dijous, 10 d’octubre del 2013
¿Quién hace más daño a España, Rajoy o Rubalcaba?
Arturo González
Probablemente la respuesta correcta sea los dos por igual, aunque uno gobierne y el otro no. Y no porque sean lo mismo, como repite una y otra vez el torpe latiguillo.
Lo de Rajoy es meridiano; ha empobrecido España, escudándose en supuestas herencias ignoradas, y, lo que es más grave, ha incrementado las diferencias sociales y económicas, ya abismales, entre los españoles. Y la ha hundido en lo cultural y ético, transportándola a la reacción más negra y dura.
Rubalcaba, por su parte, se ha constituido en el peor lastre para que la democracia sea vigorosa. Se aferra al cargo, impidiendo la renovación o renacimiento, se empecina en no aceptar el brutal rechazo que le muestran tanto militantes como población en general. Lo disimula con sus ambigüedades, con la falsa humildad de afirmar que si el Partido considera que es útil él estará a disposición, y con la secreta esperanza de que se cumpla el dicho celiano que aseveraba que el que resiste, gana. Y ahora le hacen chiribitas las neuronas con la posibilidad de alcanzar la jefatura del Gobierno con la ayuda de la Izquierda Plural.
Pero las encuestas, ah, las encuestas, le vaticinan, comenzando por la de hoy de Metroscopia para el diario El País, que el PP se recupera pasado ya el efecto Bárcenas, pues la gente entiende que con el PSOE España estaría en la misma mala situación, y si se celebraran hoy elecciones, el PP volvería a ganar. Con IU y UPyD ascendiendo pero en cuantía insuficiente y abocados a ser complementarios de uno u otro partido de los grandes, PP y PSOE, éste sin subir ni bajar desde su último batacazo y por lo tanto perdiendo una oportunidad de oro.
Sí, ya sé, no hay que fiarse de las encuestas, aún es pronto, falta mucho. Pero seguro que los perdedores preferirían que fueran distintas. No hace falta ser brujo para adivinar que Rajoy tiene las de ganar, y Rubalcaba las de perder. Seguirán las secretas o manifestadas esperanzas, unos contentos con que su jefe los haya empobrecido pero no arruinado como hubieran hecho los otros, y éstos no sabiendo cómo quitarse al suyo de encima. Dos pésimos líderes, dos fracasos, los dos haciendo daño a España, uno mentiroso, el otro trilero. Con las inaudita paradoja e incongruencia de que los dos por igual cuentan con el rechazo del 85% de los ciudadanos. Una desgracia nacional.
Los resultados de la encuesta son: PP, 34,1%; PSOE, 29,0%; IU, 11,5%; UPyD, 9,1%. Sin posibilidad de salirse del sistema y espectro infernal.
Probablemente la respuesta correcta sea los dos por igual, aunque uno gobierne y el otro no. Y no porque sean lo mismo, como repite una y otra vez el torpe latiguillo.
Lo de Rajoy es meridiano; ha empobrecido España, escudándose en supuestas herencias ignoradas, y, lo que es más grave, ha incrementado las diferencias sociales y económicas, ya abismales, entre los españoles. Y la ha hundido en lo cultural y ético, transportándola a la reacción más negra y dura.
Rubalcaba, por su parte, se ha constituido en el peor lastre para que la democracia sea vigorosa. Se aferra al cargo, impidiendo la renovación o renacimiento, se empecina en no aceptar el brutal rechazo que le muestran tanto militantes como población en general. Lo disimula con sus ambigüedades, con la falsa humildad de afirmar que si el Partido considera que es útil él estará a disposición, y con la secreta esperanza de que se cumpla el dicho celiano que aseveraba que el que resiste, gana. Y ahora le hacen chiribitas las neuronas con la posibilidad de alcanzar la jefatura del Gobierno con la ayuda de la Izquierda Plural.
Pero las encuestas, ah, las encuestas, le vaticinan, comenzando por la de hoy de Metroscopia para el diario El País, que el PP se recupera pasado ya el efecto Bárcenas, pues la gente entiende que con el PSOE España estaría en la misma mala situación, y si se celebraran hoy elecciones, el PP volvería a ganar. Con IU y UPyD ascendiendo pero en cuantía insuficiente y abocados a ser complementarios de uno u otro partido de los grandes, PP y PSOE, éste sin subir ni bajar desde su último batacazo y por lo tanto perdiendo una oportunidad de oro.
Sí, ya sé, no hay que fiarse de las encuestas, aún es pronto, falta mucho. Pero seguro que los perdedores preferirían que fueran distintas. No hace falta ser brujo para adivinar que Rajoy tiene las de ganar, y Rubalcaba las de perder. Seguirán las secretas o manifestadas esperanzas, unos contentos con que su jefe los haya empobrecido pero no arruinado como hubieran hecho los otros, y éstos no sabiendo cómo quitarse al suyo de encima. Dos pésimos líderes, dos fracasos, los dos haciendo daño a España, uno mentiroso, el otro trilero. Con las inaudita paradoja e incongruencia de que los dos por igual cuentan con el rechazo del 85% de los ciudadanos. Una desgracia nacional.
Los resultados de la encuesta son: PP, 34,1%; PSOE, 29,0%; IU, 11,5%; UPyD, 9,1%. Sin posibilidad de salirse del sistema y espectro infernal.
dimecres, 9 d’octubre del 2013
LLISTAT DE GREUGES
Mentre el govern de Catalunya vol confeccionar
un llistat de greuges que, suposadament (sempre s’aconsella posar-ho així)
ha contret Madrid amb Catalunya, des de Madrid i, més concretament des
del Senat, Mariano (Marianísimo) Rajoy afirma que s’ha d’estar
miop per a no veure les avantatges que contenen els Pressupostos Generals
de l’Estat per a Catalunya. Cal recordar que el pressupost estatal per
al 2014 és, aproximadament un 25% inferior al del 2013. A sobre, afirma
Rajoy dues coses:
-Què les inversions que es fan a la
resta d’Espanya beneficien a tots els espanyols.
-Què durant els anys anteriors ja
s’han fet grans inversions a Catalunya.
Després d’aquest petit preàmbul,
em faig una pregunta: Quants anys s’endarrerirà el govern català a l’hora
de buscar greuges? Ho dic perquè tinc el convenciment que així portem,
ja no dècades, sinó fins i tot segles. Per tant, la llista pot fer-se extensa
i, pràcticament inacabable.
Segurament el lloc on més es visualitza
és en les infraestructures. N’hi ha de bàsiques que permetrien millorar
sensiblement les comunicacions i ja sé sap que temps són diners... La setmana
passada va entrar en funcionament la variant de l’Aldea. Durant quans
anys es va reivindicar? Quant de mesos va estar aturada tot hi que hi havia
pressupost per acabar-se? La meva dona que treballa a Tarragona i que cada
matí va a l’Aldea per agafar el tren de 2/4 de 7, no se’n avé del temps
que guanya. M’ho dia aquest mateix matí: I això que anava darrere de
diversos camions, però no és el mateix que parin i tornin a arrancar que
vagin tirant encara que sigui a una velocitat moderada...
No em cansaré de dir-ho. Una infraestructura
bàsica per al territori com és la A-7, està aturada pel S a l’alçada de
Cabanes (curiosament arriba fins l’aeroport de Castelló, on mai hi ha
aterrat cap avió) i pel N a Hospitalet de l’Infant. En aquest punt s’anunciava
Amposta i Castelló, unes poblacions que, per a poder arribar, havies d’anar
per altres rutes, però no continuar per l’A-7.
Una mica més amunt, concretament al Camp
de Tarragona, es col·loca la estació de l’AVE al mig del no res, suficientment
allunyada de Tarragona capital i de Reus, en un intent d’acontentar a
totes dues poblacions i que, finalment, no va agradar a ningú. Vaig sentir
parlar de fer una nova estació al subsòl tarragoní, més o menys sota la
plaça Imperial Tarraco, però no crec que es pugui fer amb molt de temps.
I si continuem parlant de l’AVE, on s’ha vist que no arribi a l’aeroport
de Barcelona? Totes dues infraestructures són fonamentals per a la capital
catalana.
Vull fer notar al lector que quan Marianísimo,
després de la Diada, va respondre la carta que Mas li havia enviat el mes
de juliol, es va mostrar obert a mantenir un diàleg permanent i sense límits
(crec recordar que ho deia així) amb el govern català. Normalment, des
de Madrid, han cregut que prometent millorar el finançament, Catalunya
s’acabarà conformant. Fixeu-vos el que he dit: prometent, perquè a l’hora
de la veritat, el finançament ens ha arribar en comptagotes. Fins i tot
la popular Alicia Sanchez-Camacho opina que s’hauria d’acabar amb el
cafè per a tothom i donar a Catalunya un tracte preferencial. Però
després arriben els presidents autonòmics afins a Gènova i diuen que d’això
ni parlar-ne. I davant d’aquesta disjuntiva, el govern de Madrid preferirà
donar suport a aquelles autonomies que signifiquen un bon viver de vots
per al seu partit i, una vegada més, tornaran a deixar a l’Alicia o a
qui sigui, amb el cul a l’aire.
Si ens enganyen quan ens diuen que volen
negociar i no ho fan, com no ens tenen que enganyar a l’hora de donar-nos
el finançament suficient per al bon funcionament de la nostra comunitat.
Res em dóna que pensar que en el futur
la situació millori. Mentre Catalunya segueixi vinculada a Espanya, la
llista de greuges anirà augmentat. Per tant, recomano al govern que no
tanqui la llista ja que al futur (al menys immediat) se’n aniran incorporant
més.
València de nou
Carlos Torres
Agazapado entre los ecos del 12 de octubre y el terremoto que provocan últimamente las diadas catalanas se esconde, como una metáfora en el calendario, el día de lo que los padres de la Constitución nos obligaron a llamar Comunitat, otrora Regne de València o País Valencià. El 9 de octubre es ese día en el que Canal9 emite una procesión en Valencia y en Alicante uno aprovecha para despedir los últimos días de playa o para quedarse en la cama hasta que la banda del pueblo te arrebata el sueño al compás del himno regional. Me gustaría contar qué es lo que hacen en Castellón, pero si los catalanes conocen la mayoría de sus comarcas, los alicantinos bastante hacemos con acertar qué pueblos nos rodean y cuál de las dos lenguas se habla en ellos. Las dos Españas que tanto preocupan en otros territorios son aquí un juego de niños: blavers, promurcianos de la Vega Baja, españolistas nostálgicos del régimen, pancatalanistas y correligionarios de Joan Monleó: viven, conviven, se insultan y emborrachan en las fiestas de moros y cristianos juntos bajo un mismo techo. De todos ellos, dicen, es el día de la patria valenciana y querrán hacerlos cantar aquello de: Per a ofrenar noves glòries a Espanya. Glories tales a fecha de hoy como ser la segunda región europea que más empleo destruye, sólo por debajo de Yuzhen Tsentralen en Bulgaria, o la autonomía más endeudada de España.
Atrás quedan ya nuestros años de excesos y aquel viejo discurso prepotente de Rita&Camps y compañía que nos han convertido en el Pim Pam Pum del resto de compatriotas: Los valencianos somos fachas, los valencianos somos corruptos, los valencianos estamos locos, los valencianos somos bacalas… y todo el catálogo de prejuicios que uno oye a menudo. Quiero creer que cuando nos apuntan con el dedo buscan en nosotros también sus miserias: y no lo digo porque en Cataluña haya gobernado la derecha unos cuantas años más que en Valencia o porque en Madrid estén de deuda hasta las cejas, por los proyectos olímpicos o por el Forum de las civilizaciones… no, sería un error bajar al barro a defender nuestra Comunitat.
Asumámoslo, es cierto que los valencianos hemos dejado que año tras año los mismos corrputos vuelvan al poder, hemos hecho la vista gorda con los que se enriquecían en los años de bonanza, hemos dejado que Rita Barberà diga que aquellos que no comparten la política de la Fórmula Uno y la Copa América son unos aldeanos- de nuevo el pensamiento único del “Tots a una veu“. Mientras dejemos que usurpen así nuestra terreta, nosaltres els aldeans, seremos los del Proyecto Castor, los de las gafas de Fabra, los del accidente del Metro, los de Gandia Shore, los que ponen la playa a Madrid y los de las fotos de falangistas camuflados en los pipiolos de Nuevas Generaciones. Germans vingueu.
No importa que las encuestas empiecen a apuntar que el PP se hunde en el País Valencià… tanto da si eres de los que se queda durmiendo o los que sale de procesión, mientras no demostremos bien fuerte que hemos abierto los ojos seguiremos haciendo que el resto del mundo olvide que somos una tierra productiva, un lugar donde siempre se acogió al trabajador foráneo, un rincón donde el movimiento obrero arraigó fuerte, la última región en ceder al franquismo, … la patria de Guillem Agulló, de Fuster y de Valor, de la Asociación de Víctimas del Accidente del Metro, de Berlanga y de Chirbes. Una tierra de cultura y tradición popular, con una lengua compartida con nuestros vecinos del norte y otra con nuestros vecinos del sur. Despertemos, valencians, porque habrán arrasado nuestra reputación, pero ya no queremos ser cómplices y todavía podemos construir una València de nou.
Agazapado entre los ecos del 12 de octubre y el terremoto que provocan últimamente las diadas catalanas se esconde, como una metáfora en el calendario, el día de lo que los padres de la Constitución nos obligaron a llamar Comunitat, otrora Regne de València o País Valencià. El 9 de octubre es ese día en el que Canal9 emite una procesión en Valencia y en Alicante uno aprovecha para despedir los últimos días de playa o para quedarse en la cama hasta que la banda del pueblo te arrebata el sueño al compás del himno regional. Me gustaría contar qué es lo que hacen en Castellón, pero si los catalanes conocen la mayoría de sus comarcas, los alicantinos bastante hacemos con acertar qué pueblos nos rodean y cuál de las dos lenguas se habla en ellos. Las dos Españas que tanto preocupan en otros territorios son aquí un juego de niños: blavers, promurcianos de la Vega Baja, españolistas nostálgicos del régimen, pancatalanistas y correligionarios de Joan Monleó: viven, conviven, se insultan y emborrachan en las fiestas de moros y cristianos juntos bajo un mismo techo. De todos ellos, dicen, es el día de la patria valenciana y querrán hacerlos cantar aquello de: Per a ofrenar noves glòries a Espanya. Glories tales a fecha de hoy como ser la segunda región europea que más empleo destruye, sólo por debajo de Yuzhen Tsentralen en Bulgaria, o la autonomía más endeudada de España.
Atrás quedan ya nuestros años de excesos y aquel viejo discurso prepotente de Rita&Camps y compañía que nos han convertido en el Pim Pam Pum del resto de compatriotas: Los valencianos somos fachas, los valencianos somos corruptos, los valencianos estamos locos, los valencianos somos bacalas… y todo el catálogo de prejuicios que uno oye a menudo. Quiero creer que cuando nos apuntan con el dedo buscan en nosotros también sus miserias: y no lo digo porque en Cataluña haya gobernado la derecha unos cuantas años más que en Valencia o porque en Madrid estén de deuda hasta las cejas, por los proyectos olímpicos o por el Forum de las civilizaciones… no, sería un error bajar al barro a defender nuestra Comunitat.
Asumámoslo, es cierto que los valencianos hemos dejado que año tras año los mismos corrputos vuelvan al poder, hemos hecho la vista gorda con los que se enriquecían en los años de bonanza, hemos dejado que Rita Barberà diga que aquellos que no comparten la política de la Fórmula Uno y la Copa América son unos aldeanos- de nuevo el pensamiento único del “Tots a una veu“. Mientras dejemos que usurpen así nuestra terreta, nosaltres els aldeans, seremos los del Proyecto Castor, los de las gafas de Fabra, los del accidente del Metro, los de Gandia Shore, los que ponen la playa a Madrid y los de las fotos de falangistas camuflados en los pipiolos de Nuevas Generaciones. Germans vingueu.
No importa que las encuestas empiecen a apuntar que el PP se hunde en el País Valencià… tanto da si eres de los que se queda durmiendo o los que sale de procesión, mientras no demostremos bien fuerte que hemos abierto los ojos seguiremos haciendo que el resto del mundo olvide que somos una tierra productiva, un lugar donde siempre se acogió al trabajador foráneo, un rincón donde el movimiento obrero arraigó fuerte, la última región en ceder al franquismo, … la patria de Guillem Agulló, de Fuster y de Valor, de la Asociación de Víctimas del Accidente del Metro, de Berlanga y de Chirbes. Una tierra de cultura y tradición popular, con una lengua compartida con nuestros vecinos del norte y otra con nuestros vecinos del sur. Despertemos, valencians, porque habrán arrasado nuestra reputación, pero ya no queremos ser cómplices y todavía podemos construir una València de nou.
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