Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas Universidad Pompeu Fabra
Joan B. Culla es un historiador que trabaja también como columnista y
periodista para los medios de mayor difusión en Catalunya, incluyendo
Catalunya Ràdio y TV3. Es, sin duda, el comentarista político de mayor
visibilidad en los medios de mayor difusión radiotelevisiva públicos de
Catalunya. Ello se debe, en gran parte, a las posturas que promueve,
próximas al partido gobernante hoy en Catalunya. Tiene también una
columna en
El País (Edición Calalunya), donde cubre la cuota
del nacionalismo conservador en las páginas de tal rotativo, cuota
negada, por cierto, a pensadores de izquierdas.
En un reciente artículo de su columna, titulado “Desmesuras”
(09.11.12) criticaba a las izquierdas catalanas por hacer el juego a las
voces procedentes del otro lado del Ebro, que denuncian lo que es
obvio, que el gobierno de CiU está utilizando la movilización
independentista (lo cual no quiere decir que tal movimiento sea un
instrumento de CiU, como erróneamente se percibe en gran parte de
España) para ocultar los recortes que tal gobierno ha hecho a lo largo
de su mandato. Según Joan B. Culla, esta crítica a los recortes por
parte de las izquierdas es malintencionada y refleja una doble moral,
pues tales voces critican al gobierno Mas por hacer algo –los recortes-
que, en realidad, todas las CCAA están haciendo. Según él, no es justo,
por lo tanto, centrarse en los recortes del gobierno Mas e ignorar todos
los demás.
Ésta fue también la respuesta que el propio presidente Mas dio a Mònica Terribas en el diario
Ara,
en la que éste respondió, en su defensa a la crítica de los recortes,
con el argumento de que lo que él hacía era lo único posible, como
atestiguaba el hecho de que todas las demás CCAA estuvieran haciéndolo
también. El presidente Mas añadió que incluso en Andalucía, gobernada
por una alianza del PSOE con Izquierda Unida, se estaba haciendo lo
mismo. Predeciblemente, casi la misma expresión ha sido ahora escrita
por el Sr. Culla en su artículo de
El País. Tanto el Sr. Culla
como la Sra. Mònica Terribas presentaron, así, los recortes del gobierno
Mas como la única política posible, como lo demuestra que todas las
CCAA estén haciendo lo mismo.
Debido al enorme dominio que las derechas catalanas tienen en los
medios de mayor difusión en Catalunya, tal argumento ya se considera tan
obvio que no requiere documentación. Ahora bien, si tales defensores
del gobierno Mas mirasen los datos –cosa que raramente hacen, pues
perciben que su misión no es la de informar, sino la de promocionar un
ideario- verían que sí que hay alternativas a las políticas de recortes
del gobierno Mas. Me remito a los datos presentados por Juan Torres,
Alberto Garzón y yo, en el libro
Hay Alternativas, que muestran
que por cada recorte que han hecho los gobiernos Rajoy y Mas, había y
continúa habiendo otras alternativas que ni siquiera han sido
consideradas. Es más, si analizaran los recortes hechos por las CCAA
también podrían haber visto que no todas las CCAA están haciendo lo
mismo. Andalucía está siguiendo una política de recortes que es muy
distinta a la que está siguiendo el gobierno Mas. La coalición PSOE-IU
no ha recortado ni la sanidad ni la educación, ni ha impuesto sistemas
de copago en sanidad, como el gobierno Mas ha hecho.
Frente a esta realidad, uno esperaría que la Sra. Mònica Terribas en
su entrevista al Sr. Mas hubiera hecho esta lógica pregunta: “¿Por qué
usted, Sr. Mas, recorta en sanidad y educación y el gobierno andaluz no
lo hace?” Ni a la Sra. Terribas ni al Sr. Culla, sin embargo, les
interesa que tal pregunta se haga pues la respuesta mostraría claramente
la sensibilidad neoliberal que el gobierno Mas representa. En realidad,
el gobierno Mas es el más neoliberal de los gobiernos existentes en
España. Miembros de su equipo económico incluso han criticado al Sr.
Rajoy por ser demasiado blando en sus reformas laborales, exigiendo una
mayor dureza que facilite todavía más la bajada de salarios y el
despido de los trabajadores. Y el gobierno Mas aprobó la Ley que
configuró la necesidad de recortar gasto público a nivel autonómico,
delegando incluso en el gobierno central la potestad de sancionar a las
CCAA que no siguieran tales políticas. Ninguna de estas medidas y
propuestas las hizo el gobierno andaluz de izquierdas.
Es más, es fácilmente demostrable que el argumento de que los
recortes del gobierno Mas eran necesarios, como consecuencia del
“desastre” heredado del gobierno tripartito anterior, no corresponde a
la realidad. La deuda pública ha aumentado enormemente durante el
periodo Mas, consecuencia de las políticas tomadas por el partido ahora
gobernante, incluyendo los recortes que han contribuido a la recesión
económica y, con ello, a la reducción de los ingresos públicos. Tal
reducción de ingresos fue también facilitada por la bajada de impuestos
aprobada con el apoyo de CiU en el año 2006 y realizada más tarde por el
gobierno Mas, bajada de impuestos que aumentó, todavía más, el déficit
y la deuda pública tanto española como catalana. Hoy el gobierno Mas es
uno de los gobiernos más neoliberales existentes, no sólo en España,
sino también en la Eurozona. Como bien ha dicho el propio presidente
Mas, “tenemos que mostrar a Bruselas que somos serios en nuestras
promesas”, clarificando que, para él, seriedad significa recortes y lo
que llama disciplina fiscal. Tales recortes están deteriorando los
servicios públicos, como la sanidad, lo cual está beneficiando a los
servicios sanitarios privados, de los cuales el Consejero de Salud, el
Sr. Boi Ruiz era, antes de ser nombrado Consejero, un máximo exponente
como dirigente de la patronal hospitalaria privada.
El PP como el mejor aliado de CiU: la complementariedad de las derechas nacionalistas
Habiendo dicho todo lo anterior, quisiera subrayar que carecen de
credibilidad las críticas al gobierno Mas procedentes de más allá del
Ebro que vienen del gobierno Rajoy y del partido de derechas español, el
PP, que ha sido responsable de políticas de recortes casi idénticas a
las realizadas por el gobierno Mas. El PP, por cierto, con sus
declaraciones, está estimulando el sentimiento independentista y su
reacción españolista que electoralmente le favorece. El mejor aliado de
la derecha catalana siempre ha sido la derecha española, incluso en su
supuesta adversidad, más ficticia, por cierto, que real.
En realidad, existen semejanzas entre la ideología nacionalista de
ambas formaciones políticas, CiU y PP. Su nacionalismo es de carácter
esencialista, utilizado para movilizar a la población para que apoye sus
políticas de clara orientación neoliberal que está dañando a las clases
populares de ambos territorios. Ambos han tenido en sus orígenes una
ideología supremacista, considerándose superiores a sus vecinos,
elemento especialmente acentuado en el nacionalismo conservador español,
que hablaba incluso de superioridad de raza. Su día nacional se llamó
durante muchos años el día de la Raza. Tal narrativa y concepto no se
presentaba con tal intensidad en el nacionalismo conservador catalán,
aún cuando solía utilizar términos despectivos, con connotaciones
étnicas para referirse a los ciudadanos procedentes de otras partes de
España, llamándolos “charnegos”. Algunos de los escritos del que fue más
tarde Presidente de Catalunya, el Sr. Jordi Pujol, hablaban incluso de
una inferioridad del andaluz.
Tales componentes de la ideología nacionalista a ambos lados del Ebro
han ido cambiando con el tiempo, habiendo sido el cambio
particularmente acentuado en el caso catalán. Hoy el nacionalismo
conservador catalán –las derechas catalanas- han aceptado en su seno a
los catalanes procedentes de otras partes de España. Y ello como
resultado de la influencia de las izquierdas con las cuales la derecha
catalana ha tenido que competir y que tenían una visión opuesta a la
conservadora. La historia de Catalunya (ocultada, por cierto, por el
nacionalismo conservador catalán) muestra que fueron precisamente las
izquierdas las que siempre defendieron a la nación catalana
(defendiéndola como un colectivo que compartía lengua e historia común,
con especificidades propias), incluido su derecho de autogobierno y
autodeterminación (lo que ahora se llama “poder de decidir”), luchando
heroicamente durante la dictadura, por tal defensa de Catalunya. Para
estas izquierdas, (socialistas, comunistas y anarcosindicalistas) la
lucha por los intereses del mundo del trabajo llevaba aparejada la
defensa de Catalunya, integrando plenamente al trabajador recién llegado
de otras partes de España a Catalunya y a su identidad. Nadie luchó con
tanta intensidad por Catalunya y su propia identidad y gobierno como
las izquierdas, lideradas durante la lucha antifascista por el PSUC. Se
ha olvidado, por cierto, que los socialistas habían tenido también,
durante la clandestinidad, el compromiso de que Catalunya tuviera
autogobierno y autodeterminación, compromiso que la dirección del PSOE
abandonó como resultado de las presiones del Ejército, eje -con la
Iglesia y la Monarquía- del nacionalismo conservador español (tal como
ha documentado el Historiador catalán Josep Fontana).
El nacionalismo español es el más opresivo y asfixiante pues niega la
existencia de otras naciones e impone su visión de España,
presentándola como la única España posible (ver mi artículo “El
nacionalismo españolista” en
Sistema (05.10.12)). Tal
nacionalismo, (que niega incluso que sea nacionalismo) tiene su máxima
expresión en el establishment español, basado principalmente en Madrid.
Tal visión aparece también en dirigentes del PSOE, entre los cuales
José Bono es el máximo exponente.
Las barbaridades del Sr. Bono
José Bono, declaró en Sitges que la negación de la posibilidad de dos
identidades fue el origen de la barbarie nazi. Asume erróneamente que
los nacionalistas conservadores catalanes están negando a los catalanes
que se sienten también españoles los mismos derechos que los de los que
se sienten sólo catalanes, insinuando, por lo tanto, que los primeros
serían los judíos de la Catalunya dominada por los nacionalistas
catalanes (en caso de conseguir la independencia), refiriéndose al
nazismo como ejemplo de ello. Ni que decir tiene que las declaraciones
del Sr. José Bono fueron, como era predecible, ampliamente difundidas
por la televisión catalana TV3, controlada por el gobierno Mas, y que
han dañado enormemente al PSC (el partido de la misma familia política
de Bono) y ayudaron enormemente al partido gobernante en Catalunya.
Acusar hoy a los partidos nacionalistas catalanes de considerar a los
catalanes que nos sentimos españoles como judíos es algo más que una
acusación profundamente errónea y maliciosa: es una declaración
antidemocrática que alcanza niveles deleznables, orientada a crear odio.
Su acusación es tan absurda que es utilizada astuta e inteligentemente
por CiU como representativa de la enorme intolerancia presente en el
nacionalismo españolista. Tal nacionalismo, representado por Bono, es
enormemente dañino no sólo para los independentistas sino también para
los españoles que nos sentimos catalanes que, como dije anteriormente,
tenemos otra visión de España –una España republicana plurinacional-
compartida con millones de españoles. Tal intolerancia y exclusividad
alcanzó extremos despreciables cuando el Sr. Bono siendo Presidente del
Congreso tuvo la desfachatez de recriminar a los republicanos por
enarbolar la bandera republicana en un acto de homenaje de las Cortes a
las brigadas internacionales, uno de las reprimendas más vergonzosas que
hayan ocurrido en aquella Cámara. El Sr. Bono ha escrito que aprendió
de su padre -que era falangista- su amor a España, reproduciendo así su
visión de España, heredada del fascismo. Han sido él y su concepción de
España los que han negado dos identidades a los catalanes que nos
sentimos españoles, al negarnos el poder de decidir, haciendo nuestra
españolidad voluntaria y no forzada. Tal visión de España ha hecho mucho
daño a nuestro país y terminará, sin duda, rompiéndolo.
La desafortunada respuesta de Pere Navarro
Por desgracia, la respuesta del candidato del PSC al Govern de la
Generalitat, Pere Navarro, a las barbaridades de Bono ha sido muy
desafortunada. Frente a la barbaridad de Bono, Pere Navarro indicó que
“no contestaba a jubilados”, con lo cual ofendió a los jubilados, por
los cuales, por cierto, el socialismo catalán y español han hecho
muchísimo. El comentario de Pere Navarro parecía reflejar que los
argumentos de los ancianos, la gran mayoría de los jubilados, no deben
tenerse en cuenta, lo cual, además de ser ofensivo, es suicida
electoralmente pues los votantes más fieles que tiene el socialismo en
Catalunya y en España han sido precisamente los jubilados por vejez.
Inconscientemente Pere Navarro estaba reproduciendo una discriminación
muy generalizada en contra de la ancianidad, que debe denunciarse con
toda contundencia.
El problema de las izquierdas catalanas
Se ha olvidado (olvido que las derechas catalanas han facilitado a
través de la mayoría de medios de información que controlan,
instrumentalizan, o influencian) que, tal como indiqué antes, fueron las
izquierdas las que, bajo condiciones enormemente represivas, pidieron
el “derecho a decidir”. Tanto el PSUC como el PSOE habían incluido tales
reivindicaciones en sus propuestas. El socialismo lo abandonó, pero el
PSUC no. Y el problema es que las izquierdas abandonaron la tradición y
sensibilidad del PSUC, es decir, la identificación de la lucha por la
liberación del mundo del trabajo con la autodeterminación de la nación
catalana, autodeterminación necesaria para mostrar que la incorporación
de Catalunya a España es un acto voluntario y no impuesto. La mayoría de
catalanes se han sentido siempre españoles, al menos hasta hace poco.
Este desapego es resultado del dominio del PP en las instituciones
políticas del Estado y de su nacionalismo españolista (compartido por
José Bono) que un número creciente de catalanes encuentra asfixiante.
Las izquierdas catalanas tendrían que haber enfatizado que el que más
ama a Catalunya es el que más se compromete con el bienestar de las
clases populares de Catalunya (ver mi artículo “¿Quiénes son los
patriotas?”
Público (15.11.12)), que son la mayoría de la
población, a través, entre otros medios, de la expansión del estado del
bienestar, denunciando a las derechas por utilizar las banderas para
defender intereses particulares y de clase. La recuperación electoral de
IC-V-EUiA se debe, en parte, a que ha ido redescubriendo el “rojo” de
su historia, que no tendría nunca que haber diluido. Por lo demás, es
importante para las izquierdas, incluyendo el PSC, que pierdan sus
complejos y que sigan la estrategia que el Partido Demócrata de Estados
Unidos utiliza en sus campañas electorales y que el Partido Republicano
defensivamente llama la estrategia de la “lucha de clases”, presentando a
las derechas por lo que son, el mero instrumento del poder de las
elites financieras y económicas gobernantes. Hoy estamos viendo en
Catalunya y en España el ataque más frontal que ha habido durante el
periodo democrático al estado del bienestar, estado del bienestar
utilizado por las clases populares a los dos lados del Ebro, que tienen
más en común en la defensa de sus intereses de lo que las separa. El
objetivo de las derechas es impedir que tales clases populares así lo
perciban, creando enfrentamientos que las dividan. Pero la cultura
política catalana (hegemonizada por las derechas), excesivamente
versallesca, obstaculiza el desarrollo de tal estrategia. Y así les va a
las izquierdas.