dijous, 8 d’octubre del 2015
El techo de Fraga
Casimiro García-Abadillo
La sensación que se vive en el PP tras el batacazo del 27-S es desoladora. Hasta los optimistas
reconocen ahora que lograr 130 escaños en las generales sería un «éxito». Es decir, se conformarían con que su partido fuera el más votado y que tuviera la opción de pactar con Ciudadanos, el gran vencedor
de las catalanas, para formar Gobierno.
Insiste este sector en que el voto útil sigue siendo el del PP: la Ley d’Hondt hace que, según los cálculos de Génova, el PP cuente con una ventaja de partida de dos a uno respecto a Ciudadanos.
Conservar la imagen del voto útil para el votante de centro derecha parece ser la gran y casi única opción de los populares para aspirar al triunfo electoral. Gobernar es otra cosa. El crecimiento del partido de
Albert Rivera da la posibilidad a Pedro Sánchez de alejarse de Podemos para alcanzar un pacto con un partido que obligaría al PSOE a centrar sus mensajes y a desterrar la indefinición en temas tan relevantes
como la unidad de España, que, sin duda, será un debate nuclear en la campaña de las generales.
En algo hay consenso en el PP (Génova y grupo parlamentario): el 27-S demuestra que los cambios llevados a cabo en el partido tras el desastre de las autonómicas y municipales no han sido suficientes para remontar la percepción negativa de los ciudadanos. La «chapa y pintura» no ha servido para mejorar el motor del coche, y es precisamente el motor, o sea el mensaje, la capacidad para movilizar e ilusionar a los votantes, lo que le está fallando a los populares.
Los pesimistas, cuyo número aumenta a medida que pasan las semanas, tienen una visión catastrófica sobre lo que puede ocurrir en diciembre. Uno de ellos apunta: «El riesgo es que volvamos al techo de Fraga».
Es decir, al resultado electoral de 1986, en el que la coalición capitaneada por el político gallego (CD) logró 105 escaños.
Si se diera esa circunstancia, el Congreso que ha de celebrarse en enero o febrero de 2016 promete ser apasionante. «Podría ser como el Congreso de Palma de la UCD», señala otro de los que cree que el
partido ya no tiene capacidad de reacción y se encamina hacia la ruptura.
Estamos a apenas dos meses de las generales y el margen de maniobra es muy estrecho. El PP tiene que jugar el partido con el equipo que tiene ahora en el terreno de juego y, hoy por hoy, el presidente
del Gobierno no parece tener ningún conejo en la chistera con el que pueda resucitar el entusiasmo perdido.
«Rajoy no gestiona los tiempos, agota los tiempos», dice un parlamentario con cierta envidia hacia la forma en la que el PSOE convierte el nombramiento de sus candidatos en una parte de su precampaña.
En ese contexto de derrotismo y desidia, el escrito de José María Aznar causó preocupación y enfado generalizado. Aznar tenía razón en advertir sobre lo que le está pasando al PP, pero no asumía sus
responsabilidades y, sobre todo, ponía el foco en Rajoy a sólo unas semanas de que el PP afronte las elecciones más difíciles de su historia.
«Lo peor», añade un dirigente popular, «es que desde hace tiempo no se nos ve como el partido de la regeneración y, para colmo, Ciudadanos nos acaba de quitar en las catalanas el monopolio de ser el partido
que mejor defiende la unidad de España.
Ya sólo nos queda la economía y tengo la sensación de que la gente da la mejora del PIB por amortizada».
La sensación que se vive en el PP tras el batacazo del 27-S es desoladora. Hasta los optimistas
reconocen ahora que lograr 130 escaños en las generales sería un «éxito». Es decir, se conformarían con que su partido fuera el más votado y que tuviera la opción de pactar con Ciudadanos, el gran vencedor
de las catalanas, para formar Gobierno.
Insiste este sector en que el voto útil sigue siendo el del PP: la Ley d’Hondt hace que, según los cálculos de Génova, el PP cuente con una ventaja de partida de dos a uno respecto a Ciudadanos.
Conservar la imagen del voto útil para el votante de centro derecha parece ser la gran y casi única opción de los populares para aspirar al triunfo electoral. Gobernar es otra cosa. El crecimiento del partido de
Albert Rivera da la posibilidad a Pedro Sánchez de alejarse de Podemos para alcanzar un pacto con un partido que obligaría al PSOE a centrar sus mensajes y a desterrar la indefinición en temas tan relevantes
como la unidad de España, que, sin duda, será un debate nuclear en la campaña de las generales.
En algo hay consenso en el PP (Génova y grupo parlamentario): el 27-S demuestra que los cambios llevados a cabo en el partido tras el desastre de las autonómicas y municipales no han sido suficientes para remontar la percepción negativa de los ciudadanos. La «chapa y pintura» no ha servido para mejorar el motor del coche, y es precisamente el motor, o sea el mensaje, la capacidad para movilizar e ilusionar a los votantes, lo que le está fallando a los populares.
Los pesimistas, cuyo número aumenta a medida que pasan las semanas, tienen una visión catastrófica sobre lo que puede ocurrir en diciembre. Uno de ellos apunta: «El riesgo es que volvamos al techo de Fraga».
Es decir, al resultado electoral de 1986, en el que la coalición capitaneada por el político gallego (CD) logró 105 escaños.
Si se diera esa circunstancia, el Congreso que ha de celebrarse en enero o febrero de 2016 promete ser apasionante. «Podría ser como el Congreso de Palma de la UCD», señala otro de los que cree que el
partido ya no tiene capacidad de reacción y se encamina hacia la ruptura.
Estamos a apenas dos meses de las generales y el margen de maniobra es muy estrecho. El PP tiene que jugar el partido con el equipo que tiene ahora en el terreno de juego y, hoy por hoy, el presidente
del Gobierno no parece tener ningún conejo en la chistera con el que pueda resucitar el entusiasmo perdido.
«Rajoy no gestiona los tiempos, agota los tiempos», dice un parlamentario con cierta envidia hacia la forma en la que el PSOE convierte el nombramiento de sus candidatos en una parte de su precampaña.
En ese contexto de derrotismo y desidia, el escrito de José María Aznar causó preocupación y enfado generalizado. Aznar tenía razón en advertir sobre lo que le está pasando al PP, pero no asumía sus
responsabilidades y, sobre todo, ponía el foco en Rajoy a sólo unas semanas de que el PP afronte las elecciones más difíciles de su historia.
«Lo peor», añade un dirigente popular, «es que desde hace tiempo no se nos ve como el partido de la regeneración y, para colmo, Ciudadanos nos acaba de quitar en las catalanas el monopolio de ser el partido
que mejor defiende la unidad de España.
Ya sólo nos queda la economía y tengo la sensación de que la gente da la mejora del PIB por amortizada».
dimecres, 7 d’octubre del 2015
LA CONCENTRACIÓ D'AVUI EN SUPORT A SÍRIA
Avui ha estat el dia amb menys gent; no crec que arribéssim a les 10 persones. Una llàstima que moviments així no tinguin més suport.
De moment ens seguirem concentrant i a esperar que els ciutadans ampostins agafin consciència del que està passant.
Però tal com ha dit Júlia Montardit, com no se'n parla en lloc, sembla que el problema s'ha acabat.
Avui no s'ha llegit cap manifest, simplement s'ha guardat un minut de silenci per les víctimes.
LA REALITAT ÉS LA QUE ÉS
Hi ha una dita que diu: res és veritat o mentida; tot és segons el color del cristall amb el que es mira...
Però la realitat només és una, encara que tothom he veurà segons els seus interessos. Evidentment estic parlant del resultats de les eleccions autonòmiques del passat 27 de setembre.
Quan ja fa 10 dies que es van fer els comicis electorals, si fa o no fa estem igual que en el precís moment que es va acabar l’escrutini.
Junts pel Sí són conscients de que si no arriben a un acord amb les CUP els serà pràcticament impossible investir a Mas, al menys que a la segona volta agafi un mal de panxa a un parell de diputats d’altres formacions i que puguin fer-ho per majoria simple.
Fins l’últim moment JxS intentaran que les CUP votin per Mas, però el partit que va encapçalar l’Antonio Baños sempre ha dit que no votaran per l’actual president. Demà dijous les CUP celebraran una conferència nacional on decidiran assembleàriament quina serà la postura definitiva que adoptaran. Hauran d’escollir entre fer president a Mas per a què es pugui seguir amb el full de ruta o bé no fer-ho i esperar per a una millor ocasió continuar pel sender independentista.
La defensa aferrissada de la figura de Mas és, comparativament parlant, tan forta o més que la pressió que estan patint els electes de les CUP per a que facilitin la investidura de Mas.
Sense anar més lluny, ahir mateix, la portaveu del govern Neus Munté va qualificar a Mas d’actiu imprescindible per al procés independentista.
Mireu, no políticament, però si laboralment, tinc molt més experiència que Mas i la Munté junts. Encara que la portaveu del govern va treballar durant uns anys com a gerent de la central sindical UGT i, per tant, aquestes coses les hauria de saber. I què és el que hauria de saber? Què imprescindible no hi ha ningú! Con diuen els castellans: a rey muerto, rey puesto. És cert que quan tens una persona de gran vàlua, substituir-lo sempre és més complicat que a qualsevol altre membre de la plantilla, però al final o trobes a algú que t’ho faci o, si cal, en poses dos a fer la mateixa feina. Us podeu imaginar un Barça sense Messi? Ara què està lesionat potser és més fàcil, però arribarà un dia que o penjarà els botes o marxarà traspassat a un altre equip. I la vida continuarà...
Per tan (i em reafirmo), Mas hauria de reconèixer el seu segon fracàs consecutiu, fer un pas enrere i que els membres de la coalició s’encarreguin de buscar-li un substitut que, a més, compti amb el vist i plau de les CUP. En qualsevol altra circumstància no seria difícil, però l’egocentrisme de Mas impedeix (i molt possiblement impedirà) que hi hagi acord. Però també es veritat que CDC sovint es comporta més com una secta que com un partit polític i mantindran a capa i espasa la seva candidatura fins el final.
Però que passarà si, finalment, no aconsegueixen arribar a cap acord? Imaginem-nos el pitjor dels casos: que el proper any tinguin que tornar-se a fer noves eleccions. També diran que són plebiscitàries? I si ara la candidatura de JxS van tenir com a lema de campanya el Vot de la teva vida, l’any proper serà el Vot de la teva vida (2)?
Em sembla que Mas, Junqueras i companyia (però sobre tot Mas), ja que cremat sinó totes, la majoria de les naus i poc li queda per a oferir políticament parlant.
Qui ho vulgui veure d’una altra manera, ho veurà, però els resultats electoral van ser els que van ser i són inamovibles. I a partir d’aquí tot són especulacions interessades.
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