Foix es una pequeña ciudad del S de
Francia, muy próxima a Andorra. Durante la mayor parte de la Edad Media tuvo
una gran importancia ya que los condes de Foix ejercieron una
más que notable influencia por todo aquel territorio, incluso más allá de sus
dominios. La actual población está a medio camino entre lo que sería un pueblo
y una ciudad de tamaño mediano ya que comparte monumentos y grandes espacios
abiertos con estrechas callejuelas heredadas de su época de
mayor esplendor.
El
castillo es, sin duda, su principal monumento y preside su casco antiguo,
siendo muy visible desde la mayor parte de plazas y calles, aunque es muy
difícil poder coger un plano general del mismo.
Antes de
comer nos dedicamos a recorrer sus estrechas callejuelas con algunos edificios
que evocaban su pasado medieval, pero también llenas de comercios de todo tipo.
De mi anterior visita (hace ya algunos años) recordaba una cuchillería… Y,
efectivamente, allí estaba.
Llegamos
hasta la entrada misma del castillo donde nos acordamos del escritor y amigo
Jesús Ávila Granados, a quien entrevisté para la Ventana hace algunos años. En
la plazoleta contigua a la entrada había 3 Porches, un detalle que me llamó la
atención. Del castillo destacan sus tres torres, dos de cuadradas y una de
redonda, construidas entre los siglos XII y XV.
En nuestro
recorrido por el casco antiguo pasamos por delante de la iglesia situada en un
extremo del mismo. En gran parte es de estilo gótico (siglo XIV) pero tiene partes
de una construcción anterior de estilo románico y su campanario es
renacentista.
Entre los
edificios más destacables está la sede del ayuntamiento, un auténtico palacete.
Finalmente,
un monumento me llamó la atención: el que rinde gloria a los héroes de la
resistencia francesa y a los deportados durante la Segunda Guerra Mundial.
MAS D’AZIL
Después de
comer nos dirigimos hasta Mas d’Azil, una gigantesca gruta (la
apertura de la cara sur tiene unos 2.500 m2, además de 410 metros de larga)
cuya visita nos había recomendado la canciller del Consulado Español de
Toulouse.
La gruta
está atravesada por la carretera D119, aprovechando el túnel natural que ofrece
su orografía y en el interior hay un centro de interpretación construido en
2013.
MONTSEGUR
No quise
marchar de la zona sin ver el castillo de Montsegur, sin duda
alguna el gran emblema de los cátaros.
Antes
tuvimos que volver hasta Foix.
Entramos por el NO, cruzando el río Arget desde donde se
pude contemplar una mejor perspectiva del castillo comparándola con las
que había visto por la mañana.
Salimos de
la población por el SE dirigiéndonos hasta Montsegur. Estaba un
poco más lejos de lo que creía. Cierto que lo vimos desde la distancia (el
ascenso se debe de hacer a pie salvado un gran desnivel), pero regresé contento
por haber visto, una vez más, el lugar más sagrado de los cátaros y cuya caída
significó un giro de 180 grados para la historia de aquel territorio.
LA ANÉCDOTA
Aquí en Foix mi primo Gérard Marti, arquitecto de profesión realizó una de sus primeras obras: una oficina de Financias Públicas.
LA ANÉCDOTA
Aquí en Foix mi primo Gérard Marti, arquitecto de profesión realizó una de sus primeras obras: una oficina de Financias Públicas.
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