divendres, 15 de març del 2013
La crisis del país y la dirección del PSOE
No
existe plena conciencia en la Dirección del PSOE de la crisis
profundísima que España está experimentando a nivel político, económico y
financiero. Nunca antes durante la democracia el sistema político y
económico español se había encontrado en una situación tan crítica. No
creo exagerado afirmar que el establishment español está perdiendo
legitimidad muy rápidamente. Hoy existe un hartazgo generalizado frente a
“los que mandan”, expresión popular para definir las instituciones del
Estado español y los intereses económicos y financieros que las
influencian en mayor grado. De ahí que pueda concluirse que el sentir
antiestablishment en España está generalizado. Y la protesta social está
a la orden del día.
Este hartazgo de grandes sectores de la ciudadanía hacia el Estado se entremezcla en Catalunya con un hartazgo hacia el Estado español, basado en Madrid, por su extraordinaria insensibilidad y falta de aceptación del carácter plurinacional del Estado español. La constante réplica a las demandas de mayor autonomía por parte del gobierno de la Generalitat, con el argumento de que España ya es en la práctica un Estado federal, refleja tal incomprensión. Incluso un dirigente socialista tan poco sospechoso de simpatías nacionalistas como es el Presidente de Andalucía, el Sr. Griñán, ha señalado la excesiva centralidad del Estado español. Voces como las del Sr. Griñán, por desgracia, no se oyen en Madrid y, en caso de que existan, no tienen ninguna caja de resonancia mediática.
Esta incomprensión es, en sí misma, un indicador de la incapacidad del PSOE de desarrollar una autocrítica (necesaria como el aire que respira), pues sin ella el socialismo español irá desapareciendo (como ha ocurrido con el socialismo italiano), lo cual significaría una enorme pérdida para el país. En contra de lo que voces sectarias izquierdistas están diciendo, la desaparición del partido socialista en España sería una enorme pérdida para todas las izquierdas. Y puede ocurrir.
Es urgente que haya un giro casi copernicano en sus políticas económicas, rompiendo claramente con el neoliberalismo. Y esta ruptura no está ocurriendo. El apego al “modelo exportador” como la solución a nuestra crisis es, como he indicado en estas mismas páginas, un error fundamental. Pero no es éste, ahora, el motivo de estas letras. Quiero referirme, como catalán y como español, al otro grave problema que tiene la Dirección del PSOE: su incapacidad de comprender la plurinacionalidad del Estado español. En realidad, las izquierdas españolas siempre aceptaron, al menos en teoría, que España era un Estado plurinacional. Hay que recordar que el PSOE en la clandestinidad defendió tal plurinacionalidad, incluyendo la autodeterminación de Catalunya. Miren los documentos y lo verán. La autodeterminación no era ni más ni menos que lo que ahora se llama “poder de decisión”, poder que está intrínseco en la definición de un país como nación. Es una manipulación ideológica constante que se identifique tal autodeterminación con la llamada a la independencia.
Naturalmente, todo proceso de autodeterminación tiene que ofrecer varias alternativas –incluida la independencia- como los posibles resultados de una consulta popular. Para conseguir la independencia mediante un proceso democrático, una nación necesita el poder de decidir. Pero no todo el poder de decidir implica llegar a la independencia. En realidad, que sea o no así depende más del Estado español y de su flexibilidad y comprensión que de Catalunya. Y la insensibilidad y rigidez mostradas por el establishment madrileño está produciendo independentistas en Catalunya a velocidades de progresión geométrica. Como bien escribe el ex Presidente Montilla de la Generalitat de Catalunya en su reciente libro, este deseo de independencia se ha ido expandiendo como resultado de toda una serie de intervenciones de voces e instituciones en el establishment de Madrid (desde los famosos cepillazos -ofensivos en su tono y en su contenido-, a las decisiones del Tribunal Supremo, sin olvidar las faltas de cumplimiento en sus compromisos fiscales) que están destruyendo España.
Las causas del hartazgo
No es nada difícil ver las causas de este hartazgo. Nuestra historia nos las muestra. La transición inmodélica realizada en condiciones de un enorme desequilibrio de fuerzas mantuvo unas estructuras e instituciones que reflejaban una muy escasa sensibilidad social (incluso hoy, más de treinta años después de la Transición, España continúa a la cola de la UE-15 en gasto público social por habitante) y una falta de aceptación de la plurinacionalidad de su Estado. En realidad, el abandono en la práctica del derecho de autodeterminación por parte del PSOE fue resultado de la influencia del Ejército y del temor que la cúpula de tal partido le tenía. Y fue también durante el golpe militar del 81 cuando, además de no incluir a los partidos nacionalistas en el análisis post-mortem del golpe militar, se eliminó la autonomía y grupo parlamentario propio del PSC.
Y cuando ahora se pide desde el PSC recuperar tales señas de identidad, se acusa a la Dirección de tal partido de romper a España o dividir la población en Catalunya. Lo que el PSC está intentando es recuperar su capacidad de movilización, que se ha visto limitada debido a su pérdida de identidad ideológica, absorbida por el neoliberalismo del pensamiento dominante en la cultura económica por un lado y la falta de vocación transformadora por el otro, resultado de su excesiva dependencia hacia el PSOE. Hoy la mayor parte de las clases populares están hartas del establishment español, basado en Madrid, de su incomprensión, de su condescendencia, de sus insultos y de su actitud antidemocrática. Y lo patético del caso es que la derecha catalana –la gran socia del establishment de Madrid en la gran mayoría de políticas económicas y fiscales- está intentando capitalizar este hartazgo.
Independientemente de la oportunidad de varias declaraciones del dirigente del PSC, Pere Navarro, el hecho es que tal dirigente político está indicando que es necesaria una segunda Transición con cambios mucho más sustanciales que los de la Dirección del PSOE reconoce, pues esta dirección parece no entender lo que está ocurriendo ni en España ni en Catalunya. Es esta actitud la que puede llevar a una ruptura del país. Existe una urgente necesidad de reformar profundamente tanto la Generalitat de Catalunya como el Estado español, democratizando ambos a base de la participación democrática, tanto directa (tipo referéndums) como indirecta (tipo representatividad), enfatizando más y más en lo primero y exigiendo correcciones en lo segundo para que cada persona tenga la misma capacidad de decidir, rompiendo con el bipartidismo que se creó en la Transición inmodélica, que ha tenido un impacto profundamente conservador en el sistema electoral español y en las instituciones representativas del sistema democrático español.
Y dentro de estos referéndums, debe aceptarse el poder de las distintas naciones de decidir sobre su futuro. Es importante que la ciudadanía en Catalunya pueda escoger mantenerse dentro de España voluntariamente (como creo que la población escogería) y no por la fuerza. Naturalmente, la ciudadanía también podría escoger la independencia y, si así fuera, ello debería respetarse, siempre y cuando sea una gran mayoría la que la apoya y que el proceso de decisión vaya acompañado de una pluralidad ideológica en los medios –incluyendo los públicos- de información para que no sean instrumentalizados a favor de una opción (como está ocurriendo ahora), permitiendo una diversidad que hoy no existe. Es incoherente que se utilice el argumento democrático para exigir el proceso de decisión, y a la vez se dificulte la libre expresión de todos los puntos de vista, instrumentalizando los medios.
Lo que España, incluyendo Catalunya, necesita, es la profundización de la democracia, tan limitada hoy en nuestro país, resultado de la transición inmodélica. El enorme desequilibrio de fuerzas que existió en el proceso de Transición de la dictadura a la democracia –proceso dominado por las fuerzas conservadoras que controlaban el Estado y la mayoría de medios de información y persuasión- condujo a un desarrollo muy escaso de la democracia. La ausencia de referéndums vinculantes a nivel central, autonómico y local, es un claro ejemplo de ello. Los mecanismos de participación popular en las instituciones llamadas representativas son sumamente limitados. Y de ahí el gran escepticismo popular hacia la democracia existente en el país.
Y otro indicador de esta democracia incompleta (causa primordial de un bienestar muy insuficiente) es la falta de democratización de los partidos políticos, que aparece claramente en el Partido Socialista, el PSOE. Su presidencialismo es una muestra de ello, y está contribuyendo a su declive y falta de recuperación. Hoy no está respondiendo a las mayores crisis que España, incluyendo Catalunya, está sufriendo.
Este hartazgo de grandes sectores de la ciudadanía hacia el Estado se entremezcla en Catalunya con un hartazgo hacia el Estado español, basado en Madrid, por su extraordinaria insensibilidad y falta de aceptación del carácter plurinacional del Estado español. La constante réplica a las demandas de mayor autonomía por parte del gobierno de la Generalitat, con el argumento de que España ya es en la práctica un Estado federal, refleja tal incomprensión. Incluso un dirigente socialista tan poco sospechoso de simpatías nacionalistas como es el Presidente de Andalucía, el Sr. Griñán, ha señalado la excesiva centralidad del Estado español. Voces como las del Sr. Griñán, por desgracia, no se oyen en Madrid y, en caso de que existan, no tienen ninguna caja de resonancia mediática.
Esta incomprensión es, en sí misma, un indicador de la incapacidad del PSOE de desarrollar una autocrítica (necesaria como el aire que respira), pues sin ella el socialismo español irá desapareciendo (como ha ocurrido con el socialismo italiano), lo cual significaría una enorme pérdida para el país. En contra de lo que voces sectarias izquierdistas están diciendo, la desaparición del partido socialista en España sería una enorme pérdida para todas las izquierdas. Y puede ocurrir.
Es urgente que haya un giro casi copernicano en sus políticas económicas, rompiendo claramente con el neoliberalismo. Y esta ruptura no está ocurriendo. El apego al “modelo exportador” como la solución a nuestra crisis es, como he indicado en estas mismas páginas, un error fundamental. Pero no es éste, ahora, el motivo de estas letras. Quiero referirme, como catalán y como español, al otro grave problema que tiene la Dirección del PSOE: su incapacidad de comprender la plurinacionalidad del Estado español. En realidad, las izquierdas españolas siempre aceptaron, al menos en teoría, que España era un Estado plurinacional. Hay que recordar que el PSOE en la clandestinidad defendió tal plurinacionalidad, incluyendo la autodeterminación de Catalunya. Miren los documentos y lo verán. La autodeterminación no era ni más ni menos que lo que ahora se llama “poder de decisión”, poder que está intrínseco en la definición de un país como nación. Es una manipulación ideológica constante que se identifique tal autodeterminación con la llamada a la independencia.
Naturalmente, todo proceso de autodeterminación tiene que ofrecer varias alternativas –incluida la independencia- como los posibles resultados de una consulta popular. Para conseguir la independencia mediante un proceso democrático, una nación necesita el poder de decidir. Pero no todo el poder de decidir implica llegar a la independencia. En realidad, que sea o no así depende más del Estado español y de su flexibilidad y comprensión que de Catalunya. Y la insensibilidad y rigidez mostradas por el establishment madrileño está produciendo independentistas en Catalunya a velocidades de progresión geométrica. Como bien escribe el ex Presidente Montilla de la Generalitat de Catalunya en su reciente libro, este deseo de independencia se ha ido expandiendo como resultado de toda una serie de intervenciones de voces e instituciones en el establishment de Madrid (desde los famosos cepillazos -ofensivos en su tono y en su contenido-, a las decisiones del Tribunal Supremo, sin olvidar las faltas de cumplimiento en sus compromisos fiscales) que están destruyendo España.
Las causas del hartazgo
No es nada difícil ver las causas de este hartazgo. Nuestra historia nos las muestra. La transición inmodélica realizada en condiciones de un enorme desequilibrio de fuerzas mantuvo unas estructuras e instituciones que reflejaban una muy escasa sensibilidad social (incluso hoy, más de treinta años después de la Transición, España continúa a la cola de la UE-15 en gasto público social por habitante) y una falta de aceptación de la plurinacionalidad de su Estado. En realidad, el abandono en la práctica del derecho de autodeterminación por parte del PSOE fue resultado de la influencia del Ejército y del temor que la cúpula de tal partido le tenía. Y fue también durante el golpe militar del 81 cuando, además de no incluir a los partidos nacionalistas en el análisis post-mortem del golpe militar, se eliminó la autonomía y grupo parlamentario propio del PSC.
Y cuando ahora se pide desde el PSC recuperar tales señas de identidad, se acusa a la Dirección de tal partido de romper a España o dividir la población en Catalunya. Lo que el PSC está intentando es recuperar su capacidad de movilización, que se ha visto limitada debido a su pérdida de identidad ideológica, absorbida por el neoliberalismo del pensamiento dominante en la cultura económica por un lado y la falta de vocación transformadora por el otro, resultado de su excesiva dependencia hacia el PSOE. Hoy la mayor parte de las clases populares están hartas del establishment español, basado en Madrid, de su incomprensión, de su condescendencia, de sus insultos y de su actitud antidemocrática. Y lo patético del caso es que la derecha catalana –la gran socia del establishment de Madrid en la gran mayoría de políticas económicas y fiscales- está intentando capitalizar este hartazgo.
Independientemente de la oportunidad de varias declaraciones del dirigente del PSC, Pere Navarro, el hecho es que tal dirigente político está indicando que es necesaria una segunda Transición con cambios mucho más sustanciales que los de la Dirección del PSOE reconoce, pues esta dirección parece no entender lo que está ocurriendo ni en España ni en Catalunya. Es esta actitud la que puede llevar a una ruptura del país. Existe una urgente necesidad de reformar profundamente tanto la Generalitat de Catalunya como el Estado español, democratizando ambos a base de la participación democrática, tanto directa (tipo referéndums) como indirecta (tipo representatividad), enfatizando más y más en lo primero y exigiendo correcciones en lo segundo para que cada persona tenga la misma capacidad de decidir, rompiendo con el bipartidismo que se creó en la Transición inmodélica, que ha tenido un impacto profundamente conservador en el sistema electoral español y en las instituciones representativas del sistema democrático español.
Y dentro de estos referéndums, debe aceptarse el poder de las distintas naciones de decidir sobre su futuro. Es importante que la ciudadanía en Catalunya pueda escoger mantenerse dentro de España voluntariamente (como creo que la población escogería) y no por la fuerza. Naturalmente, la ciudadanía también podría escoger la independencia y, si así fuera, ello debería respetarse, siempre y cuando sea una gran mayoría la que la apoya y que el proceso de decisión vaya acompañado de una pluralidad ideológica en los medios –incluyendo los públicos- de información para que no sean instrumentalizados a favor de una opción (como está ocurriendo ahora), permitiendo una diversidad que hoy no existe. Es incoherente que se utilice el argumento democrático para exigir el proceso de decisión, y a la vez se dificulte la libre expresión de todos los puntos de vista, instrumentalizando los medios.
Lo que España, incluyendo Catalunya, necesita, es la profundización de la democracia, tan limitada hoy en nuestro país, resultado de la transición inmodélica. El enorme desequilibrio de fuerzas que existió en el proceso de Transición de la dictadura a la democracia –proceso dominado por las fuerzas conservadoras que controlaban el Estado y la mayoría de medios de información y persuasión- condujo a un desarrollo muy escaso de la democracia. La ausencia de referéndums vinculantes a nivel central, autonómico y local, es un claro ejemplo de ello. Los mecanismos de participación popular en las instituciones llamadas representativas son sumamente limitados. Y de ahí el gran escepticismo popular hacia la democracia existente en el país.
Y otro indicador de esta democracia incompleta (causa primordial de un bienestar muy insuficiente) es la falta de democratización de los partidos políticos, que aparece claramente en el Partido Socialista, el PSOE. Su presidencialismo es una muestra de ello, y está contribuyendo a su declive y falta de recuperación. Hoy no está respondiendo a las mayores crisis que España, incluyendo Catalunya, está sufriendo.
Vicenç Navarro es Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas Universidad Pompeu Fabra
Este artículo fue publicado originalmente por la revista digital SISTEMA el 8 de marzo de 2013dijous, 14 de març del 2013
QU’EST -CE QUE C’EST CE MERDER?
L’actual situació del país, sembla que
en lloc de trobar una sortida, cada cop s’embolica més. Cada dia que passa
surten a la llum casos nous o novetats de casos que ja fa anys que deambulen
pels jutjats sense que hi hagi una resposta contundent per part dels encarregats
d’impartir justícia.
Entre els casos nous o els que presenten
novetats, hi podem trobar:
PRESSUPOSTOS GENERALITAT.- Sembla ser
que difícilment es podran arribar a fer uns pressupostos per al 2013. Les
exigències de l’Estat Central els condicionen de tal manera que el govern
català s’està plantejant en prorrogar els de l’any passat. També sé suposa
que els d’ERC, finalment, no els hi posaran fàcil. Saben que si recolzen
els pressupostos significa beneir les retallades i, per tant, desgast polític;
tant si se’n aproven uns de nous, com si s’han de prorrogar els de l’any
passat que, evidentment, també ha de comptar amb l’aprovació del Parlament.
Com deia l’altre dia el líder d’Unió Duran i Lleida (els Descol·locat),
de fet, el govern central actua com a virrei. No ens ho posaran gens fàcil.
ALÍCIA I MOSSOS D’ESQUADRA.- Segurament
es tracta d’un dels casos més estranys i enrevessats que ha donat la política
catalana en molts d’anys. D’aquells casos que requereix un esquema per
a poder-lo entendre i, això, sempre que es disposi de tota la informació
necessària.
Ens els darrers dies s’ha produït un
foc creuat entre la líder del PPC i el màxim responsable de la policia
autonòmica. Tot va començar quan l’Alicia va anunciar que renunciava a
la protecció que li feien els Mossos i que sol·licitava la de la Policia
Nacional. Segons ella, havia perdut la confiança en la policia catalana
per què va veure el seu cap prop de l’agència de detectius Método 3 poc
abans de ser detingut el seu cap, la qual cosa li va fer sospitar que hi
havia una bona relació entre tots dos.
Els directors generals així com d’altres
càrrecs de confiança estan nomenats pel govern de torn entre els professionals
(o no) més propers, però (i sense que això hagi de ser precisament així)
quan governa CiU les relaciones entre els diferents consellers i els seus
subordinats més directes, les relacions són més de vassallatge que no el
que és estrictament necessari entre un càrrec polític i un alt funcionari.
SUBVENCIONS AGRÀRIES.- Des del govern
central s’està donant una tornada de rosca més a les ja de per si tenses
relacions entre Catalunya i Espanya. La darrera pensada del govern del
PP ha estat advertir al govern d’aquí que no pagaran els ajuts que arriben
des d’Europa per a l’agricultura i ramaderia si no compleixen amb el
límit del dèficit.
I dic jo que té que veure si el govern
compleix per a pagar els ajuts als nostres pagesos i ramaders. Segons l’opinió
de la SER aquest tema donarà molt de parlar durant els propers dies i no
deixa de ser un altre front obert entre els múltiples que ja existeixen.
LES PRINCIPALS EMPRESES I LA GÜRTEL.-
Estirant i estirant dels fils, finalment, s’està arribant al fons de la
qüestió. Els darrers dies s’han destapat les fosques relacions entre les
principals empreses constructores del país i els governs del PP de València,
Mallorca i Madrid, principalment. Sembla que ja ha quedat clar que els
populars es van està finançant il·lícitament gràcies a les comissions que
els hi donaven les empreses constructores que obtenien obra pública pagada
gràcies als impostos dels ciutadans (això us ha de quedar clar)
Per als qui siguin profans en el tema,
us explicaré com funciona un concurs públic per a construir un equipament.
Després de publicar el plet de condicions, les empreses constructores interessades
presenten les seves ofertes en sobres tancats, així com les condicions
que ofereixen: durada de l’execució, temps de garantia, etc. Les pliques
(així s’anomenen) s’obren en públic i, normalment, hi estan presents
representants de les diferents empreses que s’han presentat al concurs.
D’aquí només s’extrau la informació objectiva. Posteriorment es reuneix
la comissió de valoració i després d’avaluar (sé suposa de que forma rigorosa)
les ofertes, es decanta, subjectivament, per una de totes. El resultat
no és sempre de conformitat i, una bona part de les vegades s’acaba per
presentar al·legacions.
L’empresa a qui sé li acaba atorgant
el contracte, sempre és una de les que han presentat una millor oferta
econòmica (sense caure en la temeritat, la qual cosa i de forma automàtica,
desqualificaria a l’empresa) Normalment l’empresa que en surt guanyadora
sempre sol ser de la corda del govern de torn i, aquest, en compensació
als seus serveis, li permet fer unes millores a l’execució no previstes
inicialment la qual cosa por inflar considerablement el pressupost inicial
i d’aquí és d’on xuclen tots.
Compreneu?
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