dissabte, 23 de juny del 2012
El triunfo de los mediocres (suposat article de l'homorista Forges)
Quizá ha llegado la hora de aceptar que nuestra crisis es más que
económica, va más allá de estos o aquellos políticos, de la codicia de
los banqueros o la prima de riesgo. Asumir que nuestros problemas no
se terminarán cambiando a un partido por otro, con otra batería de
medidas urgentes o una huelga general. Reconocer que el principal
problema de España no es Grecia, el euro o la señora Merkel. Admitir,
para tratar de corregirlo, que nos hemos convertido en un país mediocre.
Ningún país alcanza semejante condición de la noche a la mañana.
Tampoco en tres o cuatro años. Es el resultado de una cadena que
comienza en la escuela y termina en la clase dirigente. Hemos creado
una cultura en la que los mediocres son los alumnos más populares en
el colegio, los primeros en ser ascendidos en la oficina, los que más
se hacen escuchar en los medios de comunicación y a los únicos que
votamos en las elecciones, sin importar lo que hagan.Porque son de los
nuestros.
Estamos tan acostumbrados a nuestra
mediocridad que hemos
terminado por aceptarla como el estado natural de las cosas. Sus
excepciones, casi siempre reducidas al deporte, nos sirven para negar
la evidencia.
Mediocre es un país donde sus habitantes pasan una media de 134
minutos al día frente a un televisor que muestra principalmente
basura.
Mediocre es un país que en toda la democracia no ha dado un presidente
que hablara inglés o tuviera unos mínimos conocimientos sobre política
internacional.
Mediocre es el único país del mundo que, en su sectarismo rancio, ha
conseguido dividir incluso a las asociaciones de víctimas del
terrorismo.
Mediocre es un país que ha reformado su sistema educativo tres veces
en tres décadas hasta situar a sus estudiantes a la cola del mundo
desarrollado.
Mediocre es un país que no tiene una sola universidad entre las 150
mejores del mundo y fuerza a sus mejores investigadores a exiliarse
para sobrevivir.
Mediocre es un país con una cuarta parte de su población en paro, que
sin embargo, encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles
de un país vecino bromean sobre sus deportistas.
Es mediocre un país donde la brillantez del otro provoca recelo, la
creatividad es marginada –cuando no robada impunemente- y la
independencia sancionada.
Un país que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional,
perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que buscan ocupar
la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por políticos que
insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres
para disimular su propia mediocridad, y por estudiantes que
ridiculizan al compañero que se esfuerza.
Mediocre es un país que ha permitido, fomentado y celebrado el triunfo
de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos
opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de
la mediocridad.
terminado por aceptarla como el estado natural de las cosas. Sus
excepciones, casi siempre reducidas al deporte, nos sirven para negar
la evidencia.
Mediocre es un país donde sus habitantes pasan una media de 134
minutos al día frente a un televisor que muestra principalmente
basura.
Mediocre es un país que en toda la democracia no ha dado un presidente
que hablara inglés o tuviera unos mínimos conocimientos sobre política
internacional.
Mediocre es el único país del mundo que, en su sectarismo rancio, ha
conseguido dividir incluso a las asociaciones de víctimas del
terrorismo.
Mediocre es un país que ha reformado su sistema educativo tres veces
en tres décadas hasta situar a sus estudiantes a la cola del mundo
desarrollado.
Mediocre es un país que no tiene una sola universidad entre las 150
mejores del mundo y fuerza a sus mejores investigadores a exiliarse
para sobrevivir.
Mediocre es un país con una cuarta parte de su población en paro, que
sin embargo, encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles
de un país vecino bromean sobre sus deportistas.
Es mediocre un país donde la brillantez del otro provoca recelo, la
creatividad es marginada –cuando no robada impunemente- y la
independencia sancionada.
Un país que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional,
perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que buscan ocupar
la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por políticos que
insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres
para disimular su propia mediocridad, y por estudiantes que
ridiculizan al compañero que se esfuerza.
Mediocre es un país que ha permitido, fomentado y celebrado el triunfo
de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos
opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de
la mediocridad.
divendres, 22 de juny del 2012
ELS DIVENDRES NEGRES I ELS QUE VESTEIXEN DE BLANC
O de color, o amb estampat de floretes, o llunes, més és ben bé igual. Però és cert que sempre hi ha que no donarà suport al moviment. D’aquí caldria excloure als qui, ocasionalment, no s’han vestit de “dol” perquè s’han oblidat o perquè no han trobar roba negra.
La major part dels qui no es vesteix de negre, tampoc fan vaga les poques vegades que es convoquen, no acudeixen a les manifestacions, ni res de res.
Això sí, normalment són els qui més excuses tenen per a no sumar-se a cap acte reivindicatiu. Aquestes són algunes de es excuses que solen donar:
-Amb “això” de vestir-se de negre no s’aconsegueix res,,,
-On anem amb un dia de vaga... Se’n hauria de fer al menys una setmana...
-Caldria fer vaga el darrer dia de termini de presentació de la renda...
-Els sindicats no van mai units... Així com s’ha de fer pressió per aconseguir les nostres reivindicacions?
-Etc.
Després del primer “divendres negre”
que férem a la nostra Administració, vaig comentar mig en broma mig en
serio, que aquells que no s’havien vestit de negre, o eren de CiU o del
PP. Potser no tots, però algun d’ells efectivament tenia una d’aquestes
afiliacions polítiques. Què haurien fet si els governs fossin d’un altre
color, com fa uns anys? Possiblement les seves conductes també haurien
estat variades, mentre alguns s’haurien sumat al moviment, d’altres,
no. I és que en tot col·lectiu hi ha els “amorfs” als qui no hi ha res
que els motivi i que pensen que “ja ho aconseguiran els altres”. Però
quan s’aconsegueix alguna cosa, no t’ho agraeixen ni hi renuncien. Bé
per ells!
Aquest matí un m’ha dit: “Si tota la
reivindicació ha de ser això...; jo només m’hi sumaré quan es comencin
a cremar taules...”. Li he di que hi anés començant. No li ha semblat
bé la idea.
No tots els moviments reivindicatius han estat bèl·lics. Gandhi va promoure la lluita pacífica. La dels “divendres negres” ho és i cada divendres va agafant més empenta. El moviment va començar a l’Ajuntament de Madrid i els treballadors de l’Agència Tributària els varem imitar.
Cal recordar també el moviment social que va significar la lluita contra el PHN durant el segon mandat d’Aznar. En aquell cas el moviment era “blau” i va aconseguir aturar el transvasament i canviar governs.
Aquest matí a Tarragona s’ha fet la primera concentració del moviment “divendres negre” on han participat empleats públics de les diverses administracions: autonòmica, central, local, justícia, etc.
De moment encara és un moviment incipient, però pot arribar a convertir-se en “imparable”.
Fotos manifestacions Madrid: http://www.flickr.com/photos/77048322@N04/sets/72157629930966254/show/ de http://www.fspmadridugt.org/
Subscriure's a:
Missatges (Atom)