dijous, 21 de juliol del 2011

EL PAN DE CADA DÍA


Cuando comenzó la contienda, Pepín, hijo de Pepe y Consuelo tenía apenas 2 años.  
En la Galera, como en la mayoría de los pueblos, los alimentos comenzaban a escasear, entre los que más, el pan.
Aquella  mañana, Pepín se dirigió a casa de su tía Cinta, que vivía a escasos metros de la suya, para pedirle una rebanada. Y como cada día se estableció el siguiente diálogo:
“¿Me da un poco de pan?”. “Hoy te lo daré, pero mañana no vuelvas”.
Pepín, mostrando una manita y simulando hacer tres cortes con la otra, le decía: “Un trocito para desayunar, otro para comer y otro para cenar”.