dijous, 2 de maig del 2013
BARÇA: UN FINAL IMPROPI D’UN EQUIP CAMPIÓ
Vagi per davant que no vaig veure el
partit del Barça-Bayern de Munic. Bé, per a no faltar a la veritat, aproximadament,
vaig veure els 10 minuts finals, quan el marcador ja mostrava un 0-3 (7-0
al global de l’eliminatòria)
En 10 minuts no vaig poder fer-me una
idea general del conjunt del partit, però en vaig poder treure alguna conclusió
que, sumades a les opinions que he escoltat avui, més el que he llegit
a la premsa, em donen suficient arguments per a donar la meva opinió.
El primer que s’ha de dir és que, imagino,
cap culer va patir. No hauria estat el mateix si el Barça hagués anat guanyant
per 3-0 i saben que un darrer gol portava el partit a la pròrroga, una
cosa semblant al que li va passar al Madrid la nit anterior.
En els 10 minuts finals vaig veure un
Barça força inoperant. Entre tots els davanters, a penes li arribaven a
fer pessigolles als alemanys. També me’n vaig adonar que Messi estava
a la banqueta, el que no sabia és si havia arribat a jugar. Finalment me’n
vaig assabentar que no per que, segons sembla, tenia unes petites molèsties.
La meva opinió és que el Barça va llençar
la tovallola abans de començar el partit. Sabia que el resultat de l’anada
feia molt difícil (per no dir impossible) que es pogués remuntar el resultat.
Als blaugranes els queda tancar la lliga i ara posaran tot el seu
afany en fer-ho el més aviat possible. Normalment hauria de ser cosa de
molt poques jornades: una o màxim dues.
Quan l’any passat es parlava de que
els maies havien predit la fi del món per a no sé quin dia del mes de desembre,
els estudiosos del tema només deien que aquell dia significava per a ells
un canvi de cicle. Les semifinals de l’eliminatòria de la Champions suposa,
per a mi, un canvi de cicle. Hi ha molts jugadors vàlids, però d’altres
han mostrat clarament que, per a jugar amb el Barça aquesta temporada manca
alguna cosa més que nom o haver estat campions del món i d’Europa amb
Espanya. Estic parlant de Pedro, Villa, Cesc i Alexis Sánchez. L’ordre
em dóna ben bé igual. Pedro demostra amb Espanya coses que no sol fer amb
el club que li paga; Villa que després de la seva greu lesió, ja no és
el jugador brillant que acostumava a ser; Cesc no é, ni de lluny el jugador
clau que era a l’Arsenal i Alexis, simplement no demostra res. Encara
que ell digui que és un gran jugador i que els seus entrenadors
li donin suport dient que fa el que sé li mana, el cert és que, a part
d’obrir espai, les ocasions que té per posar la pilota dintre de la porteria,
les hauria de materialitzar.
Cal, es evident, reforçar la defensa
que, aquest any, ha demostrat ser la línia més feble de l’equip. Mentre
Víctor Valdés, la temporada 2011-2012 va batre rècords de imbatibilitat,
aquesta temporada ha estat tot el contrari.
Puyol i Xavi ja han donat al Barça els
dies de més glòria. Però tot i això jo els renovaria. Els dos capitans
han de cohesionar el vestidor i encara poden ser molt útils si se’ls dosifica
i se’ls fa jugar en moments molt concrets. Però ni de bon tros han de
ser titulars.
S’ha de donar molt més protagonisme
a jugadors com Thiago, Motoya i Tello i recuperar a Cuenca. I, evidentment,
omplir els buits que calguin amb l’objectiu de tenir una plantilla molt
més àmplia per un costat i molt més compensada per l’altre.
Per a finalitzar, penso que ahir, Tito
Vilanova, va voler veure el que donaven de si alguns jugadors. De moment,
fins que el Barça guanyi la lliga no dirà res, però tan aviat s’hagi proclamat
campió, descartarà a tots aquells que, sobre tot al tram final de la temporada,
no han estat a l’alçada de les circumstàncies.
Mai oblidarem els anys gloriosos que hem viscut i que han estat, sense dubte, els millors de la història del nostre club. VISCA EL BARÇA!!
La gran responsable de que esta crisis no acabe se llama Angela Merkel
Francia bate también sus récords de desempleo. Y mientras tanto Angela Merkel, siempre tan solidaria, presiona al BCE para que no se le ocurra bajar los tipos de interés del euro. Para ella, la inhumana canciller alemana, el problema no es la recesión. No es el paro. No es el dolor que sus fallidas políticas de la austeridad están provocando en medio continente, en millones y millones de personas. No: el problema para Merkel es… ¡la inflación!España supera los seis millones de parados.Tres noticias muy relacionadas entre sí:
Es solo un ejemplo más del mezquino comportamiento de la canciller alemana. No es el único.
Angela Merkel retrasó el primer rescate a Grecia y provocó un terremoto
que aún no hemos solucionado porque tenía elecciones regionales en
Renania y no era popular ayudar a esos vagos mediterráneos. Para colmo,
perdió las elecciones.
Angela Merkel rescató al
sector financiero español con el dinero de los contribuyentes españoles
–que son quienes pagaremos esa fiesta– para salvar a los bancos
alemanes. ¿Por qué no les dejó caer, como ha hecho en Chipre? Sencillo:
porque en Chipre los que salían perjudicados eran los rusos, no los
alemanes. Que se jodan.
Angela Merkel lleva un lustro empecinada en un tremendo dislate, en unas políticas de austeridad basadas en un excel con errores en las fórmulas.
Como consecuencia, Europa es la única gran área económica que aún no ha
salido de este infierno. ¿Es hora de cambiar de estrategia? No. Para
Merkel, lo importante es la inflación. Y ya verán cómo la austeridad da
sus frutos en 2020 o en el 2030 o cuando todos nos hayamos muerto.
Cuando se escriba la historia de esta gran depresión del siglo XXI, si
es que algún día se acaba, que nadie olvide quién puso más de su parte
para agravar la depresión, agudizar el dolor y llevar a la miseria a
millones de personas en media Europa. Se llama Angela Merkel. Ella no
provocó la crisis, claro que no. Ella no es la única culpable, no es tan
simple ni perdona nuestros propios errores, que son graves. El
comportamiento de Alemania no sirve de excusa para nuestros aeropuertos
peatonales, nuestra corrupción sistémica, nuestro fallido sistema fiscal
ni nuestra burbuja inmobiliaria; no fue ella tampoco quien construyó
una unión monetaria sobre la que se construyó una asimétrica unión
económica sin verdadera unión política. Pero Merkel –como símbolo del
Gobierno de alemán y de los intereses de su país sobre el bienestar del
resto de Europa– es hoy la máxima responsable de que esta crisis se esté
alargando innecesariamente. Es ella quien ha embarcado a Europa en esta
locura donde un punto y medio de inflación alemán es más preocupante
que un 26% de paro español. Es la doctora sádica que aplica esta
medicina envenenada.
La crisis de la deuda que
explotó en 2008 fue global. No hay duda de eso. Pero solo Europa sigue
atrapada en ella, mientras el resto del planeta ha salido del pozo.
Todas las demás zonas económicas del mundo han aplicado la misma
receta: inyectar dinero a carretadas en la economía para así salir del
bache; apretar a fondo el acelerador sin preocuparse de la inflación ni
tampoco por el aumento de la deuda pública. Sus bancos centrales han
comprado sus bonos del estado para garantizar la solvencia de las
cuentas públicas y que el pago de intereses no se coma la mitad de los
presupuestos. Lo ha hecho Estados Unidos, lo ha hecho Reino Unido, lo
está haciendo Japón. Lo ha hecho todo el mundo menos la zona euro, que
sigue el camino de la austeridad por el empecinamiento de Merkel: una
suerte de penitencia moral, que solo está provocando dolor sin expiar
los pecados. Cinco años después, seis millones largos de parados, dos
millones de familias sin ingresos en España, media Europa sumergida y la
propia industria alemana tocada por la caída del mercado europeo, ¿qué
más evidencias hacen falta de que vamos por el camino equivocado?
La inflación y los tipos en tres párrafos
Un apunte para los legos en economía. El tipo de interés es lo más parecido al pedal del acelerador de la economía. Si bajas el tipo de interés y abaratas el crédito, la economía crece más deprisa. Si lo subes, ralentizas el crecimiento económico (si lo hay) y evitas así que el motor se recaliente y que los precios suban.El tipo de interés nunca han estado tan bajo en Europa: a solo el 0,75%. Sin embargo, la recesión es tan profunda en el continente –y las pocas economías que crecen lo hacen tan despacio– que los precios no suben gran cosa y la inflación está bastante baja. En Alemania el último dato interanual fue del 1,4%, muy cerca de su mínimo histórico.
El Banco Central Europeo –a imitación del Bundesbank alemán– tiene como objetivo que la inflación no supere el 2%. Parece improbable que lo haga, incluso si los tipos bajan. Pero, por si acaso Merkel está presionando al BCE para que no se les ocurra bajar los tipos. Lo importante, ya saben, es la inflación alemana. No el paro y la recesión de medio continente europeo.
dimecres, 1 de maig del 2013
La necesaria renovación de los sindicatos
Antonio Antón
Profesor honorario de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid
Este 1º de Mayo: ¡Lucha por tus derechos!. Es el lema central
de los grandes sindicatos, CC.OO y UGT, frente al temor de la ofensiva
gubernamental y los poderes económicos, caracterizada de antisocial y
que según ellos No tiene límites. Supone una ardua tarea que
exige un gran esfuerzo de movilización social y, al mismo tiempo, una
renovación de los propios sindicatos para hacer frente a sus
insuficiencias de legitimidad social y capacidad reivindicativa.Profesor honorario de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid
La acción sindical y la función de los sindicatos se legitiman por los logros sustantivos alcanzados en su doble finalidad: avances reivindicativos (o freno a los retrocesos) y capacidad representativa y transformadora. Los representantes sindicales son medios imprescindibles para defender las condiciones y demandas de sus bases sociales y de la mayoría de la sociedad. Los derechos sindicales y la representatividad y la operatividad de las estructuras de los sindicatos son instrumentos necesarios en el complejo proceso de mediación sociolaboral, que también requiere adecuados instrumentos organizativos, de información y asesoramiento.
La actual ofensiva de la política de austeridad, además de imponer un retroceso en las condiciones y derechos sociolaborales de la mayoría de la sociedad, también pretende debilitar la función reivindicativa, social, representativa y dinamizadora de los sindicatos y limitar su capacidad contractual y transformadora. Defender esos derechos sindicales, reafirmar el papel del sindicalismo, se convierte en un objetivo adicional. La idea de ‘salvar al sindicato’ puede sintetizar el interés legítimo de la representación sindical. No obstante, también se corre otro peligro: priorizar la defensa del estatus de los aparatos de los grandes sindicatos o sustituir los fines por los medios. Se produce la disociación entre interés del sindicato e intereses de sus bases sociales y la sociedad que, a veces, lo ven como algo ajeno.
Así, existen deficiencias de legitimidad social, particularmente, para determinadas actuaciones de las cúpulas sindicales que no sintonizan con sectores significativos de la ciudadanía. Por tanto, es fundamental la renovación profunda de los sindicatos para reforzar su legitimidad, su capacidad articuladora y su eficacia reivindicativa.
Existe una amplia desconfianza ciudadana en los líderes políticos. Pero, es especialmente preocupante el poco prestigio de los sindicatos que, según distintas encuestas de opinión, se queda en un apoyo escaso del 29% de la población. En la percepción de la gente, los sindicatos, al igual que los partidos políticos, son fundamentalmente sus aparatos y sus cúpulas, no el conjunto del movimiento sindical. En este caso, la alta burocracia sindical no cuenta con una gran confianza popular, aunque se pueda deducir que es algo más superior entre la población asalariada y, particularmente, en las grandes empresas donde se concentran los núcleos sindicales fundamentales.
Las direcciones sindicales han cometido algunos errores estratégicos, como el aval al recorte de los derechos de las pensiones (enero de 2011), que tuvo grandes dificultades de legitimación social, y la firma con las organizaciones empresariales de los pactos para la negociación colectiva con pérdida de poder adquisitivo de los salarios (enero de 2012), que no evitó la ofensiva del nuevo Gobierno del PP y la implantación de la agresiva reforma laboral y los siguientes ajustes y recortes. Esos pactos institucionales son el pretexto utilizado por una parte de la opinión indignada para meterlos, injustificadamente, en el mismo saco que la clase política gestora de los recortes. Confluyen dos dinámicas. Por un lado, la relativa desafección de algunas capas trabajadoras y de jóvenes precarios e indignados hacia las estructuras sindicales. Por otro lado, la ofensiva cultural de la derecha mediática y política, intentando presentarlas como obsoletas y corporativas, cuando todavía son el instrumento principal de defensa de las clases trabajadoras, existente en las empresas y en el marco más general.
El sindicalismo tiene una amplia representatividad, con cerca de tres millones de afiliados y seis millones de votantes y articulan la representación de la mayoría de los quince millones de asalariados en la negociación colectiva y el diálogo social. Los representantes directos de trabajadores y trabajadoras realizan una ardua tarea en las empresas de asesoramiento y defensa de sus representados frente a la coacción empresarial. Además, a pesar de esos errores de estrategia sindical o de distintas prácticas burocráticas, los sindicatos han promovido, con el arrope de múltiples grupos sociales y distintos altibajos, la más amplia contestación social en España de los últimos tiempos, con tres huelgas generales (entre cuatro y cinco millones de participantes), grandes manifestaciones (entre uno y dos millones) y movilizaciones y conflictos sectoriales y ciudadanos masivos (como en enseñanza y sanidad). Son instrumentos fundamentales para defender a las clases trabajadoras y promover el cambio social.
El sindicalismo sigue en una encrucijada estratégica. El diálogo social, en el actual contexto, tiene poca operatividad. Los sindicatos tienen el reto de fortalecer la oposición a estas políticas de ajuste duro y austeridad, defender los derechos sociales y laborales de las clases trabajadoras y estimular un amplio proceso participativo que asegure un cambio social progresista. No obstante, existe un desequilibrio entre, por un lado, la amplia capacidad de movilización y articulación social del sindicalismo y la gran representatividad de sus representantes directos en las empresas (más de trescientos mil delegados y delegadas) y, por otro lado, la débil legitimidad ciudadana de sus dirigentes y aparatos, aun cuando mantengan la confianza de gran parte de sus estructuras de base.
Los recientes Congresos confederales de CC.OO y UGT han puesto a punto sus estrategias. En particular, el primero de ellos ha hecho alusión en su lema central a la tarea de renovar el sindicato. Es una imperiosa necesidad abordar una profunda renovación de sus dinámicas organizativas y sus discursos, para reorientar su acción reivindicativa, fortalecer su dimensión social y ampliar su capacidad representativa y contractual. Favorecerá la apuesta progresista contra la austeridad y por los derechos sociolaborales y democráticos y una salida justa de la crisis.
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