Antonio Avendaño
Días atrás aventurábamos las buenas razones por las cuales no pueden entenderse los socialistas y Podemos. Hoy les toca el turno a las malas razones que explican esa falta de entendimiento.
El espacio
Compiten por un mismo espacio electoral donde hoy por hoy no se sabe cuál será definitivamente el primero en las preferencias ciudadanas.
Provienen de culturas políticas contrarias: el PSOE se siente cómodo en las instituciones y Podemos se siente cómodo en la calle. El primero le teme tanto a la calle como el segundo a las instituciones.
Podemos piensa que el PSOE está vendido a la oligarquía y el PSOE piensa que Podemos vende humo.
Las intervenciones de Pablo Iglesias irritan tanto a los votantes socialistas que a cada vez que habla encarece el precio que habría de pagar Pedro Sánchez por un acercamiento a Podemos.
Cada vez que Iglesias dice tenderle la mano a Sánchez lo dice con un tono que proclama a gritos todo lo contrario de tender una mano.
Los líderes territoriales del PSOE le prohibieron a Sánchez que pactara con Podemos. Aunque no lo dijeran con esas palabras, todo el mundo los entendió; el primero, Pedro Sánchez.
Los dos partidos temen una huida de votantes si pactan con el otro: en solitario no tienen fuerza suficiente y juntos temen perder parte de la que tienen.
Los referentes internacionales del PSOE siempre fueron los socialdemócratas europeos mientras que los referentes internacionales de Podemos han sido hasta ahora Venezuela (explícitamente) o Cuba (implícitamente). En ambos casos, aunque por distintas razones, se trata de amigos fracasados.
El PSOE es amigo de banca porque le debe favores y además piensa que es una institución invencible, mientras que Podemos es su enemigo porque no se los debe y porque todavía no sabe que la banca (salvo que sea combatida por una Quinta Internacional) es invencible.
El enconado enfrentamiento de Teresa Rodríguez y Susana Díaz en Andalucía –cuyo peso es determinante– contribuye a cegar los caminos de entendimiento en España.
La cultura
Los prejuicios
Los discursos
El tono
Las prohibiciones
Los electores
Los amigos exteriores
Los amigos interiores
Ellas