dimarts, 8 de març del 2016

ELS COLORS DE LA BADIA DELS ALFACS (27)











CASTELLET (4)











El cambio climático es peor de lo que se ha dicho

Vicenç NavarroCatedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Professor of Public Policy. The Johns Hopkins University


Por muchos años ha existido la negativa por parte de fuerzas políticas conservadoras y liberales en reconocer que la población mundial está sufriendo las consecuencias negativas de un cambio climático irreversible que está dañando el bienestar y calidad de vida de amplios sectores de tal población. Y cuando por fin, ante la enorme evidencia científica que se ha ido acumulando de que sí estamos experimentando tal cambio climático, los negativistas lo han aceptado, pero (y es un importante pero) lo han atribuido a cambios naturales de carácter cíclico, negando ahora que tal cambio se debiera a intervención humana.
Pero esta percepción, procedente de círculos conservadores y neoliberales, ha ido acompañada de otra existente en fórums más sensibles a la evidencia científica, y que han aceptado no solo la existencia del cambio climático, sino también que éste se debe primordialmente a las consecuencias negativas del elevado consumo de las energías basadas en productos fósiles, que generan gases cuya acumulación provoca el cambio del clima.
Cada vez más gobiernos en el mundo están llegando a esta conclusión. Pero muchos de ellos, incluyendo las potencias económicas mundiales más poderosas (y mayores generadoras de tales gases) creen que la comunidad internacional ya está respondiendo de manera adecuada a los retos que representa el cambio climático, mostrando como indicador de ello la reciente Conferencia de París, que se ha presentado como un gran éxito, asumiendo que las medidas tomadas en aquel cónclave internacional permitirán, no solo frenar el cambio climático, sino incluso revertirlo.
Hemos podido leer en los mayores medios de información referirse a tal conferencia como “el mayor éxito diplomático internacional jamás conocido”, frase que utilizó el rotativo británico The Guardian (uno de los periódicos que goza de mayor prestigio y credibilidad en el mundo de habla inglesa), y que ha hecho fortuna al subrayar que la comunidad internacional supo estar en aquella reunión a la altura de las circunstancias. Para no ser menos, el Secretario General de Naciones Unidas, el Sr. Ban Ki-moon, presentó dicha conferencia como la mejor contribución de la comunidad internacional al futuro de las siguientes generaciones. “Hoy podemos mirar a los ojos a nuestros hijos y nietos y decirles que hemos juntado esfuerzos para un mundo más habitable y visible para ellos”.
La realidad muestra, sin embargo, una situación muy diferente. Y añadiría yo, preocupante, pues todavía parece no haber plena conciencia entre las estructuras de poder del mundo (y las instituciones que las reproducen) de que el cambio climático es peor de lo que creen, que este cambio es irreversible y que sus consecuencias son mucho más negativas de lo que piensan. En realidad, las medidas que se tomaron en París son muy insuficientes, muy por detrás de las que deberían haberse tomado. Y me temo que no se tomarán, a no ser que haya un cambio muy significativo en las coordenadas de poder existentes a día de hoy en las instituciones nacionales e internacionales donde se están tomando las decisiones cuya aplicación está creando el gran deterioro del clima.
El excesivo optimismo de la Conferencia de Paris
Veamos los datos. Y asumo que el lector está, a grandes rasgos, informado de lo que los grandes medios de comunicación escribieron sobre la Conferencia de París, que se presentó como un gran éxito de la diplomacia francesa. Esta percepción fue facilitada por la exclusión de voces críticas que querían protestar durante la Conferencia de París y que el gobierno francés apartó de la Conferencia bajo la excusa de que tenía que extremar las medidas de seguridad tomadas a partir de los atentados terroristas de ISIS, ocurridos el pasado noviembre. Nunca antes se había visto un caso más claro de utilizar la lucha antiterrorista para apagar las voces críticas. El gobierno francés utilizó claramente tales medidas para impedir cualquier movimiento de protesta en París  frente al optimismo oficial.
Recordará el lector que, según los mayores medios de información, el supuesto gran éxito de la Conferencia era haber alcanzado el acuerdo de todos los 196 países participantes para que, a partir de ahora, se tomaran medidas con el fin de que la temperatura terrestre no subiera más de 2º centígrados para final de siglo. Y para enfatizar la enorme importancia de este hecho y la inteligencia colectiva en tal Conferencia, se presentó también como signo de otro éxito el que se aprobara también que se intentaría que este incremento fuera incluso menor, es decir, un incremento de no más de 1,5º centígrados. Tal petición la habían hecho los países más pobres y más vulnerables al cambio climático. Estos dos eran supuestamente los grandes éxitos de la Conferencia.
Los enormes límites de la Conferencia de París
Lo que es probable que usted no conozca es que tales objetivos no tenían ningún valor normativo. Era un desiderátum, sin que se tomaran medidas (incluyendo las sancionadoras) que estimularan a que se alcanzase tal objetivo. En realidad, voces científicas creíbles han calculado que, sumando todas las medidas a las que cada país participante en la Conferencia se comprometió a realizar para alcanzar el objetivo aprobado, (no más de 2ºC de aumento), el objetivo final sería mucho peor, pues el crecimiento de la temperatura global sería de 3,5º centígrados, un aumento auténticamente catastrófico que pondría en cuestión la propia viabilidad del colectivo humano (ver “The Irreversible Climate Change”, Monthly Review, vol. 67 N.9, february 2016).
Otra debilidad de la Conferencia fue que dicho acuerdo no dijo nada sobre los límites de las emisiones de CO2, que deberían  reducirse drásticamente para alcanzar el famoso tope de 2ºC. Las soluciones propuestas, vagamente expresadas, se basan en supuestos excesivamente optimistas. Por ejemplo, aún cuando recomiendan la sustitución de los recursos fósiles por  renovables, el hecho es que todavía hoy evitan referirse a la necesidad de eliminar la dependencia energética en el primer tipo de recursos, argumentando que siempre y cuando se desarrollen medidas que absorban el CO2, la producción de tales gases puede compensarse con el crecimiento de estas últimas medidas absorbentes.
Ejemplos de tales medidas son, por ejemplo, el crecimiento de los bosques, o la utilización de nuevas tecnologías que se asume se inventarán (supuesto que se ha presentado por voces críticas como la tecno-utopía), que realizarán tal labor de absorción y limpieza de tales gases. Otra gran limitación del documento es que en ninguna parte se hace mención del grave problema que representan las emisiones de gases derivadas del tráfico aéreo y marítimo internacionales, a pesar de que ello es una de las mayores causas de la acumulación de los gases causantes del problema. Y, por sorprendente que parezca, no se dijo nada sobre el hecho de desincentivar el uso del petróleo y otros derivados fósiles. En realidad, los gobiernos de las grandes potencias mundiales lucharon para defender sus intereses, anteponiendo los intereses de las industrias energéticas que utilizan combustibles fósiles, a los de sus propias poblaciones y los de la población mundial.
Los obstáculos políticos para que se resuelva el problema
Las soluciones al enorme problema creado por el cambio climático son fáciles de ver. Hay que parar la producción, consumo y distribución de tales fuentes de energía fósiles, sustituirlas por otras renovables, y adaptar la sociedad a estos cambios climáticos. La aplicación de estos principios podrían constituir cambios muy importantes, que beneficiarían a todas las poblaciones, facilitando el establecimiento de nuevas sociedades, con un mayor bienestar al actual. Y ello no pasa por las “políticas de austeridad” o por el control demográfico (como algunos sectores del movimiento ecológico están proponiendo), sino por una intervención masiva y conjunta de los Estados, así como los organismos internacionales, para desarrollar políticas públicas en la dirección apuntada en este párrafo.
La sustitución de las energías fósiles por las renovables es totalmente factible, así como  la adaptación de las economías a otras formas de energía, creando una gran actividad económica (con una enorme producción de puestos de trabajo). Creerse que la “mano invisible del mercado” resolverá este enorme problema es de una ingenuidad o dogmatismo neoliberal suicida. Las soluciones requerirán más intervenciones públicas que tengan como objetivo el bienestar de las poblaciones en lugar de los intereses económicos y financieros que hoy dominan gran número de Estados y organismos internacionales, como ocurre en España y en la Eurozona. La democratización de estos Estados y de estas instituciones supranacionales es la condición sine que non de que se resuelva el problema creado por el irreversible cambio climático. Así de claro.

dilluns, 7 de març del 2016

UN HIPÒCRITA ANOMENAT RAJOY

De Manel Fontdevila a eldiario.es
No sé que té Rajoy que no li veig res positiu... Bé, de  fet no només me passa amb ell, sinó amb tots els càrrecs del PP... Però a ell, més!
Va ser el pitjor cap de l’oposició de la història d’aquest país. Pitjor fins i tot que el seu predecessora Aznar. Va ser, també, el pitjor president del govern. I ara és el pitjor president del govern en funcions... Fins i tot va ser sinó el pitjor, un dels pitjors ministres i segurament, durant el poc temps que va ser registrador de la propietat, també devia de ser pèssim.
És molt difícil entendre com un personatge així hagi arribat al lloc que ha arribat... Però ja coneixeu (suposo) la faula de la tortuga dalt d’un pal... Si està allí és perquè algú l’ha posat, ella tota sola no hi hagués pogut pujar mai.
Tan immobilista i indecís és Rajoy que sempre espera que els coses sé solucionen per elles mateixes, sense tenir que intervenir per a res. Per això va rebre el sobrenom de don Tancredo, que es una especialitat de la tauromàquia que consisteix en quedar-se immòbil sobre un petit pedestal i aguantar l’equilibri. El símil, com podeu veure, és d’allò més apropiat.
El PP va guanyar les eleccions generals del 20-D, tot i que va perdre la majoria absoluta i més de 3 milions de votants. Però les va guanyar... Per davant del PSOE, PodemosCiudadanos, etc. Tot i això Rajoy va declinar l’oferiment del Rei d’intentar formar govern. El PP hauria volgut pactar amb el PSOE i si venia el cas, també amb C’s, però amb Rajoy de president del govern. Però cap partit vol pactar amb el PP. Pactar amb els populars, implícitament significa avalar la corrupció i, ara com ara, no és el més procedent.
El no de Rajoy (el primer candidat que dóna carabasses al Rei quan aquest li proposa), portava a Espanya en un estat de bloqueig polític, tal com ho reconeixen els analistes polítics (i valgui la redundància) del país.
Per tant (i segons els analistes) sé li ha de reconèixer a Pedro Sánchez la valentia d’intentar desbloquejar la situació i acceptar sotmetre’s a la investidura. Una investidura que, a priori i tal com s’ha acabat confirmant, no tenia ni molt menys assegurada. De totes formes vull constatar que, amb tota seguretat, Pedro Sánchez ho va fer per aconseguir guanyar prestigi i credibilitat. Si finalment ho aconseguirà o no, ja es veurà... Però ningú posa en risc res sinó és que espera alguna cosa a canvi. HI ha una dita catalana que diu: qui no arrisca la pansa no mori fart.  
Mentre Sánchez es sotmetia a les dues sessions d’investidura, Mariano, el candidat frustrat, es fregava les mans esperant la patacada de Sánchez. L’immobilista Rajoy estava està esperant que després dels dos preceptius i frustrats intents del candidat socialista per a ser investit president, s’avingui a formalitzat amb el PP la desitjada (per al PP) gran coalició. Però em sembla que s’haurà d’esperar assegut...
S’ha de ser molt hipòcrita per a actuar tal i com ho ha fet Rajoy durant tot aquests mesos. De fet des del dia següent de les eleccions. Potser sigui pel seu caràcter gallec, però la seva actitud és impròpia d’una persona que ha arribat a l’esglaó més alt de la política espanyola. Potser per això el seu propi municipi (Pontevedra) l’ha declarat persona non grata. Sigui com sigui, Rajoy ho té molt difícil. Ja sé que Sánchez també, però avui toca parlar de Rajoy.  
Com sabeu, socialistes i ciutadans, de moment, continuaran de la ma com si fossin un tot: o els dos o cap... I tot indica que no hi haurà cap tipus d’entesa amb el PP (encara que al ciutadà Rivera no li hauria desagradat), però sembla que, en aquest cas, pesarà més la voluntat dels socialistes que no la de C’s.
El PSOE sap (o hauria de saber) que pactar amb el PP significaria un suïcidi polític i, fins i tot, la desaparició del partit que va fundar Pablo Iglesias (no confondre amb el de Podemos) fa més de 130 anys. Què potser no seria tant dolent? El pacte com a tal sí, però una regeneració o refundació del partit potser no...