dissabte, 21 de novembre del 2015

Contra la impunidad franquista

¿Os imagináis un país con más de 140.000 desaparecidos que no quiera buscarlos y humille a los familiares que persisten en la necesidad de saber dónde están enterrados sus seres queridos?

Alberto Garzón Espinosa / Esther López Barceló    

" La venganza es inadmisible, la justicia necesaria"    Marcos Ana



¿Os imagináis un país en el que hubiera habido cientos de campos de concentración pero nadie los recordara?

¿Os imagináis un país en el que se hiciera juicios sumarísimos y fusilamientos diarios de aquellos que defendían los valores democráticos?

¿Os imagináis un país con más de 140.000 desaparecidos que no quiera buscarlos y humille a los familiares que persisten en la necesidad de saber dónde están enterrados sus seres queridos?

¿Os imagináis un país en el que hubiera habido una trama sistemática de robo de bebés y que después de muchos años, aún hoy, no se les garantice a esos hijos e hijas el derecho a conocer sus orígenes y miles de familias vivan con la incertidumbre de no saber si sus recién nacidos murieron o siguen vivos?

¿Os imagináis un país que niegue su propia Historia y niegue la posibilidad de juzgar los crímenes de lesa Humanidad en contra de los criterios defendidos por la ONU?

Pues dejad de imaginar y mirad a vuestro alrededor porque vivís en ese país. Por eso nosotras para construir un nuevo país queremos empezar por el principio. No podemos desarrollar una democracia plena sobre los cimientos de miles de fosas comunes. Es muy grave que aún hoy, en pleno siglo XXI, 40 años después de la muerte del dictador tengamos que defender lo obvio y nos encontremos tan solas y solos en el camino. No debería ser una cuestión de organizaciones de víctimas y represaliados. Ni siquiera debería ser una cuestión de partidos. Debería ser una cuestión de Estado que nos uniera a todas y todos en la defensa de los derechos humanos que han de ser garantizados en casa antes de poder enarbolar las banderas patrias para –supuestamente- defenderlos fuera.

Hace pocas semanas nos volvía a estremecer en televisión el relato de una mujer anciana que seguía reclamando el derecho a saber dónde estaban enterrados sus padres tras ser fusilados siendo ella una niña. Porque tras el la guerra vinieron 40 años de terror que nunca han sido juzgados ni condenados en nuestro país. El propio Paul Preston ha definido a esa parte de nuestra Historia como el “Holocausto español”.

¿Os imagináis que en Alemania se rindieran homenajes a la muerte de Hitler, se mantuvieran calles con los nombres de los asesinos de las SS o los representantes de los gobiernos se mofaran de los descendientes de las víctimas de los campos de concentración? Pues todo eso pasa en nuestro país.

La mayoría de los regímenes constitucionales de Europa fueron constituidos tras la II Guerra Mundial. El recuerdo de la pesadilla genocida inspiró toda la normativa jurídica y permitió el proceso de concesión de determinados derechos sociales, económicos y políticos. En ese contexto, el régimen constitucional español es una gravísima anomalía. La democracia española se constituyó formalmente sin renunciar al ADN franquista, heredando sus mecanismos viciados “atados y bien atados”.

Una democracia no debe temer a su Historia sino que debe ser consecuente con ella. Por eso queremos imaginar un país nuevo que colabore en la extradición de los torturadores franquistas y apoye la Querella Argentina. Un país nuevo en que no existan leyes que obstaculicen la persecución de los crímenes de lesa humanidad y permita juzgar al franquismo. Un país nuevo que apoye a quienes fueron víctimas de la trama sistematizada de robos de recién nacidos. Un país nuevo que garantice la localización de más de 140.000 desaparecidos y desaparecidas. Un país nuevo que restituya la dignidad pública de quienes lucharon por la democracia dejando de considerar “bandoleros” y “delincuentes” a la guerrilla que en las montañas luchó por intentar devolver la legitimidad a la democracia de la II República. Un país nuevo que como hizo Alemania, convierta en memoriales los lugares que fueron escenarios del terror para que todo lo que ocurrió se sepa y nunca más se repita la barbarie.

No contribuiremos a que se mantenga la cultura de la impunidad franquista en nuestro país. No permitiremos que se haga con nuestro silencio. No en nuestro nombre.

Patriotas en busca de un poco de martirio

ENRIC GONZÁLEZ 

El Parlament de Cataluña se ha declarado ajeno a la Constitución. No ha proclamado la independencia catalana, sino su intención de acceder a ella en poco tiempo y constituir una república. El llamado procés entra en la fase de desconexión de las instituciones españolas, una fase escasamente definida pero muy congruente con el tono eufemístico que privilegia el movimiento independentista: el término desconexión sugiere una acción sencilla, técnica e inocua, es decir, justo lo contrario de lo que supondría una ruptura real. «Han desconectado de la legalidad y han desconectado de la realidad», dijo el primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta. 
La declaración de soberanía fue aprobada por 72 votos a favor (Junts pel Sí y 
Candidatura d’Unitat Popular) y 63 en contra (el resto de los grupos parlamentarios). Con ese resultado, que no habría bastado legalmente para rectificar una simple coma del actual Estatuto de Autonomía, la Cámara inició una legislatura que se prevé breve y tormentosa. 
Las dos formaciones independentistas han decidido que, para proclamar la independencia, no es necesaria una mayoría de los votos y que les vale con una mayoría de escaños, aunque ésta sea fruto de una ley electoral que privilegia el voto rural frente al urbano. En la práctica, y a juzgar por los resultados del pasado 27 de septiembre, la sociedad catalana está dividida por la mitad: unos dos millones votaron a las candidaturas independentistas, unos dos millones a las candidaturas unionistas. 
Conviene comprender que la sesión de ayer tuvo un altísimo componente teatral. La Candidatura d’Unitat Popular disfrutó escenificando su recién adquirido poder, pese a contar con sólo diez diputados: sin ellos, que desbordan por la izquierda a cualquier otro grupo izquierdista europeo (están contra el capitalismo, contra la Unión Europea (UE), contra el euro, etcétera), el independentismo encalla. Su portavoz, Anna Gabriel, no ahorró gestos despectivos hacia el aún jefe de 
Junts pel Sí, Artur Mas. Desde la bancada de Junts pel Sí no recibió aplauso alguno: el independentismo capitalista también quería marcar distancias respecto a sus compañeros de viaje revolucionarios. 
Se necesitan pero no se quieren. Catalunya Sí que es Pot, la marca catalana de Podemos, hizo una enésima invocación, infructuosa, al referéndum, con la idea de desmarcarse de la izquierda independentista sin colocarse de forma inequívoca entre los unionistas. 
El Partido Popular sacó banderas españolas, para intentar ganar puntos frente a Ciudadanos en su particular pugna por el grado máximo de españolidad. Cosas de campaña electoral. 
En último extremo, todos los parlamentarios catalanes representaron su papel con un ojo puesto en el Tribunal Constitucional, ese que la Cámara dice no reconocer. Se sabía que el Constitucional iba a anular la desconexión en pocos días y que luego podría haber sanciones personales, o suspensión parcial de la autonomía, o algo. Ese algo se espera desde hace tiempo. Y tal vez sea la CUP, honestamente revolucionaria y decidida a aprovechar la ocasión que le ofrecen las circunstancias (en concreto la circunstancia de la fragilidad de Artur Mas), la única formación que no desea secretamente que sobrevenga ese algo. Si entre los unionistas hay ganas de que se frene el procés, en las bancadas independentistas se aceptaría de buena gana un poco de martirio patriótico. Poco, lo justo para salvar la cara. En algún caso, como el de Artur Mas, lo justo como para poder 
afirmar que sus problemas con la Justicia se deben a su condición de héroe (frustrado) de la independencia, y no a su condición de recaudador del 3%. 
Hay mucho de simulación en la crisis catalana. Buena parte de la población vive instalada en la creencia de que la independencia ya se ha conseguido y que faltan solamente algunos trámites formales. 
Salvando las distancias, se trata de una reacción parecida a la de los primeros cristianos cuando comprobaron que no se producían ni la segunda venida de Cristo ni el juicio final: decidieron que el Reino de Dios había llegado ya al mundo. 
Esos independentistas son ajenos a cualquier idea de sacrificio. Consideran que todo será fácil. Artur Mas insistió en ello durante la sesión parlamentaria. Según él, la futura República de Cataluña será un prodigio político, económico, social y cultural, y, además, sus ciudadanos serán los más longevos de Europa. Cosa que ya son, al igual que el resto de los españoles. 
Después de aprobarse la resolución relativa a la desconexión, Mas fue a lo suyo. A implorar a la CUP que le aupara de nuevo a la Presidencia de la Generalitat. Para una legislatura breve, de 18 meses a lo sumo, y con un programa tan izquierdista (subsidios generosos, acogida libre de refugiados, sanidad universal con o sin papeles,fin de los recortes españoles) que suponía una enmienda a la totalidad de la obra de gobierno, si es que puede llamarse así, desarrollada hasta la fecha por el propio Mas. 
Sobre la corrupción no dijo nada. Qué iba a decir. Los diez diputados de la CUP le escucharon con displicencia y no se molestaron en aplaudirle. Su veredicto posterior se resumió en una palabra: «Insuficiente ». 

divendres, 20 de novembre del 2015

EL PROCÉS ENCALLAT

En els darrers dies m’ha sobtat escoltar a Junqueras defensant Mas. Es va sotmetre a un interrogatori dels periodistes i va tornar a batre un nou rècord. Si fa uns mesos va ser capaç de dir 23 vegades independència en 20 paraules (rècord del món), dimecres va dir 5 vegades Mas en 10 paraules (rècord d’un militant d’ERC, ja que el mundial l’ostenta Quico Homs quan va esmentar a Mas 10 vegades amb 15 paraules...)
Segons Junqueras, el candidat d’ERC és, serà i seguirà sent Mas (fins que es digui el contrari) Tan fort deu de ser el pacte subscrit dintre de la coalició de Junts pel Sí, que, de moment, no hi ha ningú que s’atreveixi ni tan sols a insinuar que per a desencallar les negociacions amb les CUP potser millor anar pensant en un altre nom...
Tot i que oficialment es diu que les negociacions entre les dues formacions independentistes segueixen i que van per bon camí, cada vegada són més les veus de dintre de CDC que adverteixen a Mas que s’ha abaixat massa els pantalons i que ara que ve una onada de fred, es pot arribar a refredar.
Primer va ser la rebel·lió dels consellers, aquella que es va voler silenciar però que va transcendir, però cada vegada són més les veus crítiques, sobre tot des de que Mas va insinuar que a part dels pantalons també es podria abaixar els calçotets i sotmetre’s a una moció de confiança abans de l’estiu de l’any que ve.  
Sembla ser que aquest va ser el fet que va encendre totes les alarmes entre els dirigents del seu partit, fins el punt de que alguns (Mas Colell i Homs) van sortir al rescat del President en funcions i li van advertir que a Mas sé li està ajuntant la gana amb les ganes de menjar.
Mentre Homs deia dimarts que anava a Madrid (serà el cap de llista de Democràcia i Llibertat –la marca blanca de CDC-) a negociar amb l’Estat i que el procés s’havia iniciat, però donades les circumstàncies no podria acabar..., Fernández Teixidó membre de la família més liberal del partit (va militar amb al Centre Democràtic i Social d’Adolfo Suárez), va renunciar a tots els seus càrrecs orgànics en discrepància amb la línia traçada per Mas.
I què és el que no faria Mas per a ser President? I sembla que encara hi ha gent que no se’n adona... És cert que qualsevol persona pot arribar a canviar (fixeu-vos per exemple Jorge Verstrynge que ha fet el camí en sentit contrari del que sé sol fer), però la transfiguració política de Mas (a part de suposar un altre rècord mundial) és de els que s’estudiarà als llibres de text i es compararà amb la metamorfosi del cuc de seda.
Mas va néixer políticament dintre de la família convergent i va tenir el millor padrí que es podria tenir en aquella època: Jordi Pujol. Catalanista i lliberal de tota la vida, va fer-se independentista en veure el gran èxit de la manifestació de la Diada de 2003. A partir d’aquí es va convertir amb el referent independentista per excel·lència, fins el punt de renegar del seu passat (bé, menys del seu padrí) i abraçar les noves tendències. Va pensar que si la gent s’ho empassava, trauria majoria absoluta i així allargaria el seu mandat fent i desfent al seu criteri. La jugada no la va sortir bé ni a la primera, ni a la segona... Ara aspira a una tercera oportunitat (serà per allò de a la tercera va la vençuda...)
Per aconseguir-ho en aquesta segona, Mas va acceptar tot allò que li van demanar els radicals de l’extrema esquerra... Tot? No, tot no! Perquè també van demanar el seu cap. De fet li van estar demanant des de molt abans de les eleccions, però Mas pensava que com Junts pel Sí trauria (ara sí) majoria absoluta, les CUP quedarien relegades als ostracisme total.
Però Mas una vegada més no va calibrar bé les seves forces i aquest cop la rebolcada (fora del llit) va ser majúscula.
Si finalment Mas no surt President, encara aspirarà a una nova oportunitat. Ja no serà el vot de la teva vida... La maquinaria electoral convergent s’haurà d’inventar un altre enginyós lema...
Digueu-li com vulgueu, però l’egocentrisme de Mas sembla no tenir límits.      

LA FOTO DENÚNCIA DEL DIA 20-11-2015

Carrer Jacint Verdaguer cantonada amb el Valletes (a pocs metres de distància del cotxe que vaig publicar ahir) 
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