dimecres, 13 d’abril del 2016
Las grandes mentiras del PP sobre el déficit público
JUAN RAMÓN RALLO
El déficit público de 2015 terminó en el 5,2% del PIB: un punto —10.000 millones de euros— por encima de nuestro compromiso con Bruselas. Se trata del enésimo incumplimiento del Partido Popular a lo largo de una legislatura que debía ser la del rigor presupuestario y que ha sido la del fiasco presupuestario. Con tal de contrarrestar su negligente fracaso, los dirigentes populares han puesto en marcha la maquinaria de las falaces consignas, tratando de justificar lo que a estas alturas debería ser injustificable. Repasemos sus mayores tergiversaciones.
Rajoy ha contribuido a reducir el déficit mucho más que Zapatero
El déficit público español cerró 2009 con la insostenible cifra del 11% del PIB. Dos años después, Zapatero lo había rebajado al 9,1% del PIB: es decir, en dos años lo redujo 1,9 puntos (una media de 0,95 puntos anuales). En cambio, Rajoy ha dejado el déficit de 2015 en el 5,2%, esto es, una reducción de casi 4 puntos del PIB (una media de 1 punto anual). En otras palabras, el austerísimo Rajoy redujo el déficit público un punto del PIB por año; el manirrotísimo Zapatero lo redujo en 0,95 puntos del PIB por año. Tamaña diferencia, sin duda.
En suma: no es cierto que Rajoy haya supuesto un revulsivo de austeridad frente al descontrol presupuestario zapateril: el auténtico revulsivo lo supusieron las presiones de la Eurozona desde mediados de 2010 para reconducir el déficit. Es cierto que Zapatero apenas recortó el agujero de las cuentas públicas durante el electoral año 2011, pero Rajoy tampoco lo ha recortado significativamente durante el electoral año 2015 y durante los no electorales años de 2013 y 2014. Tal para cual.
El déficit público se ha reducido gracias a la contención del gasto
Rajoy se comprometió con sus votantes a practicar la austeridad por el lado de los gastos, a saber, a cuadrar las cuentan recortando los desembolsos de las Administraciones Públicas en lugar de machacando a impuestos a los ciudadanos. Y, sin embargo, el gasto público apenas se han reducido durante la legislatura de Rajoy: menos de 16.000 millones de euros en cuatro años.
Acaso se afirme que los escasos recortes del gasto público total durante el Gobierno de Mariano Rajoy se deben al incremento de los gastos financieros y de las prestaciones de desempleo experimentados durante la legislatura. Pues bien, si eliminamos las partidas de prestaciones de desempleo y de intereses de la deuda, la evolución del gasto sigue una evolución análoga a la anterior: el gasto público (sin prestaciones de desempleo y sin intereses) todavía se reduce menos durante la legislatura de Rajoy… apenas 11.300 millones de euros en cuatro años. Austericidio insufrible.
En todo caso, de los 42.000 millones de euros en los que se ha reducido el déficit durante la legislatura de Rajoy, 26.000 millones de euros han sido imputables a aumentos de ingresos y, como decíamos, sólo 16.000 millones a recortes del gasto total.
En el siguiente gráfico podemos observar la contribución del aumento de los ingresos y del recorte de los gastos totales a la reducción del déficit (ingresos negativos en el gráfico significan aumentos de recaudación e ingresos positivos reducciones de la recaudación). En él podemos contemplar cómo el gobierno de Rajoy concentra absolutamente todoslos recortes del gasto en el primer año de legislatura, cesando los ajustes desde entonces e incluso revirtiéndolos significativamente en el año 2015.
Si algo ha faltado verdaderamente durante la legislatura de Rajoy, ello ha sido una profunda austeridad por el lado de los gastos. Lo mismo que en la de Zapatero.
El incumplimiento del déficit público se ha debido a las ‘autonomías del cambio’
La excusa oficial del gobierno de Rajoy para justificar la desviación de 10.000 millones de euros con respecto a nuestros compromisos de déficit en 2015 ha sido responsabilizar a las llamadas autonomías del cambio. En concreto, en mayo de 2015, el PP perdió los gobiernos autonómicos de la Comunidad Valenciana, Baleares, Castilla-La Mancha, Extremadura, Aragón, Cantabria y Navarra. Entre junio y diciembre de 2015, estas siete autonomías aumentaron su déficit en 3.525 millones de euros, de manera que difícilmente puede imputárseles a ellas un exceso de déficit de 10.000 millones. Para hacernos una idea, durante ese mismo período de 2014, bajo el ejemplar mandato del PP, el déficit de esas siete autonomías aumentó en 3.765 millones de euros (es decir, más que con los manirrotos ‘gobiernos del cambio’).
No, no han sido las autonomías del cambio las que han disparado el déficit.
El incumplimiento del déficit público se ha debido a la totalidad de las autonomías
Pero si no han sido los gobiernos del cambio, acaso los responsables sean el conjunto de las autonomías (nunca Rajoy, claro). Y, en efecto, si nos fijamos estrictamente en la evolución del déficit público durante 2015, la desviación de 10.000 millones de euros se debe en gran medida a las autonomías, las cuales han acumulado un déficit de casi 18.000 millones de euros, unos 10.400 millones más de lo comprometido. En cambio, la Administración Central ha cerrado con un déficit 1.500 millones inferior al comprometido.
Sin embargo, la imagen que está queriendo transmitir el PP —gobierno central austero y responsable; gobiernos autonómicos manirrotos e irresponsables— no es en absoluto justa. A lo largo de la legislatura, la austeridad se ha concentrado esencialmente entre las autonomías, no en la administración central: el déficit público autonómico ha pasado desde 55.000 millones de euros en 2011 a 18.000 millones de euros en 2015 (minoración de 27.000 millones de euros), mientras que el déficit de la administración central apenas ha caído desde 33.000 millones a 29.000 (minoración de 4.000 millones). Además, si tenemos en cuenta que la gestión de la Seguridad Social le corresponde al gobierno central, habrá que imputarle a éste el incremento del déficit en esta administración desde los 1.000 millones de 2011 a los 13.500 de 2015.
¿En qué sentido las autonomías han sido las manirrotas administraciones que han descuadrado las cuentas cuando son las que más han contribuido a cuadrarlas desde 2011? Uno podría ciertamente alegar que esta imagen tampoco es del todo justa: una partida muy importante del gasto de la Administración Central son las transferencias a otras administraciones, entre ellas las autonomías. Dicho de otro modo, si las transferencias entre la Administración Central y la autonómica se incrementan, el déficit de la primera aumentará a costa de que se reduzca el de la segunda (esto fue lo que sucedió en 2012: por eso el déficit del gobierno central crece tanto y el de las autonomías se contrae tanto).
Acaso podamos hacernos una idea más precisa sobre qué nivel administrativo ha sido más austero durante estos últimos cuatro años si medimos la evolución anual de su gasto público deduciendo del mismo las transferencias que efectúan a otras administraciones. En tal caso, comprobaremos que, en contra del discurso del PP, los grandes recortes del gasto se vivieron en 2012, pero se concentraron marcadamente entre las autonomías. De hecho, la administración central revirtió todo su recorte del gasto un año después y, desde entonces, lo ha congelado. Las autonomías, por su parte, sí han incrementado el gasto público en 2015, pero a la vista de los ajustes que hicieron en 2012 y 2013, no deja de ser tergiversador imputarles el incumplimiento de los objetivos de déficit durante la legislatura… cuando han sido el nivel administrativo que más ha contribuido a ello.
Es, pues, la administración central la que no ha hecho nada para reducir el déficit público por el lado de los gastos. Y si no me creen y siguen pensando que los escasos recortes del gasto por parte del gobierno central se deben a que los intereses de la deuda y las prestaciones de desempleo han crecido durante la legislatura de Rajoy, representemos ahora la variación del gasto público del gobierno central sin transferencias a otras administraciones, sin intereses y sin prestaciones por desempleo. Es fácil comprobar que Rajoy no ha reducido en nada el gasto público del gobierno central una vez excluimos estas tres partidas: Zapatero le legó a Rajoy un gasto de 56.000 millones de euros en la Administración Central y Rajoy lo ha incrementado hasta 60.000 a finales de 2015.
Por consiguiente, quien no ha hecho los deberes y quien no ha ajustado ennada el gasto propio ha sido el manirroto, mendaz e incumplidor Gobierno de Rajoy, de la mano de ese negligente e incompetente ministro de Hacienda llamado Cristóbal Montoro.
Conclusión
Que España haya incumplido sus compromisos de déficit en 2015 no es fruto de la casualidad o de la mala suerte: es fruto de una pésima gestión hacendística durante cuatro años. El Gobierno del PP confió en cuadrar las cuentas saqueando a impuestos a los españoles y colocándole una vela a la recuperación económica. Siempre aspiraron a más ingresos, no a menos gastos. Por eso, la única austeridad parcial por el lado del gasto se vivió en 2012 y se concentró entre las autonomías: desde entonces, el gasto ha vuelto a crecer, especialmente en la administración central.
La responsabilidad de tamaña dejación de funciones podría imputarse al nefasto equipo económico del Gobierno, con el tándem Montoro-Nadal a la cabeza del sobreincumplimiento, sobreendeudamiento y sobresaqueo de los españoles. Pero no apuntemos a los alfiles cuando la verdadera responsabilidad está concentrada en el Rey que los colocó en sus puestos: Mariano Rajoy. Ni siquiera creciendo a un ritmo superior al 3% y con los tipos de interés en mínimos históricos ha sido capaz el gallego de cumplir con la palabra dada a sus socios europeos y al conjunto de los españoles.Hora de marcharse.
dimarts, 12 d’abril del 2016
LA CONTROVÈRSIA DE LA LLENGUA
La llengua sol ser un dels trets diferencials dels
estats, dels quals solen prendre el nom. Així anomenem anglès a l’idioma que es
parla a Anglaterra, alemany al d’Alemanya, francès al de França o espanyol al
que és oficial a tot l’estat. Però hi ha països que no tenen estat i també
tenen idioma propi, com passa a Catalunya amb el català. No obstant, no és cap
excepció que un estat pugui tenir algun idioma cooficial, sobre tot quan a una
part del territori aquell idioma és el predominant. Aquest fet passa fins i tot
a Catalunya amb la Vall d’Aran amb l’aranès, una variant de l’occità que també
es parla (o parlava) a una bona part dels territoris del Sud de França.
Però amb el pas del temps alguns idiomes han anat
guanyant terreny i han penetrat amb força a països on originàriament se’n
parlaven d’altres. Aquest domini (sovint per imposició) es van produir gràcies
a les expansions colonials que hi van haver a partir dels segle XVI, però també
per altres motius.
El castellà (o espanyol) per exemple, fa segles que va
penetrar a Catalunya convertint-se en determinades èpoques en idioma oficial
únic, coincidint sempre amb les etapes més convulses de la nostra història:
derrota a la guerra de Successió, dictadura de Franco, etc. Però gràcies a la
tenacitat dels catalans (o potser tossuderia), el català parlat va aconseguir
sobreviure i sobreposar-se a totes i cada una de les dificultats que li han
sortit pel camí, però no sense esforços.
Segurament, la inclusió més forta del castellà a
Catalunya va tenir lloc degut a les onades migratòries de les dècades dels anys
50, 60 i 70 quan van arribar famílies senceres procedents bàsicament
d’Andalusia i Extremadura i també d’altres regions d’Espanya, buscant unes
condicions laborals que no tenien als seus llocs de procedència respectiva.
Hi ha qui opina que aquesta immigració no va ser un
fet casual, sinó un fet totalment premeditat per mirar d’arraconar el màxim
possible el català, ja que voler-ho fer per la força no havia donat els
resultats esperats pel règim franquista. En tot cas, la fórmula esmentada
tampoc va acabar de prosperar i el català va continuar parlant-se, bàsicament
al món rural on la immigració no va tenir la mateixa incidència que a les grans
ciutats.
Després de la mort del dictador, amb l’arribada de la
democràcia i el restabliment de l’autogovern que es va perdre després de
la derrota de la Segona República a la guerra Civil Espanyola, el català va
rebre un nou impuls. Només un detall: actualment, a Internet és la 8ena llengua
més usada, tot i que demogràficament el conjunt dels territoris de parla
catalana ocupen el lloc 75è respecte als principals idiomes. Tot i això, és
imprescindible que el català pugui continuar tenint un status de privilegi
davant del castellà i el nostre govern ha de vetllar per a que sigui el primer
idioma tant a les escoles, com a l’administració, així com a la televisió
pública o la vida social. Dit això, la realitat ens diu que la convivència
entre el català i el castellà a casa nostra està molt normalitzada. Fins i tot
hi ha molts castellanoparlants dintre dels mateixos moviments independentistes.
El que trobo que sobra és voler crear controvèrsia on
no la hi ha. La controvèrsia només crea polèmica i la polèmica pot arribar a
causar problemes de convivència. I per què dic això? Ho dic perquè la setmana
passada un grup de 250 lingüistes catalans, agrupats baix el nom de Grup
Koiné, van signat i fer públic un manifest on es diu que el català hauria
de ser l’únic idioma oficial en un futur estat independent.
Aquesta idea, d’entrada, xoca frontalment amb el que
han estat dient els polítics partidaris de la independència de Catalunya durant
els darrers temps i sobre tot, plataformes independentistes com Súmate,
integrada bàsicament per persones que no tenen el català com a llengua materna.
La controvèrsia de l’idioma no ha fet més que començar,
però no he pogut deixar de pensar amb els intents d’aixafar el català per part
de governs del PP de València, Aragó i fins i tot les Illes Balears.
A València, sense respectar les directius dictades per
la Universitat, es va voler trencar amb la unitat lingüística per la força a
part de denominar-lo valencià que, tot hi que ho respecto, ho trobo totalment
innecessari i partidista. En canvi, a l’Aragó, el van voler rebatejar com Lengua
Aragonesa Propia del Área Oriental (LAPAO), en un intent de negar una realitat
que tothom hauria de tenir més que assumida.
Com assumit hauria d’estar a Catalunya que el
castellà, mal que ens dolgui, és l’altra
llengua comunament usada. Voleu també un exemple? Els dos principals diaris
esportius només s’editen en llengua castellana i tenen al Barça con a principal
focus d’atracció.
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