Juan Carlos Monedero
Invariable. Con la precisión de un reloj suizo hecho en China. Con escrupulosa exactitud. No falla (aunque sea barato). Basta
la marca. Lo decía Galbraith: la memoria de los timos piramidales dura
una generación. Aquí, con tan poca memoria para la historia democrática,
olvidamos también más deprisa. Y ahí tenemos otra vez el mismo guión
gastado. Ahora esa izquierda dice que es abierta. Antesdeayer,
carrillista. Ayer era el PDNI. De ahí vino Diego López Garrido. El que
dijo como portavoz del PSOE que no hacía falta someter a referéndum la
reforma del artículo 135. El derecho constitucional también es muy
abierto. Como esa izquierda. Lejos de nosotros la funesta manía del
chiste fácil.
Cada vez que al PSOE le crujen las costuras surge
una Nueva Izquierda. De sus crisis, el PSOE no sale nunca por la
izquierda, con una propuesta ideológica que logre enamorar a una
ciudadanía hastiada de las mismas caras diciendo lo mismo o caras
diferentes diciendo igualmente lo mismo. De las crisis sale renunciando
al marxismo, defenestrando a Borrel, gritando a los cuatro vientos su fe
atlantista y europeísta y, sobre todo, trayendo a sus filas a gentes
provenientes del entorno ideológico allende sus filas. Vamos, del
entorno del PCE y, ahora, de Izquierda Unida. Si sube la izquierda no
socialdemócrata ¿para qué demonios hicimos una transición y una ley
electoral tan amañada?
Ahora entendemos mejor el artículo de Baltasar Garzón defendiendo a Felipe González y la Transición.
Estas cosas se anuncian un día pero se gestionan paso a paso. Siempre
hay que hacer gestos de buena voluntad. Entonces, viene el juez Garzón y
dice que Felipe González ya no es Mister X sino que es un hombre
preclaro de esos que aparecen solamente una vez cada cien años. Como
decía Neruda de Bolívar. Y de paso, rescata también a Fraga. Las
estrellas brillan mucho porque están acabándose. Por eso, con una mano
exhumas fosas y con la otra insultas la memoria de las víctimas –las que
murieron luchando contra el fascismo y su promesa de dictadura-
diciendo que Fraga nos hizo a todos más demócratas. Así no salimos del
foso en el que estamos.
Por qué Llamazares deja a su “entorno” hacer todo
esto no lo entiendo. Es uno de los escasos referentes de la izquierda,
pero parece empeñado en tirar por la borda lo construido. Los intentos
desesperados del “entorno” por hacerse un hueco terminan dando la
sensación de que él también está desesperado. Aunque en estos asuntos,
hablar del “entorno” es peligroso. Por culpa del entorno se cerraron
periódicos y se encarceló y torturó a gente. Luego vinieron los jueces
europeos a decirnos que eso no se hace. Pero esa Europa es menos
atractiva. No entiende nuestros entornos. Los entornos son lábiles, como
la opinión pública, la mayoría silenciosa o la intención de voto.
Cambian con el viento. ¿Cómo que el rector de la UCM, José Carrillo, se
acerca al PSOE? No. Siempre lo ha sido. ¿Cómo es que se acerca al PSOE
quien ha sido asesor del PSOE? Es curioso ver cómo los que ya estaban
vuelven a estar sin haberse ido. Bucles curiosos. ¿Por qué no anunciar
que Rubalcaba vuelve al partido? Las necesidades de los entornos todo lo
enturbian. Estas cosas siempre se pactan en grupo. En un momento de
crisis tan recia ¿tiene nadie derecho a ser tan chapucero? Los entornos
ya no son lo que eran. Enrique Curiel se hizo enterrar con la bandera
del Partido Comunista. El PSOE no le dejó ser diputado pese a habérselo
prometido. La dirección del PCE no fue al sepelio. El PSOE traicionó sus
promesas. ¿Es que no vemos que tenemos que cambiar esta manera de hacer
política?
Claro que hay que unir a la izquierda. En eso anda
buena parte de la gente decente de este país. Pero operaciones de
mercadotecnia como la que ha puesto en marcha el “entorno de Llamazares”
frenan los análisis e impiden la autocrítica. Cansa. ¿Otra
vez darle cuerda a un PSOE cuya máxima renovación viene de gente que
nunca ha trabajado fuera de la política -basta mirar los cambios en
Andalucía- o de gente que desde hace décadas está trabajando en la
política? Con esta dirección del PSOE que firmó con el PP la reforma del
artículo 135 y no ha mostrado ni asomo de enfrentar radicalmente a la
Troika ¿qué lejos quiere llegar nadie que se sitúe en espacios reales de
transformación? Otra vez, como viene siendo común desde 1975, el PSOE
se alimenta ideológicamente sólo del miedo que despierta el PP. El fin
del guión suena manido: los dos grandes partidos pactando la
continuación del bipartidismo, la sumisión a los mandatos europeos, la
continuación del Concordato, los recortes sociales, las leyes contra los
inmigrantes o la defenestración de los federalistas (que Alfonso Guerra
ya ha hablado). ¿O no llevamos 30 años diciéndole al PSOE que los
asuntos de España se solventaban de manera federal? Maldita mala memoria.
El que no haya ido a votar con la nariz tapada
nunca que tire la primera piedra. O que vuelva a tocar la misma puerta
donde viven los que no pueden sino volver a hacer lo mismo que vienen
haciendo. ¿O alguien cree que basta estar fuera del poder para realmente
cambiar los presupuestos ideológicos? Esos los cambian la necesidad de
los pueblos. Anden pues con cuidado: de tanto taparse la nariz al final
surgen graves problemas respiratorios que pagamos todos.