dijous, 4 de juliol del 2013

¿Hay alternativa? No en la Unión Europea

Miguel García
Miembro del colectivo econoNuestra

Ilusiones. Por desgracia, de eso hablamos cuando llamamos a una solución conjunta a la crisis articulada desde la Unión Europea. Es común a la hora de justificar la posibilidad del cambio recurrir a llamados hacia una “nueva Europa”, más social y dinámica a través de un masivo plan de estímulo, un Plan Marshall europeo.
Aunque no sea plato de buen gusto, la posibilidad práctica de este escenario es marginal, por no decir descartable. De esta constatación nace este artículo que al contrario que la mayoría de lo publicado en los ámbitos de izquierda, aspira a aportar necesarias dosis de realismo, no  a reconfortar al que está buscando una solución que permita redistribuir la riqueza manteniendo en lo fundamental el statu quo. No por provocación gratuita, sino por lo irreal del escenario.  Esto responde, de un modo resumido, fundamentalmente a cinco factores principales:
1. Una Unión sin democracia, donde votamos a un Parlamento puesto de adorno, y gobierna un Consejo Europeo y su brazo ejecutor, la Comisión; no transformable por los cauces democráticos, básicamente, porque no es una institución democrática.
2. Un cambio improbable en Alemania. Ser realistas conlleva aceptar que un viraje de la Unión debe incluir al timonel, y no parecen muy por la labor. Sea reelegida Angela Merkel o gobierne el SPD, ambos partidos han dejado bien claro que no conciben cambio alguno de profundidad en la actual dinámica comunitaria: las clases dominantes no parecen tener ningún interés  en mostrar solidaridad con el herido Sur de Europa. Esto sin duda no solo es aplicable al país germano, sino a sus socios tradicionales como Holanda o Finlandia.
3. Una política monetaria encorsetada, condenada a combatir el fantasma de la inflación, y responsable de un euro sobrevaluado que lastra día a día la competitividad de las economías más débiles. E incluso, yendo más allá, no estaría de más preguntarnos: ¿Existe en última instancia una política monetaria común que beneficie en su conjunto a Grecia, Portugal o Alemania?
4. A los pies de la Unión sin margen de maniobra, en una Comunidad que solo actúa bajo chantaje, y que vincula la concesión de “rescates” a modificaciones constitucionales como la ley de equilibrio presupuestario, que convierten cualquier tipo de política económica sería, en una reliquia del pasado siglo.
5. En manos de los mercaderes, porque así fue concebida la Unión desde su inicio: como  un mercado único donde el capital circula con libertad, condicionando todo bajo la lógica de la rentabilidad y el imperativo del más fuerte.
Descartar el escenario de un viraje coordinado –más allá de un estallido del euro, que poco tiene de coordinación- nos obliga a observar la otra mitad del tablero: el intento individual de un Estado europeo de llevar a cabo unilateralmente una alternativa rupturista. ¿Realidad o utopía?
Los poderes facticos llevan tiempo empeñados en convencernos de lo segundo: no existe alternativa, con la llegada hegemónica del neoliberalismo, en cierto modo, terminó la historia, como insistentemente nos recuerdan. También lo hacían hace siglos nobleza, clero o realeza, cuando diezmaban a súbditos o ejercían el derecho de pernada: todo respondía a un inalterable orden divino. La diferencia es que ahora dios tiene nombre y se llama mercado. Nada más lejos de la realidad.
Existe una alternativa. El problema reside  en saber en qué coordenadas se mueve y podemos concebir esta alternativa, y no son precisamente las de la opulencia consumista. Abandonar las cadenas de la Unión e intentar desarrollar un proyecto rupturista no será –como todos en última instancia intuimos, pero pocos se atreven a decir- un proyecto a coste cero:
Nacionalizar –como ya se ha realizado en gran parte- un sector bancario cadáver no generará automáticamente el crédito que necesita la economía, mucho menos en un contexto donde nuestro acceso a los mercados financieros internacionales se verá cortado en seco si planteamos el necesario impago de la deuda. La huida de capitales y la necesidad de prevenir la misma será una constante desde el mismo comienzo del proceso. El retorno a una moneda propia provocará que los bienes importados se encarezcan aceleradamente recordándonos los precios de los productos electrónicos en la década de los 90; y así, un largo etcétera.
¿Quiere decir esto que en última instancia la alternativa no es viable? No exactamente. Lo que indica es que para transformar la realidad no nos será suficiente con tener voluntad de cambio, necesitamos ser conscientes de que aspirar a transformar las cosas no conlleva solo deseo y voluntarismo, también implica el reconocer que debemos caminar hacia un nuevo modo de vivir y relacionarnos, tomar conciencia de la profundidad y los costes de la ruptura a la que aspiramos.
Un cambio de tal calado como el abandono de la Unión supone el único camino para un verdadero trasvase de poderes de la troika al pueblo, y eso sin duda redefine completamente el campo de lo posible: que nadie esté sin una vivienda, una educación o una sanidad verdaderamente universales y gratuitas, nuestra seguridad alimentaria o una verdadera gestión ecológica del espacio serán elementos que, por primera vez, tendremos en nuestra mano debatir. Eso sí, quizá no podamos tener una televisión de 42 pulgadas ultraplana o cambiar  año a año de smartphone de última generación porque el crédito no fluirá en torrente como durante los “felices” primeros años de siglo .Nadie dijo que fuese sencillo ser los primeros en romper con el orden establecido.
Debemos realizarnos preguntas incomodas, saber qué es lo que realmente importa y qué estamos dispuestos-si lo estamos- a ceder ¿Estamos preparados para abandonar la sociedad del espectáculo y sus luces consumistas, para caminar hacia un nuevo buen vivir?
Aceptar la existencia de alternativas conlleva dejar de hacernos ilusiones, abrir los ojos aunque la realidad no sea agradable. Solo desde ahí la alternativa puede constituirse en necesidad ante una barbarie que seguirá siendo creciente. Solo luchando sin vagas ilusiones podremos construir un proyecto realista que genere una  verdadera ilusión transformadora.

dimecres, 3 de juliol del 2013

LA FOTO DEL DIA 3-07-2013

Una bonica posta de sol amb el pas d'un avió.

L’ESTACA I LA GRAN ESTAFA



L’avi Siset em parlava de bon matí al portal… 
 
Mentre m’estava acabant d’ endreçar, escoltava a mon fill cantant l’Estaca de Lluís Llach. Em va sorprendre. Als anys 60 i 70 era un himne a la llibertat i no em pensava que 40 anys després encara pogués estar d’actualitat. 
 
...Mentre el sol esperàvem i els carros veiem passar... 
 
Quan el cantautor de Verges va composar el tema, a Espanya hi havia una dictadura decadent.
 
...Siset que no veus l’estaca on estem tots lligats? Sinó podem desfer-nos-en mai no podrem caminar!... 
 
Va arribar la democràcia i amb ella les llibertats: de vot, d’associació, de vaga, de manifestació... Les eleccions s’anaven alternant: generals, municipals, autonòmiques i més tard europees.
Fins i tot hi va haver una alternança en els partits polítics. A la UCD, els hereus moderats del règim anterior la va succeir el PSOE, mentre a Catalunya un parell d’anys abans, va ser CiU qui va guanyar les primeres eleccions autonòmiques.
Nacionalistes, socialistes... Semblava que s’havia vençut el centralisme, el capitalisme... Varem entrar a Europa, per a molts un somni fet realitat. Al cap d’uns anys ja ni falta feia el passaport per a desplaçar-nos a França, a Itàlia a Alemanya...
Però quan tot semblava que anava vent en popa, la decadència del felipisme, va donar el poder als hereus durs del franquisme. La segona legislatura d’Aznar va ser, fins aquell moment, l’etapa més negra d’ençà del restabliment de la democràcia a Espanya. Les Terres de l’Ebre van patir com ningú l’aznarisme. El Pla Hidrològic Nacional va penjar com si es tractés d’una espasa de Dàmocles sobre el riu Ebre i el futur dels seus habitants.
El retorn de Zapatero va suposar una mica d’aire fresc després d’aquells anys tan casposos. Semblava que el retorn del PP era pràcticament impossible. Però algú es va inventar una crisi que va significar per a tota la pobra gent una gran estafa.  
La gran estafa va fer que molts ciutadans creguessin que la dreta podia ser el gran refugi dels seus vots i en aquest sentit van votar. Però es van equivocar de mig a mig, en un d’aquells errors difícilment esmenables. La gran estafa en ha portat a una situació on el capitalisme s’ha engreixat, la classe mitjana pràcticament ha desaparegut, les distàncies entre rics i pobres s’han eixamplat, el gran culpables de la crisi són els que millor parats han sortit... I podríem continuar.
Aquesta gran estafa ens portarà, en molts de casos a situacions com les que teníem abans de l’arribada a la desitjada democràcia, dels temps en que el joves cantàvem l’Estaca i la Gallineta i Al vent...
Com la moda, sembla que els anys foscos han tornat. Al costat dels temps que ens toca viure, la segona legislatura de l’aznarisme, no deixa de ser una anècdota dolenta. Segurament per això els joves tornen a cantar els vells himnes, perquè veuen com es degrada l’estat del benestar on s’havien criat. 
 
... Ben cert sé que està podrida, però és que, Siset pesa tant, que a cops la força m’oblida...  

 

La demagogia en seis puntos

Pablo Iglesias / Jorge Moruno

¿Quién nos roba? ¿Por qué nos roban? ¿Cuánto le cuesta a cada ciudadano el fraude fiscal? ¿Quién paga más? 

Seguramente si dijéramos que los ricos roban a los ciudadanos, nos llamarían, como poco, populistas y demagogos. Es exactamente lo que ha dicho De Cospedal esta mañana  inaugurando un curso de FAES para alertar de los peligros que amenazan al liberalismo y al "centro-derecha".
Les presentamos unos cuantos argumentos "demagógicos" y "populistas".
¿Quién nos roba? Las empresas presentes en los llamados paraísos fiscales (el 94 por ciento de las del Ibex 35); las que, como Zara, facturan sus ventas por internet desde Irlanda o las que, como Microsoft, tributan en Irlanda las ventas digitales de software fabricado en España; también los multimillonarios que controlan las Sociedades de Inversión de Capital Variable que solo tributan un máximo del 1% sobre sus beneficios. Según los técnicos de Hacienda, la mayor parte del fraude fiscal en España (que equivale a un 23% del PIB) es responsabilidad de la banca, las grandes empresas y las grandes fortunas individuales.
¿Por qué nos roban? Porque los diferentes gobiernos españoles han gobernado a favor de los ricos legislando para facilitar el fraude, dirigiendo casi toda la presión fiscal sobre los que menos tienen y promoviendo diferentes amnistías fiscales. En los últimos años, de hecho, ha disminuido la recaudación del impuesto de sociedades y ha aumentado la recaudación por IRPF. Los ricos pagan incluso menos de lo que parece; no pagan un 52% de sus ingresos al fisco del Estado como dicen. En realidad pagan mucho menos gracias a un sistema de deducciones que les favorece y porque sus ganancias derivan mayoritariamente de las rentas del capital, que se gravan mucho menos que las rentas del trabajo.
¿Cuánto le cuesta a cada ciudadano el fraude fiscal? Unos 2000 euros al año.
¿Quién paga más? Los que tienen una nómina y ganan menos de 33.000 euros al año a través del IRPF y los falsos autónomos obligados a renunciar a sus derechos laborales.
¿Cuál debería ser la primera medida de un gobierno democrático sin más aspiraciones que proteger a las mayorías sociales? Hacer una reforma fiscal progresiva que dirigiera la carga fiscal sobre los ricos y reforzar la inspección de Hacienda.
¿Cómo llamarían a ese gobierno todos los medios propiedad de los ricos? Ya se lo han oído a Cospedal: demagogo y populista. Así llamarán a todo el que haga lo que hay que hacer. Tomen nota.