NOVENA Y ÚLTIMA ETAPA: TOMELLOSO
De regreso a casa, tal como habíamos planificado, volvimos a hacer escala en una población manchega. Si en la ida había sido Villarobledo, la elegida en la vuelta fue Tomelloso.
La vida en este pueblo gira en torno de la plaza de España, centro neurálgico de la población y que contiene los edificios de mayor interés: la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, la casa consistorial y, sobre todo, la Posada de los Portales (1778), un edificio de estilo manchego que hoy, entro otras cosas alberga la oficina de turismo y una sala de exposiciones.
En la oficina de turismo te recomiendan visitar, además de lo anterior, el museo del Carro, el museo de Antonio López y las chimeneas de las viejas fábricas de destilados alcohólicos esparcidas por toda población.
Reservamos la tarde para visitar los molinos de viento de la zona. No dirigimos hacia Campo de Criptana, pero como los primeros molinos que vimos fueron los que se levantan sobre el cerro de S. Antón en el término municipal de Alcázar de San Juan, cambiamos de rumbo. Después de recrearnos un buen rato viendo la panorámica que desde allí se divisaba (la prueba es que hay un vértice geodésico (*)), pero sobre todo haciendo fotos. Cuando nos cansamos de tomar fotos, marchamos hacia la Sierra de los Molinos en Campo de Criptana.
Era martes y excepto un autobús de turistas, apenas había más visitantes. La gente que andaba por allí parecían ser todos del lugar. Dejamos el coche a cierta distancia de los molinos y un señor que estaba paseando a su perro nos dijo que podíamos apárcalo un poco más cerca, que no pasaba nada…
-Éste de aquí perteneció a Sara Montiel… -nos dijo-
-¿Por qué Sara Montiel era de aquí verdad? –Le pregunté-.
-Sí, sí… Nació en el pueblo…
De todas formas no tenía ningún rótulo que aludiera a la famosa artista.
Mi mujer que no es tan aficionada a la fotografía como yo, estaba entusiasmada. Hizo muchas más fotos en una sola tarde que durante el resto del viaje. El paisaje se lo valía…
Por la noche decidimos seguir el consejo del propietario del hotel donde nos hospedábamos y fuimos a cenar en el restaurante Orbe Kitchenbar. Estuvimos prácticamente solos, por lo que disfrutamos de todas las atenciones por parte de su propietario. Valió la pena pagar un poco más para degustar una gastronomía que, seguramente, no se encuentra en ningún otro restaurante de la localidad.
(*) Un vértice o punto geodésico es un punto señalizado que indica una posición geográfica exacta conformando una red de triangulación con otros vértices geodésicos.
La posición exacta de los vértices sirve para ayudar a elaborar mapas topográficos a escala, tanto nacionales como regionales.
En España hay unos 11 000 vértices que suelen estar formados por un pilar de 120 centímetros de altura y 30 de diámetro sustentado en una base cúbica de hormigón, todo ello pintado de blanco. Normalmente están en sitios altos y despejados desde los que se pueden divisar otros puntos similares, por lo que suelen estar en parajes que poseen buenas vistas panorámicas. Desde 1975 están protegidos por la Ley sobre Señales Geodésicas y Geofísicas. (Wikipedia)