diumenge, 25 d’agost del 2013

XIQÜELOS I XIQÜELES DEL DELTA A LA SÉNIA (FESTA MAJOR) VI
























Mariano taxista

Moncho Alpuente

Jens Stoltenberg, jefe de gobierno de Noruega, embarcado en una dura batalla electoral, se convirtió en taxista por un día en la ciudad de Oslo para pulsar la opinión ciudadana y llevarse al huerto a los indecisos. Su “simpático”gesto tuvo, como se pretendía, una gran repercusión mediática, fue “trending topic”, arrasó en “You Tube” y se hizo un hueco en los saturados telediarios españoles que nos llevan de Soto del Real a Gibraltar con alguna parada en playas infestadas de medusas, venenosas pero comestibles. Las imágenes del improvisado, atildado y obsequioso taxista también tuvieron repercusión en La Moncloa y sus ecos alcanzaron a Mariano Rajoy que pasaba sus vacaciones haciendo senderismo por la comarca pontevedresa del Salnés. Este año baja menos a la playa y no por miedo a las medusas, ni a las fragatas británicas que se dirigen al Peñón, sino a los bañistas que andan más quemados que nunca.
En La Moncloa, un asesor de imagen interino que estaba de guardia interrumpió su merecida y patriótica siesta cuando el primer ministro taxista irrumpió en la pantalla. ¡Eureka! Exclamó el asesor y su secretaria también interina y becaria pensó que se trataba de un político vasco y trató de comunicar con el PNV y con Bildu. Aclarado el malentendido y avisado Rajoy de la iniciativa de su homólogo escandinavo, poco tardó uno de los cerebros interinos de su entorno en proponerle una iniciativa semejante, a la que el presidente puso algunos reparos:
-         ¿Y no podría llevar un taxi en Pontevedra? Lo digo porque conozco mejor el trazado urbano y…
-         No es lo mismo, hay que hacerlo en Madrid.
-          Pero si en Madrid no queda nadie…
-         Pues más a nuestro favor, así tendrás menos complicaciones …
( 24 horas después, el taxista Mariano recibe a su primer cliente)
-¿Buenos días a dónde le llevo?
(El pasajero tras un instante de estupefacción al conocer la identidad del conductor, reacciona)
-Eso mismo me pregunto yo…. ¿a dónde me lleva? ¿A dónde nos lleva a todos porque…
- Me refiero a una dirección ¿A dónde quiere ir?
-Buena pregunta. ¿Qué le parece si nos damos una vueltecita por Soto del Real que hoy es día de visita y…
-Lo siento, pero este taxi solo hace recorridos urbanos, es que estoy en prácticas…
- ¿Y a La Moncloa? ¿ Puede llegar a La Moncloa?
- Sí pero a estas horas debe estar cerrada y a mi señora la tengo de vacaciones.
- Así que hoy está de Rodríguez
(Mariano da un volantazo)
-         Lo siento, es que usted ha dicho Rodríguez y creí que iba con segundas…por Miguel Ángel Rodríguez y…
-         ¿No estará usted bebido?… Ande, métase por la primera a la izquierda…A la izquierda, he dicho a la izquierda.
-         Ya pero pensé que era dirección prohibida, ahora doy la vuelta a la rotonda y…
-          ¿Pero qué hace? Acaba de saltarse el semáforo
-         Estaba verde, bueno estaba ámbar y entonces se puede ¿No?
-         ¿Pero a usted quién le ha dado la licencia?…Porque le habrán dado una licencia aunque sea provisional.
-         Pues…no he tenido tiempo de sacarla, ya sabe por la burocracia, porque claro en agosto.
-         Así que  conduciendo ilegalmente….pare ahí donde está ese guardia
( Mariano da un brusco frenazo, y el guardia de tráfico saca la libreta de las multas y se acerca a la ventanilla…El pasajero informa al policía)
-         Conduce sin licencia y además está suplantando al presidente del gobierno.
-         Pues, ahora que lo dice, si la verdad es que se parecen un poco…Vamos, a ver ese carnet de identidad…
-         Es que me lo he dejado en casa, como voy de incógnito…
(El guardia se lleva detenido a Mariano)
-         Oiga señor guardia que yo no he hecho nada.
-         Ahora que lo dice sí que se parece usted mucho al presidente, pero ya nos lo explicará en Comisaría.

dissabte, 24 d’agost del 2013

XIQÜELOS I XIQÜELES DEL DELTA A LA SÉNIA (FESTA MAJOR) V
















El oráculo de Bárcenas

David Torres

Cada día que pasa los papeles de Bárcenas se parecen más y más a la realidad. Son como una profecía al revés, vamos leyendo en ellos lo que sucedió en lugar de adivinar lo que va a suceder. Los militantes del PP deberían consultarlo como los griegos acudían al oráculo de Delfos, no tanto para descubrir el futuro sino para saber quiénes eran, quiénes han sido, quiénes son y qué coño han hecho. “Conócete a ti mismo” era la inscripción grabada en el frontispicio del templo de Delfos. Traducido al genovés viene a decir aproximadamente: “Y a mí qué me cuenta”.
Es lo que han respondido Javier Arenas y Álvarez-Cascos en sendas declaraciones ante el juez Ruz, una comparecencia donde, para el caso, podían haber enviado al mayordomo. No lo sé, no me consta, no recuerdo. Sólo sé que no sé nada. Cascos y Arenas han recurrido a Sócrates en un caso fundamentalmente presocrático. La negación como línea de defensa, el olvido como forma de vida. El juez Ruz va a tener que abandonar la toga y estrenar un diván de psicoanalista. Los malos recuerdos (los fraudes, los sobresueldos, la contabilidad falsa, las donaciones ilegales) se encuentran bloqueados por algún trauma edípico, alguna falla psíquica oculta en la infancia del partido. Por lo común el psicoanalista bucea en la infancia del paciente para dar con la verdad, pero ponerse a rastrear ahora en los orígenes del PP es como irse a excavar en Atapuerca: uno puede encontrar cualquier cosa, incluidas pruebas de canibalismo.
Desde los préstamos reconocidos de algunos dirigentes hasta la confirmación de ayer de Cristóbal Páez, que admitió haber recibido pagos en negro, el horóscopo de Bárcenas se va cumpliendo y conjugando con la puntualidad de un pretérito perfecto. Al contrario que con Nostradamus, cuyas cuartetas hay que interpretar con calzador y en diferido, con las profecías de Bárcenas no hace falta ni calculadora. Aquella memorable sentencia filosófica (“Todo es falso, salvo alguna cosa”) empieza a revelarse como la única verdad que ha brotado de la boca de Mariano desde tiempos inmemoriales. La “cosa”, en el sentido freudiano del término, sigue creciendo y creciendo como el número de cadáveres en una fosa séptica. A este paso, la cosa va a acabar siendo más grande que el todo.
El psicoanálisis, tal como lo inventó Freud, es una práctica terapéutica donde se intenta llegar a la verdad a través de la mentira, la resistencia y la vergüenza. Normalmente, los propios pacientes desconocen lo jodidos que están, del mismo modo que Edipo ignoraba que había matado a su padre y que se había acostado con su madre. Lo ignoraba aunque lo sospechaba. La verdad os hará libres, queridos desmemoriados del PP, excepto esta vez, que os puede llevar a todos al trullo. Al final descubriremos, no con demasiada sorpresa, que la pobre gaviota carroñera del PP era, en realidad, una esfinge con alas.