CIENTOS DE INSPECTORES PATRULLAN LAS COSTAS DESTROZANDO
CASTILLOS ILEGALES
Xavi Puig
Xavi Puig
Varios inspectores de Hacienda han empezado hoy a patrullar
la costa española en busca de castillos de arena sin los papeles en regla.
“Estaba tomando el sol en la playa y ha venido mi hijo llorando porque
un señor con traje le había destrozado el castillo. Me parece muy fuerte
que no le mandaran antes una circular”, se queja Laura G., una ciudadana
de Almería.
Decenas de niños ya hacen cola para obtener permisos de
edificación
Como Laura, miles de padres han tenido que consolar a sus
retoños y recomendarles otras actividades de ocio veraniego.
“Llevo días haciendo cola en el Ayuntamiento para obtener
el permiso de edificación. Nadie me dijo que, además, tendría que pagar
el Impuesto sobre Bienes Inmuebles. Ya compré el cubo y la pala. ¿Quién
me devuelve la inversión?”, pregunta Alvarito Bosch, un niño de diez
años que lleva todo el año pensando “en este proyecto de castillo de
estilo almohade en primera línea de mar”.
Muchos critican también el modo en el que actúan los
inspectores: “Chafan los castillos con los pies, apagando colillas en
ellos, regocijándose, haciendo llorar a los niños. ¿Por qué no van
a molestar a los ricachones que tienen apartamentos de lujo unos metros
más atrás?”, insiste Laura G.
El Ministerio de Hacienda asegura que el pago del Impuesto
sobre Bienes Inmuebles (IBI) nunca excluyó a los castillos de arena aunque
hasta ahora se hiciera la vista gorda. “Los tiempos nos obligan a ser
implacables con todo el mundo, no puede haber excepciones. Hacienda somos
todos. También los más pequeños”, explica la institución en un comunicado.
Los castillos de arena propiedad de la Iglesia quedan
exentos
Algunos niños espabilados han encontrado una posible salida
a esta situación: “Mi hijo, que es monaguillo, fue a hablar con el cura
del pueblo y le convenció para que dirigiera las obras del castillo de
arena que está preparando. Muy amablemente, el cura le ha firmado unas
escrituras. Ahora el castillo se considera bien eclesiástico y, por lo
tanto, no paga un duro”, declara un veraneante de la Costa Brava.