dimecres, 15 de maig del 2013

15-M: una victoria espiritual

Antonio Aveldaño

Andamos de segundo aniversario del 15-M y no sabemos muy bien qué balance hacer. Una síntesis aceptable de lo conseguido sería decir que el balance material es escuálido pero el balance espiritual es notable. El 15-M no ha conseguido cosas concretas y palpables pero sí ha logrado que se hable con intensidad de cosas de las que apenas se había hablado hasta entonces. El principal triunfo del 15-M es que a estas alturas nadie puede honestamente dejar de admitir que sus promotores tenían razón. No en todo, pero sí en casi todo. No en todas sus respuestas, pero sí en todas sus preguntas. No en su medicina, pero sí en su diagnóstico.
Los muchachos y muchachas del 15-M tenían y tienen razón en muchas cosas, lo único que ocurre es que la crisis económica es un viento huracanado que no permite oír otra cosa que el propio viento. La transparencia de la vida pública, las deficiencias de la representatividad política, la ausencia de controles institucionales, la esclerosis de los partidos, la impotencia de los sindicatos, el desmedido poder del dinero: estas y otras cuestiones planteadas por aquella flor de un día que fue el 15-M (flor revolucionaria sí, pero flor apenas de un día) siguen siendo igual de importantes que entonces, pero la galerna de la crisis impide prestarles atención, pues cómo dedicarse a acometer reformas en la nave cuando las vías de agua abiertas en ella amenazan con hundirla para siempre.
La derecha simula despreciar al 15-M, pero en realidad le tiene pánico. Por eso ha extremado tanto y con tan aplicado cinismo la presión policial sobre los manifestantes de todo tipo y la criminalización de sus acciones. La derecha respira con alivio al comprobar cómo, dos años después, el 15-M se diluye en una nebulosa incapaz de intimidar a nadie. La derecha hace como el que 15-M está muerto, pero no lo está. Vino sin saber cómo y se fue sin saber cómo: imposible, por tanto, predecir si volverá y, si es así, con cuánta extensión, intensidad y furia lo hará.
La victoria del 15-M no depende tanto de él mismo como de la izquierda política convencional, pues sólo ésta puede convertir los éxitos espirituales del movimiento  en éxitos propiamente materiales, es decir, en nuevas prácticas, nuevas conductas y nuevas exigencias de esa izquierda consigo misma; y también en nuevas leyes, nuevas instituciones, nuevos controles, nuevas propuestas. Sólo si el Partido Socialista e Izquierda Unida se toman en serio el 15-M éste comenzará a dar frutos palpables y efectivos. Izquierda Unida ya lo está haciendo en buena medida, pero no así el Partido Socialista, que ni siquiera ha comprendido del todo cuánto se juega en este envite. Mientras IU se juega su crecimiento y proyección futura, pero en ningún caso su desaparición, el PSOE se juega su propia supervivencia como PSOE, es decir, como partido de referencia de la democracia española. Para el 15-M sería sin duda muy conveniente que el PSOE le hiciera caso. Para el PSOE no sólo es conveniente, para el PSOE es cuestión de vida o muerte hacerle caso al 15-M.

dimarts, 14 de maig del 2013

LES FOTOS DEL DIA. LA NOSTRA AGRICULTURA











NO HAURIA DE PASSAR, PERÒ...

La FAO (organització de les Nacions Unides per a la fam) va recomanar a la població el consum d’insectes. A part de proteïnes, vitamines i altres ines, hauria de servir, evidentment, per a pal·liar la fam i desnutrició que pateixen milions de persones a tot el món.
Consumir insectes hauria de ser similar a menjar caragols, llagostins, gambes o escamarlans, però evidentment tot depèn de les cultures.
Però vull anar més enllà i posar al descobert la gran farsa de la FAO. Com quasi tots els organismes oficials, estan supeditats als interessos econòmics de els grans multinacionals.
Davant de la crisi econòmica mundial que les mateixes multinacionals han ajudat a crear, aquestes (les multinacionals), busquen noves vies per a seguir remenant les cireres.
Normalment no se’n parla, però sempre es pot trobar alguna informació per Internet que toqui el tema. Resulta ser que un dels refugis financer pel que han optat algunes multinacionals, sobre tot les del sector agroalimentari, és la compra a baix preu de grans extensions agràries on planten productes de gran consum (sovint transgènics) per a poder incidir en el preu mundial dels mateixos. Si es controla una part substancial del mercat, pots, en un moment donat, retenir els teus productes per a que hi hagi escassetat i, després, els pots treure al mercat a preus molt superiors al de cost i treure’n un gran benefici.
Diuen els experta que aliments n’hi ha, però el que passa és que estan molt mal repartits. De vegades he vist reportatges sobre el que consumeixen diferents famílies de totes les parts del planeta. Ara, aquests reportatges es podrien extrapolar a un nivell molt més proper. Hi ha moltes famílies que passen gana, però no és perquè els supermercats estiguin buits, sinó, perquè no hi ha diners per a comprar, ni tan sols, els productes més bàsics.
Per tant, rebutjo enèrgicament que haguéssim de recórrer als insectes per a lluitar en contra la fam que pateixen cada vegada més famílies.
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Observeu aquest titular que porta avui el Periódico: Grècia prohibeix que els mestres facin vaga, sota pena de presó.
Pel que sembla, el país hel·lè va un pas per davant dels altres països intervinguts (de fet o de facto) de la UE. Prohibir el dret de vaga als mestres és una pèrdua més de les llibertats individuals i col·lectives del ser humà. Una manera de collar encara més els ciutadans d’aquell país i d’atemorir als altres col·lectius sobre el que els pot arribar a passar en el futur.
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Ahir em van fer arribar un vídeo del Canal de les Terres de l’Ebre que té relació amb Amposta. Concretament sobre l’Associació de Veïns de l’Acollidora i l’Ajuntament.
Ángel Porres, president de l’Acollidora, es queixava de dos coses:
-Que l’ajuntament no els ha pagat tota la subvenció que els va prometre per a l’any 2012.
-Es queixaven del local que els cedeix l’ajuntament al carrer Logroño, allà on hi ha l’Agència Catalana de la Salut, no reuneix els requisits que l’associació precisa.
Després surt la rèplica del sinyó ancalde.  Un rèplica impròpia i fora de lloc del màxim edil municipal. No puc entendre com una persona a qui els seus pares van voler donar una educació exquisida, entra al joc de respondre a un president d’una associació veïnal i més encara amb retrets sobre l’ús que es fa d’aquelles instal·lacions.
Em semblen patètiques i indignes les paraules de Manolito i només s’entenen des del punt de vista de les males relacions personals que hi puguin haver. De totes formes crec (és la meva opinió) que, en cap cas, hauria s’hauria d’haver ficat als llots d’una confrontació que em sembla del tot estèril, al menys que hi vegi intencions ocultes. Deixem-ho aquí. 

15M 2011-2013: de la ventana a la Política

SANDRA EZQUERRA
Profesora de sociología de la Universitat de Vic (@SEzquerra)
Son días de celebraciones, aniversarios y análisis. Hace poco menos de dos años irrumpía en el tablero político, social y mediático el fenómeno que hemos venido a reconocer como movimiento 15M. Decenas de miles de personas salían a la calle el 15 de mayo de 2011 en todos los rincones del Estado español para denunciar que no eran “mercancía en manos de políticos y banqueros”. Los días, las semanas, los meses que siguieron estuvieron llenos de grandes sorpresas: ocupaciones de plazas, asambleas ciudadanas multitudinarias, actos masivos de desobediencia y mucho más.
El 15M ha sido el movimiento sociopolítico más relevante desde la Transición, y no sólo por su carácter masivo o por las amplias simpatías que ha generado entre la ciudadanía (hazañas nada despreciables, por otro lado), sino porque con su despertar marcó un punto de inflexión en las formas en qué la población responde tanto a la crisis del capitalismo como a las medidas impuestas por los gobiernos y los organismos internacionales ante ella. Por supuesto que la resignación y la desesperanza siguen ahogando la capacidad de actuar de millones de personas, pero el gran mérito del 15M ha sido y es la capacidad de haber sacado a la calle a los y las que llevaban tres años contemplando desde la ventana el descalabro social y económico en el que nos hallamos inmersos; su gran éxito ha sido su habilidad de crear espacios simbólicos, físicos y virtuales que han permitido forjar una nueva generación de activistas, pensadoras críticas y políticos profanos. El 15M ha abierto una brecha en la estrecha concepción de la política como el arte de gobernar y los quehaceres de los políticos profesionales (de la cual queda excluida la ciudadanía) a favor de la Política como un terreno de juego cotidiano donde se producen y combaten desigualdades, injusticias y sufrimientos, y en el que todos y todas podemos y debemos participar.
Dos años después de su irrupción, sin embargo, no podemos dar la crisis por acabada ni podemos afirmar que el movimiento haya conseguido derrumbar al sistema político-económico. En realidad, sus victorias concretas han sido escasas: se han parado numerosos desahucios, sí; se han multiplicado las manifestaciones y protestas; se ha participado en tres huelgas generales y numerosas sectoriales; se han ocupado edificios para garantizar vivienda a familias que la habían perdido. Pero el paro ha seguido creciendo, la banca sigue siendo la única beneficiaria de los “rescates”, la represión policial se ha disparado y las medidas económicas de los gobiernos cada vez son más brutales.
Sin abandonarlos, el movimiento ha alterado a su vez su presencia en las calles, las plazas y el espacio público. La masividad ha dado paso a frentes diversos y se ha profundizado la sectorialización de las luchas: las múltiples mareas, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca o los colectivos feministas, entre muchos otros, se han puesto a la cabeza de las reivindicaciones contra la privatización de los servicios públicos, los desahucios o los graves ataques del Partido Popular contra la libertad de las mujeres de decidir sobre nuestros cuerpos.
Por otro lado, la dificultad de lograr conquistas tangibles, así como la creciente implacabilidad de los recortes y erosión de derechos sociales, ha hecho que cada vez sean más las voces sobre la necesidad de conjurar el desencanto y articular la rabia de forma política. En sus inicios el 15M se caracterizó por una mayoritaria animadversión hacia los partidos, las organizaciones sindicales y cualquier tipo de vinculación con las instituciones. Sin embargo, existe ahora un creciente consenso en su seno de que las batallas en las calles, aunque imprescindibles, presentan serios límites. Se abren de esta manera nuevos horizontes y posibilidades de contienda que, lejos de contradecir a los ya existentes, pueden complementarlos y fortalecerlos.
El 15M no puede ni debe convertirse en un partido político, pero sí trasladar la enorme fuerza y legitimidad que ha obtenido en las plazas a espacios de convergencia que supongan un cuestionamiento real y efectivo de las políticas antisociales que venimos sufriendo. Hace dos años los poderes políticos y mediáticos criminalizaban al movimiento por asediar el Parlament de Catalunya y más recientemente por rodear el Congreso. Desde entonces, paradójicamente, una fuerza política rupturista como la CUP-Alternativa d’Esquerres ha entrado en el Parlament catalán con tres diputados y lo ha hecho en gran parte gracias al apoyo de miles de indignadas e indignados. En Catalunya, la propuesta de Procés Constituent de Teresa Forcades y Arcadi Oliveres cobra impulso y en otros lugares del Estado español afloran iniciativas similares como Alternativas desde Abajo. Cada vez es menos descartable que, con el apoyo de una amplia mayoría social, la Política invada la política.
El 15M celebra estos días su segundo aniversario y, lejos de haberse evaporado su atractivo y razón de ser, nos recuerda que han sido dos años de debate, de pruebas, de errores, de aprendizajes y de maduración. La crisis sigue apretando, ahogando, demasiado. Estoy segura, sin embargo, de que aquellos y aquellas que hace dos años dejaron de mirar por la ventana y salieron a la plaza tienen, todavía, mucho que decir.