dilluns, 31 de desembre del 2012

Presupuestos con engaño y alevosía

Juan Torres López
Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla

Los Presupuestos Generales del Estado son el principal instrumento que tienen los gobiernos para corregir el ciclo económico y para proporcionar incentivos a los sujetos económicos que permitan que la economía cambie de rumbo superando los problemas que le afectan.
Sin embargo, me parece que hay cuatro razones principales para estimar que los que se aprueban para 2013 gracias a la mayoría absoluta del Partido Popular solo van a servir para agudizar las dificultades y problemas que ya tenemos.
La primera es que para que cualquier presupuesto pueda corregir la situación, que en nuestro caso tiene como rasgos principales el desempleo desbocado, la deuda creciente y la consolidación de un modelo productivo insostenible y generador de grandes desigualdades, lo primero que se necesita es realismo. Y eso es justo lo contrario de lo que tienen los Presupuestos Generales del Estado para 2013.
A pesar de que otros organismos económicos y especialistas se han encargado de mostrar que las previsiones de las que parten son completamente inviables, el gobierno se ha empeñado en disimular la realidad para poder cuadrar engañosamente las cuentas.
En el cuadro macroeconómico que sirve de referencia para elaborarlos se infla el crecimiento del PIB previsto para 2013 a fin de que así se puedan registrar ingresos públicos mayores pero es seguro que su evolución será bastante peor que la anticipada por el Ejecutivo. El consumo privado disminuirá más de lo previsto debido a los recortes que el propio gobierno realiza, al igual que la inversión privada, que se resentirá por la disminución del impulso público, y es también muy improbable que las importaciones caigan tan poco como estima el gobierno o que las exportaciones, por el contrario, crezcan tanto como prevé.
Lo que plantea el gobierno en el escenario general de estos Presupuestos es una quimera porque no se puede hacer una cosa (recortar el gasto agregado mediante las políticas de austeridad) y esperar que ocurra un efecto de la acción contraria (que la economía se recupere como consecuencia del estímulo que proporcionarían unos presupuestos expansivos).
La realidad de las cosas es que con los ingresos y gastos públicos previstos para 2013 la economía española va a hundirse aún más en la recesión y, por tanto, a generar más desempleo y menor actividad productiva.
La segunda razón que lleva a pensar que estos Presupuestos no van a  corregir la situación en la que estamos es que, lejos de enfrentarse al crecimiento de la deuda, suponen un incremento aún más extraordinario de principal e intereses que nos acerca todavía más al abismo. En ellos se prevé desembolsar casi 40.000 millones de euros (una cifra que podría aumentar si las condiciones empeorasen en los mercados, lo que nunca se puede descartar) solo en intereses y realizar una emisión bruta de 207.173 millones de euros. Esto es, que vamos a seguir emitiendo deuda a mansalva para pagar la deuda que tuvimos que emitir para pagar la deuda que emitimos para pagar la deuda…, y así sucesivamente, como consecuencia de habernos tenido que financiar en los mercados privados, que la engordan constantemente, dada la ausencia de un auténtico banco central en la eurozona.
Y así, sometiendo a la economía entera a la esclavitud de los intereses bancarios, es imposible que el Estado pueda utilizar sus Presupuestos para generar condiciones que permitan a las empresas crear empleo y para dinamizar la actividad productiva desde el sector público.
La tercera razón tiene que ver con la nueva renuncia del PP a abordar la reforma fiscal profunda y equitativa que permita luchar definitivamente contra la economía sumergida y el fraude fiscal. Nuestros ingresos impositivos siguen muy por debajo de la media europea y en ninguna ley natural puede estar escrito que nuestros sujetos económicos con más renta y patrimonio tengan que actuar con mayores privilegios que los del entorno más próximo, de modo que la protección que una vez más les proporciona el ejecutivo del Partido Popular, además de injusta, solo contribuye a debilitar las posibilidades de actuación del Estado de cara a la recuperación.
Es verdad que los Presupuestos contemplan algunas medidas parciales que pueden considerarse positivas en ese aspecto, encaminadas a reforzar la recaudación en Sociedades e IRPF, o el gravamen de los premios de las loterías, pero lo relevante es que se mantienen tal cúmulo de beneficios fiscales y de vías de escape que el avance es casi insignificante, teniendo en cuenta la situación partida: siendo el 30% el tipo oficial del impuesto para grandes compañías y el 25% para las pymes, el tipo efectivo medio sobre su beneficio contable que pagaron las empresas españolas en 2011 fue el 11,6%.
La cuarta razón que me lleva a descalificar estos Presupuestos como instrumento válido para la recuperación y regeneración de nuestra economía es que la política de gasto que contemplan, además de ser profundamente antisocial porque la pagan en mayor medida las clases de menos renta y los grupos de por sí más desfavorecidos, es económicamente paralizante y letal.
Por un lado, el recorte general va a producir un efecto multiplicador negativo en la renta, lo que en román paladino significa que se traduce en una caída aún mayor en los ingresos, de modo que, a la postre, la pretendida austeridad será inútil para reducir el déficit y el montante de la deuda.
Ese efecto se verá agravado a medio y largo plazo (y por tanto retrasará aún más la recuperación) por el hecho de que afecta a actividades que son decisivas para la generación de la renta: las infraestructuras, la investigación, la formación, la transferencia del conocimiento y, en general, el capital social que necesitan las empresas para poder crear valor y empleo, y los trabajadores y emprendedores para contribuir a ello. Y, para colmo, porque dedica una gran suma de recursos, que serían preciosos para la actividad empresarial y productiva, a seguir lavando la cara a las entidades financieras que han provocado la crisis.
En definitivas cuentas, los Presupuestos para 2013 no solo son irreales sino que además son procíclicos, lo que significa que van a producir un empeoramiento de la situación. No solo no proporcionan la financiación y la demanda que es lo que básicamente.

Aquí podeu llegir l'opinió de la UGT

diumenge, 30 de desembre del 2012

LES FRONTERES QUE UNEIXEN POBLES



El riu Sènia per Sant Pere (estiu de 2010)
Diumenge 28 d’octubre, el Periódico de Catalunya va començà una sèrie de petits reportatges per terres frontereres entre Catalunya i els territoris limítrofes de les comunitats autònomes veïnes.  
La primera etapa sortia de l’Aneto (Aragó), passava per Vilaller (Catalunya) i acabava a Pont de Montanya (Aragó) encara que el topònim correcte és Puente de Montaña (tal va dir Rosa i va incorporar posteriorment el diari); la segona etapa era entre el Campell (Aragó) a Alfarràs (Catalunya); a la tercera es sortia de el Torricó (Aragó) es passava primer per Almacelles (Catalunya) i, posteriorment, per Fraga i Torrent de Cinca (Aragó) per acabar Massalcoreig (Catalunya); la quarta etapa transcorria entre La Freixneda i Vall-de-roures (Aragó); en la cinquena i penúltima es visitava el Tossal dels Tres Reis (entre l’Aragó, Catalunya i el País Valencià); i, finalment, la darrera etapa anava des d’Ulldecona a Vinaròs. 
Ara que a Catalunya es parla tant de independència, el rotatiu català va voler recavar informació de la gent que viu, com aquell que diu, amb una cama a cada costat de frontera (més que frontera límit territorial i sovint territori germà)
No conec tant les terres de més al Nord, encara que he estat, per exemple a Graus (Osca) on per cert, s’hi fa una llonganissa boníssima.
Però més cap al sud, per les comarques del Matarranya i,sobre tot, el Baix Maestrat, quan hi vaig tinc la sensació de no haver sortit de les meves estimades Terres de l’Ebre. De fet, penso que és una continuació del nostre territori. Quan t’endinses per la Tinença de Benifassà i tens ocasió de parlar amb la gent de la Pobla, del Bellestar o del Coratxà, et fa ràbia pensar que un dia, algú, tracés una línia sobre un mapa i quedéssim de forma definitiva inclosos en províncies diferents. La sortida natural de la gent de la Tinença és per la Sénia. De fet, la majoria dels habitants de la zona que van haver d’emigrar perquè els camps ja no eren rendibles i se’n van anar a buscar-se la vida a un altre lloc, la majoria, van baixar a treballar a la Sénia, segurament a una fàbrica de mobles o de pinzells.
D’aqueta zona és originari el meu segon cognom i pel que em va explicar una vegada, l’amic Paco Itarte, està estretament lligat a una llegenda (o qui sap si realment és història) vinculada a Jaume I el Conqueridor, el rei català que veneren al País Valencià.
Els reporters enviats pel Periódico, la Gemma Tramullas (text) i Julio Carbó (fotos) van fer una sèrie de petites entrevistes a diversa gent que viu en aquests pobles limítrofes i cadascú d’ells explicava les seves vivències personals.
Per a no limitar-me només al reportatge del Periódico, us explicaré dues anècdotes que tenen molt a veure amb l’esperit que es va voler transmetre als diferents reportatges.
Els qui em coneixeu sabeu que durant uns anys (finals de la dècada dels setanta i principis de la dels vuitanta) vaig treballar al del Peno (Juan Chaler) Durant la primera setmana de treball (novembre de 1979) hi havia uns paletes de Traiguera que estaven fent unes obres de millora a les naus i, un d’ells, deia que quan entrava a Catalunya ho notava per l’aire que respirava. Potser una mica exagerat, però demostra el sentiment que tenen alguns valencians cap a Catalunya. Sentiment que, sovint, és recíproc.   
La segona de les anècdotes cal situar-la al poble d’Arnes, el darrer de la Terra Alta quan vas cap a Vall-de-roures o Beseit (Matarranya) El seu protagonista va ser Arcadi Pallarès, en aquell temps, l’alcalde del poble.
L’Arcadi era propietari d’un granja situada al terme del poble veí de Lledó. En aquell temps les granges pagaven un impost que es deia llicència fiscal i feia anys que no li arribava cap rebut. Per això, un dia va decidir acudir a l’oficina d’Hisenda de Tortosa per tal de corregir l’anomalia. Com a solució proposava que sé li canviés el domicili de l’activitat i de Lledó passés a ser Arnes: Només un barranc separa la meva granja d’Arnes. La solució no era la més apropiada, però ell es capficar de que havia de ser d’aquella manera per tal de que ningú pugues dir que l’alcalde no pagava la llicència fiscal de la granja. Al poc temps li van arribar els rebuts pendents emesos per l’Administració d’Alcanyís.
Per cert, a la darrera etapa del Periódico van entrevistar a dos germans pescadors de Vinaròs. La seva opinió era molt diferent. Ni València ni Catalunya, Vinaròs. La frase no m’era desconeguda.          

IMATGES DEL NOSTRE TERRITORI: PENÍSCOLA. MERCAT MEDIEVAL




Un año de mentiras, de paro y desahucios

Juan Torres López. Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla

No ha tenido que pasar mucho tiempo para que el Gobierno de Mariano Rajoy muestre una vez más que el Partido Popular, como ya ocurriera con Aznar, no sabe llegar al poder o mantenerse en él sin mentir constantemente. Lo hizo cuando Rajoy propugnaba medidas en la oposición para criticar a Zapatero que sabía perfectamente que no podría cumplir cuando gobernase. Y no ha dejado de mentir desde que ha llegado a la Moncloa para ocultar los verdaderos motivos de lo que está haciendo.
Como demostramos Vicenç Navarro, Alberto Garzón y yo en nuestro libro Lo que España necesita. Una réplica con propuestas alternativas a la política de recortes del PP (Editorial Deusto, 2012), Rajoy se ha tragado todas sus antiguas propuestas y críticas. En lugar de hacer lo que decía que haría, ha subido impuestos, ha recortado pensiones y servicios públicos esenciales, y lejos de aplicar lo que él llamaba la política "que Dios manda", no ha hecho otra que la que le han mandado hacer los mismos de siempre.
Además, Rajoy y sus ministros han mentido constantemente cuando llamaban de una manera a lo que es otra, y cuando decían perseguir objetivos que es imposible alcanzar con las medidas que ponían en marcha. Han dejado escapar a los evasores fiscales diciendo que luchan contra el fraude y llamando gravamen de activos ocultos a una vergonzosa amnistía fiscal, han subido impuestos diciendo que lo que establecían era un "recargo temporal de la solidaridad", aumentaron el IVA diciendo que no se trataba de subirlo sino de "cambiar la ponderación de los impuestos para favorecer el crecimiento", o imponen copagos diciendo que se trata de aumentar la corresponsabilidad.
Al mismo tiempo, han seguido utilizando una retórica falsa para disimular ante la gente normal y corriente la naturaleza real de lo que vienen haciendo. Han seguido afirmando que eran solo las cajas de ahorros las que tenían problemas para así hundirlas definitivamente y poder entregarles en bandeja a los bancos el mercado que habían ocupado en los últimos años; han proyectado reformas financieras diciendo siempre que las hacían para que volviese a fluir el crédito, cuando era evidente que así no se iba a conseguir porque solo se estaba tratando de proteger aún más a las grandes entidades. Han creado un llamado banco malo pero no para regenerar el sector inmobiliario y poder impulsar otra política de vivienda, sino también para que los contribuyentes paguemos la irresponsable política crediticia de los bancos. Y, por supuesto, han hecho todo ello sin mostrarle claramente a la ciudadanía la factura tremenda que han supuesto todas esas ayudas a los privilegiados. Han hecho una reforma laboral solo para dar más poder al gran empresariado diciendo que se hacía porque así se crearía empleo, cuando era imposible que eso se pudiese conseguir de ese modo, como perfectamente han demostrado los hechos que tratan de silenciar.
El Gobierno de Rajoy se empeña en sostener la gran mentira que supone afirmar que realiza una política de austeridad que puede llevar a resolver el problema de la deuda y generar más actividad cuando la realidad es que así solo se consigue debilitar los servicios públicos para facilitar más tarde su privatización. Nada se va a ahorrar con esos recortes. Sabemos a ciencia cierta que provocarán una subsiguiente caída de la actividad que disminuirá aún más los ingresos y que, cuando se privaticen, los servicios serán más caros no solo para los usuarios sino para las administraciones públicas, tal y como ya ha ocurrido en otros países. Ni tampoco se va a conseguir que disminuya la deuda desmantelando las fuentes de generación de ingresos, no ya a medio y largo plazo sino incluso a corto, porque la deuda sube como la espuma por la suma ingente de intereses que van a la banca privada y por la caída de ingresos, y no solo porque haya más gastos corrientes.
En este año de políticas de recortes constantes no solo se han cercenando derechos sociales y personales. Con ellas, a Rajoy le cabe el triste mérito de haber llevado a España a ser la sociedad más desigual de la eurozona, demostrando así que el resultado efectivo de sus políticas no es otro que devolver a los grupos oligárquicos los pocos privilegios conseguidos en el franquismo que habían perdido en la etapa democrática.
Con el incremento tan extraordinario de la desigualdad que se viene produciendo va de la mano una caída en el ingreso y en el consumo de la inmensa mayoría de la sociedad que produce también el debilitamiento constante de la demanda y el mercado interno que alimentan a las pequeñas y medianas empresas que son las que crean la inmensa mayoría del empleo en España. La terrible tragedia es que el gobierno ayuda con docenas de miles de millones de euros a los bancos y grandes empresas que destruyen empleo mientras que destruye las bases para que lo puedan crear las más cercanas al terreno productivo. Ver para creer: el Gobierno de extrema derecha de Rajoy y la gran patronal, de la mano a la hora de promover reformas y políticas de austeridad, se han convertido en los grandes destructores de empresas y de capacidad de crear empleo.
Si el Gobierno de Rajoy no cambia urgentemente de políticas en la línea que hemos propuestos en otros textos, el paro llegará a niveles desorbitados en los próximos meses y la economía, lejos de recuperarse como dicen sus ministros sin el más mínimo fundamento, se hundirá cada vez más.
Es verdad que la táctica de meter la cabeza debajo del suelo y de engañar a tirios y troyanos de Rajoy al menos ha dado como resultado positivo que España no haya sido intervenida completamente y que solo se haya producido la menos mala vinculada al rescate de la banca. Pero es muy difícil creer que eso será suficiente y que bastará con que Rajoy se siga limitando a dar el esquinazo a Europa, sin enfrentarse decididamente a las imposiciones alemanas que crean más problemas que los que resuelven.
Hace falta más inteligencia y más patriotismo para resolver los problemas económicos que tenemos sobre la mesa. Y muchas menos mentiras, además de mucha más solidaridad y sensibilidad hacia los que sufren en mayor medida los daños de la crisis.
El Partido Popular y el Gobierno de Rajoy lleva un año haciendo frente a la crisis con el grito de guerra que una diputada indiscreta proclamó sin disimulo: "¡Que se jodan!" . Y el momento en el que estamos es el de decidir si creemos que esta es una forma efectiva y ética de salir del agujero en donde estamos o si queremos acabar ya con la traición y la torpeza de nuestros gobernantes.
España tiene que plantearse otros asuntos de fondo de los que el Gobierno de Rajoy no quiere oír ni hablar,. Es preciso poner sobre la mesa que no se puede seguir pagando una deuda que es un negocio ilegítimo de una minoría, que hay que acordar otro modo de repartir los costes y los beneficios que se han generado en nuestra economía, y que hay que tener una actitud muy diferente ante el drama que ha ocasionado la conducta irresponsable de los banqueros.