dijous, 19 de gener del 2017
El bochorno de La Sexta Noche: un espectáculo poco edificante
Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
Uno de los programas menos edificantes de la televisión de este país (de los muchos que hay) es el mal llamado programa de debate político de La Sexta Noche. Y digo mal llamado programa de debate porque de debate tiene muy poco. En realidad es, en su mayor parte, un intercambio de insultos y gritos con muy mala educación, procedentes en su gran mayoría de los tertulianos de derechas (que en el abanico político europeo se sitúan más en la ultraderecha que en el centro derecha), que interrumpen constantemente y no permiten hablar a los que difieren de sus posiciones, adversarios a los que tratan como enemigos. Entre ellos adquieren gran protagonismo Eduardo Inda, pero también Francisco Marhuenda, dándoseles gran exposición mediática al ser los únicos que están presentes toda la noche, alcanzando, en el caso de Eduardo Inda, elevados niveles de mezquindad y violencia verbal, con una nula capacidad de atenerse a la verdad y una extensa exposición de mentiras y manipulaciones, insultando constantemente, no solo a los tertulianos pertenecientes a sensibilidades políticas consideradas como enemigas (con especial mala leche hacia Podemos y otras fuerzas de izquierda afines), sino a toda una serie de personas con las cuales este señor tiene especial inquina, que ni siquiera aparecen en su programa.
Ni que decir tiene que en ocasiones uno puede ver comportamientos semejantes (contaminados por el estilo de las derechas) en los tertulianos de izquierdas. Pero cualquier personaje mínimamente objetivo puede ver que la gran mayoría de personas que insultan, interrumpen, mienten y manipulan son los tertulianos de derechas, alcanzando, como dije antes, niveles extremos en el caso de uno de los dos mayores protagonistas del programa, el Sr. Eduardo Inda, produciéndose un espectáculo poco edificante y que da una imagen pésima de la cultura política del país. Ni siquiera en la Fox, en EEUU, he visto comportamientos tan desagradables y bochornosos.
La falta de cultura democrática aparece en todas las dimensiones del programa
Pero además de la falta de respeto y educación que se debe a cualquier persona que participe en cualquier debate en una cultura democrática, hay un sesgo liberal (tanto en su versión neoliberal como en la socioliberal) en la elección de los economistas que aparecen, por regla general alrededor de la 1 de la madrugada (cuando el tema económico se saca a debate) y que reproducen la sabiduría convencional que aparece en los mayores medios de información y persuasión. Solo de vez en cuando aparecen economistas con una visión crítica con el pensamiento económico dominante, siendo su aparición la excepción que confirma la regla. Un economista representante de dicha orientación liberal fue el economista José Carlos Díez, articulista de El País que analizó las causas, consecuencias y soluciones del problema de la pobreza y de las desigualdades en España, problemas mayores en este país sobre los cuales he trabajado intensamente (ver mi libro El subdesarrollo social de España. Causas y consecuencias. Anagrama, 2006). Sus análisis y propuestas, que encajaban con el argumentario liberal, eran predeciblemente limitadas, cuando no erróneos, lo cual estimuló que escribiera un artículo que adjunto en el que, además de criticar el programa La Sexta Noche en general, por su espectáculo bochornoso, denuncié el sesgo neoliberal de su sección económica.
Por lo visto, tal artículo creó bastante atención, porque, sin yo saberlo, se generó una demanda generalizada en España pidiendo a tal programa que se me invitara. Dicha demanda parece haber sido tan extensa e intensa que determinó que recibiera una invitación para que yo apareciera en él, invitación a la que predeciblemente La Sexta Noche dio gran visibilidad para así intentar mostrar que, en contra de lo que yo les criticaba, eran muy sensibles con la diversidad dentro del programa. A partir de haberme enviado tal invitación, La Sexta Noche respondió sistemáticamente a las peticiones que recibieron de muchos espectadores del programa de que se me invitara diciendo que ellos ya lo habían hecho, pero que era yo el que no había aceptado, lo cual no era verdad. Sí que respondí y sí que acepté. Reproduzco la carta que envié el día 6 de junio de 2016 a La Sexta Noche.
Respuesta a la invitación de La Sexta Noche
Querida Sexta Noche,
Disculpe que haya tardado en contestar a su invitación pero he estado viajando y no he tenido la oportunidad de responderle hasta hoy.
Permítame que le hable con toda franqueza. Le adjunto un artículo que se publicó en Público, que refleja mi opinión de su programa. (Adjunté el artículo al que hago mención en este escrito). A lo largo de mi largo exilio –tuve que irme de España en el año 1962 por razones políticas- he vivido en varios países (Suecia, Reino Unido y EEUU) y en ninguno de ellos vi un espectáculo mediático bajo el nombre de “debate político” semejante al que ustedes han creado en La Sexta Noche. Estoy seguro de que ustedes intentan enriquecer la cultura democrática del país. Pero me temo que en la manera como han escogido hacerlo, están logrando lo contrario. El producto final –que debería ser un debate político- es, en realidad, un espectáculo poco edificante. Puede que refleje el debate político real del país existente hoy en España, pero en lugar de debate, es un intercambio de gritos e insultos, generados en su mayoría por los tertulianos de la derecha que aparecen a lo largo de todo el programa, que alcanza su máxima expresión en las intervenciones de los periodistas Eduardo Inda y Francisco Marhuenda.
Referente a su espacio económico, que tiene lugar ya muy avanzada la noche, es una presentación de economistas neoliberales, salpicado de vez en cuando por algunos más progresistas. Y todo ello bajo la supervisión de los tertulianos, de los cuales los eternos Eduardo Inda y Francisco Marhuenda siempre están presentes. Estos señores me han insultado y calumniado, sin siquiera haber estado yo presente. Y ustedes saben que el Sr. Inda ha mentido y calumniado repetidamente, haciendo acusaciones graves, que han resultado falsas. Las acusaciones contra el ex alcalde de Barcelona, el Sr. Trías, y contra Podemos, por financiación ilícita, son dos, entre muchos ejemplos de ello. Esto que estoy diciendo está probado. Y ustedes lo saben. ¿No creen que un periodista del que está documentada una mala práctica profesional (y que en los países en los que he vivido estaría sancionado) es impropio que continúe en su programa, y todavía peor, que se le dé tal protagonismo? Verá usted, pues, que mi opinión de su programa no es tan positiva como me gustaría.
Ahora bien, estaría encantado de aceptar su invitación, siempre y cuando cambien tales tertulianos, de manera que no tenga que interactuar con ellos, pues me ofendieron sus comentarios. Y creo, además, que su presencia en los debates no solo no contribuye al necesario debate, sino que lo embrutece. Estoy seguro de que pueden encontrar periodistas de idéntica sensibilidad política, pero con mayor educación y cultura democrática.
Y, a fin de no dar la impresión que seguro no desean transmitir, de que estoy siendo utilizado para mostrar una pluralidad que hasta ahora no ha existido, también les agradecería que se comprometieran a diversificar su panel de asesores, incluyendo a economistas más heterodoxos de los que hasta ahora han tenido. Si ustedes pudieran satisfacer estas sugerencias, estaría entonces encantado de venir a su programa en una fecha mutuamente conveniente.
Esperando su respuesta, le saluda cordialmente,
Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas
Universidad Pompeu Fabra
Hasta hoy -12 de enero de 2017- no he recibido ninguna respuesta. Es una lástima, pues me parece que las sugerencias que yo hacía a La Sexta Noche hubieran enriquecido notablemente tal programa, sustituyendo a los dos periodistas (cuyo comportamiento falta a las mínimas reglas de profesionalidad y convivencia), y sobre todo al Sr. Eduardo Inda, por dos que, teniendo la misma sensibilidad política, supieran comportarse de una manera civil y democrática, sin insultos ni gritos, y comprometiéndose a que mi presencia fuera el inicio de un deseo de continuar invitando a voces de izquierdas, los llamados economistas heterodoxos, que puedan mostrar las falacias y errores de la ortodoxia dominante que se presenta con tanta frecuencia en aquel programa. ¡Qué lástima que no aceptaran mis sugerencias!
Ahora bien, lo peor estaba por llegar. Y llegó este último sábado.
Los insultos y manipulaciones en contra del profesor Juan Torres
Este último sábado el economista invitado fue el profesor Juan Torres, Catedrático de Economía de la Universidad de Sevilla, uno de los mejores economistas que tiene este país, y con el cual he tenido el gran placer de colaborar en varios trabajos. El motivo era la presentación de su excelente libro, Economía para no dejarse engañar por los economistas, en el que señala y denuncia, de un modo muy accesible y ameno, la falta de rigor del pensamiento económico dominante.
Después de hacer la breve presentación, se abrió el turno de preguntas tanto del público en general como por parte de los tertulianos. Al llegar al Sr. Eduardo Inda, y de una manera característica de este personaje, en lugar de ajustarse al tema de la sesión intentó -como siempre hace- desacreditar al que considera su adversario (mejor dicho, su enemigo) sin tener ningún reparo sobre la manera de hacerlo, y con la mala leche, manipulación y mentira que siempre lo caracterizan. Identificó a Juan Torres con el previamente demonizado Sr. Hugo Chávez, Presidente de Venezuela, y también con el previamente demonizado partido político Podemos, intentando relacionar, una vez más, a Podemos con el chavismo, utilizando al profesor Torres como la prueba de esta relación. Deseaba con ello establecer este vínculo, intentando mostrar que Podemos, cuyo programa económico había sido supuestamente escrito por el profesor Torres, estaba aplicando la misma política que el profesor Torres había aconsejado al Sr. Chávez, al cual el profesor Torres supuestamente también había asesorado. Las mentiras y manipulaciones son una constante en este individuo. Ni que decir tiene que nada de lo que aparecía en esta acusación era relevante con el tema tratado.
En su intento de presentar tal relación faltó a la verdad en cada uno de sus supuestos. El profesor Torres es un académico que no milita en ningún partido, asesorando a muchas instituciones. No es miembro del partido Podemos, y no fue el que desarrolló el programa económico de Podemos como así lo presentó el Sr. Inda. Él y yo preparamos un documento orientativo de los elementos que deberían incluirse en un programa económico de un gobierno progresista, tal como el de Podemos. Esto es distinto a escribir el programa económico de Podemos, que fue realizado por un comité dirigido por el profesor Nacho Álvarez, del cual yo fui miembro, pero no así el profesor Torres, entre otras razones porque estaba en Oxford, en su universidad. Y el profesor Torres no fue asesor del gobierno Chávez ni tampoco ayudó a desarrollar sus políticas económicas. La falta de rigor en las declaraciones del Sr. Inda muestra la desfachatez que utiliza en su presentación de datos, manipulándolo todo para que encaje en su falsificado escenario. Era obvio, en contra de lo que afirmó el director del programa, el Sr. Iñaki López, que el Sr. Inda estaba faltando al respeto al profesor Torres, lo cual hace constantemente. Es sorprendente que el presentador del programa, el Sr. Iñaki López, indicara (tras la salida del profesor Torres del programa) que no entendía por qué había dejado el plató cuando “nadie le había faltado al respeto”. Es triste que parezca no darse cuenta de que la falta de respeto es la característica de este señor en el programa hacia aquellos con los que polemiza. Sí que le faltó al respeto. Y de ahí la nobleza del Sr. Torres de no aceptar tal trato, dejando el programa. Le felicito por ello. Hizo un servicio al país, frente a tanta mezquindad y mala educación. Yo rogaría al Sr. Iñaki López, de cuyo compromiso en desarrollar un auténtico programa edificante y educativo no tengo duda alguna, que diera mucha mayor atención al compromiso que el programa debería tener con el objetivo de enriquecer y reforzar la todavía muy insuficiente y limitada democracia en España, que no al aspecto teatral, con groserías, sarcasmos, insultos y mala educación (cuando no mala leche), de lo cual la cultura política española ya tiene una sobreabundancia. Se me dirá (como ya se me ha dicho) que el programa refleja correctamente la cultura política que existe en el país, pero sería importante que un programa que se presenta como un debate político intentara mejorar, y no empeorar todavía más, lo ya existente. La ciudadanía de los distintos pueblos y naciones de España se merece un programa mejor.
dimecres, 18 de gener del 2017
FISCALITAT D’ALTA VOLADA
Com a treballador de l’Agència Tributària tinc nocions d’alguns impostos; els més corrents, aquells pels que solem tributar la majoria dels ciutadans.
Però me s’escapa tot allò que es denomina popularment com enginyeria financera, es a dir, tributar menys utilitzant tota una sèrie d’estratègies, no sempre legals i sovint qüestionables. Estic parlant de la creació d’entramats d’empreses, de domiciliar-les a paradisos fiscals, de buscar testaferros que aparentin ser els màxims responsables de les societats, etc., etc.
I per què us explico això avui? Per les declaracions, matisacions i desmentits que va fer la setmana passada l’expilot de motos Àlex Crivillé.
En unes declaracions a TV3, Crivillé va dir que eren burros els que tributaven a Espanya. Dies més tard i degut al ressò mediàtic que van tenir les seves paraules, les va matisar afirmant que el burro era ell perquè tributava aquí.
Abans d’explicar res més, vull recordar que Crivillé va ser un dels espanyols que va sortir als papers de Panamà per estar relacionat amb empreses opaques domiciliades a paradisos fiscals.
És una vergonya. Repeteixo, és una vergonya que la gent poderosa econòmicament és vanti per no tributar a Espanya (de moment España) Això vol dir que de solidaritat amb els seus compatriotes zero... Zero, 0... (ho remarco per si a algú no li ha quedat clar encara)
Això vol dir, amic meu que entre tu, jo i altres burros com nosaltres estem aguantant les estructures de l’Estat... Les d’Espanya, les de Catalunya encara estan en procés de creació.
Si tots els esportistes i totes les empreses amb domicili a paradisos fiscals tributessin aquí, a part de tots els defraudadors que hi ha, tal com deia aquell, potser otro gallo nos cantaría...
No és el cas, però estic del tot segur que molts d’aquests (fixeu-vos que ho he posat en cursiva, per a que entengueu que ho dic en forma despectiva) justificarien el seu comportament al·legant que han de tributar a Espanya... I què si Catalunya fos una nació independent tributarien gustosament...
Si alguna vegada escolteu a algú que us dóna aquest raonament, no us el cregueu. Qui és defraudador, ho és, com aquell que és cleptòman o pedòfil... Va inert amb la seva manera de ser i no ho poden evitar. I, damunt, molts d’aquells presumeixen de fer-ho per a donar enveja als qui l’envolten. Quantes vegades hauré escoltat jo:
-I tu, fas la declaració de la renda... Jo no l’he fet mai... I no m’ha passat mai res...
Bé, això era fa uns anys... Ara, gràcies a la informàtica hi ha un control més gran sobre els ingressos que té cadascú. Però com he dit més d’una vegada, a l’Agència Tributària no som endevins. Si tenim tota aquesta informació és perquè s’obliga a les empreses, administracions, notaris, etc. a informar-nos.
Avui acabaré el meu escrit amb un article que m’he trobat aquest matí al meu correu corporatiu. Llegiu-lo detingudament i a veure a quines conclusions arribeu.
Las rentas más altas se declaran en fuga
¿Podemos creer sin más que en España sólo 5.394 personas ganan más de 600.000 euros al año?
Pocas afirmaciones son tan aproximadamente ciertas como esta: la calidad democrática de un país empieza por su estructura fiscal. Incluso puede afinarse un poco más: la calidad democrática de un país se mide por la capacidad redistributiva de sus impuestos directos. Si aplicamos estos principios sencillos en la fiscalidad española, enseguida apreciamos que algo falla. Veamos primero el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF), el más importante y progresivo, para observar cómo se reparte la carga tributaria en España y apreciar su equidad. Con estadísticas de la Agencia Tributaria del año 2014, resulta que en ese año fiscal sólo 5.394 personas declararon rentas superiores a 601.000 euros anuales. Habría que redondear al alza el porcentaje para que alcanzase el 0,01% del total de declarantes.
¿Podemos creer sin más que en España sólo 5.394 personas ganan más de 600.000 euros al año? Vayamos un poco más lejos. En 2007 había en España 10.580 personas que ganaban más de 601.000 euros. Obsérvese que en siete ejercicios fiscales se han perdido más de 5.000 declarantes en el tramo más alto. Una de dos, o la crisis ha castigado salvajemente a los ingresos más elevados o la gestión de la Agencia Tributaria deja mucho que desear si permite una fuga tan notable en la crema del IRPF. La primera opción es una broma; la segunda, una tragedia. Conclusión: el IRPF es fácil de burlar en los tramos de rentas altas. Por ejemplo, en 2007 aparecían 96.477 declarantes con ingresos entre 150.000 y 601.000 euros; en 2014 sólo aparecen 63.122. Los estratos más altos de renta simplemente se han esfumado; han dejado de contribuir proporcionalmente al esfuerzo fiscal del país. Si tributan, lo hacen eludiendo la imposición progresiva del IRPF. Y éste es un problema de gestión política. Concretamente, de mala gestión.
Las estadísticas fiscales también desmienten el mito de la recuperación económica. Los ingresos públicos todavía no han alcanzado las cantidades registradas al inicio de la crisis. Las cuentas producen algo de vértigo. En 2007 la Agencia Tributaria recaudó 200.676 millones en total (IRPF, sociedades, IVA y especiales); bien, pues en 2015 la recaudación fue de 182.009 millones. Algunos hundimientos son estrepitosos, como el de sociedades (de 44.823 millones recaudados en 2007 se ha desplomado hasta los 20.649 millones en 2015). Este es el diagnóstico general de los ingresos públicos. No permite demasiadas complacencias. ¿Explicará el ministro algo de esto en el Congreso?
La Hacienda pública ha perdido montañas de dinero durante la crisis y todavía no se ha recuperado. Si se suman las caídas anuales de recaudación entre 2008 y 2015, la pérdida acumulada suma 272.000 millones. Así que las preguntas son obligadas: con una estructura de declaración en la que las rentas más altas están en fuga y con una recaudación tan dañada, ¿es factible sostener el funcionamiento de un Estado que garantice un mínimo de protección social a sus ciudadanos? ¿O son imperativamente necesarias una reforma fiscal y una ofensiva total contra el fraude?
¿Podemos creer sin más que en España sólo 5.394 personas ganan más de 600.000 euros al año? Vayamos un poco más lejos. En 2007 había en España 10.580 personas que ganaban más de 601.000 euros. Obsérvese que en siete ejercicios fiscales se han perdido más de 5.000 declarantes en el tramo más alto. Una de dos, o la crisis ha castigado salvajemente a los ingresos más elevados o la gestión de la Agencia Tributaria deja mucho que desear si permite una fuga tan notable en la crema del IRPF. La primera opción es una broma; la segunda, una tragedia. Conclusión: el IRPF es fácil de burlar en los tramos de rentas altas. Por ejemplo, en 2007 aparecían 96.477 declarantes con ingresos entre 150.000 y 601.000 euros; en 2014 sólo aparecen 63.122. Los estratos más altos de renta simplemente se han esfumado; han dejado de contribuir proporcionalmente al esfuerzo fiscal del país. Si tributan, lo hacen eludiendo la imposición progresiva del IRPF. Y éste es un problema de gestión política. Concretamente, de mala gestión.
Las estadísticas fiscales también desmienten el mito de la recuperación económica. Los ingresos públicos todavía no han alcanzado las cantidades registradas al inicio de la crisis. Las cuentas producen algo de vértigo. En 2007 la Agencia Tributaria recaudó 200.676 millones en total (IRPF, sociedades, IVA y especiales); bien, pues en 2015 la recaudación fue de 182.009 millones. Algunos hundimientos son estrepitosos, como el de sociedades (de 44.823 millones recaudados en 2007 se ha desplomado hasta los 20.649 millones en 2015). Este es el diagnóstico general de los ingresos públicos. No permite demasiadas complacencias. ¿Explicará el ministro algo de esto en el Congreso?
La Hacienda pública ha perdido montañas de dinero durante la crisis y todavía no se ha recuperado. Si se suman las caídas anuales de recaudación entre 2008 y 2015, la pérdida acumulada suma 272.000 millones. Así que las preguntas son obligadas: con una estructura de declaración en la que las rentas más altas están en fuga y con una recaudación tan dañada, ¿es factible sostener el funcionamiento de un Estado que garantice un mínimo de protección social a sus ciudadanos? ¿O son imperativamente necesarias una reforma fiscal y una ofensiva total contra el fraude?
(Jesús Mota)
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