dilluns, 11 de desembre del 2017

CARDONA 22 (LA MUNTANYA DE LA SAL)






La distribución del voto de los independentistas

Es razonable pensar que los independentistas más posibilistas mayoritariamente apoyarán a Esquerra; los más emocionales y radicales le darán el voto a Puigdemont; los frontalmente rupturistas seguirán dando su papeleta a la CUP

ANTONIO FRANCO 


Es muy probable que desde el resto de España no se perciba con suficiente nitidez que en Catalunya a la estricta división entre el voto separatista y el constitucionalista hay que sumarle un profundo matiz de enfrentamiento dentro de ambos lados. Y centrándonos en el soberanismo, aunque el deseo de independencia sea el gran cemento unificador común de Esquerra Republicana, los exconvergentes y la CUP, entre estas tres fuerzas existen distancias políticas y de rivalidades personales -que se llevan a las urnas por imposibilidad de decantarlas hacia un lado u otro por ninguna otra vía- tan enconadas como las que les separan de las formaciones que desean seguir dentro de España.
¿A quiénes votarán el 21D los que podríamos llamar "separatistas de siempre"? Quizás habría cierto consenso en definirlos como los catalanes -ya de cierta edad- que se sienten por principio esencialmente diferentes a los españoles. Distintos per se (por razones culturales e históricas), invadidos y sometidos bélicamente, y colonizados administrativamente; por lo tanto, con conciencia activa de ser unos resistentes para el largo plazo. Hay una variante de ellos: los catalanes que desde actitudes más pasivas, menos conscientemente resistenciales y desde posturas más emocionales que racionales, nunca han dejado de soñar que ojalá Catalunya deje un día de formar parte de España. Estos segundos separatistas siempre habían pensado que la secesión podría llegar por vías imprecisas, caídas del cielo, paralelas en cierto sentido a las que muchos españoles esperan que les lleve algún día a la recuperación sin prisas ni guerras de Gibraltar.
Estos "separatistas de siempre" son los que hasta hace pocos años encuadrábamos en la proximidad de un 20% de la población. Ahora hay, sin embargo, unos "nuevos separatistas probablemente para siempre". Se trata fundamentalmente de los jóvenes que van llegando o han llegado ya a la edad de votar entendiendo como natural que no hay razones para continuar supeditados a lo que estiman que es España: un estado bastante mediocre democráticamente hablando que además les aprecia poco. Lo encuentran gastado por no haber completado de forma moderna lo que fue inicialmente una exitosa transición. Lo saben poco flexible y popularmente malcarado en el reconocimientos de las realidades plurinacionales internas. Lo detectan agresivo respecto a su lengua propia. Lo constatan injusto a la hora de atender las necesidades económicas cualificadas que requiere su tipo específico de desarrollo... Y en un momento en que España vive gobernada por una derecha manifiestamente corrupta -más que la propia Catalunya- pero muy difícil de ser desplazada por la fragmentación de quienes se le oponen, encima no tiene un proyecto ilusionador. Y en Catalunya sí que se lo han sabido crear. Y es atractivo: desenvolverse dentro de la UE desde unos poderes propios más próximos (mejor conocedores de sus problemáticas) y menos enquistados en esa cierta rigidez del siglo pasado que tienen los de Madrid, que a partir de parámetros culturales y sociales distintos giran en torno a una monarquía aquí poco apreciada cuando se compara con el modelo republicano, y que se apoya en unos altos cuerpos del Estado poco convincentes respecto al principio de la separación de poderes (la Justicia, sin ir más lejos, sigue inercias derivadas de la etapa franquista).
Ninguno de esos tres bloques independentistas descritos tiene la menor posibilidad de dar marcha atrás en su determinación absoluta de cara al 21D. Desprecian la convocatoria. Pero se aprestan a aprovecharla, aunque sólo sea para efectuar a partir de ella un repliegue que luego, en caso de victoria, les permita avanzar aunque sólo sea un milímetro más aunque tenga que ser conviviendo con la Constitución y el Estatut autonomista. Pero su secesionismo ya es estructural.
Existe sin embargo otro conglomerado actualmente separatista cuya conducta electoral sí tiene posibles resquicios y caminos de vuelta. Lo forman unos ciudadanos de edades medias que estos últimos años se han ido animando a irse a través del entusiasmo contagioso de las Diadas, frente a errores españoles como el frenazo al Estatut tras haber sido refrendado ya por las urnas y por las Cortes, y que han sido activados con propagandas activas y persistentes. Me refiero a que han sido eficaces las campañas " España nos roba" , " Viviríamos mejor sin ellos, sin que se recuesten tanto en nosotros ", "Nos saldría gratis: no nos costará nada lograr la independencia" , " España no podrá impedirla porque tenemos la razón" ,"Lo hemos preparado muy bien; lo tenemos todo previsto", " Europa nos respaldará; por debajo de la mesa ya nos lo promete ", "L a abulia de Rajoy le hará dar pasos violentos en falso que crearán una situación sin retorno "...
Después de vivir inmersos durante años en un ambiente dominado por estos eslóganes ahora hay gente de este otro sector que se siente engañada; personas decepcionadas por la tocata y fuga del mes de octubre (y que lo estarían más si no se hubiesen producido las violencias desaforadas y ya emblemáticas del 1-O, o no se celebrasen las elecciones bajo el peso psicológico de los políticos presos o huidos); hombres y mujeres que han detectado las mentiras, la trampa de las ambigüedades y de los mensajes solemnes que no se sabía si eran un sí o un no; sectores que hacen balance no solamente del coste real de la huida masiva de bancos y empresas, y de los efectos de la desestabilización general del país y de los enfrentamientos que han provocado los líderes que apoyaban, sino que se enfrentan cada día a nuevos datos a la baja que ensombrecen su futuro y el de sus hijos, y que se asombran cuando les insinúan posibles ventajas de salir de una UE a la que el independentismo oficial tacha cada vez más de antidemocrática por su respaldo a España.
Puestas las cosas así, ¿cómo dividirá su voto el conglomerado independentista el próximo 21D, teniendo en cuenta además que la ley D'Hondt castiga la desunión respecto a su planteamiento anterior. ERC parece intentar atraer a los secesionistas dispuestos a soportar una nueva legislatura autonómica en la que se trabaje para volver a intentar conseguir la independencia por vías estrictamente legales. Oriol Junqueras -o en su defecto Marta Rovira - parecía tener asegurada la presidencia de la Generalitat hasta que le han salido desde enfrente el ascenso del españolismo de Ciudadanos y las nuevas coherencias que intenta tejer Iceta desde el PSC.
Pero el gran lastre de Esquerra es el emborronamiento de la situación que le está creando ese emborronador sistemático de situaciones que es Carles Puigdemont . Éste sacrifica la continuidad de la vieja Convergencia (que apenas presenta miembros del partido en puestos con posibilidades de escaño) para intentar forzar su propia continuidad personal al frente del Palau de la Generalitat como desafío a una destitución que no acepta. Puigdemont no sólo apela a la emotividad de quienes se sienten heridos por lo que ha comportado el 155, sino que deja entrever la posibilidad de que si otra persona - Junqueras incluido- le ganase en la investidura Catalunya tendría dos presidentes supuestamente legítimos a la vez. Se trata de un chantaje descomunal.
Por todo ello, es razonable pensar que los independentistas más posibilistas -ahora temporalmente "de orden"- mayoritariamente apoyarán a Esquerra. Los más emocionales y radicales, partidarios de una etapa de confrontación más fuerte y de una vida cotidiana más encrespada contra Madrid y Bruselas, le darán el voto aPuigdemont , que también podría tener simpatías en los veteranos testimoniales de la tercera edad . Por su parte los frontalmente rupturistas que harán la ficción de intentar vivir como si ya existiese la República Catalana seguirán dando su papeleta a la CUP. Y numéricamente irán probablemente en ese orden.
Pero todo el independentismo comparte un sudor frío. Es el temor a que una franja del sector del secesionismo no consolidado y ahora decepcionado decida quedarse en casa el 21D. O salte coyunturalmente hacia formaciones como En Comú-Podem , de los sólidos Xavier Domènech y Ada Colau , o a la estabilidad reconciliadora que propugna Miquel Iceta . O porque el anunciado ascenso importante de Ciudadanos pueda pasar por primera vez desde el plano de los sondeos al de los resultados reales. Con cualquiera de esas posibilidades el independentismo puede perder las riendas de la Generalitat. Y eso no sólo supondría un mazazo histórico de largo efecto contra el Procés sino que de momento abriría las puertas a una Catalunya diferente a la que hemos vivido desde el día que Artur Mas decidió empezar a hacer sus juegos de manos.

FENT FOTOS

Bon dia!! 

diumenge, 10 de desembre del 2017

VA DE TAPES (Segona part)

Patates braves a Burgos. 
El comentari d’ahir va ser com una mena d’introducció al d’avui. Ja us avanço que seré crític, tot i que de forma positiva per a que de cara una propera edició sé pui millorar.
Us parlaré de la iniciativa que va tenir l’Associació de Restauradors d’Amposta organitzant el Black Friday Ruta & Tapes.
En primer lloc m’agradaria conèixer la valoració que n’han fet els organitzadors així com també des de l’Ajuntament. Sempre estar bé tenir referències i valoracions com a punt de partida, però a la pàgina de Facebook que se va obrir no hi posa res. De fet no m’han autoritzat ni l’entrada que vaig penjar jo mateix sobre la nostra pròpia experiència. Així és difícil conèixer el veritable abast de la idea.
Dedueixo que voler fer coincidir una ruta de tapes amb l’anomenat Divendres Negre va ser com una manera d’omplir el calendari i una forma de fer participar els restauradors a part dels botiguers.
Per a tenir la certesa de si l0’experiment funciona o no, crec que s’hauria de repetir alguna vegada més durant l’any i fer-lo en altres èpoques on passejar per Amposta  apetís més que durant l’època de finals de novembre i principis de desembre on, fins i tot amb el canvi climàtic que estem vivint, sé corre el risc de patir fred.
La presència de restaurants està bé, però la elaboració de tapes és més pròpia dels bars o al menys d’aquells establiments que siguin les dues coses. La presidenta de l’associació va dir que no es forcés els clients a sopar...  Però si tu entres a un establiment sobre les 9 del vespre que ja és hora punta de servir sopar a fer una tapa, al menys que tinguin un lloc específic, d’entrada ni tu mateix t’acabes de sentir còmode. A manca d’espai interior, alguns van optar en posar cadires a l’exterior, però de tant en tant necessites entrar en calor i per tant prendre la consumició dintre del local. La primera nit vam acabar a un bar de menjar ràpid de tota la vida quan hauríem preferit fer-ho a un altre lloc, però que no havia col·locat la carpa quan altres vegades si que ho fa. Ens va semblar una mica increïble que en aquest cas, quan trobo que més preparats havien d’estar, no ho estaven.
Un altre inconvenient és la distància que hi havia fins alguns dels establiments col·laboradors. Haver d’anar fins el polígon de Tosses o el club de Tennis a degustar una tapa ho trobo fins i tot un despropòsit.
Com ja vaig explicar ahir, normalment, a les poblacions que són conegudes per la seva ruta de tapes, els establiments sé solen concentrar a un lloc determinat. Amposta no hauria de ser diferent. Per la plaça del Mercat i els carrers propers trobo que seria un bon lloc per a fomentar la costum de fer tapes. Algun dels establiments que hi ha per allí ja ho feia i quan demanaves una beguda te treia alguna tapa. Parlo en passat per que les darreres vegades que ens hem assegut, no ho van fer. Això sí, cal especialitzar-se una mica i posar-hi una mica més d’imaginació. Posar unes olives o unes patates fregides no seria suficient.
I què passa amb els establiments que s’allunyen del centre d’Amposta? No tenen perquè quedar marginats. Si quan s’organitza (a mi ja m’aniria bé que sé fes tot l’any) fa bo, a la gent els apeteix caminar i fins i tot pot ser beneficiós en tots els sentits ja que no cal prendre’s una cervesa (o un vi o un vermut) darrere de l’altra.

Per acabar vull incidir que una tapa no és una ració. És molt més petita i hauria de ser més elaborada i cada establiment li podria donar un toc personal per a fer-la diferent a la de la resta.