dilluns, 4 de febrer del 2013
Señor presidente: no nos tome por tontos, por favor
Al parecer, el presidente del
Gobierno pretende que los ciudadanos descarten, sin más análisis, el
cúmulo de pruebas sobre la corrupción rampante en el seno del Partido
Popular, sólo porque él proclama: “Es falso”. Él, que ha incumplido
todas y cada una de sus promesas electorales; que ha negado la evidencia
del rescate bancario llamándolo “línea de crédito sin condiciones”; que
ha subido los impuestos, bajado las pensiones, financiado a la banca
con dinero público y creado el banco malo; que ha recortado salarios,
sanidad, educación, investigación, derechos civiles… y multiplicado el
paro, la recesión y las desigualdades, cuando había dicho profesar todo
lo contrario. Y ahora, con esos antecedentes, quiere que demos por buena
su palabra, incluso cuando niega la evidencia.
Su alocución ante la cúpula del PP –incontestable, porque se negó a dar la cara ante la prensa– calificó como “la sombra de la sombra de un indicio manipulado” lo que en realidad son (y a la vista de todos están) cientos de anotaciones manuscritas, de puño y letra del, primero, gerente y, después, tesorero del partido, transcritas a lo largo de años y coincidentes con la documentación incautada a la trama Gürtel, y hasta confirmadas por varios de los allí citados. No sólo peritos calígrafos han certificado que Luis Bárcenas es el autor de esos asientos contables, sino que ni él mismo se ha atrevido a negarlo y ha aducido puerilmente que, al tratarse de fotocopias, esos “papeles” podrían haber sido falseados.
Esa es otra afirmación, compartida por Mariano Rajoy en su discurso, con la que nos están tomando por idiotas. ¿En qué mente sensata cabe pensar que todo ese material manuscrito es una mera falsificación? ¿Cuántos falsificadores profesionales, o cuánto tiempo uno solo, habría que haber dedicado a crear ese enorme cuerpo de datos? O, si no, ¿cómo se habría podido imitar perfectamente la caligrafía de Bárcenas, para ir introduciendo los nombres de los dirigentes del PP en un listado del tesorero en el que no figurasen originalmente?
Definir esos documentos como “papeles apócrifos”, y aseverar que esas “notas sin que se sepa de dónde salen” únicamente “dan pie a toda clase de infundios”, es despreciar la capacidad deductiva de todos los españoles. Insistir en que todo ello sólo responde a las oscuras intenciones de alguien que “manipula los datos y los filtra dosificadamente” constituye un insulto a la inteligencia de cualquiera que haya estudiado mínimamente los entresijos del mayor escándalo de corrupción que haya conocido España: la trama Gürtel del PP y los casos Nóos y Palma Arena, indirectamente relacionados por vía de los gobiernos de Camps y de Matas.
Porque en este clarísimo escándalo de corrupción masiva, fundamentado en el pago generalizado de comisiones y donaciones, convertidas en dinero negro para políticos o en financiación irregular del partido (tal como figura en los distintos sumarios judiciales en avanzado estado de instrucción), están imputados o implicados decenas de concejales, parlamentarios, altos cargos, dirigentes nacionales, consejeros autonómicos y ahora hasta ministros del Gobierno central, todos ellos de un mismo partido y en complejos entramados de defraudación de los fondos públicos en Madrid, Valencia, Baleares, Galicia, Castilla y León… es decir, en casi todas y cada una de las administraciones en las que el PP ha ostentado el poder.
Aznar repetía una y otra vez: “El PP es incompatible con la corrupción”. Mientras tanto, en el interior del partido su gerente/tesorero acumulaba en Suiza una fortuna de más de 22 millones de euros; las arcas engrosaban con grandes donaciones anónimas que resultaban proceder de empresas constructoras a las que luego los gobernantes adjudicaban lucrativos contratos públicos, y desde una caja B se iban abonando a los ya bien remunerados dirigentes pagos de sobresueldos que a menudo superaban el salario medio de los españoles. Todo ello, presuntamente, claro. Pero los políticos conservadores hace ya tiempo que han estirado hasta más allá del límite de lo verosímil todas las garantías jurídicas de presunción de inocencia.
Ante semejante cúmulo de pruebas físicas y circunstanciales, el presidente del Gobierno sólo nos ofrece –supuestamente, “para que resplandezca la verdad”– difundir las declaraciones de la renta y del patrimonio, y una auditoría interna en la que la actual tesorera del partido no ha logrado encontrar ninguno de los papeles que se llevó su antecesor… quizá se los tenía que haber pedido a él, ¿no?
A estas alturas, la oferta de Rajoy para lavar su imagen y la del partido en el poder parece una broma de mal gusto. Para empezar, sus declaraciones fiscales ya son públicas (desde 2011) en la web del Congreso. Pero, sobre todo, ¿pretende demostrar la inexistencia de pagos y cobros en dinero negro por el hecho de que no se declarasen a Hacienda? ¡Es que si se hubieran declarado ya no sería dinero negro! Pretende probar su inocencia con el más burdo de los sofismas: como no hemos declarado nada ilegal, no existe nada ilegal. ¿Quiere que nos traguemos la premisa de que lo que no se declara, no existe?
¿Qué decir de la fortuna de Bárcenas en paraísos fiscales? Por cierto, lavada en gran parte gracias a la generosísima amnistía fiscal concedida por su Gobierno a los defraudadores, mientras multiplica la presión fiscal sobre los contribuyentes cumplidores. Por cierto, “regularización” que negó rotundamente el ministro de Hacienda sólo horas antes de que la confirmasen los abogados del propio interesado. ¿Cómo vamos a creerles, después de tantas mentiras?
Según Rajoy, la “cuenta particular de un banco suizo” con 22 millones de euros “no tiene nada que ver con el Partido Popular, pero se atribuyó intencionadamente al PP. ¿Por qué?” Ésa sí que es una pregunta fácil de responder: porque la abrió allí el que estuvo al frente de la tesorería del PP durante veinte años, la nutrió con esa fortuna durante su gestión de los fondos del PP, y efectuó con ella operaciones a todas luces sospechosas como la de retirar un total de 8,5 millones de euros justo en los momentos en que él administraba los gastos de la campaña electoral de Rajoy en 2008.
¿Cuál es la réplica del presidente a tan diáfanos argumentos? “Ahora las infamias se disfrazan de presuntas”. (En cursiva en el original)
Vamos, que “llegó la Policía al supuesto lugar del crimen y halló el presunto cadáver”, como escribió hace muchos años una temerosa redactora de sucesos que tenía a mi cargo.
Al PP ya sólo le queda amenazar a la prensa con llevarla a los tribunales, como si no tuvieran ya bastante trabajo los jueces investigando los tejemanejes de los dirigentes de ese partido. Y la que más insiste en que hay que querellarse contra los periódicos que revelan esos chanchullos es la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre. Qué pronto se ha olvidado de que empresarios como el hoy encarcelado Díaz-Ferrán donaron 800.000 euros a su formación en las vísperas de las campañas electorales de 2003 y 2004; que los emplearon en pagar actos a empresas de la trama Gürtel, y que después adjudicó desde el Gobierno de Madrid más de 200 contratos (por valor de 300 millones de euros) a seis de las empresas que tan generosamente habían financiado su llegada al poder… gracias a otro escándalo, el del tamayazo.
¿Tras esos precedentes, cómo quiere Rajoy que le creamos ahora cuando niega la mayor?
Señor presidente: no nos tome por tontos, por favor.
Su alocución ante la cúpula del PP –incontestable, porque se negó a dar la cara ante la prensa– calificó como “la sombra de la sombra de un indicio manipulado” lo que en realidad son (y a la vista de todos están) cientos de anotaciones manuscritas, de puño y letra del, primero, gerente y, después, tesorero del partido, transcritas a lo largo de años y coincidentes con la documentación incautada a la trama Gürtel, y hasta confirmadas por varios de los allí citados. No sólo peritos calígrafos han certificado que Luis Bárcenas es el autor de esos asientos contables, sino que ni él mismo se ha atrevido a negarlo y ha aducido puerilmente que, al tratarse de fotocopias, esos “papeles” podrían haber sido falseados.
Esa es otra afirmación, compartida por Mariano Rajoy en su discurso, con la que nos están tomando por idiotas. ¿En qué mente sensata cabe pensar que todo ese material manuscrito es una mera falsificación? ¿Cuántos falsificadores profesionales, o cuánto tiempo uno solo, habría que haber dedicado a crear ese enorme cuerpo de datos? O, si no, ¿cómo se habría podido imitar perfectamente la caligrafía de Bárcenas, para ir introduciendo los nombres de los dirigentes del PP en un listado del tesorero en el que no figurasen originalmente?
Definir esos documentos como “papeles apócrifos”, y aseverar que esas “notas sin que se sepa de dónde salen” únicamente “dan pie a toda clase de infundios”, es despreciar la capacidad deductiva de todos los españoles. Insistir en que todo ello sólo responde a las oscuras intenciones de alguien que “manipula los datos y los filtra dosificadamente” constituye un insulto a la inteligencia de cualquiera que haya estudiado mínimamente los entresijos del mayor escándalo de corrupción que haya conocido España: la trama Gürtel del PP y los casos Nóos y Palma Arena, indirectamente relacionados por vía de los gobiernos de Camps y de Matas.
Porque en este clarísimo escándalo de corrupción masiva, fundamentado en el pago generalizado de comisiones y donaciones, convertidas en dinero negro para políticos o en financiación irregular del partido (tal como figura en los distintos sumarios judiciales en avanzado estado de instrucción), están imputados o implicados decenas de concejales, parlamentarios, altos cargos, dirigentes nacionales, consejeros autonómicos y ahora hasta ministros del Gobierno central, todos ellos de un mismo partido y en complejos entramados de defraudación de los fondos públicos en Madrid, Valencia, Baleares, Galicia, Castilla y León… es decir, en casi todas y cada una de las administraciones en las que el PP ha ostentado el poder.
Aznar repetía una y otra vez: “El PP es incompatible con la corrupción”. Mientras tanto, en el interior del partido su gerente/tesorero acumulaba en Suiza una fortuna de más de 22 millones de euros; las arcas engrosaban con grandes donaciones anónimas que resultaban proceder de empresas constructoras a las que luego los gobernantes adjudicaban lucrativos contratos públicos, y desde una caja B se iban abonando a los ya bien remunerados dirigentes pagos de sobresueldos que a menudo superaban el salario medio de los españoles. Todo ello, presuntamente, claro. Pero los políticos conservadores hace ya tiempo que han estirado hasta más allá del límite de lo verosímil todas las garantías jurídicas de presunción de inocencia.
Ante semejante cúmulo de pruebas físicas y circunstanciales, el presidente del Gobierno sólo nos ofrece –supuestamente, “para que resplandezca la verdad”– difundir las declaraciones de la renta y del patrimonio, y una auditoría interna en la que la actual tesorera del partido no ha logrado encontrar ninguno de los papeles que se llevó su antecesor… quizá se los tenía que haber pedido a él, ¿no?
A estas alturas, la oferta de Rajoy para lavar su imagen y la del partido en el poder parece una broma de mal gusto. Para empezar, sus declaraciones fiscales ya son públicas (desde 2011) en la web del Congreso. Pero, sobre todo, ¿pretende demostrar la inexistencia de pagos y cobros en dinero negro por el hecho de que no se declarasen a Hacienda? ¡Es que si se hubieran declarado ya no sería dinero negro! Pretende probar su inocencia con el más burdo de los sofismas: como no hemos declarado nada ilegal, no existe nada ilegal. ¿Quiere que nos traguemos la premisa de que lo que no se declara, no existe?
¿Qué decir de la fortuna de Bárcenas en paraísos fiscales? Por cierto, lavada en gran parte gracias a la generosísima amnistía fiscal concedida por su Gobierno a los defraudadores, mientras multiplica la presión fiscal sobre los contribuyentes cumplidores. Por cierto, “regularización” que negó rotundamente el ministro de Hacienda sólo horas antes de que la confirmasen los abogados del propio interesado. ¿Cómo vamos a creerles, después de tantas mentiras?
Según Rajoy, la “cuenta particular de un banco suizo” con 22 millones de euros “no tiene nada que ver con el Partido Popular, pero se atribuyó intencionadamente al PP. ¿Por qué?” Ésa sí que es una pregunta fácil de responder: porque la abrió allí el que estuvo al frente de la tesorería del PP durante veinte años, la nutrió con esa fortuna durante su gestión de los fondos del PP, y efectuó con ella operaciones a todas luces sospechosas como la de retirar un total de 8,5 millones de euros justo en los momentos en que él administraba los gastos de la campaña electoral de Rajoy en 2008.
¿Cuál es la réplica del presidente a tan diáfanos argumentos? “Ahora las infamias se disfrazan de presuntas”. (En cursiva en el original)
Vamos, que “llegó la Policía al supuesto lugar del crimen y halló el presunto cadáver”, como escribió hace muchos años una temerosa redactora de sucesos que tenía a mi cargo.
Al PP ya sólo le queda amenazar a la prensa con llevarla a los tribunales, como si no tuvieran ya bastante trabajo los jueces investigando los tejemanejes de los dirigentes de ese partido. Y la que más insiste en que hay que querellarse contra los periódicos que revelan esos chanchullos es la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre. Qué pronto se ha olvidado de que empresarios como el hoy encarcelado Díaz-Ferrán donaron 800.000 euros a su formación en las vísperas de las campañas electorales de 2003 y 2004; que los emplearon en pagar actos a empresas de la trama Gürtel, y que después adjudicó desde el Gobierno de Madrid más de 200 contratos (por valor de 300 millones de euros) a seis de las empresas que tan generosamente habían financiado su llegada al poder… gracias a otro escándalo, el del tamayazo.
¿Tras esos precedentes, cómo quiere Rajoy que le creamos ahora cuando niega la mayor?
Señor presidente: no nos tome por tontos, por favor.
Carlos Enrique Bayo
diumenge, 3 de febrer del 2013
VAGI-SE'N SENYOR PRESIDENT!
S’explica un acudit sobre un polític que quan
va morir va anar directe a l’infern. Allí, Llucifer li va donar a triar entre
el foc etern o el pou de merda. El polític, intrigat, li va preguntar de que
anava el pou de merda.
Llucifer li va respondre: Mira, com bé diu el
seu nom, és un pou ple de merda però tu podràs treure el cap per sobre. El polític
va pensar que no estava tan malament i que si la merda li arribava fins al
coll, tot era qüestió de temps per acabar-se acostumant, així que va triar el
pou de merda. Però Llucifer va ometre que sempre seguit hi passava un tallat a
ras de la merda i, sinó volies perdre el cap, l’havies de baixat.
No sé si qui va pensar aquest acudit es va
inspirar en Espanya perquè, sense dubte, tal i com estan les coses, fa temps
que s’ha convertit en un gran pou de merda...
El cas Bárcenas ha posat al descobert una
trama político-financera que afecta directament les entranyes del PP. De moment
ja s’han sabut moltes coses, encara que tots els dirigents del PP han fet pinya
per a negar-ho.
S’ha sabut que la cúpula del PP i alguns dels
seus treballadors cobraven sobres amb diner negre, la qual cosa representa un
frau fiscal a gran escala. A part de diners rebien altre tipus de regal com a
vestits (Rajoy) o bosses de ma (Ana Mato) Aquestes pràctiques han durat dècades
i, fins ara, no he vist que haguessin acabat en un determinat moment, la qual
cosa em porta a pensar que encara avui (o ahir) es portaven a terme.
Com passa sempre, Rajoy, el president del PP,
però també del govern d’Espanya, va preferir en un primer moment amagar-se i
donar el protagonisme informatiu als seus peons. Així va sortit la seva
secretaria general i presidenta de Castella la Manxa per a mirar de calmar uns ànims
que estaven i estan molt encesos.
La Maria Dolores de Cospedal no va aportar res
de nou. Com sempre passa en aquests cassos, ho va negat tot i va dir que se’ls
acusava sense proves. Igual no considera que sigui una prova els 22 milions d’euros
que es van trobar a Suïssa en comptes que havia obert el propi Bárcenas que,
recordem-ho, durant molts d’anys va ser el tresorer del partit.
Jo sóc un dels qui em crec les informacions
que anar traient el diari el País. Per molt que la Cospedal digui que els
documents publicats són falsos, no m’ho crec. I no ho faig per una senzilla raó:
només fa una setmana que van ensarronar el País venent-li una foto falsa de
Hugo Chávez agonitzant. Creien que, en aquest cas, no han adoptat totes les
mesures pertinents? Quina credibilitat tindria el rotatiu madrileny si també
els haguessin enganyat en aquesta ocasió.
En canvi a la qui no em crec per a res és a la
Cospedal. No vaig escoltar completa la seva roda de premsa, només vaig veure
els fragments que va emetre TV3. De les seves paraules no es pot interpretar
res. Cap novetat. Va dir que tots els càrrecs i treballadors del PP cobraven
les seves nòmines amb les consegüents retencions per IRPF i seguretat social. Però
no va parlar per a res dels sobres. Un sobres que suposarien uns pagaments il·lícits
destinats a compensar el sou que, legalment, tenien establert. Al mafiós Al
Capone se’l va condemnar per frau fiscal a manca de proves que l’inculpessin
pels crims que, suposadament, va cometre.
La indignació entre la ciutadania és tan gran
que, cada dia, hi ha concentracions davant les seus del PP, sobre tot la del
carrer Gènova de Madrid. Entre els crits que es poden escoltar n’hi ha un que
destaca:
ESE
PRESIDENTE, ES UN DELINCUENTE.
En qualsevol altre país, un president de l’executiu
que es veies esquitxat per una trama corrupta, encara que només fos per omissió,
dimitiria. Però Rajoy no se’n vol anar. Deu d’esperar que la merda l’acabi per
cobrir i que no calgui cap tallant per enfonsar el cap dintre d’ella.
A Internet s’han obert pàgines per recollir
signatures per a fer-lo plegar. Se’n necessiten 1 milió i, en els pocs dies que
fa que s’ha iniciat la campanya, ja quasi s’han aconseguit. Si tu encara no ho
has fet, només cal que accedeixis des d’AQUÍ directament a l’enllaç.
RAJOY DIMISSIÓ!!
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