem de ser un dels territoris més desafavorits de Catalunya.
Aparentment 15 anys són molts d’anys, però quan passen i es dóna un cop d’ull retrospectiu, un se’n adona que el temps ha passat molt més ràpid del que ens podíem pensar.
Al meu parer, aquests anys seran molt importants a l’hora d’assolir la majoria de les reivindicacions històriques (totes és impossible)  i a més a més, tot allò que pugui servir a les generacions futures per a poder estar a l’alçada dels territoris més desenvolupats dels nostre país.
Sempre s’ha dit que les comunicacions són bàsiques a l’hora de fer competitiu un territori i ho seguiran sent en el futur. L’any 1999, mentre enllestíem em pla estratègic territorial que havia de servir a Pasqual Maragall com a document de treball per a presentar-se a la Presidència de la Generalitat, recordo que el meu amic Joaquim Paladella, alcalde de Batea i exdiputat al Parlament, només reclamava dues coses per a la Terra Alta, la seva comarca: millorar les comunicacions (molt precàries en aquells moments) i poder elaborar cava. Les comunicacions amb la terra alta han millorat considerablement i això ha permès, de retruc, que la comarca aragonesa del Matarranya també hagi vist millorada la connectivitat amb el nostre territori fins arribar al Mediterrani.
L’elaboració de cava no s’ha pogut assolir ja que el Consell Regulador amb seu a Vilafranca del Penedès posa tot tipus d’entrebancs per a que només se’n pugui fer en aquell territori, però en contrapartida, s’ha aconseguit millorar considerablement la qualitat i la distribució del vi amb DO Terra Alta. Tant ha estat així que ara mateix s’estan fent uns vins que fins i tot superen els del Priorat, que estan entre els millors de món.
Continuar millorant les comunicacions tan viàries com ferroviàries ha de seguir sent un dels principals objectius. El Baix Aragó sembla que tindrà una sortida ràpida per Morella cap a Vinaròs, la qual cosa no ens hauria de preocupar a les comarques del Sud de Catalunya, ja que sempre he considerat que el Nord de Castelló són terres germanes i no hauríem de rivalitzar a l’hora d’assolir determinats projectes.
Ara bé, una de les infraestructures més bàsiques per al territori hauria de ser el corredor ferroviari del Mediterrani. Però per a que sigui així, no pot passar de llarg. La gent del territori (ho he dit més d’un cop), hauria de poder deixar enrere les antigues rivalitats entre pobles i partits polítics i apostar decididament per la construcció d’una estació de mercaderies de referència dintre del nostre territori. Això comportaria un valor afegit al extraordinari potencial que ja tenim.
Igual serà que tinc un fill que va per a mariner, però també penso que s’hauria de fer un port amb capacitat per a grans bucs mercants. Desgraciadament, amb el tancament de Cemex, el port de la fàbrica de ciment d’Alcanar té els dies comptats i dintre d’uns anys només serà una figura fantasmagòrica al menys que sé li posi remei a temps. En el futur, el transit de mercaderies a través del mar ha de seguir sent de gran importància i transcendental per al desenvolupament de qualsevol territori. Encara que les meves previsions són que els ports de Barcelona, Tarragona, Castelló i València no ens ho posaran gens fàcil. Però si no es lluita mai ho aconseguirem i les generacions futures, amb raó, renegaran dels polítics actuals del territori.  

LES FOTOS DEL DIA. BALLADA DE JOTES A LA PLAÇA DEL MERCAT I
















Premio Nadal de tenis

Casi nadie se dio cuenta porque Raquel Martínez tiene unos ojos magnéticos, ojos de esos que Neruda llamaba oceánicos, pero lo cierto es que mientras la presentadora daba paso a la noticia del premio Nadal de novela, uno de los técnicos colocó de fondo de pantalla el rostro de Rafa Nadal, total, quién iba a fijarse y a quién coño le importa además. En efecto, la historia no tendría la menor importancia si no fuese lo que se denomina sintomática, es decir, un síntoma perfecto de la consideración por la cultura que tiene el gobierno del PP desde aquellos tiempos remotos en que Esperanza Aguirre felicitaba a Sara Mago.
Al Nadal precisamente le tengo un cariño enorme por razones obvias y personales. Hace precisamente diez años y un día que aparecía yo por la tele absolutamente finalista y feliz, compartiendo podio al lado de Trapiello, quien parecía un tío muy serio y con el que después iba a reírme lo que no está escrito. Lo único malo, en mi opinión, del premio Nadal, es que hayan quitado el finalista, porque gracias a él se descubrieron o promocionaron autores como Nicolás Casariego, Lola Beccaria, José Carlos Somoza, Marta Sanz o Lorenzo Silva, que luego se haría con el ganador. También es el premio con mayor solera de este país, sancionado con novelas de la talla de El Jarama, La torre herida por el rayo, Balada de Caín o El niño de los coroneles.
Lo de salir por la tele es algo que a los escritores nos suele pillar con el pie cambiado, salvo que fuesen Cela o Umbral, que se comían la pantalla con patatas quizá porque eran de los pocos plumíferos a quienes la gente reconocía de frente y de perfil. Todavía recuerdo a Cela bajándose de una limusina en Estocolmo, vestido de Nobel y resbalando peligrosamente sobre una acera helada. Unos niños, hijos de emigrantes españoles, lo rodearon para que les firmara unos autógrafos y Cela los apartó haciendo patinaje artístico: “Quita, niño, que me escoño”.
Los políticos siempre han mirado la cultura con desconfianza, no digamos ya la literatura, esa planta misteriosa y extraña que nace de los dedos en la más absoluta soledad y que languidece a la cruda luz de los focos. No digamos ya la gente del PP, que confunden la cultura con Norma Duval y han puesto al frente de la cosa a un ministro con pinta y nombre de fiambrera, Tupperwert. Normal que a Nadal lo degradaran de tenista a escritor: lo raro es que no anunciaran el Cervantes con una foto de Remedios y el Nobel con una cajetilla de tabaco.

David Torres