Buenos días Iván. La gente que no te conozca puede preguntarse: ¿Qué nos puede explicar un compañero de la Agencia si no es su propia experiencia como empleado público? Sólo conozco una pequeñísima parte del colectivo y puedo afirmar sin temor a equivocarme que hay gente muy interesante. Para muestra de ello sólo hace falta mirar La Ventana para darse cuenta de de la gran variedad de cosas que hacen nuestros compañeros en su tiempo libre. Desde mi punto de vista ello es síntoma de la gran creatividad que tenemos como colectivo.
Ivan Marhuenda fue músico; mejor dicho, es músico. Un artista lo es toda la vida aunque en un momento dado haya vivido de su arte y luego, por el motivo que sea, aquella actividad que un día le permitió vivir, haya pasado a tener un papel complementario en su vida. Así pues vamos a intentar penetrar en el pasado (y también presente ¿por qué no?) de nuestro compañero Iván.
Pregunta. Aunque yo no sea valenciano, vivo en un pueblo donde la música está muy arraigada y ello se lo debemos a los valencianos que un día vinieron a enseñarnos como se cultivaba el arroz y de paso nos dejaron parte de su cultura. En Amposta, la inmensa mayoría de los músicos han pasado por las escuelas de formación de alguna de las dos bandas que existen y que, precisamente, una de ellas, la Lira, este año celebra su centenario. Iván: ¿tú también comenzaste a dar tus primeros pasos musicales en la escuela de la banda de música de tu pueblo/ciudad?
Respuesta. Así es. Comencé a la edad de siete años a tocar la guitarra en la Rondalla Santa Cecilia de Monóvar (Alicante), donde estuve hasta los diez.
P. Mozart escribió sus primeras composiciones con 4 años, tú con 13 formaste tu primera banda de música. ¿Se te puede considerar un músico prematuro?
R. Con esa edad y en la época en que vivíamos, no había en un pueblo de nueve mil habitantes mucha distracción y entretenimiento que digamos. Las únicas referencias musicales que llegaban a nuestros oídos eran los musicales que veíamos en el cine del pueblo, (dígaseJesucristo Superstar, Hair, Acuarius, etc). De ahí que, un grupo de amigos de “la escuela” decidiéramos formar un grupo emulando a estos artistas. El nombre del grupo se llamó Raim (uva en valenciano). Fue la época en que apareció en España el disco doble de Supertramp “Live in Paris”. Ahí fue donde me marcó definitivamente el hecho de que quería formar parte de este colectivo, en la medida de lo posible.
P. El primer proyecto serio fue con el grupo Carey... ¿Cómo salió el nombre?
R. Fue el cantante quien viendo un programa en La 2, hacían referencia a la vida de las tortugas Carey. Lo comentó y sin ninguna discusión así quedó: Orquesta Carey.
P. Con este grupo actuáis por toda la geografía española. ¿Cuál fue el lugar más pintoresco o del que mejor recuerdo guardes?
R. Fue en Galicia. Ginzo o Xinzo de Limia. Los lugareños comenzaron a preparar caimada y la actuación por nuestra parte estuvo sobresaliente, ya me entiendes, jajaja . Estuvieron encantadores estos gallegos.
P. Por cierto, ¿qué instrumento tocabas?
R. Las guitarras, acústica, eléctrica y la española o clásica para el repertorio de rumbas y flamenqueo y las voces para los coros.
P. Sé que los músicos han dominar varios instrumentos, además éste, ¿qué otros instrumentos tocas?
R. También toco la flauta travesera de forma autodidacta.
P. Durante un tiempo vuestro grupo acompañó a Francisco, ¿cómo fue la experiencia?
R. No tengo ni experiencia positiva ni negativa. Apenas tuvimos contacto con él. La vida profesional gira en torno al “maestro” que es quien dirige y arregla los temas , incluso en los ensayos solo estábamos la banda. Más bien fue una relación de indiferencia mutua.
P. ¿En total cuántos años duró la sociedad?
R. Como vulgarmente se dice: “me duraste dos veranos”.
P. Una cosa es la música de baile y otra muy distinta los gustos musicales que tenga cada uno… ¿Qué estilo es tu favorito?
R. Sobre todo el rock progresivo y el jazz.
P. ¿Y el grupo o cantante que más te gusta escuchar?
R. En pocas palabras y sin titubear CAMEL y su miembro fundador ANDY LATIMER como guitarrista. Respecto al jazz, Wes Montgomery fue el guitarrista que marcó un antes y un después de la interpretación de este instrumento.
P. Estaba cantado que uno de tus estilos favoritos era el jazz ya que Incluso llegasteis a formar un grupo para interpretar este tipo de música…
R. Tuve la gran fortuna de conocer a un saxofonista, hoy de talla nacional Nando Picó quien ejerce en la actualidad de profesor en la Escuela Taller de Jazz de Barcelona. Formamos un cuarteto donde intentábamos interpretar los temas de Jazz standars por excelencia. Fue una época muy gratificante, tanto musicalmente hablando como con la cercanía que teníamos con nuestro público, escaso pero muy bueno y conocedor de este estilo musical.
P. También has interpretado música folk acompañando al cantautor Carles Enguix… Creo que fue una de tus mejores experiencias como músico, ¿no?
R. Efectivamente. Aparte del estilo musical de estas personas, me enriqueció más todavía la forma verbal en que interpretaban su música. En catalán uno y en valenciano el otro, ¿paradoja no? Como es de esperar, este estilo de música no arrastra masas de público, pero también fue enriquecedor porque se vivía en un ambiente muy acogedor e intimista. Recorrimos parte de la geografía de la Comunidad Valenciana. Fue en la época en la que el bilingüismo no estaba muy bien visto por las instituciones públicas.
P. Un día decides abandonar la música. Seguramente alguien debió pensar que finalmente sentaste la cabeza… Pero como he dicho antes, un artista siempre lo es, se suba o se baje de los escenarios… ¿Qué se siente cuando uno pierde el contacto con el público?
R. Ahora es cuando entiendo, si fulano o mengana (de gran nombre internacional) tiene una depresión, después de pasar algún bache musical, venta de discos no esperada, poca inspiración a la hora de componer, etc. Cuando se sube uno al escenario, y expresa su trabajo y es recompensado por los aplausos, se siente algo extraño difícil de explicar, satisfacción o gozo quizás. Es una pasada.
P. Ya en épocas más recientes, decides volver a pisar los escenarios y con tu hijo Iván y otros amigos formasteis Paraíso Fiscal. ¿Sólo con el propósito de matar el gusanillo o por alguna cosa más?
R. La respuesta es, las dos cosas. Es que se trata de toda una vida dedicada a la música, bien de forma profesional , o como ahora, en plan de juntarnos los amigos y recordar con añoranza cuando lucíamos esos pelos largos y esas guitarras afinadas de oído. Respecto a lo acompañar a mi hijo Iván, es lo más gratificante como padre y músico que me ha ocurrido. Oír a un chaval que toca con 16 años interpretar con una guitarra acústica el tema “Shine on your crazy diamond” de Pink Floyd o “Ice” de Camel no tiene precio, y si encima te dice que si puedes acompañarlo en un escenario ¿qué más se le puede pedir a la vida? Nada.
P. Y ya para acabar, ¿qué Iván es mejor músico, el padre o el hijo?
R. Cuando yo toco en solitario, es mejor él, y si tocamos los dos juntos…
Gracias por la entrevista Joan.