Shangay Lily
Y ha llegado, entre blandas polémicas de vestuario (Pedroche Mariloli Bergère versus Cámbiame blanditrouppe Intimissimi), otro nuevo año a esta ajada democracia. Y la transición sigue. Y el recambio mantendrá a los mismos poderosos que repartirán migajas entre sus lacayos. Y lo que nos han vendido insistentemente los trajes heteropatriarcales como cambio ha conseguido desarmar una vez más cualquier tentativa de revuelta, rebelión o cambio de este capitalismo plácidamente sentado en nuestra letrina, cagándonos encima nuestra entre carcajadas, olores y pedorretas.
Y las diferencias, las divergencias, todo lo que no encaje en ese centro centrífugo que todo lo ha amasado este año, será aplastado, machacado, desdeñado otro año más. Y lo “normal” ha vuelto a ser convertido en deidad a venerar por el mismo partido que proclamaba el cambio y el asalto (Podemos, restaurando el camino ya trazado por el PSOE).
Y la derecha sigue controlando el Senado y por lo tanto podrá rechazar cualquier cambio o ley… por mucho que ese Frankestéin compuesto por los cuatro nuevos partidos del bipartidismo jamás fuesen a proponer nada más que gestos, guiños y facilones poses a la clase media reinante (por muy destronada que ya esté).
Y el estado de bienestar, el capitalismo de cara amable, volverá a ser la aspiración máxima, la zanahoria colgada al palo que nos planten delante para que sigamos aguantando nuestra pesada carga. Para que sigamos damdo vueltas a la noria que nuestras orejeras ha convertido en camino.
Y la CUP habrá quedado reducida a otra mera herramienta capitalista para vender espejismos de cambio que como mucho entronizarían a un corrupto fascista y todos sus oligarcas mandamases.
Y lo que queda de IU se empezará a desmoronar a manos de unos espabilados que secuestraran sus bases y laboriosos cuadros para regalárselos al engendro otanista-captalista-CIA de Podemos.
Y el PSOE seguirá albergando a una derechona desleída que querrá pasar por izquierda. O centro. Porque ahora todo es centro. Por fin la izquierda no existe.
Y todos esperarán unas nuevas elecciones que les den más subvenciones, más poder, más cargos. Sin cambiar nada porque ya que hemos llegado nosotros a la mesa… que sigan sirviendo. Y que saquen los cubiertos de plata. Nosotros diremos que hemos renunciado a lo que ya no podíamos renunciar.
Y muchos y muchas habrán pedido a los Reyes Magos un regalo de cambio. Y con que Carmena meta a una “Reina” con calzador para preservar una tradición capitalista, ya habrá visto todos sus anhelos de cambio colmados. Mientras, la cadena de hoteles demócratas Meliá ya ha celebrado su homenaje al genocida Franco. Cambio. cambio, cambio… Recambio.
Y mientras las y los disidentes se pudren en las cárceles soñando que alguien empiece a protestar sin esperar una subvención, una carrera académica o un escaño a cambio.
Y muchos esperaremos el germen de una alternativa real.
Y el silencio reinará.
-¿Qué te han traído los Reyes este año?
-Otro espejismo de esperanza, de cambio o posibilidad.
-Pero, ¿es real?
-No, pero estaba muy bonito envuelto.