IZQUIERDA UNIDA FRENA A PODEMOS
Una mala noche, lo que se dice propiamente una noche de perros solo la tuvo Izquierda Unida, que vuelve a los dos disputados que ya tuvo en 2004 y en 2008. Al final, lo suyo no fue muerte sino susto, pero un susto con sabor a muerte. ¿Logrará IU resucitar del batacazo del 20D? No es su primer batazo ni sería su primera resurrección.
Los demás partidos salvaron unos los muebles, otros la cara y otros las esperanzas, pero no fue una noche redonda para ninguno de ellos, ni siquiera para Podemos aunque sus 69 diputados y el discurso de Pablo Iglesias puedan inducir a pensar lo contrario. Podemos se ha convertido en primera fuerza en Cataluña y el País Vasco, pero cambiaría tan valiosos cromos por ese cromo mayor que era adelantar al Partido Socialista. Al no ponerse delante de los de Pedro Sánchez, el partido morado no podrá acercarse ni de lejos a materializar sus sueños de cambio: las ‘tres condiciones’ que anoche puso Pablo Iglesias para pactar con otras fuerzas son poco más que un brindis al sol.
Su victoria en los dos territorios más problemáticos de España no puede ocultar el hecho de que no ha logrado ponerse por delante del PSOE ni siquiera en el peor momento de éste. Si no lo ha logrado ahora, difícilmente lo logrará en el futuro, salvo que el PSOE se equivoque más allá de lo verosímil.
No es fácil que Podemos supere ese techo de 69 diputados: puede hacerlo, claro, pero solo a costa de dejar de ser Podemos. A la izquierda del Partido Socialista ya no hay más votos esperando a Podemos. Bueno, sí los hay, pero están en manos de Izquierda Unida, con cuyos 923.000 votos Podemos sí habría podido adelantar a los socialistas. IU está viva no por sus dos diputados sino por su casi millón de votos: los que finalmente han impedido el ‘sorpasso’ de Podemos en relación al PSOE.
A la postre, parece que el análisis de Alberto Garzón era más certero que el de Pablo Iglesias. ¿Acaso la confluencia con IU habría espantado, como temía la dirección de Podemos, a los votantes moderados? Los resultados de las candidaturas unitarias de Valencia, Galicia y Barcelona no parecen indicarlo. Los 922.000 votos de IU son la penitencia que las urnas han impuesto a Podemos por su pecado de soberbia.
CREER O NO CREER EN PEDRO SÁNCHEZ
En Andalucía el PSOE vence pero por la mínima. Ha ganado pero ha estado a punto de perder. Su hegemonía pende de un hilo. No son tiempos, pues, para grandes celebraciones, aunque a Susana Díaz no se le olvidó anoche subrayar que se había ganado en Andalucía pero no se había ganado en España. De los 90 diputados socialistas en el Congreso, 22 son andaluces, es decir, 22 son del PSOE de Susana Díaz.
Los resultados del 20D no han resuelto el dilema que tienen los socialistas con Pedro Sánchez. Pese a haberse quedado en 90 diputados, que es un resultado casi imposible de empeorar, el líder federal ha aguantado y salvado los muebles al conservar esa segunda plaza que muchas encuestas le negaban. Las elecciones no lo han matado… pero tampoco lo han hecho más fuerte. El 20D lo ha dejado como estaba y esa no es una buena noticia.
¿Es Pedro Sánchez el líder que puede lograr que su partido remonte en el futuro? Demasiados socialistas creen que no. No es un problema de las diferencias que tenga con Susana Díaz: es un problema del propio Sánchez, capitán bastante idóneo para navegar con las aguas en calma pero no tanto cuando hay mar gruesa y las galeras enemigas se aproximan peligrosamente a su popa.
Eso es lo que, a fin de cuentas, tiene que decidir el PSOE en general y Susana Díaz en particular: si Pedro Sánchez sí o Pedro Sánchez no.La campaña ha impuesto una tregua en las hostilidades entre Madrid y Sevilla, pero las diferencias entre ambos son insalvables. Si el PSOE andaluz no cree en Pedro Sánchez como capitán para estos tiempos difíciles, debería obrar en consecuencia. O empezar a creer en él.
CIUDADANOS Y LAS ENCUESTAS
Albert Rivera puede decir de las encuestas y su patrimonio electoral lo que decía el santo Job del Señor y de las riquezas que éste le había dado: la demoscopia me lo dio, la demoscopia me lo quitó, bendita sea la demoscopia. Las encuestas habían otorgado últimamente a Ciudadanos unos resultados tan maravillosos que los conseguidos ayer le saben a poco.
Los de Rivera muy importantes para garantizar la gobernabilidad del país, pero solo si el PSOE colabora en esa gobernabilidad. Aunque en distinto grado que Ciudadanos, el problema del PSOE es que no puede no colaborar en esa gobernabilidad, pues lo separan demasiadas cosas de Podemos como para pensar seriamente en un pacto entre ambos que, además, sería insuficiente y necesitaría apoyos nacionalistas, siempre problemáticos. Una de las cosas que separan al PSOE de Podemos la política territorial y Cataluña, obstáculo hoy por hoy insalvable entre ambos.
Ciudadanos es, además, el partido que más fino tiene que hilar en esta legislatura. Todas las miradas estarán puestas en él: no puede negarle el apoyo al PP pero no puede darle tanto apoyo que lo haga –por supuesto, a costa de Ciudadanos– demasiado fuerte. Y cuidado con equivocarse: PP, PSOE e IU tienen más margen que Podemos y Ciudadanos para equivocarse; cuando lo hacen pagan un precio, pero ese precio no es la vida. A los dos nuevos partidos, todavía sin cuajar, cualquier error importante puede costarles la misma vida. Sea como fuere, en el PP ya estarán haciendo cábalas sobre cuál será el precio de Ciudadanos por dejar que Mariano Rajoy vuelva a ser presidente, aunque dan por seguro que será alto.
RAJOY LOGRA SALVARSE. O NO
Las encuestas le han hecho, en general, justicia al PP. Ha sacado el número de diputados que no todas pero sí muchas de ellas auguraban. 123 diputados: hace unos años, incluso unos meses esa cifra habría sonado horriblemente en los oídos populares, pero anoche sonaba a ¡estamos vivos! Los tiempos están tan malos que pudo haber sido peor.Si el PSOE hubiera logrado acercarse más a los resultados del PP y sumado una mayoría con Ciudadanos, Mariano Rajoy sería hoy un presidente desahuciado, pero sus 33 diputados de ventaja sobre Sánchez le han salvado la vida ya que Ciudadanos, ciertamente, no puede elegir: le guste o no, tendrá que apoyarlo… de momento.
El país, en todo caso, no cree en la recuperación económica que el Gobierno le asegura machaconamente que está disfrutando. Las pérdidas millonarias de votos al PP así lo atestiguan. Y aun así…el PP ha ganado: poco y mal pero ha ganado. Para cuánto tiempo dé esa pobre victoria es una incógnita, pero muy pocos apostarían hoy que dará para toda la legislatura.
Rajoy será un presidente preso de la aritmética. Todo serán grilletes en la legislatura que se avecina. ¿Y en esas condiciones vale la pena haber ganado? No hay ni un solo político en el mundo que dijera que no.