Vicenç Navarro
El título de este artículo no es del todo acertado, pues implica que antes de salir de la crisis, alguien estaba en crisis y, sin embargo, ha habido personas que nunca han experimentado negativamente la crisis. En realidad, varios estudios muestran que en la mayoría de los países a los dos lados del Atlántico Norte, el 10% (no solo el 1%) nunca ha estado en crisis. Y ha aprovechado la crisis del 90% de la población para mejorar todavía más su riqueza, desde su renta hasta su propiedad. Y los números hablan por sí mismos.
Así, en EEUU, donde los datos son, por lo general, creíbles, se puede ver que la mayoría de la riqueza que se ha ido creando durante estos años de crisis ha ido a parar a este 10%. Robert Reich (que había sido Ministro de Trabajo durante la Administración Clinton, y que, desde que dejó el cargo, se ha ido convirtiendo en una de las voces más críticas hacia el Estado federal y su instrumentalización por el capital financiero -que quiere decir la banca-, instrumentalización que también ocurrió durante la Administración Clinton en la cual Robert Reich sirvió) ha escrito extensamente indicando que a la Bolsa (es decir, Wall Street, el centro financiero de EEUU) le ha ido muy bien, pero que muy bien. Se ha disparado en los últimos años de la crisis. Solo este año ha crecido un impresionante 24%, siendo el mayor beneficiario de esta situación el 10% de renta superior, que posee el 80% de todas las acciones que se cotizan en la Bolsa (es más que probable que una situación semejante haya estado también ocurriendo en España). Robert Reich (que es ahora Profesor de Políticas Públicas de la Universidad de California en Berkeley), se refiere a una encuesta a las familias estadounidenses (hecha por el American Affluence Research Center) en la que se muestra que las familias pertenecientes a este 10% indicaban que su situación financiera era mucho mejor ahora que antes de que comenzara la crisis.
Mientras, la situación del 90% continúa siendo más que preocupante. El 75% de la población indica que el estado de la economía es negativo o pobre. Es difícil alcanzar niveles más altos de insatisfacción. Y tal insatisfacción está basada en un sufrimiento generalizado entre la población El porcentaje de niños en EEUU que recibe algún tipo de ayuda federal y/o estatal en algún momento de su infancia para poder comer, ha alcanzado la cifra del 50%, el mismo porcentaje de todos los adultos (de 18 a 65 años). Nunca antes se había llegado a estas cifras de dependencia de ayudas del Estado, incluso en áreas tan vitales como el alimento y la nutrición.
Ahora bien, lo que es incluso más notorio de distinción es que este enorme crecimiento de las desigualdades (una minoría rica que se ha ido enriqueciendo incluso más a costa de la mayoría, la cual se ha ido empobreciendo) ha sido consecuencia de las políticas públicas llevadas a cabo por el gobierno federal, que ha ayudado enormemente (y por todos los medios) al capital financiero, es decir, a la banca y a lo que en EEUU se llama la Corporate Class, es decir, a los miembros propietarios y gestores de las grandes corporaciones del país. Como denunciaba recientemente la senadora Elizabeth Warren, en su revisión de las agencias reguladoras de la banca (ver esta sesión del Congreso en mi blog www.vnavarro.org), es imperdonable que los grandes bancos responsables de la crisis sean hoy todavía más grandes y más opacos que al inicio de la crisis, y todo ello con la ayuda del gobierno federal. Según la senadora Warren, los cuatro bancos más importantes de EEUU son nada menos que un 30% más grandes de lo que eran antes de comenzar la crisis, y controlan más del 50% de todos los activos bancarios del país. Pero, aun cuando la banca y compañías de seguros han sido las más beneficiadas, otros sectores de la clase corporativa se han beneficiado también enormemente. ¿Por qué esta ayuda masiva y sin precedentes a la Corporate Class?
La respuesta es fácil de ver cuando se ve quién financia las campañas electorales del Congreso de EEUU. En uno de los informes publicados por el centro Citizens United que analiza quién financió en el año 2012 las campañas electorales en EEUU, el lector encontrará la respuesta. La lista de donantes a candidatos al Congreso es la lista de quién es quién en la Corporate Class, es decir, quién está al servicio de quién. Las mayores empresas bancarias en Wall Street, las grandes compañías de seguros, las grandes compañías energéticas, el American Petroleum Institute, ExxonMobil, y un largo, largo etcétera. Son las que financian el Congreso de EEUU. Y España está yendo en esta dirección en líneas muy rápidas y a marchas forzadas. ¿Alguien duda de que los partidos gobernantes hoy en España y en Catalunya hayan recibido dinero de grandes compañías, incluidos bancos?
En realidad, la gran mayoría de partidos políticos (y de medios de información y persuasión) están endeudados hasta la médula. Y la deuda es con los bancos, que tienen un enorme poder político, sin que nadie les haya elegido. En una democracia donde, en teoría, cada ciudadano tiene que tener la misma capacidad de decisión en el proceso político, los banqueros tienen muchísima (repito, muchísima) más influencia política que usted o yo. En realidad, ellos son los que mandan (ver mi libro con Juan Torres Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero). Y a eso tienen la desfachatez de llamarlo “democracia”.
El título de este artículo no es del todo acertado, pues implica que antes de salir de la crisis, alguien estaba en crisis y, sin embargo, ha habido personas que nunca han experimentado negativamente la crisis. En realidad, varios estudios muestran que en la mayoría de los países a los dos lados del Atlántico Norte, el 10% (no solo el 1%) nunca ha estado en crisis. Y ha aprovechado la crisis del 90% de la población para mejorar todavía más su riqueza, desde su renta hasta su propiedad. Y los números hablan por sí mismos.
Así, en EEUU, donde los datos son, por lo general, creíbles, se puede ver que la mayoría de la riqueza que se ha ido creando durante estos años de crisis ha ido a parar a este 10%. Robert Reich (que había sido Ministro de Trabajo durante la Administración Clinton, y que, desde que dejó el cargo, se ha ido convirtiendo en una de las voces más críticas hacia el Estado federal y su instrumentalización por el capital financiero -que quiere decir la banca-, instrumentalización que también ocurrió durante la Administración Clinton en la cual Robert Reich sirvió) ha escrito extensamente indicando que a la Bolsa (es decir, Wall Street, el centro financiero de EEUU) le ha ido muy bien, pero que muy bien. Se ha disparado en los últimos años de la crisis. Solo este año ha crecido un impresionante 24%, siendo el mayor beneficiario de esta situación el 10% de renta superior, que posee el 80% de todas las acciones que se cotizan en la Bolsa (es más que probable que una situación semejante haya estado también ocurriendo en España). Robert Reich (que es ahora Profesor de Políticas Públicas de la Universidad de California en Berkeley), se refiere a una encuesta a las familias estadounidenses (hecha por el American Affluence Research Center) en la que se muestra que las familias pertenecientes a este 10% indicaban que su situación financiera era mucho mejor ahora que antes de que comenzara la crisis.
Mientras, la situación del 90% continúa siendo más que preocupante. El 75% de la población indica que el estado de la economía es negativo o pobre. Es difícil alcanzar niveles más altos de insatisfacción. Y tal insatisfacción está basada en un sufrimiento generalizado entre la población El porcentaje de niños en EEUU que recibe algún tipo de ayuda federal y/o estatal en algún momento de su infancia para poder comer, ha alcanzado la cifra del 50%, el mismo porcentaje de todos los adultos (de 18 a 65 años). Nunca antes se había llegado a estas cifras de dependencia de ayudas del Estado, incluso en áreas tan vitales como el alimento y la nutrición.
Ahora bien, lo que es incluso más notorio de distinción es que este enorme crecimiento de las desigualdades (una minoría rica que se ha ido enriqueciendo incluso más a costa de la mayoría, la cual se ha ido empobreciendo) ha sido consecuencia de las políticas públicas llevadas a cabo por el gobierno federal, que ha ayudado enormemente (y por todos los medios) al capital financiero, es decir, a la banca y a lo que en EEUU se llama la Corporate Class, es decir, a los miembros propietarios y gestores de las grandes corporaciones del país. Como denunciaba recientemente la senadora Elizabeth Warren, en su revisión de las agencias reguladoras de la banca (ver esta sesión del Congreso en mi blog www.vnavarro.org), es imperdonable que los grandes bancos responsables de la crisis sean hoy todavía más grandes y más opacos que al inicio de la crisis, y todo ello con la ayuda del gobierno federal. Según la senadora Warren, los cuatro bancos más importantes de EEUU son nada menos que un 30% más grandes de lo que eran antes de comenzar la crisis, y controlan más del 50% de todos los activos bancarios del país. Pero, aun cuando la banca y compañías de seguros han sido las más beneficiadas, otros sectores de la clase corporativa se han beneficiado también enormemente. ¿Por qué esta ayuda masiva y sin precedentes a la Corporate Class?
La respuesta es fácil de ver cuando se ve quién financia las campañas electorales del Congreso de EEUU. En uno de los informes publicados por el centro Citizens United que analiza quién financió en el año 2012 las campañas electorales en EEUU, el lector encontrará la respuesta. La lista de donantes a candidatos al Congreso es la lista de quién es quién en la Corporate Class, es decir, quién está al servicio de quién. Las mayores empresas bancarias en Wall Street, las grandes compañías de seguros, las grandes compañías energéticas, el American Petroleum Institute, ExxonMobil, y un largo, largo etcétera. Son las que financian el Congreso de EEUU. Y España está yendo en esta dirección en líneas muy rápidas y a marchas forzadas. ¿Alguien duda de que los partidos gobernantes hoy en España y en Catalunya hayan recibido dinero de grandes compañías, incluidos bancos?
En realidad, la gran mayoría de partidos políticos (y de medios de información y persuasión) están endeudados hasta la médula. Y la deuda es con los bancos, que tienen un enorme poder político, sin que nadie les haya elegido. En una democracia donde, en teoría, cada ciudadano tiene que tener la misma capacidad de decisión en el proceso político, los banqueros tienen muchísima (repito, muchísima) más influencia política que usted o yo. En realidad, ellos son los que mandan (ver mi libro con Juan Torres Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero). Y a eso tienen la desfachatez de llamarlo “democracia”.