divendres, 21 de juny del 2013
DEMAGÒGIA REPUBLICANA
Els màxims dirigents territorials d’ERC
van reclamar fa uns dies una oficina de l’Agència Tributària Catalana
on poder pagar els impostos estatals (IRPF, IVA, ISS, etc.)
A manca d’una oficina de referència de
L’Agència Tributària Catalana, caldria recordar que hi ha al territori
diverses oficines liquidadores de la Generalitat de Catalunya ubicades
en alguns registres de la propietat. És competència d’aquestes oficines
la liquidació de determinats impostos traspassats com ara el de Transmissions
Patrimonials i Actes Jurídics Documentats.
Sé m’acut fer una pregunta als que es van
fer la foto: On han presentat ells la declaració de la renda del
2012?
Els republicans són amants les fer campanyes
mediàtiques, com la de No vull pagar feta fa uns mesos a diversos
peatges de les autopistes catalanes. Ara mateix, quan es desplacen per
la AP-7, segueixen sense pagar o passen amb la targeta que els hi
donen per tenir un càrrec públic o de partit?
Sinó estic errat, durant la campanya de
No vull pagar, es va multar a diversos conductors... Qui va acabar
pagant aquestes multes? I si l’Agència Tributària espanyola sanciona
a aquells que optin per dipositar els seus impostos a la catalana,
qui les pagarà?
I una pregunta més: Què farà l’Agència
Tributària Catalana amb els diners dels tributs del catalans que no els
hi toca recaptar? Senzillament el transferiran a l’AEAT, per tant, la
iniciativa serà purament simbòlica.
Ara mateix, Madrid segueix tenint la paella
pel mànec i aquest tipus de mesures em semblen absurdes i totalment ineficaces.
Això sí, per a ERC serveixen per a refermar
la seva voluntat de deslliurar-se de tot allò que faci olor d’espanyol.
I ho aconsegueixen.
COMUNICAT DE LA UGT, SECTOR AEAT
Desde UGT, como sindicato representativo de
la Agencia Tributaria, queremos manifestar nuestro más
profundo rechazo al trato que nuestros gestores nos dispensan como trabajadores.
Hace falta ser muy inconscientes, pues no quisiéramos pensar que existe otro motivo, para consentir el
acoso y derribo que se está cometiendo contra la Agencia Estatal Tributaria. Tamaña falta de
perspectiva y responsabilidad por parte de nuestros políticos y gobernantes para atentar contra una institución como la Agencia nos resulta incomprensible.
¿Con qué cara se les va a pedir a los trabajadores de esta casa que día tras día atienden a los contribuyentes que se enfrenten a sus dudas sobre el trabajo que realizan? ¿Qué decir a los miles de ciudadanos que acuden en estas fechas al Servicio de Ayuda de la Campaña de Renta sobre la fiabilidad de las declaraciones que se realizan?
Desprestigiar en un instante a una Institución que se ha ganado paso a paso su reconocimiento nacional e internacional es intolerable. No se puede consentir que se enlode la imagen de la Agencia Tributaria, que es la punta de lanza de la Administración Española, y la responsable de obtener los ingresos del Estado.
Como profesionales de la Agencia Tributaria, sólo nos queda recordar que ES IMPOSIBLE cometer tan burdo error como alega el Ministro Montoro, pues con los medios informáticos con los que se cuenta debieron detectarse estas transmisiones e investigarse de la forma procedente, máxime teniendo en
cuenta que se trataba de la Infanta de España, así como que cualquier acceso al DNI de una persona de su relevancia, es auditado inmediatamente.
No sabemos qué fin tiene esta burda mentira, pero en cualquier caso no vamos a consentir que todos los trabajadores de la AEAT pasen por tontos para tapar a políticos y gestores sin escrúpulos, aquejados de tal necedad, que no son capaces defender con dignidad su trabajo y responsabilidad.
Esta práctica de vaciar el contenido, la imagen, y la función de una Empresa, sólo se lleva a cabo cuando los propietarios quieren venderla, eso si, tras haberla descapitalizado. Parece ser que el Sr. Montoro sólo pretende el deterioro de la imagen de los empleados públicos para su posterior linchamiento.
La dignidad y la honestidad de la función pública y de sus trabajadores no puede ser defendida con planteamientos corporativos. La Dirección que propicia estos linchamientos, sólo se refrena ante los colectivos con poder de presión propio.
SEÑORES, NO VALE TODO, YA ESTA BIEN EN TOMAR POR TONTOS A LA CIUDADANIA.
ASUMAN SUS RESPONSABILIDADES Y DIMITAN, NO ESTAN CAPACITADOS PARA EL PUESTO QUE OCUPAN
EL GOBIERNO ENLODA LA IMAGEN DE LA INSTITUCIÓN QUE RECAUDA
LOS INGRESOS DE LA NACIÓN
CUANDO NUESTRA FUNCIÓN ES CONSEGUIR INGRESOS PARA MINORAR EL DÉFICIT PÚBLICO, EL GOBIERNO DETERIORA NUESTRA IMAGEN PARA DIFICULTAR ESTE OBJETIVO
profundo rechazo al trato que nuestros gestores nos dispensan como trabajadores.
Hace falta ser muy inconscientes, pues no quisiéramos pensar que existe otro motivo, para consentir el
acoso y derribo que se está cometiendo contra la Agencia Estatal Tributaria. Tamaña falta de
perspectiva y responsabilidad por parte de nuestros políticos y gobernantes para atentar contra una institución como la Agencia nos resulta incomprensible.
¿Con qué cara se les va a pedir a los trabajadores de esta casa que día tras día atienden a los contribuyentes que se enfrenten a sus dudas sobre el trabajo que realizan? ¿Qué decir a los miles de ciudadanos que acuden en estas fechas al Servicio de Ayuda de la Campaña de Renta sobre la fiabilidad de las declaraciones que se realizan?
Desprestigiar en un instante a una Institución que se ha ganado paso a paso su reconocimiento nacional e internacional es intolerable. No se puede consentir que se enlode la imagen de la Agencia Tributaria, que es la punta de lanza de la Administración Española, y la responsable de obtener los ingresos del Estado.
Como profesionales de la Agencia Tributaria, sólo nos queda recordar que ES IMPOSIBLE cometer tan burdo error como alega el Ministro Montoro, pues con los medios informáticos con los que se cuenta debieron detectarse estas transmisiones e investigarse de la forma procedente, máxime teniendo en
cuenta que se trataba de la Infanta de España, así como que cualquier acceso al DNI de una persona de su relevancia, es auditado inmediatamente.
No sabemos qué fin tiene esta burda mentira, pero en cualquier caso no vamos a consentir que todos los trabajadores de la AEAT pasen por tontos para tapar a políticos y gestores sin escrúpulos, aquejados de tal necedad, que no son capaces defender con dignidad su trabajo y responsabilidad.
Esta práctica de vaciar el contenido, la imagen, y la función de una Empresa, sólo se lleva a cabo cuando los propietarios quieren venderla, eso si, tras haberla descapitalizado. Parece ser que el Sr. Montoro sólo pretende el deterioro de la imagen de los empleados públicos para su posterior linchamiento.
La dignidad y la honestidad de la función pública y de sus trabajadores no puede ser defendida con planteamientos corporativos. La Dirección que propicia estos linchamientos, sólo se refrena ante los colectivos con poder de presión propio.
SEÑORES, NO VALE TODO, YA ESTA BIEN EN TOMAR POR TONTOS A LA CIUDADANIA.
ASUMAN SUS RESPONSABILIDADES Y DIMITAN, NO ESTAN CAPACITADOS PARA EL PUESTO QUE OCUPAN
EL GOBIERNO ENLODA LA IMAGEN DE LA INSTITUCIÓN QUE RECAUDA
LOS INGRESOS DE LA NACIÓN
CUANDO NUESTRA FUNCIÓN ES CONSEGUIR INGRESOS PARA MINORAR EL DÉFICIT PÚBLICO, EL GOBIERNO DETERIORA NUESTRA IMAGEN PARA DIFICULTAR ESTE OBJETIVO
LA MEZQUITA DE CÓRDOBA
La Mezquita de Córdoba fue construida entre los años 780 y 785 por
Abderramán I. Doce siglos después, el* 2 de marzo de 2006, la Iglesia
Católica inscribió el inmueble a su nombre* en el registro de la propiedad
número cuatro de Córdoba: tomo 2381, libro 155, folio 198. El trámite costó
apenas 30 euros.
Tal robo fue posible por dos milagros.
El primero, que José María Aznar cambió la ley hipotecaria en 1998 para
permitir a la Iglesia apropiarse de edificios de dominio
público<http://www.publico.es/espana/300377/los-pueblos-piden-al-clero-la-devolucion-de-bienes-locales>
,* aunque sean patrimonio de todos los españoles*:* basta con que el señor
obispo dé fe y certifique que pertenecen a la Iglesia, sin necesidad de
notario.*
El segundo milagro, que disponer de un edificio de 23.400 metros en pleno
centro de Córdoba *le sale gratis a la Iglesia: no paga el IBI y tampoco se
ocupa de los gastos de conservación.*
La entrada en la Mezquita de Córdoba cuesta 8 euros por persona; al año
recibe más de un millón de visitantes. No te entregan factura y es dudoso
que el dinero recaudado pague impuestos: se considera un donativo y, como
tal, está exento de tributación.
El obispado de Córdoba dispone de la Mezquita a su absoluta voluntad.
También decide quién puede trabajar en ella como guía y quién no. No es
raro que haya días en los que se cierre el acceso a los turistas porque
hay, por ejemplo, una convención de sacerdotes en su interior.
*Sin embargo, los gastos de restauración y conservación no los paga la
Iglesia: los PAGA el Estado.*
Desde 1998, la Iglesia ha inscrito a su nombre cientos de
edificios: http://www.publico.es/espana/300377/los-pueblos-piden-al-clero-la-devolucion-de-bienes-locales
*muchos de ellos financiados por los vecinos de cada pueblo o ciudad*.
*Zapatero no cambió la ley en ocho años.*
*Rubalcaba prometió reformarla* *en su programa electoral.*
*Es improbable que tal abuso lo vaya a eliminar el PP pero*, *con algo de
suerte, tal vez la Unión Europea obligue al Gobierno a cobrar el IBI a la
Iglesia, igual que ha hecho con Italia. No es poco dinero:* *este
privilegio (el de no pagar impuestos) nos cuesta 3.000 millones de euros al
año, **¡una décima parte del déficit que le falta por recortar a Rajoy!.****
*
Y no hay dinero para sanidad y educación, es una vergüenza.
Pásalo, que todos se enteren del negocio de la iglesia.
dijous, 20 de juny del 2013
I ARA QUE VINGUEN I M’HO EXPLIQUIN
Després d’anunciar que la infanta Cristina
havia venut 13 finques per un valor total d’1,4 milions d’euros, segons
un informe emès per l’Agència Tributària, ara ens diuen que no, que tot
s’ha tractat d’un error. Només 4 dies després de fer-se pública la notícia,
les autoritats fiscals han esmenat la totalitat de l’informe. Al·lucinant!
I sabeu quina excusa posen? Que quan
des de l’Agència Tributària es va emetre l’informe al jutjat corresponent,
no es va comprovar prou. Algú es pot creure que l’Agència Tributària emetrà
un informe sobre una infanta d’Espanya sense prendre tota mena de precaucions?
El programa Hoy por hoy de la
Cadena Ser es va posar en contacte amb notaris i registradors de
la propietat i la resposta que va obtenir sempre va ser la mateixa: Un
error és possible, tretze, no. A més, segons sembla, cada escriptura
es va fer en una notaria diferent i va ser registrada en un registre de
la propietat diferent. Si a tot això sé li suma que la reialesa espanyolaté un número de DNI especial (van dir que la infanta té el número 14), un cúmul d’errors sembla força inversemblant.
A tot això sé li ha de sumar l’opinió
d’un tècnic de l’Agència Tributaria que va afirmar que qualsevol informe
emès per aquest organisme té el rigor necessari ja que la informació que
conté ha estat contrastada fefaentment. I insisteixo, si a part d’això
s’emet un informe d’una persona important (sigui una infanta, sigui una
persona de reconegut prestigi), imagino que a l’hora d’elaborar-lo encara
s’esmeraran més si cal.
Però aquest fet tan important no ha estat
l’únic que ha donat que parlar aquests darrers dies, encara que, segurament,
l’altra, ha passat més desapercebuda.
Crec recordar que dijous dia 13 de juny,
un company de treball i de sindicat de València, em va enviar una notícia
que havia publicat el diari las Provincias de la seva regió sobre la detenció
de 3 càrrecs (alts càrrecs titulava el diari) de l’Agència Tributària
de la província de València, per un presumpte delicte de suborn a l’haver
aturat un requeriment d’una persona influent.
Aquesta detenció va ser ordenada per
un jutge de Tortosa i estaria relacionada amb el cas d’una autoescola
que, també presumptament, facilitava el permís de conduir
a immigrants que pràcticament desconeixien l’idioma. Alguns d’aquest
immigrants arribaven en autocar des del País Valencià.
Com el primer cas, també en aquest s’ha
dit que tot va ser fruit d’un error i des de la Delegació Especial de
València (màxima autoritat fiscal de la regió) s’ha censurat la desproporció
en que va actuar la policia.
Va dir el borbó durant el seu missatge
de Nadal, que tot els espanyols som iguals davant la llei (tampoc calia
que ho digués, perquè això és una garantia constitucional), però com ho
va dir, sé li pot replicar. NO ÉS CERT! No tots els espanyols son iguals
davant la llei. Mentre en alguns casos hi ha un acarnissament injustificat,
en altres, se’ls eximeix de culpa fins i tot abans d’arribar al jutjat.
Em deia una companya de treball: I ja
veuràs com si, finalment es condemna a Miguel Blesa, el govern l’indultarà;
i dic Blesa com podria dir Oriol Pujol o d’altres.
Per molt que vinguin i m’expliquin (ja
poden tenir raons i fonaments per a fer-ho) que tot s’ha tractat d’un
error, no m’ho creure. I tu?
Per cert, les explicacions que han donat fins ara no em convencen, encara que s'hagi buscat una persona que diu ser la que va vendre els terrenys.
Alimentos de kilómetro 0
La crisis de la carne de caballo en Europa a principios de
año me puso los pelos de punta. No porque sea consumidora de lasaña o
canelones preparados –que soy una cocinillas y los hago yo- ni por comer
carne de caballo, contra la que no tengo más prejuicio que su sabor
–según dicen- un poco dulzón. El horror fue constatar que, en el fondo,
uno no sabe lo que está comiendo y que ese extraño trasiego alimentario
entre países, que me parece injustificado, es algo cotidiano. A saber,
según la prensa de esas fechas, en febrero, en uno de los casos registrado en Gran Bretaña, se trataba de un producto de una empresa francesa, que precocinaba en Luxemburgo y a donde llegaron las trazas de caballos sacrificados en Polonia y distribuídos por otra empresa de Rumanía con ramificaciones en Chipre y Holanda. A ver, que no estamos hablando de pinzas para tender o cestas de mimbre que, compremos donde compremos, acaban siendo made in China o Taiwán
y posiblemente se rompan al primer uso. Sino de algo tan serio como la
comida cuya procedencia real sólo descubrimos cuando una alerta
alimentaria lo pone en evidencia.
Esta semana he encontrado un nuevo lugar para llenar la cesta de la compra: es la Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos de Guadalajara (APAG), una muestra de que se pueden encontrar alimentos con una relativa cercanía entre productor y consumidor. Esta cooperativa nació para negociar en común los precios de piensos y otros productos agrarios. Luego empezaron a vender directamente para ellos y ahora lo han abierto al público. Ventajas: menor precio por la ausencia de intermediarios y mayor frescura, la que aporta su elaboración “a la vuelta de la esquina”.
Un alimento cercano ya tiene, por principio, un plus de confianza. Tiene hasta nombre propio: “Alimentación kilómetro 0”, aunque en realidad exige que la distancia entre producción y consumo no sea mayor de 100 kilómetros. A lo mejor esa denominación os suena en referencia a algunos cocineros y restaurantes. Este título se ha convertido en un reclamo de calidad, muy vinculado a la filosofía Slow Food. Se les exige, al menos, cinco platos en los que el 40% de los ingredientes sean locales y el resto, ecológicamente certificados. No hace falta deciros que toda la franja costera del país lo tiene mucho mejor que los del interior para tener una carta variada que cumpla con esta premisa.
Pero estamos mezclando tocino con velocidad. En este caso, cercanía con certificación ecológica. Y no es lo mismo. Por el momento me planteo sólo si es posible acortar distancias entre la huerta y la mesa. Perdonad si mi post resulta esta semana un poco localista pero estoy segura de que, cambiando los nombres de las poblaciones, todos habeis vivido experiencias similares.
Yo vivo en una zona agraria a 50 kilómetros de Madrid. Pero en ninguna tienda de comestibles de los pueblos cercanos encuentro tomates, o patatas, o puerros con un cartelito que señale que se han cultivado en los campos que yo veo cada mañana a mi alrededor. Lo más que he conseguido es comprar fresas –que yo misma recogí, por cierto- caras pero deliciosas, en una finca cercana. Pero esas tampoco llegan a las fruterías de mi entorno. Me sigue extrañando que en los mercadillos semanales de los pueblos y de los barrios sólo se vendan productos, aunque sean de la zona, que han pasado previamente por los grandes centros de distribución: los tomates que cultiva mi vecino no llegan a mí si no han pasado por Mercamadrid. Bueno, siempre queda otra opción, la tradicional “venta en la cuneta” para patatas, melones y sandías de primera mano que en algunas rotondas concretas de mi entorno, entran en dura competencia con los controles de la guardia civil, unas veces, o con unas sufrientes trabajadoras del sexo, otras.
Puedo entender, aunque no compartir, que en los hipermercados encuentre pimientos de Padrón de Marruecos o naranjas israelíes a pesar de vivir en el país de los cítricos. La distribución, por demencial que nos parezca, forma parte de su negocio y en nuestra mano está comprarles o no. Y además, nos hemos acostumbrado tanto a tener de todo en cualquier época del año, que ya no recordamos que los productos tienen su temporada y que en España disfrutamos de una maravillosa cocina estacional. Si no, siempre está la alternativa de las conservas o de los congelados.
Los a menudo denostados congelados, en el caso del marisco y el pescado, son garantía de frescura a un precio asequible y una excepción a la regla del kilómetro 0. Es la alternativa para quienes no tienen acceso a la carga de esos camiones que hacen recorridos diarios entre las costas y el interior y que hacen de Madrid –o eso dicen- la mejor lonja de España. Y la más cara, claro.
Hay que reconocer que si hubiéramos respetado a rajatabla el kilómetro 0, grandes poblaciones hubieran seguido sufriendo los estragos de una alimentación poco equilibrada. Entre la dificultad de acceso al pescado y la gran cantidad de abstinencias que imponía la iglesia –estamos hablando, por ejemplo, del siglo XIII y no se podía comer carne ni el viernes, ni el miércoles ni el sábado, además de la Cuaresma, las témporas y las vigilias de las fiestas- o se echaba mano de los pescados salados o se acababa desnutrido. De hecho se secaba todo lo secable, incluso los pescados pescados blancos, la pescadilla y la merluza o los planos como el lenguado y la platija. Las sardinas, los atunes, los arenques y los bacalaos salados perduran hasta ahora. De hecho, llama la atención que en todas las gastronomías españolas, y más en las de interior, haya un plato de bacalao.
Y también hay que reconocer que, si todo el mundo hubiera seguido a rajatabla lo del kilómetro 0, nos hubiéramos perdido, no sólo todas las delicias comestibles que vinieron de América, sino el riquísimo trasiego cultural de las grandes caravanas de especias e incluso de los grandes mercados regionales. Pero ahora que, para relacionarnos con lo lejano, ya no necesitamos poner la excusa del mercado, no estaría mal volver a los orígenes y, por lo menos en los productos de temporada y en los de cultivo generalizado, comer lo que hemos visto crecer día a día en la finca del vecino.
Esta semana he encontrado un nuevo lugar para llenar la cesta de la compra: es la Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos de Guadalajara (APAG), una muestra de que se pueden encontrar alimentos con una relativa cercanía entre productor y consumidor. Esta cooperativa nació para negociar en común los precios de piensos y otros productos agrarios. Luego empezaron a vender directamente para ellos y ahora lo han abierto al público. Ventajas: menor precio por la ausencia de intermediarios y mayor frescura, la que aporta su elaboración “a la vuelta de la esquina”.
Un alimento cercano ya tiene, por principio, un plus de confianza. Tiene hasta nombre propio: “Alimentación kilómetro 0”, aunque en realidad exige que la distancia entre producción y consumo no sea mayor de 100 kilómetros. A lo mejor esa denominación os suena en referencia a algunos cocineros y restaurantes. Este título se ha convertido en un reclamo de calidad, muy vinculado a la filosofía Slow Food. Se les exige, al menos, cinco platos en los que el 40% de los ingredientes sean locales y el resto, ecológicamente certificados. No hace falta deciros que toda la franja costera del país lo tiene mucho mejor que los del interior para tener una carta variada que cumpla con esta premisa.
Pero estamos mezclando tocino con velocidad. En este caso, cercanía con certificación ecológica. Y no es lo mismo. Por el momento me planteo sólo si es posible acortar distancias entre la huerta y la mesa. Perdonad si mi post resulta esta semana un poco localista pero estoy segura de que, cambiando los nombres de las poblaciones, todos habeis vivido experiencias similares.
Yo vivo en una zona agraria a 50 kilómetros de Madrid. Pero en ninguna tienda de comestibles de los pueblos cercanos encuentro tomates, o patatas, o puerros con un cartelito que señale que se han cultivado en los campos que yo veo cada mañana a mi alrededor. Lo más que he conseguido es comprar fresas –que yo misma recogí, por cierto- caras pero deliciosas, en una finca cercana. Pero esas tampoco llegan a las fruterías de mi entorno. Me sigue extrañando que en los mercadillos semanales de los pueblos y de los barrios sólo se vendan productos, aunque sean de la zona, que han pasado previamente por los grandes centros de distribución: los tomates que cultiva mi vecino no llegan a mí si no han pasado por Mercamadrid. Bueno, siempre queda otra opción, la tradicional “venta en la cuneta” para patatas, melones y sandías de primera mano que en algunas rotondas concretas de mi entorno, entran en dura competencia con los controles de la guardia civil, unas veces, o con unas sufrientes trabajadoras del sexo, otras.
Puedo entender, aunque no compartir, que en los hipermercados encuentre pimientos de Padrón de Marruecos o naranjas israelíes a pesar de vivir en el país de los cítricos. La distribución, por demencial que nos parezca, forma parte de su negocio y en nuestra mano está comprarles o no. Y además, nos hemos acostumbrado tanto a tener de todo en cualquier época del año, que ya no recordamos que los productos tienen su temporada y que en España disfrutamos de una maravillosa cocina estacional. Si no, siempre está la alternativa de las conservas o de los congelados.
Los a menudo denostados congelados, en el caso del marisco y el pescado, son garantía de frescura a un precio asequible y una excepción a la regla del kilómetro 0. Es la alternativa para quienes no tienen acceso a la carga de esos camiones que hacen recorridos diarios entre las costas y el interior y que hacen de Madrid –o eso dicen- la mejor lonja de España. Y la más cara, claro.
Hay que reconocer que si hubiéramos respetado a rajatabla el kilómetro 0, grandes poblaciones hubieran seguido sufriendo los estragos de una alimentación poco equilibrada. Entre la dificultad de acceso al pescado y la gran cantidad de abstinencias que imponía la iglesia –estamos hablando, por ejemplo, del siglo XIII y no se podía comer carne ni el viernes, ni el miércoles ni el sábado, además de la Cuaresma, las témporas y las vigilias de las fiestas- o se echaba mano de los pescados salados o se acababa desnutrido. De hecho se secaba todo lo secable, incluso los pescados pescados blancos, la pescadilla y la merluza o los planos como el lenguado y la platija. Las sardinas, los atunes, los arenques y los bacalaos salados perduran hasta ahora. De hecho, llama la atención que en todas las gastronomías españolas, y más en las de interior, haya un plato de bacalao.
Y también hay que reconocer que, si todo el mundo hubiera seguido a rajatabla lo del kilómetro 0, nos hubiéramos perdido, no sólo todas las delicias comestibles que vinieron de América, sino el riquísimo trasiego cultural de las grandes caravanas de especias e incluso de los grandes mercados regionales. Pero ahora que, para relacionarnos con lo lejano, ya no necesitamos poner la excusa del mercado, no estaría mal volver a los orígenes y, por lo menos en los productos de temporada y en los de cultivo generalizado, comer lo que hemos visto crecer día a día en la finca del vecino.
HABLANDO DE BACALAO
El bacalao me encanta pero, de entre todas las recetas, la que permite me deja apreciar mejor el sabor y la textura es el confitado. Es muy fácil y ligero. Ingredientes:
- Dos trozos de lomo de bacalao (se puede comprar ya desalado, o congelado “al punto de sal” o desalarlo en casa sumergiéndolo durante unas 36 horas en agua con la piel hacia arriba y cambiando el agua cada doce horas)
- Aceite
- Ajos y una guindilla picante
Elaboración:
Poner a calentar abundante aceite de oliva. Calculando la cantidad para que luego cubra el bacalao, que se tiene que cocer a fuego bajo, no más de 80º, durante unos 20 minutos. Vereis que a lo largo de proceso van subiendo a la superficie pequeñas burbujas de gelatina.
A parte, freímos con poco aceite en una sartén unos ajos en láminas y una guindilla pequeña (si nos gusta el picante) y le agregamos parte de esa gelatina que ha ido subiendo, batiéndolo un poco.
Servimos el trozo de bacalao con esa salsita por encima
dimecres, 19 de juny del 2013
NOMÉS 6 MILIONS?
El Jueves. Millet només és una capa de totes les que té una ceva. |
El President Arturo diu que la Fiscalia
acusa sense tenir proves, a Convergència per apropiació indeguda d’una
mica més de 6 milions d’euros del saqueig del Palau de la Musica Catalana.
El cas Palau (o Millet) com se’l coneix
popularment, ha estat un entramat corrupte orquestrat per qui va ser-ne
president de l’entitat musical Fèlix Millet en connivència amb Jordi Montull
i d’altres col·laboradors necessaris. Però, quina era la procedència d’aquest
diners? Segons els investigadors, la majoria eren donacions que havien
fet a la Fundació Palau de la Música diverses empreses, la majoria constructores.
És molt difícil pensar que les empreses
donants, com per exemple Ferrovial, ho fessin de forma desinteressada sense
esperar compensacions. Casualment, Ferrovial va ser una de les empreses
més afavorides per la sort al atorgar-li diverses obres al llarg i ample
de Catalunya, com per exemple la Ciutat de la Justícia situada a la Gran
Via de les Corts Catalanes entre Barcelona i l’Hospitalet de Llobregat.
L’obtenció de comissions per part de
Convergència sembla ser que ha estat un pràctica habitual. Recordo que
Pasqual Maragall va denunciar-ho en seu parlamentària i la qüestió va donar
molt que parlar. Per aquell temps, persones vinculades a l’obra pública
catalana em van dir que les comissions que es pagaven a CDC eren fins i
tot superiors al 3% denunciat pel llavors President de la Generalitat.
Les donacions a CDC a través del Palau
de la Música Catalana, significarien un perfeccionament dels mètodes emprats
per al seu finançament. El que potser no s’esperaven és que els intermediaris
es poguessin quedar amb molts més diners que, els presumptament pactats.
Però el diner, desgraciadament és molt llépol i de tant veure’n passar
pel davant, fa que t’agafin ganes d’anar-ne apartant per al teu ús personal
cada vegada més.
El tema del finançament irregular fet
a través de donacions anònimes ha saltat més d’un cop a les pàgines dels
diaris i se’n ha parlat sovint per diferents mitjans de comunicació, per
tant, és normal que se’n parli pel carrer.
Si un fiscal acusés sense proves estaria
al mateix nivell que un ciutadà normal i corrent i, per tant, podria tenir
la mateixa informació a l’hora de fer-ho. Aquest fet em fa pensar que
el fiscal del cas té molta més informació que li dóna un plus a l’hora
de poder acusar a Convergència per haver-se beneficiat de l’espoli del
Palau. Vull recordar que CDC té la seva seu central embargada de forma
cautelar des de fa molt de temps, precisament per aquest tema.
I per acabar, ja sé que és fer conjetures,
tots els catalans sabem que Convergència a estat sempre el partit més ric,
tal com es demostra en la despesa que fa durant els campanyes electorals
per posar un exemple. Cap partit ha estat mai a l’alçada de CDC a l’hora
de fer campanya. A Amposta per exemple és tradicional oferir un berenar
a col·lectius com els jubilats i una gran festa amb la presència dels seus
líders nacionals coincidint amb el míting central.
Per tant, 6 milions em semblen una quantitat
ridícula a l’hora de quantificar les inversions i despeses a que ens té
acostumats el partit de Mas.
Si voleu llegir més, mireu el Triangle.
Si voleu llegir més, mireu el Triangle.
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