dimecres, 6 de novembre del 2013
UN BOSC FRONDÓS
Si heu estat atents als mitjans de comunicació
d’aquests darrers dies, heu pogut observar un canvi de tendència. Els índex
macroeconòmics estan tornant als nivells de fa uns anys, tot just quan
començava la crisi. Així l’IBEX borsari, la prima de risc, els tipus
d’interès que s’ha de pagar pel deute, etc. estan tornant a nivells considerats
com acceptables. Fins i tot Fitch,
una de les agències de qualificació, ha retornat a Espanya la BBB; què
no és per a tirar coets, però almenys vol dir que el país es troba en una
situació econòmica estable.
Totes aquestes bones perspectives han
comportat que, des dels organismes internacionals com per exemple el Banc
Central Europeu, hagin felicitat el govern espanyol per l’efectivitat de les
mesures adoptades. La qual cosa esperona l’equip econòmic de Rajoy a seguir amb
la política d’austeritat que practiquen des de l’arribada al poder aviat farà
dos anys.
Dit això, vull recordar-vos que fa temps ja
vaig advertir que la crisi acabaria quan algú diria que ja s’havia
acabat. Així, de sobte. Si fa o no fa, és la situació que se’ns presenta en
l’actualitat. Els brots verds que semblava que sortien de tant en tant,
estan donant pas a un bosc frondós... Si més no, això es desprèn de tots
els inputs que ens estan arribant darrerament.
Però, la realitat del dia a dia, la que
percep el ciutadà de peu, és la mateixa?
Evidentment que no. I sinó que els hi
preguntin a la majoria dels treballadors de la Generalitat de Catalunya que,
segons l’avantprojecte de pressupostos generals de Catalunya per al 2014
tornaran a perdre una de les dues pagues extraordinàries. Tampoc milloraran
totes aquelles àrees (Sanitat, Ensenyament, Serveis Socials, Cultura...) que
s’han vist afectades per les retallades constants d’aquests darrers anys.
I si ens fixem en els pressupostos generals de
l’Estat, la situació tampoc és que sigui molt millor. Les retallades, com passa
a Catalunya, també continuaran i els treballadors públics seguirem un any més congelats.
I ja en seran tres!
Digueu-me llavors què ha millorat? Al començament us parlava de xifres macroeconòmiques, aquelles
que només saben interpretar els experts, però l’ama de casa o el treballador
(assalariat i petit autònom) tan sols entenen de les apujades de la cistella de
la compra, dels diners que entren a casa a final de mes o de la quota de la
hipoteca que no poden pagar. I, això, els que tenim sort, perquè els 6 milions
d’aturats i les seves famílies, en molts de casos, continuaran sobrevivint amb
prestació que els hi arriba de l’Estat... I no sempre passa.
Bajar salarios no es bueno
Vicenç Navarro
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
La revista Social Europe Journal
acaba de publicar un artículo, “How Quarterly Capitalism Stifles
Investment And Wages”, escrito por George Tyler, que muestra la falsedad
de los argumentos utilizados por los economistas liberales que acentúan
la necesidad de bajar los salarios como la mejor manera de salir de la
crisis actual, mediante el aumento de la productividad y de la
competitividad, incrementando las exportaciones. El autor presenta
evidencia del error de este supuesto.
Para ello compara los
salarios por hora de los trabajadores en EEUU con los salarios por hora
de los trabajadores de los países nórdicos de Europa, los cuales son
mucho más elevados que los primeros. En realidad, los trabajadores del
norte de Europa reciben por hora diez dólares más que los
estadounidenses, lo cual es una cifra más que respetable. Y a pesar de
ello, la productividad es mucho mayor en los países nórdicos que en
EEUU.
George Tyler muestra las
causas de este diferencial. Una de ellas es que las empresas nórdicas
invierten mucho más que las estadounidenses. Y lo mismo ocurre en cuanto
a investigación y desarrollo (I+D). Las nórdicas invierten más que las
estadounidenses en dicha actividad.
Otra causa del diferencial de productividad es el mayor nivel
educativo de la ciudadanía (resultado de tener mejores escuelas públicas
en los países nórdicos) y, dato también importante, estos países tienen
mayor inversión de las empresas en el propio trabajador y mejores
relaciones laborales dentro de la empresa. La participación del
trabajador (individual y colectivamente) en la gestión de las empresas
es mucho mayor en las empresas nórdicas que en las estadounidenses,
donde tal participación es casi nula. Previsiblemente, el trabajador se
siente más cómodo e identificado con la empresa en los primeros que en
EEUU. La estabilidad laboral en las empresas estadounidenses es mucho
menor.Añádase a ello que el empresariado estadounidense controla no solo los salarios, sino también el nivel de beneficios sanitarios que el trabajador y su familia tienen, con lo cual, cuando el primero despide al segundo, este pierde la cobertura sanitaria de él y/o ella y de su familia. Este es el mayor sistema de control que el empresariado de EEUU tiene sobre sus empleados. El impacto disciplinario de esta medida es enorme y explica que EEUU sea el país de la OCDE que tiene menos días perdidos como resultado de huelgas y paros laborales. Tal situación no ocurre en los países nórdicos, donde los servicios sanitarios son públicos, en lugar de privados.
Otra causa de que la productividad sea mayor en los países nórdicos que en EEUU es la actitud del mundo empresarial, muy fijada en conseguir el máximo nivel de beneficios en un tiempo corto. Esta orientación “cortoplacista” contrasta con una visión más a largo plazo del empresariado nórdico. Tyler muestra como la orientación de conseguir beneficios empresariales lo más pronto posible se consigue con una baja inversión, con unos salarios bajos, y con insatisfacción laboral, que el empresario intenta contener con las medidas disciplinarias citadas anteriormente. Este es el tipo de comportamiento empresarial más común también en España, que explica que España sea también un país, como EEUU, que tiene menor productividad horaria que los países nórdicos.
Es un síntoma del enorme poder del mundo empresarial en los medios de comunicación así como en las instituciones políticas, que todo el enfoque en aumentar la productividad haya sido en España el de bajar los salarios. Y mientras, los beneficios empresariales se están disparando en España, mientras que la economía y productividad en el país continúan estancadas. Esta es la consecuencia de lo que solía llamarse poder de clase, que ahora no se denomina así por considerarse “anticuado”.
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